Un discurso para la finalización del Zohar – Baal HaSulam
Se sabe que el propósito que se persigue en el trabajo en Torá y Mitzvot es adherirse al Creador, como está escrito: «Y adherirse a Él». Debemos entender qué significa Dvekut (adhesión) al Creador. Después de todo, el pensamiento no tiene absolutamente ninguna percepción de Él. Efectivamente, nuestros sabios discutieron esta cuestión antes que yo, preguntando acerca del versículo, «y adherirse a Él»: «¿Cómo se puede uno adherir a Él? Después de todo, Él es un fuego que consume.»
Y éstos respondieron, «adherirse a Sus cualidades: así como Él es misericordioso, eres misericordioso; así como Él es compasivo, tu eres compasivo». Esto es desconcertante: ¿cómo extrajeron nuestros sabios el texto de lo literal? Después de todo, está escrito en forma explícita, «y adherirse a Él». Si el significado hubiera sido adherirse a Sus cualidades tendría que haber dicho, «adherirse a Su modo». ¿Entonces, por qué dice, «y adherirse a Él»?.
El asunto es que en lo físico, lo que ocupa espacio, entendemos Dvekut como proximidad espacial y «separación» como alejamiento espacial. Sin embargo, en espiritualidad, que no ocupa ningún espacio, Dvekut y separación no significan proximidad y separación espacial. Esto se debe a que éstas no ocupan ningún espacio. Más bien, entendemos Dvekut como equivalencia de forma entre dos espíritus, y «separación» como disparidad de forma entre ellos.
Así como el hacha corta y separa un objeto físico en dos, distanciando a las partes entre sí, del mismo modo la disparidad de forma distingue lo espiritual y lo divide en dos. Si la diferencia es pequeña, decimos que están muy poco alejados entre sí. Y si la disparidad de forma es grande, decimos que se encuentran muy alejados uno del otro. Y si tienen formas opuestas, decimos que están tan alejados entre sí como dos extremos.
Por ejemplo, cuando dos personas se odian, se dice acerca de ellos que están tan separados entre sí como el Este del Oeste. Y si se aman entre sí, se dice que están unidos como si fueran un mismo cuerpo.
Y esto no implica proximidad o distancia en el espacio. Más bien, estamos hablando de la equivalencia o disparidad de forma. Esto se debe a que, cuando las personas se aman entre sí, es porque hay equivalencia de forma entre ellas. Porque uno ama todo lo que su amigo ama, y odia todo lo que su amigo odia, están unidos entre sí y se aman el uno al otro.
Sin embargo, si hay alguna disparidad de forma entre ellos, y uno ama algo a pesar de que su amigo odia eso mismo, se odian el uno al otro, y están alejados entre sí tanto como su disparidad de forma. Y si están opuestos, y todo lo que uno ama, su amigo lo detesta, se dice acerca de ellos que están tan separados y alejados uno del otro como el Este del Oeste.
Y encontramos que la disparidad de forma en actos espirituales es como el hacha en lo físico. De modo similar, la medida del alejamiento en el espacio y la medida de separación entre ellos dependen de la disparidad de forma entre ellos. También, la medida de Dvekut entre ellos depende de la medida de la equivalencia de forma entre ellos.
Ahora entendemos cuán acertados estaban nuestros sabios cuando interpretaron el versículo, «y adherirse a Él», como adhesión a Sus atributos; así como Él es misericordioso, tú eres misericordioso. Así como Él es compasivo, tú eres compasivo. Ellos no desviaron el texto de su interpretación literal. Por el contrario, interpretaron el texto precisamente de acuerdo con su significado literal, ya que la Dvekut espiritual sólo puede ser descripta como equivalencia de forma. Por lo tanto, igualando nuestra forma con la forma de Sus cualidades nos adherimos a Él.
Por esto dijeron, «como Él es misericordioso». En otras palabras, todo lo que Él hace es otorgar y beneficiar a otros y de ningún modo para Su propio beneficio, ya que Él no tiene deficiencias que requieran complemento, y Él tampoco tiene de quién recibir. En forma similar, todas tus acciones deben ser para otorgar y beneficiar a los otros. Así igualarás tu forma con la forma de las cualidades del Creador, y esto es Dvekut espiritual.
Hay un discernimiento de «mente» y un discernimiento de «corazón» en la mencionada equivalencia de forma. El compromiso en Torá y Mitzvot para darle satisfacción al Creador es equivalencia de forma en la mente. Esto se debe a que así como el Creador no piensa en Sí mismo, si Él existe o si Él cuida de sus criaturas y otras dudas similares, quien desea lograr equivalencia de forma no debe pensar en absoluto en estas cosas. Esto se debe a que el Creador claramente no piensa en ellas, ya que no hay mayor disparidad de forma que esa. Por consiguiente, cualquiera que piense en estos asuntos está ciertamente separado de Él, y nunca conseguirá equivalencia de forma.
Esto es lo que dijeron nuestros sabios, «Deja que tus acciones sean para el Creador», esto es, para Dvekut con el Creador. No hagas nada que no promueva esta meta de Dvekut. Esto significa que todas tus acciones deben ser para otorgar y para beneficiar a tu prójimo. En ese momento alcanzarás equivalencia de forma con el Creador, ya que todo lo que Él hace es otorgar y beneficiar a otros, entonces tú, todas tus acciones deben ser sólo para otorgar y beneficiar a otros. Esto es Dvekut completa.
Y acerca de esto podríamos preguntar, «¿Cómo es que cada acción que uno realiza puede ser para beneficiar a otros? Después de todo, uno debe trabajar para sustentarse a sí mismo y a su familia.» La respuesta es que aquellos actos que uno realiza por necesidad, para satisfacer las necesidades de subsistencia, esa necesidad no es premiada ni condenada. Esto no se considera hacer algo para sí mismo, sea lo que fuere.
Todo aquel que profundiza en el corazón de las cosas seguramente se sorprenderá. ¿Cómo se puede lograr completa equivalencia de forma, de modo que todas sus acciones sean para otorgar a otros, mientras que la verdadera esencia del hombre es recibir para sí mismo? Por naturaleza, somos incapaces de hacer siquiera lo más mínimo para beneficiar a otros. En cambio, cuando damos a los otros, somos compelidos a esperar a recibir al final una recompensa valiosa. Si todavía uno dudara de la recompensa, se abstendría de actuar. Entonces, ¿cómo cada acción que se realiza puede ser sólo para otorgarle a otros y absolutamente nada para sí mismo?
En efecto, admito que es algo muy difícil. Uno no puede cambiar la naturaleza con la que fue creado, que es sólo recibir para sí mismo, mucho menos invertir la propia naturaleza de un extremo al otro, es decir, no recibir nada para sí mismo, sino sólo actuar para otorgar.
Sin embargo, este es el motivo por el cual el Creador nos dio Torá y Mitzvot, que se nos ordenaron sólo para conferirle satisfacción al Creador. Si no fuera por el compromiso en Torá y Mitzvot Lishmá (por el Nombre de Ella), para brindarle con ellas satisfacción al Creador, y no para nuestro propio beneficio, no habría táctica en el mundo que nos ayude a invertir nuestra naturaleza.
