Shamati 40. Fe en su Rav, ¿cuál es la medida?

Lo escuché en 1943

Se sabe que hay un camino de la derecha y un camino de la izquierda. “Derecha” viene de la palabra (hebrea) “la derecha” y se refiere al versículo: “Y él creyó en el Señor”. El Targum dice “derecha” cuando el Rav le dice al discípulo que tome el camino de la derecha.

La derecha normalmente recibe el nombre de “plenitud”; y la izquierda “incompleto”, pues aún faltan ahí correcciones. En ese estado el discípulo debe creer las palabras de su Rav, quien le indica que camine por la línea de la derecha, llamada “plenitud”.

¿Y qué es esta “plenitud” por la cual debe andar el discípulo? Es que uno debe imaginarse que ya ha sido recompensado con la fe completa en el Creador, y que ya siente en sus órganos que el Creador gobierna al mundo a nivel de “bueno y benefactor”, es decir, que el mundo entero recibe de Él  solamente el bien.

Pero cuando uno se observa a sí mismo, descubre que es pobre y despojado de todo. Es más, al contemplar el mundo, ve que el mundo entero está atormentado, cada cual de acuerdo a su grado.

Uno debería decir al respecto: “Ellos tienen ojos y no ven”. Quiere decir que en la medida en que uno esté bajo el dominio de múltiples autoridades, designadas ellos, no pueden vislumbrar la verdad. ¿A qué se refiere con “múltiples autoridades”? Que uno posee dos deseos: aunque cree que el mundo entero le pertenece al Creador, también cree que algo le pertenece al hombre, que en realidad uno debe anular su propia autoridad frente a la autoridad del Creador, y decir que no desea vivir para sí mismo, y que la única razón por la que desea existir es para satisfacer al Creador. De este modo, anula su propia autoridad por completo, y así pasa a encontrarse bajo el dominio de una sola autoridad: la autoridad del Creador. Solo entonces puede uno vislumbrar la verdad, cómo el Creador gobierna el mundo con la cualidad de bondad y benevolencia.

Pero mientras uno se encuentre bajo el dominio de múltiples autoridades, es decir, mientras todavía posea dos deseos, uno en su mente y otro en su corazón, será incapaz de ver la verdad. En lugar de eso, debe elevarse por encima de la razón y decir “ellos tienen ojos” pero no ven la verdad.

De esto se desprende que, cuando uno se observa a sí mismo y desea saber si en ese momento está pasando por un descenso o un ascenso, tampoco puede saberlo. Quiere decir que uno puede pensar que se encuentra en un estado de descenso, y esto también es incorrecto, porque en ese momento podría encontrarse en un estado de ascenso, esto es, observando su verdadero estado y lo lejos que se encuentra de la sagrada labor. Y de este modo, uno está más cerca de la verdad.

Y podría suceder lo contrario, es decir, que ahora se sienta en un estado de júbilo, cuando de hecho está bajo el dominio de la recepción para sí mismo, lo cual llamamos “descenso”.

Solamente quien ya se encuentre bajo una única autoridad puede discernir y conocer la verdad. Por lo tanto, uno debe confiar en la opinión de su Rav y creer lo que su Rav le dice. Esto significa que uno debe andar como su Rav le indica.

Y aunque uno encuentre todo tipo de argumentos, y vea que haya muchas otras enseñanzas que no vayan de la mano con el punto de vista de su Rav, en cualquier caso, deberá confiar en la opinión de su Rav y decir sobre  aquello que ve en otros libros que no coinciden con la opinión de su Rav, que puesto que se encuentre bajo el dominio de múltiples autoridades, no conseguirá comprender la verdad. Uno no puede ver lo que está escrito en otros libros, la verdad que quieren mostrar.

Es sabido que cuando uno aún no se ha purificado, su Torá se convierte para él en “Poción de la Muerte”.

¿Y por qué dice que “Sin el logro espiritual, su Torá se convierte para él en la Poción de la Muerte”? Esto se debe a que todas las enseñanzas que uno aprende u oye no le traerán el beneficio de ser impartido con el discernimiento de la vida, que es Dvekut (adhesión) con la Vida de las Vidas. Por el contrario, constantemente uno es arrastrado más lejos de la Vida de las Vidas, ya que todo lo que hace solo responde a los requerimientos del cuerpo, lo cual recibe el nombre de “recibir para sí mimo” que, a su vez, es considerado separación.

Esto significa que a través de sus actos, uno se aleja más de la Vida de las Vidas; y esto recibe el nombre de “Poción de la Muerte”, porque le lleva hacia la muerte y no hacia la vida. Significa que uno se aleja aún más del otorgamiento, que es llamado “equivalencia de forma con el Creador”, según la máxima: “Así como Él es Misericordioso, tú has de ser misericordioso”.

También debemos saber que, cuando uno se dedica a la derecha, es el tiempo correcto para extraer la Abundancia superior, porque “lo bendito se adhiere a lo bendito”. En otras palabras, dado que uno se encuentra en un estado de plenitud llamado “bendito”, en ese aspecto se encuentra en equivalencia de forma, pues la señal de plenitud se manifiesta cuando uno está en estado de alegría. De lo contrario, no hay plenitud.

