Un discurso para la finalización del Zohar – Baal HaSulam

Se sabe que el propósito que se persigue en el trabajo en Torá y Mitzvot es adherirse al Creador, como está escrito: «Y adherirse a Él». Debemos entender qué significa Dvekut (adhesión) al Creador. Después de todo, el pensamiento no tiene absolutamente ninguna percepción de Él. Efectivamente, nuestros sabios discutieron esta cuestión antes que yo, preguntando acerca del versículo, «y adherirse a Él»: «¿Cómo se puede uno adherir a Él? Después de todo, Él es un fuego que consume.»

Y éstos respondieron, «adherirse a Sus cualidades: así como Él es misericordioso, eres misericordioso; así como Él es compasivo, tu eres compasivo». Esto es desconcertante: ¿cómo extrajeron nuestros sabios el texto de lo literal? Después de todo, está escrito en forma explícita, «y adherirse a Él». Si el significado hubiera sido adherirse a Sus cualidades tendría que haber dicho, «adherirse a Su modo». ¿Entonces, por qué dice, «y adherirse a Él»?.

El asunto es que en lo físico, lo que ocupa espacio, entendemos Dvekut como proximidad espacial y «separación» como alejamiento espacial. Sin embargo, en espiritualidad, que no ocupa ningún espacio, Dvekut y separación no significan proximidad y separación espacial. Esto se debe a que éstas no ocupan ningún espacio. Más bien, entendemos Dvekut como equivalencia de forma entre dos espíritus, y «separación» como disparidad de forma entre ellos.

Así como el hacha corta y separa un objeto físico en dos, distanciando a las partes entre sí, del mismo modo la disparidad de forma distingue lo espiritual y lo divide en dos. Si la diferencia es pequeña, decimos que están muy poco alejados entre sí. Y si la disparidad de forma es grande, decimos que se encuentran muy alejados uno del otro. Y si tienen formas opuestas, decimos que están tan alejados entre sí como dos extremos.

Por ejemplo, cuando dos personas se odian, se dice acerca de ellos que están tan separados entre sí como el Este del Oeste. Y si se aman entre sí, se dice que están unidos como si fueran un mismo cuerpo.

Y esto no implica proximidad o distancia en el espacio. Más bien, estamos hablando de la equivalencia o disparidad de forma. Esto se debe a que, cuando las personas se aman entre sí, es porque hay equivalencia de forma entre ellas. Porque uno ama todo lo que su amigo ama, y odia todo lo que su amigo odia, están unidos entre sí y se aman el uno al otro.

Sin embargo, si hay alguna disparidad de forma entre ellos, y uno ama algo a pesar de que su amigo odia eso mismo, se odian el uno al otro, y están alejados entre sí tanto como su disparidad de forma. Y si están opuestos, y todo lo que uno ama, su amigo lo detesta, se dice acerca de ellos que están tan separados y alejados uno del otro como el Este del Oeste.

Y encontramos que la disparidad de forma en actos espirituales es como el hacha en lo físico. De modo similar, la medida del alejamiento en el espacio y la medida de separación entre ellos dependen de la disparidad de forma entre ellos. También, la medida de Dvekut entre ellos depende de la medida de la equivalencia de forma entre ellos.

Ahora entendemos cuán acertados estaban nuestros sabios cuando interpretaron el versículo, «y adherirse a Él», como adhesión a Sus atributos; así como Él es misericordioso, tú eres misericordioso. Así como Él es compasivo, tú eres compasivo. Ellos no desviaron el texto de su interpretación literal. Por el contrario, interpretaron el texto precisamente de acuerdo con su significado literal, ya que la Dvekut espiritual sólo puede ser descripta como equivalencia de forma. Por lo tanto, igualando nuestra forma con la forma de Sus cualidades nos adherimos a Él.

Por esto dijeron, «como Él es misericordioso». En otras palabras, todo lo que Él hace es otorgar y beneficiar a otros y de ningún modo para Su propio beneficio, ya que Él no tiene deficiencias que requieran complemento, y Él tampoco tiene de quién recibir. En forma similar, todas tus acciones deben ser para otorgar y beneficiar a los otros. Así igualarás tu forma con la forma de las cualidades del Creador, y esto es Dvekut espiritual.