Ahora puede comprender el rigor de comprometerse en Torá y Mitzvot Lishmá. Si la intención de uno en Torá y Mitzvot no es para beneficiar al Creador, sino a sí mismo, no sólo que la naturaleza del deseo de recibir no se invertirá; además, el deseo de recibir en uno será mucho mayor que lo que le ha sido dado por la naturaleza de su creación.
¿Pero cuáles son las virtudes de alguien que ha sido premiado con Dvekut con el Creador? Éstas no están especificadas en ningún lugar, excepto en insinuaciones sutiles. Sin embargo, para aclarar el asunto en mi ensayo, debo revelar un poco, tanto como sea necesario.
Explicaré el asunto con un ejemplo. El cuerpo y sus órganos son uno. Todo el cuerpo intercambia pensamientos y sensaciones con cada uno de sus órganos. Por ejemplo, si todo el cuerpo piensa que un órgano específico debe servirlo y complacerlo, este órgano inmediatamente conocerá ese pensamiento y proveerá el placer contemplado. También, si un órgano piensa y siente que el lugar en el que se encuentra es cerrado, el resto del cuerpo inmediatamente conocerá ese pensamiento y sensación y se moverá hacia un lugar confortable.
Sin embargo, si un órgano es cortado del cuerpo, se convertirán en dos entidades separadas; el resto del cuerpo ya no conocerá las necesidades del órgano separado, y el órgano no conocerá los pensamientos del cuerpo, para beneficiarlo y servirlo. Pero si un médico viniera y reconectara el órgano al cuerpo como antes, el órgano nuevamente conocería los pensamientos y necesidades del resto del cuerpo, y el resto del cuerpo conocería nuevamente las necesidades del órgano.
A través de este ejemplo podemos entender el mérito de alguien que ha sido premiado con Dvekut con el Creador. Ya he demostrado en mi Introducción al Libro del Zohar, ítem 9, que el alma es una iluminación que se extiende desde Su Esencia. Esta iluminación ha sido separada del Creador debido a que el Creador la revistió con el deseo de recibir. Esto es así porque el Pensamiento de la Creación de hacer el bien a Sus criaturas creó en cada alma el deseo de recibir placer. Entonces, esta forma del deseo de recibir separó esa iluminación de Su Esencia y la convirtió en una parte separada de Él.
Se deduce que cada alma estaba incluida en Su Esencia antes de su creación. Pero con la creación, es decir con el deseo de recibir placer que ha sido infundido en ella, adquirió disparidad de forma y se separó del Creador, cuyo único deseo es otorgar. Esto es así porque, como hemos explicado anteriormente, la disparidad de forma separa en espiritualidad como el hacha lo hace en lo físico.
Por consiguiente, ahora el alma es completamente similar al ejemplo del órgano que fue cortado y separado del cuerpo. Aún cuando, antes de la separación el órgano y todo el cuerpo eran uno e intercambiaban pensamientos y sensaciones entre sí, después que el órgano fue cortado del cuerpo se convirtieron en dos entidades separadas. Ahora una no conoce los pensamientos y necesidades de la otra. Más aún después que el alma se vistió en un cuerpo de este mundo; todas las conexiones que tenía antes de la separación de Su Esencia se detuvieron, y son como dos entidades separadas.
Ahora podemos entender fácilmente el mérito de alguien que ha sido recompensado con la adhesión a Él una vez más. Esto significa que ha sido premiado con equivalencia de forma con el Creador, invirtiendo el deseo de recibir grabado en él, a través del poder en Torá y Mitzvot. Esto es lo que verdaderamente lo separaba de Su Esencia. Él lo transformó en deseo de otorgar, y todas sus acciones son sólo para otorgar y beneficiar a otros, ya que ha igualado su forma con el Creador. Se deduce que uno es como el órgano que una vez fue seccionado del cuerpo y luego vuelto a reunir: éste conoce los pensamientos del resto del cuerpo nuevamente, tal como era antes de la separación del cuerpo.
El alma es como esto, también: después que adquirió equivalencia con Él, ésta conoce Sus Pensamientos una vez más, como los conocía antes de separarse de El debido a la disparidad de forma del deseo de recibir. Entonces el versículo, «Conoce al Dios de tu padre», vive en él, ya que entonces uno es premiado con conocimiento completo, que es Conocimiento Divino. Además, uno es recompensado con los secretos de la Torá, ya que Sus Pensamientos son los secretos de la Torá.
Esto es lo que dijo Rabí Meir: «A todo aquel que estudia Torá Lishmá le son concedidas muchas cosas. Los secretos de la Torá son revelados ante ellos, y se convierten en un manantial que fluye eternamente». Como hemos dicho, a través del compromiso en Torá Lishmá, es decir, apuntando a brindar satisfacción al Creador a través del compromiso de uno en la Torá, y en absoluto para uno mismo, uno tiene garantizada la adhesión con el Creador. Esto significa que uno obtendrá equivalencia de forma, y que todas sus acciones serán para beneficiar a otros y de ninguna manera para beneficiarse a sí mismo, tal como lo hace el Creador, cada una de cuyas acciones son sólo para otorgar y beneficiar a otros.
A través de ello uno retorna a la Dvekut con el Creador, como estaba el alma antes de ser creada. Por consiguiente, le son otorgadas muchas cosas, y es recompensado con los secretos y los sabores de la Torá, y se convierte en un manantial que fluye por siempre. Esto es así porque removiendo las particiones que lo separaban del Creador, nuevamente se ha hecho uno con Él, como antes de ser creado.
De hecho, toda la Torá, revelada y oculta, son los Pensamientos del Creador, sin ninguna diferencia. Sin embargo, es como una persona que se está ahogando en el río, cuyos amigos le arrojan una soga para salvarla. Si la persona que se está ahogando toma la soga que tiene próxima, su amigo puede salvarla y sacarla del río.
La Torá es como esto, también. Al ser enteramente los Pensamientos del Creador, es como una soga que el Creador le arroja a las personas para salvarlas y sacarlas de las Klipot (cáscaras). El extremo de la soga que está cerca de todas las personas es la Torá revelada, que no requiere intención ni pensamiento. Además, aún cuando haya un pensamiento defectuoso en las Mitzvot son aceptadas por el Creador, como está escrito, «Uno debe comprometerse siempre en Torá y Mitzvot Lo Lishmá (no por el Nombre de Ella), ya que desde Lo Lishmá puede llegar a Lishmá«.
Por consiguiente, la Torá y las Mitzvot son el extremo de la soga, y no hay nadie en el mundo que no pueda agarrarla. Si uno la aferra con fuerza, es decir que es recompensado con el compromiso en Torá y Mitzvot Lishmá, para darle satisfacción al Creador y no a sí mismo, la Torá y las Mitzvot lo conducen a la equivalencia de forma con el Creador. Este es el significado de «y adherirse a Él».
