El asunto de la importancia de los amigos

El asunto de la importancia de los amigos

Artículo Nº 17, Parte 1, 1984

Con respecto a la importancia de los amigos que se encuentran dentro del grupo, ¿de qué manera hay que valorarlos? Es decir, ¿con qué tipo de importancia debe observar cada uno a su amigo? El sentido común dicta que si uno observa, que su amigo se encuentra en un escalón inferior al suyo, entonces querrá enseñarle, cómo comportarse de una manera virtuosa, mejor de las que aquel posee. Así pues, no puede ser su amigo; él puede tenerlo como un alumno y no como un amigo.

Y si él ve que su amigo está en un escalón más alto que el suyo, y ve que puede aprender de él buenas cualidades, entonces puede ser su Rav (maestro), pero no su amigo.Significa que precisamente cuando uno ve que su amigo se encuentra en el mismo nivel que él, entonces lo puede aceptar como amigo, pudiendo conectarse con él. Esto es así porque «amigo» significa que ambos están en el mismo estado. Y esto es lógico. Es decir, que ambos tienen equivalencia de puntos de vista y, por consiguiente, han decidido que se unirían y buscarían esta meta, la cual ambos quieren alcanzar.

Es como dos amigos que concuerdan en sus ideas y hacen juntos algún negocio, a fin de que este negocio les aporte alguna ganancia. En ese estado, ambos sienten que tienen los mismos poderes. Pero si uno de ellos siente que es más competente que el otro, entonces no querrá aceptarlo como a un socio igualitario. Entonces, se hacen socios de acuerdo a un cierto porcentaje, es decir, de acuerdo a los poderes y virtudes que tiene uno en comparación al otro. Y entonces el negocio es por un porcentaje de un treinta y tres o veinticinco por ciento, por lo que no se puede decir que ambos son socios igualitarios.

Pero en el amor de los amigos, cuando los amigos se conectan para que exista entre ellos unidad, significa explícitamente que entre ellos hay igualdad. Esto se llama «unidad». Por ejemplo, si hacen algún negocio juntos y dicen que no dividirán las ganancias a partes iguales, ¿podría esto llamarse «unidad»? Indudablemente todo este asunto del amor de los amigos, debería ser realizado de tal manera, que todas las ganancias del amor de los amigos fueran controladas de una forma equitativa por ellos. No deberían esconderse u ocultarse entre ellos, sino que todo habría de ser con amor, amistad, verdad y paz.

Pero en el ensayo, Un discurso para la conclusión del Zóhar está escrito: «Hay dos condiciones para obtener la medida de la grandeza:

Siempre escuchar y aceptar la apreciación del grupo en la medida de su grandeza;

El entorno debe ser grande, tal como está escrito ‘En la multitud reposa la Gloria del Rey’».

Y a fin de aceptar la primera condición, cada estudiante debe sentirse como si fuera el más pequeño de todos los amigos. Y entonces podrá recibir de todos el valor de la grandeza, ya que un grande no puede recibir de uno más pequeño y menos aun inspirarse de sus palabras. Y sólo el más pequeño se impresiona del valor del grande. Y con respecto a la segunda condición, cada estudiante debe elevar las virtudes de su amigo como si fuera el más grande de la generación. Y entonces, el entorno actuará sobre él, como debe hacerlo un gran entorno, pues la calidad es más importante que la cantidad.

Y lo dicho anteriormente implica que en el asunto del amor de los amigos «Un hombre a su amigo ayudará», lo que significa que es suficiente que cada uno mantenga a su amigo como si estuviera con él en el mismo nivel. Pero como cada uno tiene que aprender de su amigo, entonces existe el asunto del Rav (maestro) y el estudiante. Por eso tiene que considerar a su amigo como más grande que él. Pero ¿cómo es posible considerar a su amigo como más grande que él?, si, por el momento, ve que tiene mayores virtudes que su amigo, es decir, que tiene más talento y mejores atributos. Esto se puede entender de las siguientes formas:

Él va con fe por encima de la razón, de manera que desde el momento en que escogió un amigo para él, ya lo aprecia por encima de la razón.