Hay un discernimiento de «mente» y un discernimiento de «corazón» en la mencionada equivalencia de forma. El compromiso en Torá y Mitzvot para darle satisfacción al Creador es equivalencia de forma en la mente. Esto se debe a que así como el Creador no piensa en Sí mismo, si Él existe o si Él cuida de sus criaturas y otras dudas similares, quien desea lograr equivalencia de forma no debe pensar en absoluto en estas cosas. Esto se debe a que el Creador claramente no piensa en ellas, ya que no hay mayor disparidad de forma que esa. Por consiguiente, cualquiera que piense en estos asuntos está ciertamente separado de Él, y nunca conseguirá equivalencia de forma.

Esto es lo que dijeron nuestros sabios, «Deja que tus acciones sean para el Creador», esto es, para Dvekut con el Creador. No hagas nada que no promueva esta meta de Dvekut. Esto significa que todas tus acciones deben ser para otorgar y para beneficiar a tu prójimo. En ese momento alcanzarás equivalencia de forma con el Creador, ya que todo lo que Él hace es otorgar y beneficiar a otros, entonces tú, todas tus acciones deben ser sólo para otorgar y beneficiar a otros. Esto es Dvekut completa.

Y acerca de esto podríamos preguntar, «¿Cómo es que cada acción que uno realiza puede ser para beneficiar a otros? Después de todo, uno debe trabajar para sustentarse a sí mismo y a su familia.» La respuesta es que aquellos actos que uno realiza por necesidad, para satisfacer las necesidades de subsistencia, esa necesidad no es premiada ni condenada. Esto no se considera hacer algo para sí mismo, sea lo que fuere.

Todo aquel que profundiza en el corazón de las cosas seguramente se sorprenderá. ¿Cómo se puede lograr completa equivalencia de forma, de modo que todas sus acciones sean para otorgar a otros, mientras que la verdadera esencia del hombre es recibir para sí mismo? Por naturaleza, somos incapaces de hacer siquiera lo más mínimo para beneficiar a otros. En cambio, cuando damos a los otros, somos compelidos a esperar a recibir al final una recompensa valiosa. Si todavía uno dudara de la recompensa, se abstendría de actuar. Entonces, ¿cómo cada acción que se realiza puede ser sólo para otorgarle a otros y absolutamente nada para sí mismo?

En efecto, admito que es algo muy difícil. Uno no puede cambiar la naturaleza con la que fue creado, que es sólo recibir para sí mismo, mucho menos invertir la propia naturaleza de un extremo al otro, es decir, no recibir nada para sí mismo, sino sólo actuar para otorgar.

Sin embargo, este es el motivo por el cual el Creador nos dio Torá y Mitzvot, que se nos ordenaron sólo para conferirle satisfacción al Creador. Si no fuera por el compromiso en Torá y Mitzvot Lishmá (por el Nombre de Ella), para brindarle con ellas satisfacción al Creador, y no para nuestro propio beneficio, no habría táctica en el mundo que nos ayude a invertir nuestra naturaleza.

Ahora puede comprender el rigor de comprometerse en Torá y Mitzvot Lishmá. Si la intención de uno en Torá y Mitzvot no es para beneficiar al Creador, sino a sí mismo, no sólo que la naturaleza del deseo de recibir no se invertirá; además, el deseo de recibir en uno será mucho mayor que lo que le ha sido dado por la naturaleza de su creación.

¿Pero cuáles son las virtudes de alguien que ha sido premiado con Dvekut con el Creador? Éstas no están especificadas en ningún lugar, excepto en insinuaciones sutiles. Sin embargo, para aclarar el asunto en mi ensayo, debo revelar un poco, tanto como sea necesario.

Explicaré el asunto con un ejemplo. El cuerpo y sus órganos son uno. Todo el cuerpo intercambia pensamientos y sensaciones con cada uno de sus órganos. Por ejemplo, si todo el cuerpo piensa que un órgano específico debe servirlo y complacerlo, este órgano inmediatamente conocerá ese pensamiento y proveerá el placer contemplado. También, si un órgano piensa y siente que el lugar en el que se encuentra es cerrado, el resto del cuerpo inmediatamente conocerá ese pensamiento y sensación y se moverá hacia un lugar confortable.

