Carta Nº 8 – Escritos del Rabash

 

Saludos, amigos míos, mis mejores deseos,

En respuesta a su carta, debo decirles que, por ahora, no tengo nada que añadir por este medio. Más bien, tal como está escrito: “Habla a los hijos de Israel y ellos viajarán”. En relación a los viajes, sabes que se refieren a ir del estado A al estado B. Ese es el significado de cambiar de lugar, como dijo Baal HaSulam en una interpretación del verso: “Día a día expresa un discurso”. Él escribió allí que es imposible tener otro día, sin tener un estado de noche de por medio, es decir, con una interrupción en la mitad. De otra manera, se llama “un largo día” y no “día tras día”. Pero el orden del trabajo es precisamente día tras día. “Y noche tras noche experimentará el conocimiento” significa que hay un día en el medio, hasta aquí sus palabras. Este es el orden de los viajes: Por lo tanto, no le teman a cualquier estado, sino solo, como ya dijimos: “Viajen”, vayan hacia adelante. Cada vez, debe fluir una nueva corriente, tal como (…) me escribió en su última carta, el verso: “Ellos son nuevos cada mañana; grande es Tu fe”. Por cierto, te voy a revelar en la presente carta mis pensamientos y voluntad aun cuando no acostumbro hacerlo habitualmente. Y aun así, deseo revelar ante ti lo que pensé acerca de las personas de Tiberíades y saber cómo nos consideran, amigablemente o de manera hostil. En esta carta, te escribiré cómo y que veo de las personas de Tiberíades. Y aun cuando no describí la esencia de Tiberíades, aun así, te escribiré mis pensamientos. Estos días, me he liberado un poco de mis problemas personales y generales, y estoy tomándome un tiempo para levantar la cabeza y observar lo que se está desarrollando allí. Es como si viera tres tipos de personas, tres imágenes y formas vestidas en tres diferentes tipos de cuerpos. 1) Una gran parte, la vasta mayoría, a pesar que pienso que nos consideran de forma tanto favorable como desfavorable, y que nos respetan o desprecian. Con toda honestidad, pienso que no somos dignos de atención a sus ojos. En otras palabras, ni piensan en nosotros, ni nos critican e incluso no nos sienten.

Es como si no existiéramos junto a ellos en el mundo. Es más, si sucede que escuchan que existe tal cosa como los Jasidim (practicantes) del Rav Ashlag, no es de interés para ellos. Están preocupados en conseguir sustento todo el día −en sus pasiones, en su búsqueda de respeto, o en su espiritualidad. Ellos no tienen la necesidad de considerar algo tan trivial como nosotros −este pequeño grupo de personas- y, especialmente, desde que escucharon que hay una pelea dentro de nuestro diminuto grupo. “Las sobras no satisfacen al león”. Es decir, el diminuto grupo, es muy pequeño e insignificante ante sus ojos, para saciarlos o proporcionar alguna satisfacción mental, tanto es así, que evalúan si nos dejan entrar en sus pensamientos para decidir si somos buenos o malos. Así de inferiores somos ante sus ojos, completamente indignos de escrutinio, e indignos de una atención momentánea. E incluso cuando pienso que este león tiene todo tipo de planes en relación a nosotros, en realidad no hay nada por el estilo. 2) El segundo tipo de personas, son aquellos que nos respetan y para los cuales ya existimos y ocupamos espacio en su mundo. Nos consideran personas de valor, respetables, y de cierta talla. Nos hacen el gran favor de destinar tiempo para nosotros en su mente y en sus pensamientos durante su tiempo libre. Se interesan por nosotros y observan nuestras actitudes y actividades para ver si somos realmente virtuosos y con integridad, y para opinar con criticismo si encuentran algo en nosotros. Cuando piensan en ello, ven que al final del día, es un grupo de personas que se han reunido en un cierto lugar, bajo la supervisión de un cierto líder, para estar juntos. Con un coraje sobrehumano afrontan a todos aquellos que se levantan en su contra. De hecho, son hombres valerosos con un fuerte espíritu, están determinados a no retroceder ni un centímetro. Son luchadores de primera clase, peleando en su guerra contra la inclinación hasta su última gota de sangre, y su único deseo es ganar la batalla por la gloria de Su nombre. Sin embargo, junto a todas esas reflexiones, cuando comienzan a analizarse a sí mismos −de acuerdo a sus prejuicios y a sus intereses propios con respecto a deseos y persecución de honores− se ven obligados a acordar de manera unánime, unirse contra nosotros. Así, inequívocamente y de todo corazón, resuelven que es mejor para ellos no vincularse con nosotros. Esto es así aun cuando entre ellos, están muy lejanos y son tan diferentes el uno del otro, que nunca pueden estar de acuerdo en nada.