En ese momento uno es premiado al alcanzar todos los Pensamientos del Creador, llamados «secretos de la Torá» y «sabores de la Torá», y éste es el extremo de la soga. Sin embargo, esto no le es concedido a uno, salvo cuando ha alcanzado Dvekut completa.
La razón por la cual comparamos los Pensamientos del Creador, es decir los secretos y sabores de la Torá, con una soga es que hay muchos grados de equivalencia de forma con el Creador. Por lo tanto, hay muchos grados en la soga, en alcanzar los secretos de la Torá. La medida en que uno logra los secretos de la Torá, conocer Sus Pensamientos, es como la medida de equivalencia de forma con el Creador.
En total, hay cinco grados: Nefesh, Rúaj, Neshamá, Jaiá, Iejidá, y cada uno está hecho de todos ellos. Además, cada uno contiene cinco grados, y cada uno de éstos contiene por lo menos veinticinco grados.
Éstos también son llamados «mundos», como dijeron nuestros sabios, «El Creador está dedicado a otorgarle a cada justo 310 mundos». Y la razón de que los niveles para alcanzarlo a Él sean llamados «mundos» es que hay dos significados del nombre Olam (Mundo):
1. Todos aquellos que ingresan en ese mundo tienen la misma sensación; lo que uno ve, escucha, y siente, también lo ve, escucha y siente todo aquel que se encuentra en ese mundo.
2. Todos los que están en ese mundo «oculto» no pueden conocer ni lograr nada en otro mundo. Y además, están esos dos grados en el logro:
1. Cualquier persona que haya sido recompensada con cierto grado conoce y logra en éste todo aquello que logran quienes alcanzan ese grado, en todas las generaciones, las que fueron y las que serán. Y tiene un logro común con aquellos, como si estuvieran en un mundo.
2. Todo aquel que llega a ese grado no será capaz de conocer y lograr lo que existe en otro grado. Es como este mundo: ellos no pueden conocer nada de lo que existe en el mundo de verdad. Por este motivo los grados son llamados «mundos».
Por consiguiente, aquellos con logro pueden escribir libros y colocar allí sus logros a través de insinuaciones y alegorías. Estos serán comprendidos por todos aquellos que hayan sido premiados con los grados que el libro describe, y tendrán un logro común con ellos. Pero aquellos que no han sido premiados con la medida total del grado de los autores no serán capaces de entender sus insinuaciones. Aún más entonces en el caso de los que no hayan sido premiados con ningún logro; estos no entenderán nada acerca de éstos, ya que no tienen logros comunes.
Ya hemos dicho que la Dvekut y el logro completo están divididos en 125 grados en total. De acuerdo con esto, antes de los días del Mesías, es imposible que a uno le sea otorgada la totalidad de los 125 grados. Y hay dos diferencias entre la generación del Mesías y las otras generaciones:
La excepción es Rashbi (Rabí Shimón Bar Iojai) y su generación, es decir los autores del Zohar, a quienes les fueron otorgados los 125 grados completos aún cuando era previo a los días del Mesías. Está dicho acerca de él y sus discípulos: «Es preferible un sabio a un profeta». Por lo tanto, siempre encontramos en el Zohar que no habrá una generación como la de Rashbi hasta la generación del Rey Mesías. Este es el motivo por el cual su obra produjo un impacto tan grande en el mundo, ya que los secretos de la Torá en ésta ocupan el nivel de todos los 125 grados.Por consiguiente, está dicho en el Zohar que El Libro del Zohar será revelado únicamente en el final de los días, es decir, en los días del Mesías. Esto es así porque ya hemos dicho que si los grados de los estudiantes no están en su total medida con el grado del autor, éstos no comprenderán sus palabras, ya que no tienen un logro común.
Y debido a que el grado de los autores del Zohar es el máximo nivel de los 125 grados, ellos no pueden ser alcanzados antes de los días del Mesías. Esto implica que no habrá logro común con los autores del Zohar en las generaciones que preceden a los días del Mesías. Por consiguiente, el Zohar no pudo ser revelado en las generaciones previas a la generación del Mesías.
Y esto es una clara prueba de que nuestra generación ha llegado a los días del Mesías. Podemos ver todas las interpretaciones del Libro del Zohar que antes de la nuestra no clarificaron más que el diez por ciento de los pasajes difíciles del Zohar. Y lo poco que aclararon, sus palabras eran casi tan abstrusas como las palabras del Zohar mismo.
Pero en nuestra generación hemos sido premiados con el comentario del Sulam (Escalera), que es una interpretación completa de todas las palabras del Zohar. Más aún, no sólo que no deja temas sin aclarar en todo el Zohar sin interpretarlas; sino que las aclaraciones están basadas en un análisis sencillo, que cualquier estudiante intermedio puede entender. Y dado que el Zohar apareció en nuestra generación, resulta una prueba clara de que ya nos encontramos en los días del Mesías, en el comienzo de esa generación de la cual se ha dicho, «Y la tierra estará llena del conocimiento del Señor».
Debemos saber que los asuntos espirituales no son como los asuntos físicos, donde otorgamiento y recepción ocurren simultáneamente. En espiritualidad el tiempo de otorgamiento y el tiempo de recepción están separados. Esto se debe a que primero fue dado desde el Creador al receptor, y en el otorgamiento Él solo le da la alternativa de recibir. Sin embargo, él todavía no ha recibido nada, hasta que está apropiadamente santificado y purificado. Y entonces uno es recompensado con recibirlo. Así, puede tomar mucho tiempo entre el momento de otorgamiento y el momento de recepción.
De acuerdo con esto, el adagio de que esta generación ha llegado hasta el versículo, «Y la tierra estará llena del conocimiento del Señor», se refiere únicamente al otorgamiento. Aún así, no hemos llegado todavía a un estado de recepción. Cuando estemos purificados, santificados, y estudiamos y ejercemos en la cantidad deseada, el tiempo de recepción llegará, y el versículo «y la tierra estará llena del conocimiento del Señor», se convertirá en verdad en nosotros.
Además, es sabido que la redención y el logro completo están entrelazados. La prueba es que cualquier persona que tenga atracción hacia los secretos de la Torá también es atraída hacia la tierra de Israel. Este es el motivo por el cual se nos prometió, «y la tierra estará llena del conocimiento del Señor», no sólo al final de los días, en el tiempo de la redención.
Por consiguiente, como todavía no hemos sido recompensados con un tiempo de recepción en el logro completo, sino sólo con tiempo del otorgamiento, por el cual se nos ha dado la oportunidad de alcanzar el logro completo, entonces esto es con redención. No hemos sido premiados con ello, sino sólo en la forma de otorgamiento. El quid de la cuestión es que el Creador liberó nuestra santa tierra de los extranjeros y nos la ha devuelto, no obstante no hemos recibido la tierra bajo nuestra autoridad, porque el tiempo de recepción todavía no ha llegado, como explicamos respecto del logro completo.