Tal como dijeron nuestros sabios: “La Shejiná (Divinidad) solo permanece mediante el regocijo de la Mitzvá”. Significa que la razón de que uno tenga alegría es la Mitzvá, esto es, el Rav le había ordenado tomar el camino de la derecha.

Resulta que uno observa los mandamientos del Rav, pues se le ha asignado un determinado tiempo para andar por la derecha, y otro determinado tiempo para andar por la izquierda. La izquierda contradice a la derecha, ya que “izquierda” se refiere a cuando uno realiza cálculos para sí mismo y comienza a analizar lo que ha adquirido a través del trabajo de Dios, y ve que es pobre y despojado de todo. Entonces, ¿cómo puede sentirse pleno?

Aun así, uno asciende por encima de la razón debido a la orden del Rav. De esto se desprende que toda la plenitud fue construida mediante “por encima de la razón”, y esto recibe el nombre de “fe”. Este es el sentido de “En todo lugar donde Yo haga recordar Mi Nombre, vendré a ti y te bendeciré”. “En todo lugar” significa que, aunque uno aún no merezca recibir una bendición, de todas formas, “Yo di mi bendición, porque tú creas un lugar, que es un lugar de regocijo, en el cual la Luz superior puede morar”.

153. El pensamiento es el resultado del deseo

Lo escuché el 7 de Shvat, 18 de enero de 1948, en Tel Aviv

El pensamiento es el resultado del deseo. Una persona reflexiona sobre lo que desea, y no piensa en lo que no desea. Por ejemplo, una persona jamás piensa en el día de su muerte. Por el contrario, siempre tenderá a contemplar su eternidad, ya que esto es lo que desea. Resulta que uno siempre tiende a pensar en aquello que se adapta a su voluntad. Sin embargo, el pensamiento cumple una función particular: intensifica el deseo. El deseo se hunde en su sitio; no tiene el poder de expandirse y de realizar su acción. Aun así, por medio del pensamiento y de la contemplación sobre algún asunto, provoca que el deseo le pida al pensamiento que le provea algún consejo o artimaña para cumplir ese deseo; de este modo el deseo crece, se expande y lleva a cabo su obra.

Resulta que el pensamiento está al servicio del deseo, y el deseo representa el objeto. Ahora, puede haber un objeto grande o pequeño. Un gran objeto tiende a dominar a los más pequeños.

A quien tiene un pequeño objeto y no posee dominio alguno, se le aconseja incrementarlo persistiendo en el pensamiento sobre el deseo, ya que el pensamiento crece en la medida que uno piense en él.

Y de este modo, podemos decir que “él medita en Su ley día y noche”; pues al persistir en ello, alcanza un gran objeto hasta convertirse en el verdadero dominador.

 

Shamati 39. Y cosieron una hoja de higuera

Lo escuché el 26 de Shavat, 16 de febrero de 1947

La hoja hace referencia a la sombra que esta proyecta al estar sobre la luz, es decir, sobre el sol. Existen dos tipos de sombras: una proviene del lado de Kedushá (Santidad), y la otra, surge como consecuencia del pecado.

Así, vemos que hay dos tipos de ocultamiento de la Luz. Del mismo modo que la sombra oculta al sol en el mundo físico, existe ocultamiento de la Luz superior, llamado “sol”, y que proviene del lado de la Kedushá (Santidad), concretamente como consecuencia de una elección, similar a lo que está escrito acerca de Moisés: “Y Moisés ocultó su rostro, pues temía mirar”.

La sombra aparece como consecuencia del temor, y el temor implica que uno teme recibir la abundancia y no ser capaz de dirigirse con el fin de otorgar. El resultado de esto es que la sombra llega  a raíz de la Kedushá, es decir, porque uno desea estar adherido al Creador.

En otras palabras, Dvekut (adhesión) recibe el nombre de “otorgamiento”; y uno teme no ser capaz de otorgar. Entonces vemos que uno se encuentra adherido a la Kedushá, y esto recibe el nombre de “una sombra que viene del lado de Kedushá”.

También existe una sombra que surge como consecuencia de un pecado. Quiere decir que el ocultamiento llega a uno, no porque no desea recibir sino al contrario, porque uno quiere recibir para recibir. Por esto la Luz parte, ya que toda la diferencia entre Kedushá y Klipá (cáscara) radica en que la Kedushá desea otorgar, mientras que la Klipá solo desea recibir y no otorgar en lo más mínimo. Por eso se considera que esta sombra proviene del lado de la Klipá.

No hay otro modo de salir de ese estado, excepto conforme a lo que está escrito: “y cosieron hoja de higuera y se hicieron cinturones”, que “cinturones” se refiere a las fuerzas del cuerpo que se juntaron en forma de sombra de Kedushá. Significa que, aunque ahora no tengan Luz, dado que la abundancia partió como consecuencia del pecado, aún así se sobreponen a esto sirviendo al Creador por mera fuerza, por encima de la razón, lo cual es llamado “fuerza”.