Esta forma es más natural: desde dentro de la razón. Puesto que si decidió aceptarlo como amigo y trabaja consigo mismo para amarlo, es natural que por medio del amor se vean sólo las cosas buenas. E incluso aunque existan cosas malas en su amigo, él no puede verlas, como está escrito: «El amor cubre todas las transgresiones».

Podemos observar que un hombre puede ver faltas en los hijos del vecino, pero no las ve en sus propios hijos. Y cuando le dicen que sus hijos tienen algunas faltas, de inmediato empieza a discutir con su amigo y comienza a nombrar todas las virtudes que tienen sus hijos.

Y la pregunta es, ¿cuál es la verdad? Después de todo, en sus hijos hay virtudes, y por eso se enfada cuando otros hablan de ellos. El asunto es así, tal y como lo escuché de Baal HaSulam: Realmente, en cada persona hay virtudes y faltas. Y tanto el vecino como el padre están diciendo la verdad. Pero el vecino no se relaciona con los hijos del otro, como en una relación de un padre hacia su hijo, ya que no siente el mismo amor hacia esos niños tal y como lo siente su propio padre.

Por lo tanto, cuando mira a los hijos del otro, sólo ve las faltas que hay en ellos, ya que esto le causa más placer. Es así porque puede demostrar que es más que el otro, por el hecho de que sus propios hijos son mejores. Por eso sólo ve las faltas de los demás. Lo que está viendo es verdad, pero sólo ve las cosas que le causan placer.

Pero el otro padre también ve sólo la verdad, excepto que él mira únicamente las cosas buenas que tienen sus hijos. Sin embargo las cosas malas que tienen sus hijos no las ve, debido a que eso no le causa placer. Por lo tanto, él dice la verdad de lo que ve en sus hijos, porque sólo mira las cosas que le aportan placer; es decir, ve sólo las virtudes.

Por eso resulta, que si él siente amor hacia los amigos, el discernimiento del amor, el cual es una ley, de tal manera que quiere ver precisamente las virtudes de su amigo y no sus faltas, resulta que si él ve alguna falta en su amigo, esta es una señal que la falta no se encuentra en su amigo sino en sí mismo. Es decir, que él ha dañado el amor hacia los amigos y por eso ve dichas faltas en el amigo.

No obstante, él necesita ver ahora, no que su amigo se corrija, sino lo que él mismo precisa corrección. De lo dicho anteriormente, concluimos que no necesita ver que su amigo reciba corrección sobre sus faltas, las cuales ve en su amigo, sino que él mismo necesita una corrección por el daño que causó en el amor hacia los amigos. Y cuando se corrija a sí mismo, verá solamente las virtudes de su amigo y no sus faltas.

El Propósito del grupo (2)

Artículo Nº 1, Parte 2, 1984

Debido a que el ser humano ha sido creado con un Kli (vasija), llamado “amor propio”, cuando uno no ve que una acción le aporta un beneficio propio, uno no tiene ninguna motivación para hacer el más mínimo movimiento. Y sin anular el amor propio es imposible alcanzar Dvekut (adhesión) con el Creador, es decir, la equivalencia de forma.

Y debido a que esta equivalencia de forma con el Creador se opone a nuestra naturaleza, necesitamos un grupo que pueda formar una gran fuerza para que podamos trabajar juntos en la anulación del deseo de recibir, denominado “el mal”, ya que es lo que nos impide la consecución de la meta para la cual fue creado el hombre.

Por esta razón, el grupo debe estar formado por individuos que de manera unánime estén de acuerdo en que deben alcanzarla. Entonces todos los individuos se convierten en una gran fuerza que puede luchar contra sí misma, ya que cada uno está integrado en todos los demás. Así pues, cada persona está fundamentada sobre un gran deseo de llegar a la meta.