Así, Él ha dado pero nosotros no hemos recibido. Después de todo, no tenemos independencia económica, y no hay independencia política sin independencia económica. Más aún, no hay redención del cuerpo sin redención del alma. Y mientras la mayoría del pueblo es cautivado por las culturas de otras naciones y son incapaces en la religión y la cultura de Israel, los cuerpos, también serán cautivos de las fuerzas extranjeras. Y en este sentido, la tierra todavía está en manos de extranjeros.
La prueba es que nadie está ansioso con la redención, como debería estarlo con la redención después de dos milenios. No es sólo los que están en la Diáspora no están inclinados a venir hacia nosotros y deleitarse en la redención; una gran parte de aquellos que han sido redimidos, y están sentados entre nosotros, están esperando con ansia ser liberados de esta redención y retornar a la Diáspora de la cual vinieron.
Entonces, aún cuando el Creador ha librado la tierra de manos de las naciones y nos la ha dado a nosotros, todavía no la hemos recibido. No la disfrutamos. Pero con este otorgamiento, el Creador nos ha dado una oportunidad de redención, para ser purificados y santificados y asumir el trabajo de Dios en Torá y Mitzvot Lishmá. En ese momento el Templo será construido y recibiremos la tierra bajo nuestra autoridad. Y entonces experimentaremos el júbilo de la redención.
Sin embargo, hasta que no hayamos llegado a esto, nada cambiará. No hay diferencia entre las costumbres de la tierra respecto de la forma que había mientras permaneció en manos extranjeras, en leyes, economía, y en el trabajo de Dios. Entonces, todo lo que tenemos es una oportunidad para la redención.
Se deduce que nuestra generación es la generación de los días del Mesías. Por eso se nos ha sido otorgada la redención de nuestra santa tierra de manos de extranjeros. También hemos sido gratificados con la revelación del Libro del Zohar, que es el inicio de la continuación del versículo, «la tierra estará llena del conocimiento del Señor». «Y ya no tendrá el hombre que hacer de maestro…pues todos Me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande».
Sin embargo, con esas dos, nosotros sólo hemos sido premiados con el otorgamiento del Creador, pero no hemos recibido nada en nuestras manos. Por consiguiente, nos ha sido otorgada la oportunidad de comenzar con el trabajo de Dios, de comprometernos en Torá y Mitzvot Lishmá. Entonces nos será otorgado el gran éxito prometido a la generación del Mesías, que todas las generaciones antes de nosotros conocieron. Y entonces seremos premiados con el tiempo de la redención tanto del logro completo como de la redención completa.
De este modo hemos explicado en su totalidad lo que nuestros sabios respondieron a la cuestión, «¿Cómo es posible adherirse a Él, que ellos dijeron significa ‘adherirse a Sus cualidades». Esto es verdad por dos razones:
Y lo que explicamos, de quien se está ahogando en el río debe sujetarse firmemente de la soga, y que antes de que uno se comprometa en Torá y Mitzvot Lishmá para no volver nuevamente a la insensatez, no se considera que está aferrado firmemente a la soga, la cuestión vuelve: ¿Dónde encontrará uno motivación para que su accionar sea únicamente para dar satisfacción a su Creador con todo su corazón? Después de todo, uno no puede hacer un simple movimiento sin algún beneficio para sí mismo, así como una máquina no puede funcionar sin combustible. Y si no hay allí ninguna auto-gratificación, sino sólo satisfacción al Creador, uno no tendrá combustible para funcionar.
La respuesta es que quien alcanza suficientemente Su grandeza, lo que uno le otorga a Él se transforma en recepción, como está escrito en Masejet Kidushin (p.7): Cuando la mujer le da dinero a una persona importante, se considera recepción para ella, y ella es santificada.
Así es con el Creador: si uno alcanza Su grandeza, no hay recepción mayor que la satisfacción del Creador. Esto es combustible suficiente para trabajar duro y actuar con el corazón y el alma para darle satisfacción a Él. Pero, claramente, mientras uno no ha alcanzado suficientemente Su grandeza dando satisfacción al Creador, no será considerada recepción suficiente para brindarse uno en cuerpo y alma al Creador.
Por lo tanto, cada vez que uno apunta realmente sólo a darle satisfacción a su Creador y no a sí mismo, uno perderá inmediatamente la fuerza para trabajar, y será como una máquina sin combustible, ya que uno no puede mover un órgano sin atraer algún beneficio para sí mismo. Más aún entonces con una labor tan grande como brindarse uno mismo en cuerpo y alma, como lo dicta la Torá. Indudablemente uno no será capaz de hacerlo sin atraer alguna recepción de placer para sí mismo.
De hecho, obteniendo Su grandeza en una medida tal que el otorgamiento se convierta en recepción, como se mencionó respecto de una persona importante, no es difícil después de todo. Todo el mundo conoce la grandeza del Creador, quien creó todo y consume todo, sin principio y sin final, y aquella sublimidad no tiene fin.
Sin embargo, la dificultad es que la medida de la grandeza no depende del individuo, sino del ambiente. Por ejemplo, aunque uno esté lleno de buenas cualidades, si el ambiente no lo aprecia a uno tal como es, siempre será infeliz y no será capaz de enorgullecerse de sus virtudes, a pesar de no tener dudas de que son verdaderas. Y a la inversa, una persona sin ningún mérito, cuyo ambiente la respeta como si fuera virtuosa, estará llena de orgullo porque la medida de la importancia y grandeza le es dada completamente por el entorno.
Y mientras uno ve cómo el entorno de uno menosprecia Su trabajo y no valoriza apropiadamente Su grandeza, uno no puede superar al ambiente. Además, uno no puede obtener Su grandeza, y desdeñan el trabajo de uno, como lo hacen.
Y dado que uno no tiene la base para obtener Su grandeza, obviamente no será capaz de trabajar para darle satisfacción a su Creador en lugar de hacerlo para sí mismo. Por este motivo uno no tendría motivación para actuar, y «si no trabajas sino que encuentras, no crees». Y la única elección que uno tiene es o trabajar para sí mismo o no hacerlo en absoluto, ya que darle satisfacción a su Creador no será equivalente a la recepción para él.
Ahora pueden entender el versículo, «en la multitud de personas está la gloria del rey», ya que la medida de la grandeza proviene del ambiente bajo dos condiciones:
2. La equivalencia de forma con el Creador no ayuda si no es para siempre, es decir, «hasta que Él, que conoce todos los misterios testifique que uno no retornará nuevamente a la insensatez. Esto no es entonces con equivalencia de forma con su rav. Debido a que el Rav está en este mundo, dentro del tiempo, la equivalencia de forma con él ayuda aunque sólo sea en forma temporal y él más tarde se vuelve a estropear nuevamente.
Entonces, cada vez que uno equipara su forma con la de su rav, está adherido a él por un tiempo. Así, uno obtiene los pensamientos y el conocimiento del rav, acorde con su medida de Dvekut, como hemos dicho en el ejemplo del órgano que fue cortado del cuerpo y luego reunido con él.