Sin embargo, si un órgano es cortado del cuerpo, se convertirán en dos entidades separadas; el resto del cuerpo ya no conocerá las necesidades del órgano separado, y el órgano no conocerá los pensamientos del cuerpo, para beneficiarlo y servirlo. Pero si un médico viniera y reconectara el órgano al cuerpo como antes, el órgano nuevamente conocería los pensamientos y necesidades del resto del cuerpo, y el resto del cuerpo conocería nuevamente las necesidades del órgano.

A través de este ejemplo podemos entender el mérito de alguien que ha sido premiado con Dvekut con el Creador. Ya he demostrado en mi Introducción al Libro del Zohar, ítem 9, que el alma es una iluminación que se extiende desde Su Esencia. Esta iluminación ha sido separada del Creador debido a que el Creador la revistió con el deseo de recibir. Esto es así porque el Pensamiento de la Creación de hacer el bien a Sus criaturas creó en cada alma el deseo de recibir placer. Entonces, esta forma del deseo de recibir separó esa iluminación de Su Esencia y la convirtió en una parte separada de Él.

Se deduce que cada alma estaba incluida en Su Esencia antes de su creación. Pero con la creación, es decir con el deseo de recibir placer que ha sido infundido en ella, adquirió disparidad de forma y se separó del Creador, cuyo único deseo es otorgar. Esto es así porque, como hemos explicado anteriormente, la disparidad de forma separa en espiritualidad como el hacha lo hace en lo físico.

Por consiguiente, ahora el alma es completamente similar al ejemplo del órgano que fue cortado y separado del cuerpo. Aún cuando, antes de la separación el órgano y todo el cuerpo eran uno e intercambiaban pensamientos y sensaciones entre sí, después que el órgano fue cortado del cuerpo se convirtieron en dos entidades separadas. Ahora una no conoce los pensamientos y necesidades de la otra. Más aún después que el alma se vistió en un cuerpo de este mundo; todas las conexiones que tenía antes de la separación de Su Esencia se detuvieron, y son como dos entidades separadas.

Ahora podemos entender fácilmente el mérito de alguien que ha sido recompensado con la adhesión a Él una vez más. Esto significa que ha sido premiado con equivalencia de forma con el Creador, invirtiendo el deseo de recibir grabado en él, a través del poder en Torá y Mitzvot. Esto es lo que verdaderamente lo separaba de Su Esencia. Él lo transformó en deseo de otorgar, y todas sus acciones son sólo para otorgar y beneficiar a otros, ya que ha igualado su forma con el Creador. Se deduce que uno es como el órgano que una vez fue seccionado del cuerpo y luego vuelto a reunir: éste conoce los pensamientos del resto del cuerpo nuevamente, tal como era antes de la separación del cuerpo.

El alma es como esto, también: después que adquirió equivalencia con Él, ésta conoce Sus Pensamientos una vez más, como los conocía antes de separarse de El debido a la disparidad de forma del deseo de recibir. Entonces el versículo, «Conoce al Dios de tu padre», vive en él, ya que entonces uno es premiado con conocimiento completo, que es Conocimiento Divino. Además, uno es recompensado con los secretos de la Torá, ya que Sus Pensamientos son los secretos de la Torá.

Esto es lo que dijo Rabí Meir: «A todo aquel que estudia Torá Lishmá le son concedidas muchas cosas. Los secretos de la Torá son revelados ante ellos, y se convierten en un manantial que fluye eternamente». Como hemos dicho, a través del compromiso en Torá Lishmá, es decir, apuntando a brindar satisfacción al Creador a través del compromiso de uno en la Torá, y en absoluto para uno mismo, uno tiene garantizada la adhesión con el Creador. Esto significa que uno obtendrá equivalencia de forma, y que todas sus acciones serán para beneficiar a otros y de ninguna manera para beneficiarse a sí mismo, tal como lo hace el Creador, cada una de cuyas acciones son sólo para otorgar y beneficiar a otros.

A través de ello uno retorna a la Dvekut con el Creador, como estaba el alma antes de ser creada. Por consiguiente, le son otorgadas muchas cosas, y es recompensado con los secretos y los sabores de la Torá, y se convierte en un manantial que fluye por siempre. Esto es así porque removiendo las particiones que lo separaban del Creador, nuevamente se ha hecho uno con Él, como antes de ser creado.

De hecho, toda la Torá, revelada y oculta, son los Pensamientos del Creador, sin ninguna diferencia. Sin embargo, es como una persona que se está ahogando en el río, cuyos amigos le arrojan una soga para salvarla. Si la persona que se está ahogando toma la soga que tiene próxima, su amigo puede salvarla y sacarla del río.