Para estar integrado uno en el otro, cada uno necesita anularse a sí mismo ante los demás. Esto se hace por medio de que cada uno vea las virtudes de su amigo y no sus fallas. Pero quien piensa que es algo superior a sus amigos, ya no puede unirse a ellos.

Así mismo, es importante permanecer serios durante la reunión para no perder la intención ya que es por este objetivo por el que se han reunido. Y en cuanto a caminar humildemente, lo que es un tema muy importante, uno debe acostumbrarse a parecer que no es tan serio, aunque, en realidad, un fuego arde en sus corazones.

Pero, respecto a las personas sencillas, durante la reunión, uno debe tener cuidado de no perseguir palabras ni acciones que no estén dirigidas hacia la meta de la reunión, ya que por medio de esto deben alcanzar Dvekut (adhesión) con el Creador. Y sobre el tema de la adhesión, fíjate en el libro Matán Torá (La Entrega de la Torá, p. 168).

Pero cuando uno no está con los amigos, entonces es mejor no mostrar nada del propósito del corazón de uno y mostrarse como cualquier otra persona. Esto es lo que significa “caminar humildemente con el Señor tu Dios”. Aunque hay explicaciones más elevadas al respecto, la explicación sencilla también es algo grande.

Por lo tanto, es bueno que haya igualdad entre los amigos que se unen para que uno pueda anularse ante el otro. Y dentro del grupo debe observarse cuidadosamente que no haya entre ellos ninguna frivolidad, ya que la frivolidad lo arruina todo. Pero como hemos dicho anteriormente, esto debe ser un asunto interno.

Pero mientras haya alguien que no pertenezca a este grupo, no se debe mostrar ninguna seriedad, excepto para asemejarse con la persona que acaba de llegar. En otras palabras, evita hablar de temas serios, y habla sólo de cosas que sean adecuadas para la persona recién llegada, quien es llamada “un huésped inesperado”.

 

Rabí Baruj Shalom HaLeví Ashlag (RaBaSH)

El propósito del grupo (1)

Artículo Nº 1, Parte 1, 1984

Nos hemos reunido aquí, para proporcionar las bases para la construcción de una sociedad, para todos aquellos que estén interesados en seguir el camino y método de Baal HaSulam, que es el camino de cómo elevarse a la condición del hombre y no permanecer en el nivel de bestia, tal como dijeron nuestros sabios (Yevamot, pág. 61) acerca del verso: “Y ustedes, mis ovejas, las ovejas de Mi prado, hombres son”. Y RaShBY dijo: “Ustedes son llamados ‘hombres‘, y los idólatras no son llamados ‘hombres’”. Para comprender el grado del hombre, vamos a traer la explicación de nuestros sabios (Brajot, 6b) acerca del verso: “En conclusión, después que todo se haya escuchado: teme a Dios y observa Sus preceptos, ya que ese es el hombre completo” (Eclesiastés, 12:13). Y pregunta la Guemará: “¿Qué es «ya que ese es el hombre completo?» Dijo Rabí Elazar: El Creador dijo, «El mundo entero fue creado solo para ese propósito», que significa que todo el mundo fue creado para el temor a Dios”.

Es necesario comprender qué significa “temor a Dios”, es decir, que es ésta la razón por la cual se creó el mundo. Es sabido a través de los escritos de los sabios, que el propósito de la Creación es hacer el bien a los creados. Es decir, que el Creador quiso deleitar a los creados, para que se sientan felices en el mundo. Y aquí los sabios dijeron sobre el verso: “ya que así es el hombre completo”, que la razón de toda la Creación era el “Temor a Dios”. No obstante, según lo que se explica en el ensayo Matán Torá (La Entrega de la Torá), está escrito que la razón por la cual los seres creados no reciben placer y deleite, a pesar de que ésta es la razón de la Creación, se debe a la disparidad de forma entre el Creador y los creados. Porque el Creador es el otorgante y los creados son los receptores. Y existe una regla que dice que las ramas se parecen a las raíces de las cuales nacieron. Y dado que no existe la recepción en nuestra raíz, ya que el Creador no es en modo alguno deficiente, ni necesita recibir nada para satisfacer Su carencia, entonces cuando el hombre necesita ser receptor, siente incomodidad.