Por esta razón, el estudiante puede utilizar el logro de su maestro de la grandeza del Creador, que transforma otorgamiento en recepción y en combustible suficiente para darle a su corazón y a su alma. En ese momento el estudiante, también será capaz de comprometerse en Torá y Mitzvot Lishmá con su verdadero corazón y alma, que es el remedio que produce la Dvekut eterna con el Creador.
Ahora puede comprender las palabras de nuestros sabios (Berajot 7): «Servir en la Torá es más grande que estudiarla, como fue dicho, ‘Elisha el hijo de Shafat está aquí, aquel que vertió agua en las manos de Eliyá’. No dice estudió, sino vertió». Esto es desconcertante: ¿cómo un simple acto puee ser más grande que estudiar la sabiduría y el conocimiento?.
Pero de acuerdo con lo anterior, entendemos perfectamente que servir a su rav con cuerpo y alma para darle satisfacción le trae a uno Dvekut con el rav, es decir, equivalencia de forma. Así, uno recibe los pensamientos y el conocimiento del rav a través del «boca a boca», que es Dvekut de espíritu con espíritu. A través de ello uno es recompensado con obtener su grandeza de manera suficiente para transformar otorgamiento en recepción, para convertir se en combustible suficiente para devoción, hasta que uno es recompensado con la Dvekut con el Creador.
Esto no concierne entonces al estudio de la Torá con su rav, ya que esto debe ser para el propio beneficio, y no produce Dvekut. Esto es considerado «de boca a oído». Entonces, servir brinda al estudiante los pensamientos del rav, y el estudio sólo las palabras del rav. Además, el mérito de servir es más grande que el mérito de estudiar tanto la importancia de los pensamientos de su rav están sobre las palabras del rav, y como la importancia del «boca a boca» está sobre «de la boca a la oreja».
Sin embargo, todo esto aplica si el servicio es para proporcionarle satisfacción a Él. A la inversa, si el servicio es para beneficiarse uno mismo, tal servicio no lo conducirá a la Dvekut con su rav, y ciertamente el estudio con el Rav será más importante que servirlo.
Pero como dijimos acerca de obtener Su grandeza, que un ambiente que no lo aprecia apropiadamente debilita al individuo y le impide obtener Su grandeza, esto también es cierto para el Rav de uno. Un ambiente que no aprecia apropiadamente al Rav impide que el estudiante sea capaz de obtener apropiadamente la grandeza de su Rav.
Por lo tanto, nuestros sabios dijeron, «Haz de tu mismo un Rav y cómprate un amigo». Esto significa que uno puede crear un nuevo ambiente para sí mismo. Este ambiente lo ayudará a obtener la grandeza de su Rav a través del amor de sus amigos que aprecian al Rav. Conversando con sus amigos acerca de la grandeza del Rav, cada uno de ellos recibe la sensación de su grandeza. Así, el otorgamiento a su Rav se convertirá en recepción y en motivación suficiente hasta el punto que lo lleve a uno a comprometerse en Torá y Mitzvot Lishmá.
Ellos dijeron acerca de esto, «La Torá se adquiere a través de cuarenta y ocho virtudes, por servir a los amigos y por la meticulosidad de los amigos». Esto es, entonces, que además de servir al Rav, uno necesita la meticulosidad de los amigos, así como la influencia de los amigos, para que ellos implementen en ellos la obtención de la grandeza del Rav. Esto es así porque obtener la grandeza depende completamente del ambiente, y un individuo no puede hacer absolutamente nada acerca de esto.
Todavía, hay dos condiciones para obtener la grandeza:
1. Siempre escuchar y asumir la apreciación del ambiente en la medida de su grandeza.
2. El ambiente debe ser grande, como está escrito, «En la multitud de personas está la gloria del rey».
Para recibir la primera condición, cada estudiante debe sentirse el más pequeño entre sus amigos. En tal estado uno puede recibir la apreciación de la grandeza de todos, ya que el grande no puede recibir del pequeño, mucho menos ser impresionado por sus palabras. Más bien, sólo el pequeño puede ser impresionado por la apreciación del grande.
Y para la segunda condición, cada estudiante debe ensalzar a su amigo y apreciarlo como si fuera el más grande en esa generación. Entonces el ambiente lo afectará como un ambiente suficientemente grande, ya que la cualidad es más importante que la cantidad.
Carta Nº 8 – Escritos del Rabash
Saludos, amigos míos, mis mejores deseos,
En respuesta a su carta, debo decirles que, por ahora, no tengo nada que añadir por este medio. Más bien, tal como está escrito: “Habla a los hijos de Israel y ellos viajarán”. En relación a los viajes, sabes que se refieren a ir del estado A al estado B. Ese es el significado de cambiar de lugar, como dijo Baal HaSulam en una interpretación del verso: “Día a día expresa un discurso”. Él escribió allí que es imposible tener otro día, sin tener un estado de noche de por medio, es decir, con una interrupción en la mitad. De otra manera, se llama “un largo día” y no “día tras día”. Pero el orden del trabajo es precisamente día tras día. “Y noche tras noche experimentará el conocimiento” significa que hay un día en el medio, hasta aquí sus palabras. Este es el orden de los viajes: Por lo tanto, no le teman a cualquier estado, sino solo, como ya dijimos: “Viajen”, vayan hacia adelante. Cada vez, debe fluir una nueva corriente, tal como (…) me escribió en su última carta, el verso: “Ellos son nuevos cada mañana; grande es Tu fe”. Por cierto, te voy a revelar en la presente carta mis pensamientos y voluntad aun cuando no acostumbro hacerlo habitualmente. Y aun así, deseo revelar ante ti lo que pensé acerca de las personas de Tiberíades y saber cómo nos consideran, amigablemente o de manera hostil. En esta carta, te escribiré cómo y que veo de las personas de Tiberíades. Y aun cuando no describí la esencia de Tiberíades, aun así, te escribiré mis pensamientos. Estos días, me he liberado un poco de mis problemas personales y generales, y estoy tomándome un tiempo para levantar la cabeza y observar lo que se está desarrollando allí. Es como si viera tres tipos de personas, tres imágenes y formas vestidas en tres diferentes tipos de cuerpos. 1) Una gran parte, la vasta mayoría, a pesar que pienso que nos consideran de forma tanto favorable como desfavorable, y que nos respetan o desprecian. Con toda honestidad, pienso que no somos dignos de atención a sus ojos. En otras palabras, ni piensan en nosotros, ni nos critican e incluso no nos sienten.