La Torá es como esto, también. Al ser enteramente los Pensamientos del Creador, es como una soga que el Creador le arroja a las personas para salvarlas y sacarlas de las Klipot (cáscaras). El extremo de la soga que está cerca de todas las personas es la Torá revelada, que no requiere intención ni pensamiento. Además, aún cuando haya un pensamiento defectuoso en las Mitzvot son aceptadas por el Creador, como está escrito, «Uno debe comprometerse siempre en Torá y Mitzvot Lo Lishmá (no por el Nombre de Ella), ya que desde Lo Lishmá puede llegar a Lishmá«.

Por consiguiente, la Torá y las Mitzvot son el extremo de la soga, y no hay nadie en el mundo que no pueda agarrarla. Si uno la aferra con fuerza, es decir que es recompensado con el compromiso en Torá y Mitzvot Lishmá, para darle satisfacción al Creador y no a sí mismo, la Torá y las Mitzvot lo conducen a la equivalencia de forma con el Creador. Este es el significado de «y adherirse a Él».

En ese momento uno es premiado al alcanzar todos los Pensamientos del Creador, llamados «secretos de la Torá» y «sabores de la Torá», y éste es el extremo de la soga. Sin embargo, esto no le es concedido a uno, salvo cuando ha alcanzado Dvekut completa.

La razón por la cual comparamos los Pensamientos del Creador, es decir los secretos y sabores de la Torá, con una soga es que hay muchos grados de equivalencia de forma con el Creador. Por lo tanto, hay muchos grados en la soga, en alcanzar los secretos de la Torá. La medida en que uno logra los secretos de la Torá, conocer Sus Pensamientos, es como la medida de equivalencia de forma con el Creador.

En total, hay cinco grados: Nefesh, Rúaj, Neshamá, Jaiá, Iejidá, y cada uno está hecho de todos ellos. Además, cada uno contiene cinco grados, y cada uno de éstos contiene por lo menos veinticinco grados.

Éstos también son llamados «mundos», como dijeron nuestros sabios, «El Creador está dedicado a otorgarle a cada justo 310 mundos». Y la razón de que los niveles para alcanzarlo a Él sean llamados «mundos» es que hay dos significados del nombre Olam (Mundo):

 

1. Todos aquellos que ingresan en ese mundo tienen la misma sensación; lo que uno ve, escucha, y siente, también lo ve, escucha y siente todo aquel que se encuentra en ese mundo.

2. Todos los que están en ese mundo «oculto» no pueden conocer ni lograr nada en otro mundo. Y además, están esos dos grados en el logro:

1. Cualquier persona que haya sido recompensada con cierto grado conoce y logra en éste todo aquello que logran quienes alcanzan ese grado, en todas las generaciones, las que fueron y las que serán. Y tiene un logro común con aquellos, como si estuvieran en un mundo.

2. Todo aquel que llega a ese grado no será capaz de conocer y lograr lo que existe en otro grado. Es como este mundo: ellos no pueden conocer nada de lo que existe en el mundo de verdad. Por este motivo los grados son llamados «mundos».

Por consiguiente, aquellos con logro pueden escribir libros y colocar allí sus logros a través de insinuaciones y alegorías. Estos serán comprendidos por todos aquellos que hayan sido premiados con los grados que el libro describe, y tendrán un logro común con ellos. Pero aquellos que no han sido premiados con la medida total del grado de los autores no serán capaces de entender sus insinuaciones. Aún más entonces en el caso de los que no hayan sido premiados con ningún logro; estos no entenderán nada acerca de éstos, ya que no tienen logros comunes.

Ya hemos dicho que la Dvekut y el logro completo están divididos en 125 grados en total. De acuerdo con esto, antes de los días del Mesías, es imposible que a uno le sea otorgada la totalidad de los 125 grados. Y hay dos diferencias entre la generación del Mesías y las otras generaciones:

1. Sólo en la generación del Mesías es posible lograr los 125 niveles, y en ninguna otra generación.
2. A lo largo de las generaciones fueron pocos los que ascendieron y fueron premiados con Dvekut, como escribieron nuestros sabios acerca del versículo, «He encontrado una persona en mil; mil entran en el salón, y uno se revela para enseñar», es decir para Dvekut y logro. Es como han dicho, «porque la tierra estará llena del conocimiento del Señor». «Y ya no tendrá el hombre que hacer de maestro de su prójimo, ni el hermano de su hermano, diciéndole: ‘conoce al Eterno’, pues todos Me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande».

