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El camino de la Torá y el camino del sufrimiento

Nos guste o no, estamos obligados a pasar por todas las etapas de desarrollo. Es imposible saltarse algo, pero todo depende del enfoque con el cual llegamos a cada estado subsecuente. Sin embargo, cada etapa es necesaria porque desarrolla nuestras sensaciones, mente, reconocimiento, conciencia y libertad de elección que nos deja llegar a nuestra meta de una forma madura.

Existen dos caminos: el camino de la luz y el camino del sufrimiento, dos fuerzas que operan sobre nosotros y desarrollan el reconocimiento del mal en nosotros. Reconocer el mal significa no seguir ciegamente mi animal, mi naturaleza primordial, sino cada vez elegir una definición crecientemente más elevada, una ley superior, un principio superior, y pasarlo hacia el siguiente grado, es decir, decidir lo que es más cercano al Creador, a la expansión, al entendimiento, reconocimiento y adhesión con la fuerza superior.

Una persona constantemente lucha entre su naturaleza animal, corporal, que quiere definir completamente su comportamiento egoísta, y el principio espiritual de acuerdo al cual la adhesión con el Creador, la conexión, unificación, alcance de la naturaleza integral y amor a mi prójimo como a mí mismo son los valores más elevados.

Se nos dio la libertad de elección con el fin de elegir esta buena idea en lugar del pragmatismo egoísta corporal, pero el egoísmo es muy cercano a nosotros y nos controla. Es por eso que es tan difícil todo el tiempo ver y entender la necesidad del desarrollo espiritual. El egoísmo corporal nubla nuestros ojos y no nos permite ver ningún beneficio en lo que está más allá del cuerpo animal.

 

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