Es como si no existiéramos junto a ellos en el mundo. Es más, si sucede que escuchan que existe tal cosa como los Jasidim (practicantes) del Rav Ashlag, no es de interés para ellos. Están preocupados en conseguir sustento todo el día −en sus pasiones, en su búsqueda de respeto, o en su espiritualidad. Ellos no tienen la necesidad de considerar algo tan trivial como nosotros −este pequeño grupo de personas- y, especialmente, desde que escucharon que hay una pelea dentro de nuestro diminuto grupo. “Las sobras no satisfacen al león”. Es decir, el diminuto grupo, es muy pequeño e insignificante ante sus ojos, para saciarlos o proporcionar alguna satisfacción mental, tanto es así, que evalúan si nos dejan entrar en sus pensamientos para decidir si somos buenos o malos. Así de inferiores somos ante sus ojos, completamente indignos de escrutinio, e indignos de una atención momentánea. E incluso cuando pienso que este león tiene todo tipo de planes en relación a nosotros, en realidad no hay nada por el estilo. 2) El segundo tipo de personas, son aquellos que nos respetan y para los cuales ya existimos y ocupamos espacio en su mundo. Nos consideran personas de valor, respetables, y de cierta talla. Nos hacen el gran favor de destinar tiempo para nosotros en su mente y en sus pensamientos durante su tiempo libre. Se interesan por nosotros y observan nuestras actitudes y actividades para ver si somos realmente virtuosos y con integridad, y para opinar con criticismo si encuentran algo en nosotros. Cuando piensan en ello, ven que al final del día, es un grupo de personas que se han reunido en un cierto lugar, bajo la supervisión de un cierto líder, para estar juntos. Con un coraje sobrehumano afrontan a todos aquellos que se levantan en su contra. De hecho, son hombres valerosos con un fuerte espíritu, están determinados a no retroceder ni un centímetro. Son luchadores de primera clase, peleando en su guerra contra la inclinación hasta su última gota de sangre, y su único deseo es ganar la batalla por la gloria de Su nombre. Sin embargo, junto a todas esas reflexiones, cuando comienzan a analizarse a sí mismos −de acuerdo a sus prejuicios y a sus intereses propios con respecto a deseos y persecución de honores− se ven obligados a acordar de manera unánime, unirse contra nosotros. Así, inequívocamente y de todo corazón, resuelven que es mejor para ellos no vincularse con nosotros. Esto es así aun cuando entre ellos, están muy lejanos y son tan diferentes el uno del otro, que nunca pueden estar de acuerdo en nada.
Pueden odiarse los unos a los otros hasta tal punto que no pueden soportar estar en la misma habitación y hasta desean matarse entre sí. Aun así, todos ellos se unen en nuestra contra. Y como no son imparciales debido a la voluntad de recibir en ellos, y “El soborno ciega los ojos del sabio”, inmediatamente ven lo opuesto de lo que pensaron de nosotros. Y después de todas las alabanzas y virtudes que encuentran en nosotros −que es conveniente y bien visto respetarnos− pero una vez que han tomado una determinación, ejecutan rápidamente el veredicto con pasión y devoción, ya que arruinamos su reputación con nuestros puntos de vista. Así, por una parte, ellos ven que la verdad está de nuestro lado; y al mismo tiempo, nuestro camino les irrita. Para librarse a sí mismos, no tienen opción sino destruirnos y borrar nuestro nombre de la faz de la tierra. Ellos se aplican y esfuerzan en ello, para dispersarnos en todas direcciones. Planean y conspiran sobre cómo hacernos fallar y colocan obstáculos en nuestro camino, usando todo tipo de medios −tanto legítimos como ilegítimos, incluso si esto significa contradecir el espíritu humano y el espíritu de la Torá. No les importa, porque ven que no habrá permanencia de su voluntad si tenemos algún dominio o expansión de nuestra meta, hacia las personas honestas y de corazón, porque entonces tendremos el poder de mostrarles la verdad. Y esto es malo para ellos, porque es más conveniente hacer lo que sus corazones desean, y al mismo tiempo ser “el rostro de la generación”− líderes influyentes y espirituales. Por eso, ellos conspiran con planes de ruina y destrucción para nuestro futuro y dicen: “Cuanto más pronto, mejor; es mejor degradarlos mientras aun son pequeños, de manera que no quede ninguna traza de ellos”. Aun así, debemos estar muy agradecidos con ellos por respetarnos y dar importancia a nuestro punto de vista., al menos, admiten que hay algo para revocar. En otras palabras, no nos ignoran como si fuéramos polvo, sino que al menos somos reales para ellos. Esto no es como con el primer tipo de personas, que no piensan en nosotros y creen que lo que sucede a nuestro alrededor no merece ninguna atención. Además, tampoco están impresionados por nuestra debilidad. Que nosotros al pensar que están siguiendo nuestro accionar, evitamos hacer ciertas cosas, no sea que las encuentren irritantes, y que esto a menudo nos provoca escapar de la campaña, por miedo al primer tipo de personas. Para ser honesto, ninguno de ellos nos presta atención o piensa en nosotros.
Tal vez es como está escrito: “Huyeron cuando nadie los persiguió”. Por lo tanto, debemos estar contentos por personas como las del segundo tipo, ya que al menos hacen bromas, se burlan, nos desprecian y calumnian. En otras palabras, al menos somos una realidad en su mundo y no fue tan fácil para ellos pensar y decidirse en borrar nuestro nombre de la faz de la tierra, Dios nos libre. 3) El tercer tipo de personas nos desean bienestar y nos favorecen. Sin embargo, son muy pocas, como en “Dos son multitud (o plural)”. Y las llamo por sus iniciales, BShMA, es decir, B…, Sh…, M…, y A… En la lengua sagrada (hebreo), se llaman Bosem (perfume), y en arameo, BoSMA, porque el arameo se considera Ajoraim (posterior). En otras palabras, deben llegar a ser recompensados con la Luz de Panim (Luz anterior), y que todas sus acciones ingresen en la Kdushá (santidad), la cual se llama “la lengua sagrada”. ¿Y qué debo hacer cuando veo que deseo describir e ilustrarte a nuestros amados que están en Tiberíades? En ese momento, siento que Tiberíades es una ciudad bulliciosa, y los del tercer tipo anteriormente mencionado, están vestidos en dos cuerpos, mezclados en un torbellino, deambulando entre todos los deseos e ideas que visten otros cuerpos, es decir, el primer y segundo tipo de personas. Y entonces es difícil para mí encontrarlos porque es como si estuvieran en un gran saco de paja y heno, ¿y cómo puede uno encontrar dos perlas preciosas, dos espigas de trigo, que se desvanecen en la vasta mayoría? Y aun cuando la regla es que incluso una persona entre mil cuenta, ellos aun deben soportar y clamar como una grulla, que son seres verdaderamente llenos de vitalidad. De esto podemos entender la alegoría que nuestros sabios presentan, que la paja, el heno y el trigo deliberan para quién fue plantado el campo. El argumento de la paja y el heno parecen tan correctos que no pueden ser persuadidos, y en ocasiones hay miedo de que el trigo se rinda bajo el gobierno de ellos. Su argumento es: “Somos la mayoría, y tú, trigo, eres nada comparado con nuestro número. Tenemos un estatus más alto y nacimos antes de que vinieras al mundo. En otras palabras, mientras aun eras inexistente, nosotros ya éramos adultos y bien parecidos, y nuestra grandeza podría ser vista por todos. Desde lejos, deslumbramos el ojo con la belleza que le damos al campo entero. Pero ustedes, los granos de trigo, son tan diminutos e indistinguibles que sólo a través de una atención especial puede uno verlos, sólo cuando uno se acerca. Esto seguramente se debe a su incompetencia. Pero nosotros damos un lugar y refugio a personas que están cansadas y perdidas en el camino, que no tienen lugar para reposar sus cabezas. Las tomamos entre nosotros y las cubrimos de los vientos y de las bestias salvajes para que no se les vea. Pero, ¿quién puede disfrutar de ustedes?”. Pero cuando fue tiempo de cosechar, todos sabían para quién fue plantado el campo, ya que la paja y el heno, sólo son adecuados para ser comida de animales; no tienen la esperanza de ser más grandes que su actual medida de grandeza.