La excepción es Rashbi (Rabí Shimón Bar Iojai) y su generación, es decir los autores del Zohar, a quienes les fueron otorgados los 125 grados completos aún cuando era previo a los días del Mesías. Está dicho acerca de él y sus discípulos: «Es preferible un sabio a un profeta». Por lo tanto, siempre encontramos en el Zohar que no habrá una generación como la de Rashbi hasta la generación del Rey Mesías. Este es el motivo por el cual su obra produjo un impacto tan grande en el mundo, ya que los secretos de la Torá en ésta ocupan el nivel de todos los 125 grados.Por consiguiente, está dicho en el Zohar que El Libro del Zohar será revelado únicamente en el final de los días, es decir, en los días del Mesías. Esto es así porque ya hemos dicho que si los grados de los estudiantes no están en su total medida con el grado del autor, éstos no comprenderán sus palabras, ya que no tienen un logro común.

Y debido a que el grado de los autores del Zohar es el máximo nivel de los 125 grados, ellos no pueden ser alcanzados antes de los días del Mesías. Esto implica que no habrá logro común con los autores del Zohar en las generaciones que preceden a los días del Mesías. Por consiguiente, el Zohar no pudo ser revelado en las generaciones previas a la generación del Mesías.

Y esto es una clara prueba de que nuestra generación ha llegado a los días del Mesías. Podemos ver todas las interpretaciones del Libro del Zohar que antes de la nuestra no clarificaron más que el diez por ciento de los pasajes difíciles del Zohar. Y lo poco que aclararon, sus palabras eran casi tan abstrusas como las palabras del Zohar mismo.

Pero en nuestra generación hemos sido premiados con el comentario del Sulam (Escalera), que es una interpretación completa de todas las palabras del Zohar. Más aún, no sólo que no deja temas sin aclarar en todo el Zohar sin interpretarlas; sino que las aclaraciones están basadas en un análisis sencillo, que cualquier estudiante intermedio puede entender. Y dado que el Zohar apareció en nuestra generación, resulta una prueba clara de que ya nos encontramos en los días del Mesías, en el comienzo de esa generación de la cual se ha dicho, «Y la tierra estará llena del conocimiento del Señor».

Debemos saber que los asuntos espirituales no son como los asuntos físicos, donde otorgamiento y recepción ocurren simultáneamente. En espiritualidad el tiempo de otorgamiento y el tiempo de recepción están separados. Esto se debe a que primero fue dado desde el Creador al receptor, y en el otorgamiento Él solo le da la alternativa de recibir. Sin embargo, él todavía no ha recibido nada, hasta que está apropiadamente santificado y purificado. Y entonces uno es recompensado con recibirlo. Así, puede tomar mucho tiempo entre el momento de otorgamiento y el momento de recepción.

De acuerdo con esto, el adagio de que esta generación ha llegado hasta el versículo, «Y la tierra estará llena del conocimiento del Señor», se refiere únicamente al otorgamiento. Aún así, no hemos llegado todavía a un estado de recepción. Cuando estemos purificados, santificados, y estudiamos y ejercemos en la cantidad deseada, el tiempo de recepción llegará, y el versículo «y la tierra estará llena del conocimiento del Señor», se convertirá en verdad en nosotros.

Además, es sabido que la redención y el logro completo están entrelazados. La prueba es que cualquier persona que tenga atracción hacia los secretos de la Torá también es atraída hacia la tierra de Israel. Este es el motivo por el cual se nos prometió, «y la tierra estará llena del conocimiento del Señor», no sólo al final de los días, en el tiempo de la redención.

Por consiguiente, como todavía no hemos sido recompensados con un tiempo de recepción en el logro completo, sino sólo con tiempo del otorgamiento, por el cual se nos ha dado la oportunidad de alcanzar el logro completo, entonces esto es con redención. No hemos sido premiados con ello, sino sólo en la forma de otorgamiento. El quid de la cuestión es que el Creador liberó nuestra santa tierra de los extranjeros y nos la ha devuelto, no obstante no hemos recibido la tierra bajo nuestra autoridad, porque el tiempo de recepción todavía no ha llegado, como explicamos respecto del logro completo.