Pueden odiarse los unos a los otros hasta tal punto que no pueden soportar estar en la misma habitación y hasta desean matarse entre sí. Aun así, todos ellos se unen en nuestra contra. Y como no son imparciales debido a la voluntad de recibir en ellos, y “El soborno ciega los ojos del sabio”, inmediatamente ven lo opuesto de lo que pensaron de nosotros. Y después de todas las alabanzas y virtudes que encuentran en nosotros −que es conveniente y bien visto respetarnos− pero una vez que han tomado una determinación, ejecutan rápidamente el veredicto con pasión y devoción, ya que arruinamos su reputación con nuestros puntos de vista. Así, por una parte, ellos ven que la verdad está de nuestro lado; y al mismo tiempo, nuestro camino les irrita. Para librarse a sí mismos, no tienen opción sino destruirnos y borrar nuestro nombre de la faz de la tierra. Ellos se aplican y esfuerzan en ello, para dispersarnos en todas direcciones. Planean y conspiran sobre cómo hacernos fallar y colocan obstáculos en nuestro camino, usando todo tipo de medios −tanto legítimos como ilegítimos, incluso si esto significa contradecir el espíritu humano y el espíritu de la Torá. No les importa, porque ven que no habrá permanencia de su voluntad si tenemos algún dominio o expansión de nuestra meta, hacia las personas honestas y de corazón, porque entonces tendremos el poder de mostrarles la verdad. Y esto es malo para ellos, porque es más conveniente hacer lo que sus corazones desean, y al mismo tiempo ser “el rostro de la generación”− líderes influyentes y espirituales. Por eso, ellos conspiran con planes de ruina y destrucción para nuestro futuro y dicen: “Cuanto más pronto, mejor; es mejor degradarlos mientras aun son pequeños, de manera que no quede ninguna traza de ellos”. Aun así, debemos estar muy agradecidos con ellos por respetarnos y dar importancia a nuestro punto de vista., al menos, admiten que hay algo para revocar. En otras palabras, no nos ignoran como si fuéramos polvo, sino que al menos somos reales para ellos. Esto no es como con el primer tipo de personas, que no piensan en nosotros y creen que lo que sucede a nuestro alrededor no merece ninguna atención. Además, tampoco están impresionados por nuestra debilidad. Que nosotros al pensar que están siguiendo nuestro accionar, evitamos hacer ciertas cosas, no sea que las encuentren irritantes, y que esto a menudo nos provoca escapar de la campaña, por miedo al primer tipo de personas. Para ser honesto, ninguno de ellos nos presta atención o piensa en nosotros.