El trigo, sin embargo, tras unas cuantas correcciones, cuando es quebrado, cernido, mezclado con vino y aceite, y puesto en el horno, es colocado sobre la mesa de reyes y es digno de servirse como una ofrenda al Señor. Y todo el mérito que puede ser atribuido a la paja y el heno es su servicio al trigo, al que sustentaron y alimentaron. En otras palabras, ellos tomaron alimento de la tierra y se lo transfirieron al trigo. Fue una carga y un peso para ellos que el trigo estuviera cabalgando sobre sus espaldas, y el valor de la paja y el heno es el mismo que el de un esclavo que sirve al rey o una criada que sirve a su señora. Pero antes del momento de la cosecha, o sea de la conclusión, era imposible aclarar la veracidad y sinceridad de la realidad misma. Por el contrario, cada uno estaba por sí mismo, discutiendo de acuerdo a su propia sensación. Y considerar la verdad sin observar si esta puede causar alguna humillación e incomodidad no es una tarea fácil, solamente aquel que puede analizar cada elemento en muchos detalles hasta que la veracidad y la justicia del asunto salen a la luz. Y para esto se requiere ser recompensado desde arriba, con no ser atrapado en la red del amor propio, y ser arrastrado en el flujo de la mayoría. De lo dicho arriba, resulta que es difícil para mí encontrarlos cuando están solos, sin ninguna mezcla de deseos e ideas extrañas, ya que todos los están ocultando, como se describía en la alegoría del trigo. Sin embargo, he encontrado una táctica, similar a la del tiempo de cosecha mencionada antes. Sólo de noche, después de la medianoche, cuando la brisa nocturna sopla y dispersa las pilas de paja y heno, y todos yacen postrados en el campo como cadáveres, es decir, durmiendo en sus camas, las dos espigas se liberan y vierten sus corazones ante su Padre en el cielo. Ellos entran a la llama del fuego de la Torá hasta la luz de la mañana, cuando es el momento de la plegaria. En ese momento, sus almas salen diciendo las palabras del Dios viviente. Creo que este es el momento justo para entretenerse con las perlas preciosas que brillan como llamas de fuego, para ser unidas con todo Israel, con la ayuda de la Roca de su Redención, y que el Creador así lo permita.
Y escribiré unas cuantas palabras más con respecto al amor. Es sabido que no hay Luz sin un Kli (vasija), es decir, que cada placer debe tener un atuendo, en el cual la Luz del placer pueda vestirse. Por ejemplo, cuando una persona desea ganar algún respeto, ser honrado ante los ojos de las personas, su primera acción es con sus ropas. En otras palabras, él debe vestirse con un atuendo honorable, como nuestros sabios dijeron: “Rabí Yojanán llamó a sus vestidos ‘Mis honras’”. Así, la persona se esfuerza en una cierta medida hasta que obtiene la honorable vestimenta, e incluso luego de adquirirla, debe protegerla de cualquier desperfecto y daño. Es decir, cada día debe sacudirla, y si está manchada y se ensucia, debe lavarla y plancharla. Pero, más importante aun, debe protegerla del más peligroso saboteador − ¡las polillas! En Yiddish se le llama “un Mol”, que es un mosquito pequeño que no puede verse. El primer cuidado es que no debe entrar en contacto con ropas viejas. Y hay además un remedio maravilloso llamado “naftalina”, que la protege de los que la dañan, los “Mols”. Y cuando él tiene su vestimenta, está listo para recibir la Luz del placer que se viste en atuendos honorables. Es similar con el amor. Para ser recompensado con la Luz del amor, uno debe encontrar un atuendo en el que la Luz pueda vestirse. Y las mismas reglas se aplican a estas vestimentas: evitar el “polvo” de la calumnia, y en especial al mosquito saboteador conocido como Mol (en Yiddish, Moil significa boca, así que hay aquí un juego de palabras), que son personas de buena apariencia, que hablan bellamente. Pensarías que ya se han “circuncidado” en las alianzas de las relaciones prohibidas y la calumnia, y circuncidaron su corazón, pero muy en el fondo en ellos está el saboteador que puede dañarlos, y no pueden protegerse de ello porque son de apariencia agradable y gran belleza. Por eso este mosquito es tan diminuto que, sin una atención especial, es imposible detectar a este destructor que viene de aquellos circuncisos, que pueden arruinar esta preciosa vestimenta. De hecho, se sabe que este Mol le hace más daño a las vestimentas de lana (TzéMeR), es decir, las letras MeReTz (entusiasmo), que arruinan el entusiasmo para el trabajo. Y el Yatush (mosquito) se deriva de “VaYitosh (y él abandonó) al Dios que lo hizo”, o en Arameo, “Y él cesó de adorar al Dios al que servía”. Es costumbre de quién tiene una preciosa vestimenta de lana, el evitar el contacto con ropas viejas. En otras palabras, debe evitar el contacto con “viejos Jasidim (practicantes)”, que arruinan el entusiasmo, porque ya no son competentes para el trabajo, así que todas sus palabras son solo para disminuir el ánimo. E incluso uno con fuertes vestimentas de amor, que es parecido a un árbol −es decir, que tiene una firme existencia− también debe resguardarse de esa polilla, ya que si entra en contacto con la madera, también puede producir daños. Tal como vemos en la naturaleza, que si ese agente nocivo ingresa en el árbol, el mismo se pudre y se desintegra. Y la única medicina es la naftalina, que viene de la palabra Naftoley, que Onkelos (traductor de la Biblia) traduce como Tefilá (plegaria), es decir, rezar al Creador para que este destructor no ingrese en su vestimenta. Deben ser cuidadosos con una vestimenta honorable, porque si hay plumas de gallo sobre esta, deben ser eliminadas. Tampoco deben entrar en un lugar donde haya plumas de gallo mientras se visten esas ropas.