Así, Él ha dado pero nosotros no hemos recibido. Después de todo, no tenemos independencia económica, y no hay independencia política sin independencia económica. Más aún, no hay redención del cuerpo sin redención del alma. Y mientras la mayoría del pueblo es cautivado por las culturas de otras naciones y son incapaces en la religión y la cultura de Israel, los cuerpos, también serán cautivos de las fuerzas extranjeras. Y en este sentido, la tierra todavía está en manos de extranjeros.

La prueba es que nadie está ansioso con la redención, como debería estarlo con la redención después de dos milenios. No es sólo los que están en la Diáspora no están inclinados a venir hacia nosotros y deleitarse en la redención; una gran parte de aquellos que han sido redimidos, y están sentados entre nosotros, están esperando con ansia ser liberados de esta redención y retornar a la Diáspora de la cual vinieron.

Entonces, aún cuando el Creador ha librado la tierra de manos de las naciones y nos la ha dado a nosotros, todavía no la hemos recibido. No la disfrutamos. Pero con este otorgamiento, el Creador nos ha dado una oportunidad de redención, para ser purificados y santificados y asumir el trabajo de Dios en Torá y Mitzvot Lishmá. En ese momento el Templo será construido y recibiremos la tierra bajo nuestra autoridad. Y entonces experimentaremos el júbilo de la redención.

Sin embargo, hasta que no hayamos llegado a esto, nada cambiará. No hay diferencia entre las costumbres de la tierra respecto de la forma que había mientras permaneció en manos extranjeras, en leyes, economía, y en el trabajo de Dios. Entonces, todo lo que tenemos es una oportunidad para la redención.

Se deduce que nuestra generación es la generación de los días del Mesías. Por eso se nos ha sido otorgada la redención de nuestra santa tierra de manos de extranjeros. También hemos sido gratificados con la revelación del Libro del Zohar, que es el inicio de la continuación del versículo, «la tierra estará llena del conocimiento del Señor». «Y ya no tendrá el hombre que hacer de maestro…pues todos Me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande».

Sin embargo, con esas dos, nosotros sólo hemos sido premiados con el otorgamiento del Creador, pero no hemos recibido nada en nuestras manos. Por consiguiente, nos ha sido otorgada la oportunidad de comenzar con el trabajo de Dios, de comprometernos en Torá y Mitzvot Lishmá. Entonces nos será otorgado el gran éxito prometido a la generación del Mesías, que todas las generaciones antes de nosotros conocieron. Y entonces seremos premiados con el tiempo de la redención tanto del logro completo como de la redención completa.

De este modo hemos explicado en su totalidad lo que nuestros sabios respondieron a la cuestión, «¿Cómo es posible adherirse a Él, que ellos dijeron significa ‘adherirse a Sus cualidades». Esto es verdad por dos razones:

1. La Dvekut espiritual no es proximidad espacial, sino equivalencia de forma.
2. En tanto el alma fue separada de Su Esencia sólo por el deseo de recibir, que el Creador ha grabado en ella, una vez que Él separó de ella el deseo de recibir, ésta naturalmente retornó a la Dvekut previa con Su Esencia. Sin embargo, todo esto es en teoría. De hecho, ellos no han respondido nada respecto de la explicación de la adhesión a Sus cualidades, que significa separar el deseo de recibir, grabado en la naturaleza de la creación, y llegar al deseo de otorgar, lo opuesto a su naturaleza.

Y lo que explicamos, de quien se está ahogando en el río debe sujetarse firmemente de la soga, y que antes de que uno se comprometa en Torá y Mitzvot Lishmá para no volver nuevamente a la insensatez, no se considera que está aferrado firmemente a la soga, la cuestión vuelve: ¿Dónde encontrará uno motivación para que su accionar sea únicamente para dar satisfacción a su Creador con todo su corazón? Después de todo, uno no puede hacer un simple movimiento sin algún beneficio para sí mismo, así como una máquina no puede funcionar sin combustible. Y si no hay allí ninguna auto-gratificación, sino sólo satisfacción al Creador, uno no tendrá combustible para funcionar.

La respuesta es que quien alcanza suficientemente Su grandeza, lo que uno le otorga a Él se transforma en recepción, como está escrito en Masejet Kidushin (p.7): Cuando la mujer le da dinero a una persona importante, se considera recepción para ella, y ella es santificada.