Tal vez es como está escrito: “Huyeron cuando nadie los persiguió”. Por lo tanto, debemos estar contentos por personas como las del segundo tipo, ya que al menos hacen bromas, se burlan, nos desprecian y calumnian. En otras palabras, al menos somos una realidad en su mundo y no fue tan fácil para ellos pensar y decidirse en borrar nuestro nombre de la faz de la tierra, Dios nos libre. 3) El tercer tipo de personas nos desean bienestar y nos favorecen. Sin embargo, son muy pocas, como en “Dos son multitud (o plural)”. Y las llamo por sus iniciales, BShMA, es decir, B…, Sh…, M…, y A… En la lengua sagrada (hebreo), se llaman Bosem (perfume), y en arameo, BoSMA, porque el arameo se considera Ajoraim (posterior). En otras palabras, deben llegar a ser recompensados con la Luz de Panim (Luz anterior), y que todas sus acciones ingresen en la Kdushá (santidad), la cual se llama “la lengua sagrada”. ¿Y qué debo hacer cuando veo que deseo describir e ilustrarte a nuestros amados que están en Tiberíades? En ese momento, siento que Tiberíades es una ciudad bulliciosa, y los del tercer tipo anteriormente mencionado, están vestidos en dos cuerpos, mezclados en un torbellino, deambulando entre todos los deseos e ideas que visten otros cuerpos, es decir, el primer y segundo tipo de personas. Y entonces es difícil para mí encontrarlos porque es como si estuvieran en un gran saco de paja y heno, ¿y cómo puede uno encontrar dos perlas preciosas, dos espigas de trigo, que se desvanecen en la vasta mayoría? Y aun cuando la regla es que incluso una persona entre mil cuenta, ellos aun deben soportar y clamar como una grulla, que son seres verdaderamente llenos de vitalidad. De esto podemos entender la alegoría que nuestros sabios presentan, que la paja, el heno y el trigo deliberan para quién fue plantado el campo. El argumento de la paja y el heno parecen tan correctos que no pueden ser persuadidos, y en ocasiones hay miedo de que el trigo se rinda bajo el gobierno de ellos. Su argumento es: “Somos la mayoría, y tú, trigo, eres nada comparado con nuestro número. Tenemos un estatus más alto y nacimos antes de que vinieras al mundo. En otras palabras, mientras aun eras inexistente, nosotros ya éramos adultos y bien parecidos, y nuestra grandeza podría ser vista por todos. Desde lejos, deslumbramos el ojo con la belleza que le damos al campo entero. Pero ustedes, los granos de trigo, son tan diminutos e indistinguibles que sólo a través de una atención especial puede uno verlos, sólo cuando uno se acerca. Esto seguramente se debe a su incompetencia. Pero nosotros damos un lugar y refugio a personas que están cansadas y perdidas en el camino, que no tienen lugar para reposar sus cabezas. Las tomamos entre nosotros y las cubrimos de los vientos y de las bestias salvajes para que no se les vea. Pero, ¿quién puede disfrutar de ustedes?”. Pero cuando fue tiempo de cosechar, todos sabían para quién fue plantado el campo, ya que la paja y el heno, sólo son adecuados para ser comida de animales; no tienen la esperanza de ser más grandes que su actual medida de grandeza.

El trigo, sin embargo, tras unas cuantas correcciones, cuando es quebrado, cernido, mezclado con vino y aceite, y puesto en el horno, es colocado sobre la mesa de reyes y es digno de servirse como una ofrenda al Señor. Y todo el mérito que puede ser atribuido a la paja y el heno es su servicio al trigo, al que sustentaron y alimentaron. En otras palabras, ellos tomaron alimento de la tierra y se lo transfirieron al trigo. Fue una carga y un peso para ellos que el trigo estuviera cabalgando sobre sus espaldas, y el valor de la paja y el heno es el mismo que el de un esclavo que sirve al rey o una criada que sirve a su señora. Pero antes del momento de la cosecha, o sea de la conclusión, era imposible aclarar la veracidad y sinceridad de la realidad misma. Por el contrario, cada uno estaba por sí mismo, discutiendo de acuerdo a su propia sensación. Y considerar la verdad sin observar si esta puede causar alguna humillación e incomodidad no es una tarea fácil, solamente aquel que puede analizar cada elemento en muchos detalles hasta que la veracidad y la justicia del asunto salen a la luz. Y para esto se requiere ser recompensado desde arriba, con no ser atrapado en la red del amor propio, y ser arrastrado en el flujo de la mayoría. De lo dicho arriba, resulta que es difícil para mí encontrarlos cuando están solos, sin ninguna mezcla de deseos e ideas extrañas, ya que todos los están ocultando, como se describía en la alegoría del trigo. Sin embargo, he encontrado una táctica, similar a la del tiempo de cosecha mencionada antes. Sólo de noche, después de la medianoche, cuando la brisa nocturna sopla y dispersa las pilas de paja y heno, y todos yacen postrados en el campo como cadáveres, es decir, durmiendo en sus camas, las dos espigas se liberan y vierten sus corazones ante su Padre en el cielo. Ellos entran a la llama del fuego de la Torá hasta la luz de la mañana, cuando es el momento de la plegaria. En ese momento, sus almas salen diciendo las palabras del Dios viviente. Creo que este es el momento justo para entretenerse con las perlas preciosas que brillan como llamas de fuego, para ser unidas con todo Israel, con la ayuda de la Roca de su Redención, y que el Creador así lo permita.