En una vestimenta de la Luz del amor esto es interpretado como Notzot (plumas), de la palabra Nitzim (pelear), como en las peleas de gallos. Esto se refiere al canto y a los himnos de personas que aun están en el exilio, que se encuentran fuera del camino de la verdad y están esclavizados al amor propio. Todo el canto y alabanza que muestran durante su Torá y en su plegaria sólo causan disputas en tu alma, hasta que comienzan a hacer la guerra en sus pensamientos e ideas −y ustedes se cuestionan, ¿en qué lado se encuentra la verdad y la justicia? Esto arruina y ensucia sus vestimentas, las que hasta ahora podían albergar amor. Por lo tanto, debes ser cuidadoso y evitar lugares donde hay plumas de gallo, de manera que después no tengas que dedicarte a limpiarte esas plumas. Podemos ver en aquella persona que se esfuerza en adquirir la Luz de los honores, si no protege sus vestimentas adecuadamente, cuando sale afuera, los externos inmediatamente se aferran a su ropa, cuando ven que no es un atuendo apropiado, adecuado para honrar a personas. En otras palabras, la gente verá que está aceptando la autoridad de ellos sobre él, y que está tan esclavizado a esas personas externas, que se ve obligado a hacer grandes esfuerzos para obtener las vestimentas pero también para conservarlas. E incluso la moda, es decir, el diseño y la manera de vestir, deben ser precisamente acorde a los gustos de esas personas bajo las cuales se somete. Así, precisamente son aquellos de quienes desea recibir respeto, a los que tiene que adorar con gran esfuerzo para ser favorecido por ellos, de manera que impartan sobre él la Luz del placer que está vestida en los atuendos de honor. Y si, Dios lo prohíba, no les sirvió lo suficiente, esto puede arrojar resultados no placenteros. Es decir, no sólo no le darán el respeto que quería de ellos, sino al contrario, todos lo degradarán, lo humillarán, y le harán sentir bajo e inferior. Y esa sensación de inferioridad primero lo pondrá triste, luego ocioso, y luego sentirá que el mundo entero se ha oscurecido para él, hasta que no ve esperanza de obtener placer en la vida. Entonces, encuentra un solo consuelo −ir a casa, yacer en su cama, y pedir amargamente que su plegaria sea concedida− es decir, que el ángel del sueño, que es un sesentavo de la muerte, le impartirá la Luz del placer de dormir.
Este es el único goce que puede esperar. Y si, lamentablemente, el ángel del sueño no tiene misericordia de él y no encuentra un remedio para sí, entonces, por la amargura de su alma, él no tiene otra opción, sino adquirir placer de aquello que es popular entre los desesperados que buscan alivio para su tristeza: ellos pelean contra su deseo de existir, lo superan, y extraen placer del ángel llamado “suicidio”. Es decir, ellos sienten que sólo este ángel puede liberarlos de la amargura de su alma. Evidentemente, es imposible obtener placeres del ángel recién mencionado sin terribles tormentos y una poderosa y horrible lucha emocional. Por lo tanto, “Los ojos del sabio están en su cabeza”, y él sabe y ve antes de tiempo lo que puede adquirir y obtener si no cumple las leyes y condiciones de sus contemporáneos. Es decir, debe rendirse y asumir todo lo que las personas externas le exigen, o lo castigarán de inmediato en este mundo. En otras palabras, la recompensa y el castigo son revelados en este mundo y no requieren fe por encima de la razón.
De esto podemos deducir el gran cuidado, desvelo ilimitado, y la atención especial requerida para obtener el ropaje que viste la Luz del amor, no sea que los exteriores se aferren a ella, y arruinen esta preciosa vestimenta. −que está hecha de una tela tan fina y delicada− que ha sido comprada con tanto sudor y sangre, literalmente hablando. Y ahora déjame aclararte cómo y de qué manera comienzo a obtener esa vestimenta de amor. El orden para hacer una vestimenta adecuada es, primero, hilar una pieza de tela. En otras palabras, tomamos hilos y los colocamos juntos a manera de trenzado y guía (entrecruzados). A través del entramado, se teje una pieza de tela. Por lo tanto, tomo un hilo de trenzado en un hilo de guía o llenado. Un Nima (ar.: hilo así como “decir”) se deriva de las palabras “Di una palabra sobre ello”. Shti (llenado) viene de la palabra Tashi (debilita), como en “Tú has debilitado la Roca que te engendró”. En otras palabras, comienzo a actuar con el poder de mi memoria y pronto recuerdo que mis amigos hablaron de mí desfavorablemente, que esas palabras les hicieron cometer cosas malas hacia mí, y estos dichos (también “trenzar”) debilitan la amistad, la camaradería, y la hermandad. Más adelante, un hilo de Erev (ameno) viene a mi mente, es decir, que escuché que mi amigo habló de mí favorablemente, lo cual lo hizo cometer buenas cosas, que son Arevim (amenas) y dulces a mi gusto. Es decir, veo y siento que mi amigo ha dejado todos sus compromisos y piensa y actúa solo a mi favor, de manera que tenga placeres agradables. Y esos dos hilos crean una mezcla en mí, y no sé de qué manera decidir y decir: ¿Está la verdad del lado del trenzado o del lado del llenado? Es sabido que todo lo que existe en nuestro mundo está bajo la forma de positivo y negativo −derecha e izquierda, verdadero y falso, Luz y oscuridad, Israel y las naciones, sagrado y secular, impureza y pureza, y mal y bien. Esto es así porque es imposible detectar un buen sabor sin probar el sabor amargo del mal. Este es el significado de lo que nuestros sabios dijeron: “Demandar (Pará) a los malvados y dar una buena recompensa a los justos”.
La palabra Pará (demandar) viene del verso. “Pará (suelta) el cabello en la cabeza de la mujer”. En otras palabras, es posible recibir ayuda de los malvados con el fin de descubrir el verdadero sabor y sensación, de la buena recompensa del justo. Por esta razón, al tejer la vestimenta, permanezco desconcertado y espero el veredicto que expulsará la pobreza de mente que me envuelve. Y como estoy ocupado en tejer un atuendo de amor, en colocar la Luz del placer ahí, ya no soy imparcial y paso a ser una parte interesada. Por esta razón, decido de acuerdo a las palabras del llenado, tal como la Torá nos dio indicios que “El soborno ciega los ojos del sabio”. Así, ya no me importa si la verdad es lo que es; es más, sólo me importa la meta que deseo en este momento, durante el tejido del atuendo de amor. En ese estado, tengo una línea de decisoria en el medio, es decir, es la meta la que define entre derecha e izquierda. Y una vez que he adquirido las vestimentas mencionadas, de pronto empiezan a brillar chispas de amor dentro de mí. El corazón comienza a anhelar unirse con mis amigos, y me parece que mis ojos ven a mis amigos, mis oídos escuchan sus voces, mi boca les habla, las manos abrazan, los pies bailan con alegría y amor junto a ellos, en la ronda, y trasciendo mis límites corporales. Olvido la vasta distancia entre mis amigos y yo, y la tierra extendida a mucha distancia no se interpondrá entre nosotros. Es como si mis amigos estuvieran situados justo dentro de mi corazón y vieran que todo lo que sucede allí, y yo me avergüenzo de mis insignificantes actos contra mis amigos. Entonces, simplemente salgo de mis vasijas corporales, al parecerme que no hay realidad en el mundo excepto mis amigos y yo. Después de eso, incluso el “Yo” es anulado, sumergido, e incluido en mis amigos hasta que me pongo de pie y declaro, que no hay otra realidad en el mundo −solo los amigos. Debo ser breve, pues el día de fiesta se aproxima.
Tu amigo,
Baruj Shalom HaLevi