Así es con el Creador: si uno alcanza Su grandeza, no hay recepción mayor que la satisfacción del Creador. Esto es combustible suficiente para trabajar duro y actuar con el corazón y el alma para darle satisfacción a Él. Pero, claramente, mientras uno no ha alcanzado suficientemente Su grandeza dando satisfacción al Creador, no será considerada recepción suficiente para brindarse uno en cuerpo y alma al Creador.

Por lo tanto, cada vez que uno apunta realmente sólo a darle satisfacción a su Creador y no a sí mismo, uno perderá inmediatamente la fuerza para trabajar, y será como una máquina sin combustible, ya que uno no puede mover un órgano sin atraer algún beneficio para sí mismo. Más aún entonces con una labor tan grande como brindarse uno mismo en cuerpo y alma, como lo dicta la Torá. Indudablemente uno no será capaz de hacerlo sin atraer alguna recepción de placer para sí mismo.

De hecho, obteniendo Su grandeza en una medida tal que el otorgamiento se convierta en recepción, como se mencionó respecto de una persona importante, no es difícil después de todo. Todo el mundo conoce la grandeza del Creador, quien creó todo y consume todo, sin principio y sin final, y aquella sublimidad no tiene fin.

Sin embargo, la dificultad es que la medida de la grandeza no depende del individuo, sino del ambiente. Por ejemplo, aunque uno esté lleno de buenas cualidades, si el ambiente no lo aprecia a uno tal como es, siempre será infeliz y no será capaz de enorgullecerse de sus virtudes, a pesar de no tener dudas de que son verdaderas. Y a la inversa, una persona sin ningún mérito, cuyo ambiente la respeta como si fuera virtuosa, estará llena de orgullo porque la medida de la importancia y grandeza le es dada completamente por el entorno.

Y mientras uno ve cómo el entorno de uno menosprecia Su trabajo y no valoriza apropiadamente Su grandeza, uno no puede superar al ambiente. Además, uno no puede obtener Su grandeza, y desdeñan el trabajo de uno, como lo hacen.

Y dado que uno no tiene la base para obtener Su grandeza, obviamente no será capaz de trabajar para darle satisfacción a su Creador en lugar de hacerlo para sí mismo. Por este motivo uno no tendría motivación para actuar, y «si no trabajas sino que encuentras, no crees». Y la única elección que uno tiene es o trabajar para sí mismo o no hacerlo en absoluto, ya que darle satisfacción a su Creador no será equivalente a la recepción para él.

Ahora pueden entender el versículo, «en la multitud de personas está la gloria del rey», ya que la medida de la grandeza proviene del ambiente bajo dos condiciones:

1. La medida del aprecio del entorno.
2. La medida del entorno. Así, «en la multitud de personas está la gloria del rey».
Y debido a la gran dificultad de esta cuestión, nuestros sabios nos aconsejaron: «Haz de ti mismo un rav y cómprate un amigo». Esto significa que uno debe elegir para sí a una persona importante y renombrada para que sea su rav, a partir de lo cual uno sea capaz de comprometerse en Torá y Mitzvot para darle satisfacción al Creador. Esto es así porque hay dos facilitaciones para el rav de uno:
1. Porque es una persona importante, el estudiante puede otorgarle satisfacción a él, basado en la sublimidad del rav, ya que el otorgamiento se convierte en recepción para él. Éste es un combustible natural, ya que uno siempre puede incrementar sus actos de otorgamiento. Y una vez que la persona crece habituado a comprometerse en otorgarle al rav, uno también puede transferirlo al compromiso en Torá y Mitzvot Lishmá hacia el Creador, ya que el hábito se convierte en una segunda naturaleza.

2. La equivalencia de forma con el Creador no ayuda si no es para siempre, es decir, «hasta que Él, que conoce todos los misterios testifique que uno no retornará nuevamente a la insensatez. Esto no es entonces con equivalencia de forma con su rav. Debido a que el Rav está en este mundo, dentro del tiempo, la equivalencia de forma con él ayuda aunque sólo sea en forma temporal y él más tarde se vuelve a estropear nuevamente.

Entonces, cada vez que uno equipara su forma con la de su rav, está adherido a él por un tiempo. Así, uno obtiene los pensamientos y el conocimiento del rav, acorde con su medida de Dvekut, como hemos dicho en el ejemplo del órgano que fue cortado del cuerpo y luego reunido con él.