Y escribiré unas cuantas palabras más con respecto al amor. Es sabido que no hay Luz sin un Kli (vasija), es decir, que cada placer debe tener un atuendo, en el cual la Luz del placer pueda vestirse. Por ejemplo, cuando una persona desea ganar algún respeto, ser honrado ante los ojos de las personas, su primera acción es con sus ropas. En otras palabras, él debe vestirse con un atuendo honorable, como nuestros sabios dijeron: “Rabí Yojanán llamó a sus vestidos ‘Mis honras’”. Así, la persona se esfuerza en una cierta medida hasta que obtiene la honorable vestimenta, e incluso luego de adquirirla, debe protegerla de cualquier desperfecto y daño. Es decir, cada día debe sacudirla, y si está manchada y se ensucia, debe lavarla y plancharla. Pero, más importante aun, debe protegerla del más peligroso saboteador − ¡las polillas! En Yiddish se le llama “un Mol”, que es un mosquito pequeño que no puede verse. El primer cuidado es que no debe entrar en contacto con ropas viejas. Y hay además un remedio maravilloso llamado “naftalina”, que la protege de los que la dañan, los “Mols”. Y cuando él tiene su vestimenta, está listo para recibir la Luz del placer que se viste en atuendos honorables. Es similar con el amor. Para ser recompensado con la Luz del amor, uno debe encontrar un atuendo en el que la Luz pueda vestirse. Y las mismas reglas se aplican a estas vestimentas: evitar el “polvo” de la calumnia, y en especial al mosquito saboteador conocido como Mol (en Yiddish, Moil significa boca, así que hay aquí un juego de palabras), que son personas de buena apariencia, que hablan bellamente. Pensarías que ya se han “circuncidado” en las alianzas de las relaciones prohibidas y la calumnia, y circuncidaron su corazón, pero muy en el fondo en ellos está el saboteador que puede dañarlos, y no pueden protegerse de ello porque son de apariencia agradable y gran belleza. Por eso este mosquito es tan diminuto que, sin una atención especial, es imposible detectar a este destructor que viene de aquellos circuncisos, que pueden arruinar esta preciosa vestimenta. De hecho, se sabe que este Mol le hace más daño a las vestimentas de lana (TzéMeR), es decir, las letras MeReTz (entusiasmo), que arruinan el entusiasmo para el trabajo. Y el Yatush (mosquito) se deriva de “VaYitosh (y él abandonó) al Dios que lo hizo”, o en Arameo, “Y él cesó de adorar al Dios al que servía”. Es costumbre de quién tiene una preciosa vestimenta de lana, el evitar el contacto con ropas viejas. En otras palabras, debe evitar el contacto con “viejos Jasidim (practicantes)”, que arruinan el entusiasmo, porque ya no son competentes para el trabajo, así que todas sus palabras son solo para disminuir el ánimo. E incluso uno con fuertes vestimentas de amor, que es parecido a un árbol −es decir, que tiene una firme existencia− también debe resguardarse de esa polilla, ya que si entra en contacto con la madera, también puede producir daños. Tal como vemos en la naturaleza, que si ese agente nocivo ingresa en el árbol, el mismo se pudre y se desintegra. Y la única medicina es la naftalina, que viene de la palabra Naftoley, que Onkelos (traductor de la Biblia) traduce como Tefilá (plegaria), es decir, rezar al Creador para que este destructor no ingrese en su vestimenta. Deben ser cuidadosos con una vestimenta honorable, porque si hay plumas de gallo sobre esta, deben ser eliminadas. Tampoco deben entrar en un lugar donde haya plumas de gallo mientras se visten esas ropas.