Por eso, toda persona se avergüenza de comer el pan de la caridad.  Y para corregir eso, fue necesario crear el mundo. Olam (mundo) significa He’elém (ocultación), donde el placer y el deleite deben estar ocultos. ¿Por qué es así? La respuesta es: para el temor. En otras palabras, es así para que el hombre sienta temor, de usar su vasija de recepción, llamada “amor propio”. Esto significa que la persona debe abstenerse de recibir placeres que anhela. Es decir que debe tener las fuerzas para superar esta inclinación hacia el objeto de su anhelo. En otras palabras, la persona debe recibir placeres que le brinden placer al Creador. Esto significa que el creado querrá otorgar al Creador y sentirá temor por el Creador, o sea, temor de recibir para su propio beneficio. Ya que la recepción del placer —cuando uno recibe para su propio beneficio— lo aleja de la adhesión con el Creador.

En consecuencia, cuando la persona lleva a cabo alguna de las Mitzvot (preceptos) del Creador, debe tener la intención de que esta Mitzvá (sin. de Mitzvot) le traiga pensamientos puros, de tal manera que quiera otorgarle al Creador mediante el cumplimiento de Sus Mitzvot. Es como nuestros sabios dijeron: Rabí Janania Ben Akashia dijo: “El Creador quiso purificar a Israel; por lo tanto, les dio Torá y Mitzvot en abundancia”. Por eso nos reunimos aquí, para establecer una sociedad, en la que cada uno de nosotros se guíe por el espíritu de “otorgar al Creador”. Y para alcanzar el otorgamiento al Creador, antes debemos comenzar por el otorgamiento al hombre, lo que se llama el “amor al prójimo”. Y el amor al prójimo no puede existir excepto con la anulación de uno mismo. Es decir que por un lado, cada uno debe sentirse inferior; y por el otro, debe sentirse orgulloso de que el Creador nos haya dado la oportunidad de poder entrar en una sociedad en la que cada uno tiene un solo propósito: “que la Divinidad more entre nosotros”. Y aunque aun no hemos alcanzado este propósito, tenemos el deseo de alcanzarlo. Y esto también debemos apreciarlo porque, a pesar de que aun nos encontramos al comienzo del camino, tenemos la esperanza de alcanzar este sublime propósito.

 

Rabí Baruj Shalom HaLeví Ashlag (Rabash)

Cada uno ayudará a su prójimo

Cada uno ayudará a su prójimo

Artículo Nº 4, 1984

Hemos de entender cómo uno puede ayudar a su amigo. Si esto se refiere específicamente al lugar donde hay pobres y ricos, sabios y necios, fuertes y débiles, o donde todos son ricos, sabios, fuertes, etc., ¿y en ese caso en qué puede una persona ayudar a la otra? Vemos que hay algo que todos tienen en común: el estado de ánimo. Tal como dijeron: “¿Una preocupación en el corazón del hombre? Que lo hable con los demás”. Porque para que la persona tenga un estado de ánimo elevado, ni la riqueza, ni la erudición, le ayudarán. En cambio, uno puede ayudar al otro, al ver que se halla con un estado de ánimo abatido. Tal como está escrito: “No hay persona que pueda liberarse a sí misma de la prisión”. Sino que precisamente es su amigo el que puede levantarle el ánimo. Es decir que su amigo le eleva del estado en el que se encuentra, hacia un estado de ánimo vivo. Y entonces, empieza a recuperar su fuerza y confianza de vida y riqueza. Y comienza, como si su meta se encontrase ahora cerca de él. Como resultado, cada uno tiene que estar atento y pensar cómo puede ayudar a su compañero a elevar su estado de ánimo, porque con respecto al estado de ánimo, cada uno puede encontrar en su compañero, un espacio vacío que puede llenar.