Por esta razón, el estudiante puede utilizar el logro de su maestro de la grandeza del Creador, que transforma otorgamiento en recepción y en combustible suficiente para darle a su corazón y a su alma. En ese momento el estudiante, también será capaz de comprometerse en Torá y Mitzvot Lishmá con su verdadero corazón y alma, que es el remedio que produce la Dvekut eterna con el Creador.

Ahora puede comprender las palabras de nuestros sabios (Berajot 7): «Servir en la Torá es más grande que estudiarla, como fue dicho, ‘Elisha el hijo de Shafat está aquí, aquel que vertió agua en las manos de Eliyá’. No dice estudió, sino vertió». Esto es desconcertante: ¿cómo un simple acto puee ser más grande que estudiar la sabiduría y el conocimiento?.

Pero de acuerdo con lo anterior, entendemos perfectamente que servir a su rav con cuerpo y alma para darle satisfacción le trae a uno Dvekut con el rav, es decir, equivalencia de forma. Así, uno recibe los pensamientos y el conocimiento del rav a través del «boca a boca», que es Dvekut de espíritu con espíritu. A través de ello uno es recompensado con obtener su grandeza de manera suficiente para transformar otorgamiento en recepción, para convertir se en combustible suficiente para devoción, hasta que uno es recompensado con la Dvekut con el Creador.

Esto no concierne entonces al estudio de la Torá con su rav, ya que esto debe ser para el propio beneficio, y no produce Dvekut. Esto es considerado «de boca a oído». Entonces, servir brinda al estudiante los pensamientos del rav, y el estudio sólo las palabras del rav. Además, el mérito de servir es más grande que el mérito de estudiar tanto la importancia de los pensamientos de su rav están sobre las palabras del rav, y como la importancia del «boca a boca» está sobre «de la boca a la oreja».

Sin embargo, todo esto aplica si el servicio es para proporcionarle satisfacción a Él. A la inversa, si el servicio es para beneficiarse uno mismo, tal servicio no lo conducirá a la Dvekut con su rav, y ciertamente el estudio con el Rav será más importante que servirlo.

Pero como dijimos acerca de obtener Su grandeza, que un ambiente que no lo aprecia apropiadamente debilita al individuo y le impide obtener Su grandeza, esto también es cierto para el Rav de uno. Un ambiente que no aprecia apropiadamente al Rav impide que el estudiante sea capaz de obtener apropiadamente la grandeza de su Rav.

Por lo tanto, nuestros sabios dijeron, «Haz de tu mismo un Rav y cómprate un amigo». Esto significa que uno puede crear un nuevo ambiente para sí mismo. Este ambiente lo ayudará a obtener la grandeza de su Rav a través del amor de sus amigos que aprecian al Rav. Conversando con sus amigos acerca de la grandeza del Rav, cada uno de ellos recibe la sensación de su grandeza. Así, el otorgamiento a su Rav se convertirá en recepción y en motivación suficiente hasta el punto que lo lleve a uno a comprometerse en Torá y Mitzvot Lishmá.

Ellos dijeron acerca de esto, «La Torá se adquiere a través de cuarenta y ocho virtudes, por servir a los amigos y por la meticulosidad de los amigos». Esto es, entonces, que además de servir al Rav, uno necesita la meticulosidad de los amigos, así como la influencia de los amigos, para que ellos implementen en ellos la obtención de la grandeza del Rav. Esto es así porque obtener la grandeza depende completamente del ambiente, y un individuo no puede hacer absolutamente nada acerca de esto.

Todavía, hay dos condiciones para obtener la grandeza:


1. Siempre escuchar y asumir la apreciación del ambiente en la medida de su grandeza.

2. El ambiente debe ser grande, como está escrito, «En la multitud de personas está la gloria del rey».

Para recibir la primera condición, cada estudiante debe sentirse el más pequeño entre sus amigos. En tal estado uno puede recibir la apreciación de la grandeza de todos, ya que el grande no puede recibir del pequeño, mucho menos ser impresionado por sus palabras. Más bien, sólo el pequeño puede ser impresionado por la apreciación del grande.

Y para la segunda condición, cada estudiante debe ensalzar a su amigo y apreciarlo como si fuera el más grande en esa generación. Entonces el ambiente lo afectará como un ambiente suficientemente grande, ya que la cualidad es más importante que la cantidad.

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