En una vestimenta de la Luz del amor esto es interpretado como Notzot (plumas), de la palabra Nitzim (pelear), como en las peleas de gallos. Esto se refiere al canto y a los himnos de personas que aun están en el exilio, que se encuentran fuera del camino de la verdad y están esclavizados al amor propio. Todo el canto y alabanza que muestran durante su Torá y en su plegaria sólo causan disputas en tu alma, hasta que comienzan a hacer la guerra en sus pensamientos e ideas −y ustedes se cuestionan, ¿en qué lado se encuentra la verdad y la justicia? Esto arruina y ensucia sus vestimentas, las que hasta ahora podían albergar amor. Por lo tanto, debes ser cuidadoso y evitar lugares donde hay plumas de gallo, de manera que después no tengas que dedicarte a limpiarte esas plumas. Podemos ver en aquella persona que se esfuerza en adquirir la Luz de los honores, si no protege sus vestimentas adecuadamente, cuando sale afuera, los externos inmediatamente se aferran a su ropa, cuando ven que no es un atuendo apropiado, adecuado para honrar a personas. En otras palabras, la gente verá que está aceptando la autoridad de ellos sobre él, y que está tan esclavizado a esas personas externas, que se ve obligado a hacer grandes esfuerzos para obtener las vestimentas pero también para conservarlas. E incluso la moda, es decir, el diseño y la manera de vestir, deben ser precisamente acorde a los gustos de esas personas bajo las cuales se somete. Así, precisamente son aquellos de quienes desea recibir respeto, a los que tiene que adorar con gran esfuerzo para ser favorecido por ellos, de manera que impartan sobre él la Luz del placer que está vestida en los atuendos de honor. Y si, Dios lo prohíba, no les sirvió lo suficiente, esto puede arrojar resultados no placenteros. Es decir, no sólo no le darán el respeto que quería de ellos, sino al contrario, todos lo degradarán, lo humillarán, y le harán sentir bajo e inferior. Y esa sensación de inferioridad primero lo pondrá triste, luego ocioso, y luego sentirá que el mundo entero se ha oscurecido para él, hasta que no ve esperanza de obtener placer en la vida. Entonces, encuentra un solo consuelo −ir a casa, yacer en su cama, y pedir amargamente que su plegaria sea concedida− es decir, que el ángel del sueño, que es un sesentavo de la muerte, le impartirá la Luz del placer de dormir.

Este es el único goce que puede esperar. Y si, lamentablemente, el ángel del sueño no tiene misericordia de él y no encuentra un remedio para sí, entonces, por la amargura de su alma, él no tiene otra opción, sino adquirir placer de aquello que es popular entre los desesperados que buscan alivio para su tristeza: ellos pelean contra su deseo de existir, lo superan, y extraen placer del ángel llamado “suicidio”. Es decir, ellos sienten que sólo este ángel puede liberarlos de la amargura de su alma. Evidentemente, es imposible obtener placeres del ángel recién mencionado sin terribles tormentos y una poderosa y horrible lucha emocional. Por lo tanto, “Los ojos del sabio están en su cabeza”, y él sabe y ve antes de tiempo lo que puede adquirir y obtener si no cumple las leyes y condiciones de sus contemporáneos. Es decir, debe rendirse y asumir todo lo que las personas externas le exigen, o lo castigarán de inmediato en este mundo. En otras palabras, la recompensa y el castigo son revelados en este mundo y no requieren fe por encima de la razón.