El amor a los amigos. Artículo Nº 3, 1984

“Y lo encontró un hombre, y he aquí que él estaba deambulando por el campo. Y el hombre le preguntó diciendo: « ¿Qué estás buscando?» Y él le respondió: «Estoy buscando a mis hermanos; le ruego que me diga dónde están pastando ellos »” (Génesis, 37-15, 16).

Un hombre “deambulando por el campo”, se refiere al lugar de donde tiene que emerger la cosecha del campo para sustentar al mundo. Y el trabajo del campo es arar, sembrar y cosechar. Y acerca de eso está dicho: “El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha”. Y esto se llama: “un campo bendecido por el Señor”.

Baal HaTurim explica que una persona que deambula por el campo, se refiere a uno que ha perdido el camino de la razón, es  decir, que  no conoce el camino verdadero, el que le conduce al lugar al que necesita llegar, como en el verso “un burro deambulando en el campo”. Y llega al estado en el que piensa que jamás llegará a la meta que debe alcanzar.

“Y el hombre le preguntó diciendo: « ¿Qué estás buscando?»”, es decir: “¿En qué puedo ayudarte?” “Y él le respondió: «Estoy buscando a mis hermanos»”. Es decir, al estar junto a mis hermanos, o sea, al estar en un grupo en el que hay amor entre los amigos, podré avanzar por la vía que asciende a la casa del Señor.

Y esta vía se denomina “el camino del otorgamiento”, que es un camino que va en contra de nuestra naturaleza. Y para poder llegar a esto, no hay otra recomendación más que el amor a los amigos, mediante el cual, cada uno puede ayudar a su amigo.

“Y el hombre dijo: «Se fueron de aquí»”. Y RaShI interpretó, que se fueron de la hermandad, es decir, no quieren unirse a ti. Y es esto lo que finalmente provocó que el pueblo de Israel terminara cayendo en el exilio de Egipto. Y para salir de Egipto, debemos aceptar entrar en un grupo, donde se quiera estar en amor con los amigos, y por medio de ello, lograremos salir de Egipto y recibir la Torá.

El Propósito del grupo (2)

El Propósito del grupo (2)

Artículo Nº 1, Parte 2, 1984

Debido a que el ser humano ha sido creado con un Kli (vasija), llamado “amor propio”, cuando uno no ve que una acción le aporta un beneficio propio, uno no tiene ninguna motivación para hacer el más mínimo movimiento. Y sin anular el amor propio es imposible alcanzar Dvekut (adhesión) con el Creador, es decir, la equivalencia de forma.

Y debido a que esta equivalencia de forma con el Creador se opone a nuestra naturaleza, necesitamos un grupo que pueda formar una gran fuerza para que podamos trabajar juntos en la anulación del deseo de recibir, denominado “el mal”, ya que es lo que nos impide la consecución de la meta para la cual fue creado el hombre.

Por esta razón, el grupo debe estar formado por individuos que de manera unánime estén de acuerdo en que deben alcanzarla. Entonces todos los individuos se convierten en una gran fuerza que puede luchar contra sí misma, ya que cada uno está integrado en todos los demás. Así pues, cada persona está fundamentada sobre un gran deseo de llegar a la meta.

Para estar integrado uno en el otro, cada uno necesita anularse a sí mismo ante los demás. Esto se hace por medio de que cada uno vea las virtudes de su amigo y no sus fallas. Pero quien piensa que es algo superior a sus amigos, ya no puede unirse a ellos.

Así mismo, es importante permanecer serios durante la reunión para no perder la intención ya que es por este objetivo por el que se han reunido. Y en cuanto a caminar humildemente, lo que es un tema muy importante, uno debe acostumbrarse a parecer que no es tan serio, aunque, en realidad, un fuego arde en sus corazones.

Pero, respecto a las personas sencillas, durante la reunión, uno debe tener cuidado de no perseguir palabras ni acciones que no estén dirigidas hacia la meta de la reunión, ya que por medio de esto deben alcanzar Dvekut (adhesión) con el Creador. Y sobre el tema de la adhesión, fíjate en el libro Matán Torá (La Entrega de la Torá, p. 168).

Pero cuando uno no está con los amigos, entonces es mejor no mostrar nada del propósito del corazón de uno y mostrarse como cualquier otra persona. Esto es lo que significa “caminar humildemente con el Señor tu Dios”. Aunque hay explicaciones más elevadas al respecto, la explicación sencilla también es algo grande.

Por lo tanto, es bueno que haya igualdad entre los amigos que se unen para que uno pueda anularse ante el otro. Y dentro del grupo debe observarse cuidadosamente que no haya entre ellos ninguna frivolidad, ya que la frivolidad lo arruina todo. Pero como hemos dicho anteriormente, esto debe ser un asunto interno.

Pero mientras haya alguien que no pertenezca a este grupo, no se debe mostrar ninguna seriedad, excepto para asemejarse con la persona que acaba de llegar. En otras palabras, evita hablar de temas serios, y habla sólo de cosas que sean adecuadas para la persona recién llegada, quien es llamada “un huésped inesperado”.

El Propósito del grupo (1)

El propósito del grupo (1)

Artículo Nº 1, Parte 1, 1984

Nos hemos reunido aquí, para proporcionar las bases para la construcción de una sociedad, para todos aquellos que estén interesados en seguir el camino y método de Baal HaSulam, que es el camino de cómo elevarse a la condición del hombre y no permanecer en el nivel de bestia, tal como dijeron nuestros sabios (Yevamot, pág. 61) acerca del verso: “Y ustedes, mis ovejas, las ovejas de Mi prado, hombres son”. Y RaShBY dijo: “Ustedes son llamados ‘hombres‘, y los idólatras no son llamados ‘hombres’”. Para comprender el grado del hombre, vamos a traer la explicación de nuestros sabios (Brajot, 6b) acerca del verso: “En conclusión, después que todo se haya escuchado: teme a Dios y observa Sus preceptos, ya que ese es el hombre completo” (Eclesiastés, 12:13). Y pregunta la Guemará: “¿Qué es «ya que ese es el hombre completo?» Dijo Rabí Elazar: El Creador dijo, «El mundo entero fue creado solo para ese propósito», que significa que todo el mundo fue creado para el temor a Dios”.

Es necesario comprender qué significa “temor a Dios”, es decir, que es ésta la razón por la cual se creó el mundo. Es sabido a través de los escritos de los sabios, que el propósito de la Creación es hacer el bien a los creados. Es decir, que el Creador quiso deleitar a los creados, para que se sientan felices en el mundo. Y aquí los sabios dijeron sobre el verso: “ya que así es el hombre completo”, que la razón de toda la Creación era el “Temor a Dios”. No obstante, según lo que se explica en el ensayo Matán Torá (La Entrega de la Torá), está escrito que la razón por la cual los seres creados no reciben placer y deleite, a pesar de que ésta es la razón de la Creación, se debe a la disparidad de forma entre el Creador y los creados. Porque el Creador es el otorgante y los creados son los receptores. Y existe una regla que dice que las ramas se parecen a las raíces de las cuales nacieron. Y dado que no existe la recepción en nuestra raíz, ya que el Creador no es en modo alguno deficiente, ni necesita recibir nada para satisfacer Su carencia, entonces cuando el hombre necesita ser receptor, siente incomodidad.