De esto podemos deducir el gran cuidado, desvelo ilimitado, y la atención especial requerida para obtener el ropaje que viste la Luz del amor, no sea que los exteriores se aferren a ella, y arruinen esta preciosa vestimenta. −que está hecha de una tela tan fina y delicada− que ha sido comprada con tanto sudor y sangre, literalmente hablando. Y ahora déjame aclararte cómo y de qué manera comienzo a obtener esa vestimenta de amor. El orden para hacer una vestimenta adecuada es, primero, hilar una pieza de tela. En otras palabras, tomamos hilos y los colocamos juntos a manera de trenzado y guía (entrecruzados). A través del entramado, se teje una pieza de tela. Por lo tanto, tomo un hilo de trenzado en un hilo de guía o llenado. Un Nima (ar.: hilo así como “decir”) se deriva de las palabras “Di una palabra sobre ello”. Shti (llenado) viene de la palabra Tashi (debilita), como en “Tú has debilitado la Roca que te engendró”. En otras palabras, comienzo a actuar con el poder de mi memoria y pronto recuerdo que mis amigos hablaron de mí desfavorablemente, que esas palabras les hicieron cometer cosas malas hacia mí, y estos dichos (también “trenzar”) debilitan la amistad, la camaradería, y la hermandad. Más adelante, un hilo de Erev (ameno) viene a mi mente, es decir, que escuché que mi amigo habló de mí favorablemente, lo cual lo hizo cometer buenas cosas, que son Arevim (amenas) y dulces a mi gusto. Es decir, veo y siento que mi amigo ha dejado todos sus compromisos y piensa y actúa solo a mi favor, de manera que tenga placeres agradables. Y esos dos hilos crean una mezcla en mí, y no sé de qué manera decidir y decir: ¿Está la verdad del lado del trenzado o del lado del llenado? Es sabido que todo lo que existe en nuestro mundo está bajo la forma de positivo y negativo −derecha e izquierda, verdadero y falso, Luz y oscuridad, Israel y las naciones, sagrado y secular, impureza y pureza, y mal y bien. Esto es así porque es imposible detectar un buen sabor sin probar el sabor amargo del mal. Este es el significado de lo que nuestros sabios dijeron: “Demandar (Pará) a los malvados y dar una buena recompensa a los justos”.

La palabra Pará (demandar) viene del verso. “Pará (suelta) el cabello en la cabeza de la mujer”. En otras palabras, es posible recibir ayuda de los malvados con el fin de descubrir el verdadero sabor y sensación, de la buena recompensa del justo. Por esta razón, al tejer la vestimenta, permanezco desconcertado y espero el veredicto que expulsará la pobreza de mente que me envuelve. Y como estoy ocupado en tejer un atuendo de amor, en colocar la Luz del placer ahí, ya no soy imparcial y paso a ser una parte interesada. Por esta razón, decido de acuerdo a las palabras del llenado, tal como la Torá nos dio indicios que “El soborno ciega los ojos del sabio”. Así, ya no me importa si la verdad es lo que es; es más, sólo me importa la meta que deseo en este momento, durante el tejido del atuendo de amor. En ese estado, tengo una línea de decisoria en el medio, es decir, es la meta la que define entre derecha e izquierda. Y una vez que he adquirido las vestimentas mencionadas, de pronto empiezan a brillar chispas de amor dentro de mí. El corazón comienza a anhelar unirse con mis amigos, y me parece que mis ojos ven a mis amigos, mis oídos escuchan sus voces, mi boca les habla, las manos abrazan, los pies bailan con alegría y amor junto a ellos, en la ronda, y trasciendo mis límites corporales. Olvido la vasta distancia entre mis amigos y yo, y la tierra extendida a mucha distancia no se interpondrá entre nosotros. Es como si mis amigos estuvieran situados justo dentro de mi corazón y vieran que todo lo que sucede allí, y yo me avergüenzo de mis insignificantes actos contra mis amigos. Entonces, simplemente salgo de mis vasijas corporales, al parecerme que no hay realidad en el mundo excepto mis amigos y yo. Después de eso, incluso el “Yo” es anulado, sumergido, e incluido en mis amigos hasta que me pongo de pie y declaro, que no hay otra realidad en el mundo −solo los amigos. Debo ser breve, pues el día de fiesta se aproxima.

Tu amigo,

Baruj Shalom HaLevi

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