Por eso, toda persona se avergüenza de comer el pan de la caridad.  Y para corregir eso, fue necesario crear el mundo. Olam (mundo) significa He’elém (ocultación), donde el placer y el deleite deben estar ocultos. ¿Por qué es así? La respuesta es: para el temor. En otras palabras, es así para que el hombre sienta temor, de usar su vasija de recepción, llamada “amor propio”. Esto significa que la persona debe abstenerse de recibir placeres que anhela. Es decir que debe tener las fuerzas para superar esta inclinación hacia el objeto de su anhelo. En otras palabras, la persona debe recibir placeres que le brinden placer al Creador. Esto significa que el creado querrá otorgar al Creador y sentirá temor por el Creador, o sea, temor de recibir para su propio beneficio. Ya que la recepción del placer —cuando uno recibe para su propio beneficio— lo aleja de la adhesión con el Creador.

En consecuencia, cuando la persona lleva a cabo alguna de las Mitzvot (preceptos) del Creador, debe tener la intención de que esta Mitzvá (sin. de Mitzvot) le traiga pensamientos puros, de tal manera que quiera otorgarle al Creador mediante el cumplimiento de Sus Mitzvot. Es como nuestros sabios dijeron: Rabí Janania Ben Akashia dijo: “El Creador quiso purificar a Israel; por lo tanto, les dio Torá y Mitzvot en abundancia”. Por eso nos reunimos aquí, para establecer una sociedad, en la que cada uno de nosotros se guíe por el espíritu de “otorgar al Creador”. Y para alcanzar el otorgamiento al Creador, antes debemos comenzar por el otorgamiento al hombre, lo que se llama el “amor al prójimo”. Y el amor al prójimo no puede existir excepto con la anulación de uno mismo. Es decir que por un lado, cada uno debe sentirse inferior; y por el otro, debe sentirse orgulloso de que el Creador nos haya dado la oportunidad de poder entrar en una sociedad en la que cada uno tiene un solo propósito: “que la Divinidad more entre nosotros”. Y aunque aun no hemos alcanzado este propósito, tenemos el deseo de alcanzarlo. Y esto también debemos apreciarlo porque, a pesar de que aun nos encontramos al comienzo del camino, tenemos la esperanza de alcanzar este sublime propósito.

El amor a los amigos

El amor a los amigos

Artículo Nº 3, 1984

“Y lo encontró un hombre, y he aquí que él estaba deambulando por el campo. Y el hombre le preguntó diciendo: « ¿Qué estás buscando?» Y él le respondió: «Estoy buscando a mis hermanos; le ruego que me diga dónde están pastando ellos »” (Génesis, 37-15,16). Un hombre “deambulando por el campo”, se refiere al lugar de donde tiene que emerger la cosecha del campo para sustentar al mundo. Y el trabajo del campo es arar, sembrar y cosechar. Y acerca de eso está dicho: “El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha”. Y esto se llama: “un campo bendecido por el Señor”. Baal HaTurim explica que una persona que deambula por el campo, se refiere a uno que ha perdido el camino de la razón, es decir, que no conoce el camino verdadero, el que le conduce al lugar al que necesita llegar, como en el verso “un burro deambulando en el campo”. Y llega al estado en el que piensa que jamás llegará a la meta que debe alcanzar. “Y el hombre le preguntó diciendo: « ¿Qué estás buscando?»”, es decir: “¿En qué puedo ayudarte?” “Y él le respondió: «Estoy buscando a mis hermanos»”. Es decir, al estar junto a mis hermanos, o sea, al estar en un grupo en el que hay amor entre los amigos, podré avanzar por la vía que asciende a la casa del Señor. Y esta vía se denomina “el camino del otorgamiento”, que es un camino que va en contra de nuestra naturaleza. Y para poder llegar a esto, no hay otra recomendación más que el amor a los amigos, mediante el cual, cada uno puede ayudar a su amigo. “Y el hombre dijo: «Se fueron de aquí»”. Y RaShI interpretó, que se fueron de la hermandad, es decir, no quieren unirse a ti. Y es esto lo que finalmente provocó que el pueblo de Israel terminara cayendo en el exilio de Egipto. Y para salir de Egipto, debemos aceptar entrar en un grupo, donde se quiera estar en amor con los amigos, y por medio de ello, lograremos salir de Egipto y recibir la Torá.