Está escrito: “Y oyeron la voz del Señor…, y el hombre y su mujer se escondieron”. Es decir, entraron en la sombra. Este es el significado de “y Moisés ocultó su rostro”, esto es que Adam HaRishón (El Primer Hombre) hizo lo mismo que Moisés.

“Y le dijo: ‘¿Dónde estás?’ y él respondió: ‘Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí’“. “Desnudo” significa desprovisto de la Luz superior.

El Creador preguntó la razón por la cual se había adentrado en la sombra, lo cual se denomina “Y me escondí”… porque estaba desnudo”. ¿Se debe a la sombra de Kedushá o a causa del pecado? El Creador le preguntó: “¿Has comido del árbol del cual yo te mandé que no comieras?”, es decir, como consecuencia de un pecado.

Pero cuando la sombra viene por causa de un pecado, recibe el nombre de “imágenes, ídolos y hechiceros”, lo cual es “Dios ha creado e”. Esto se debe a que existen fuerzas en Kedushá para realizar cambios y para enseñar señales y presagios; y también hay fuerzas en la Sitra Ajra. Y este es el motivo por el cual los justos no utilizan estas fuerzas, debido a “estos frente  a los otros”, para no fortalecer a la fuerza de Sitra Ajra y hacer lo que ellos hicieron.

Solo en ocasiones excepcionales el Creador no le da a la Sitra Ajra la misma fuerza que hay en Kedushá. Como el caso de Elías en el Monte Carmel, que dijo: “Contéstame, para que no digan que es hechicería”, es decir, que hay la fuerza para el ocultamiento de la Luz superior.

Por lo tanto, son cinturones que provienen de la hoja de higuera, que resulta del pecado del Árbol del Conocimiento. Estas hojas, es decir, esta sombra que aparece debido al pecado, dado que la causa no es del lado de Kedushá, que ellas escogen estar a la sombra por sí mismas, pero se apropian de la sombra ya que no tienen otro consejo; esto puede servir solo para salir del estado de descenso. No obstante, después el trabajo debe volver a comenzar desde el principio.

Shamati 173 ¿Por qué decimos «Lejaim»?

Lo escuché durante una comida de Shabat, Parashat Ajaréi-Kedoshim, día 23 del Conteo de Ómer; 7 de mayo de 1949

Él dijo respecto al Lejaim (“por la Vida”); expresión que se dice cuando se bebe vino, nuestros sabios dijeron: “Viento y vida de acuerdo con los sabios y sus discípulos”. Esto,  supuestamente, nos deja perplejos. ¿Por qué es precisamente con respecto a nuestros sabios, y respecto a los ignorantes no?

Resulta que al decir Lejaim se está haciendo referencia a la “vida superior”. Cuando bebemos vino, debemos recordar que el vino alude al vino de la Torá; nos recuerda que debemos atraer la Luz de la Torá, llamada vida. Sin embargo, nuestros sabios denominan a la vida corporal como: “los malvados son llamados muertos en vida”.

Por lo tanto, son justamente nuestros sabios los que pueden decir “vino y vida”. Quiere decir que ellos son los únicos que están calificados para atraer la vida espiritual. En cambio, las personas ignorantes no tienen los medios con los cuales atraerla (y quizás, “de acuerdo con nuestros sabios” signifique “de acuerdo a la opinión de nuestros sabios”. Es decir,  que la vida, lo que ellos denominan “vida” se refiere a la vida espiritual).

Shamati 191. El tiempo de descenso

Lo escuché el 14 de Siván, junio de 1938

Es difícil describir el estado de descenso, el momento en que se pierden todas las labores y esfuerzos realizados desde el comienzo del trabajo hasta el tiempo mismo del descenso. A quien jamás ha probado el gusto y el sabor del servicio a Dios, esto le parece algo ajeno, ya que esto le sucede a aquéllos que se encuentran en grados elevados. Pero las personas comunes y corrientes no tienen conexión alguna con el servicio a Dios, sino sólo con las ansias del deseo de recibir, que está presente en el flujo del mundo, bañando al mundo entero con este deseo.

Sin embargo, debemos comprender por qué han llegado a tal estado. Después de todo, con o sin el consentimiento de uno, no existe cambio alguno por parte del Creador del Cielo o de la tierra. Él solamente se comporta como el Bien que hace el bien. De este modo, ¿cuál ha de ser el resultado de tal situación?

Debemos decir que viene a anunciar Su grandeza. Uno no necesita actuar como si no la valorara. Por el contrario, debe comportarse de acuerdo al temor que corresponde a Su majestad, para conocer el mérito y la distancia existente entre él y el Creador. Es difícil comprender esto con una mente externa, o tener cualquier noción posible de la conexión entre el Creador y la creación. Y en ese momento de descenso, siente que es imposible percibir algún tipo de conexión o pertenencia al Creador de acuerdo con la adhesión. Esto se debe a que siente que la servidumbre es algo extraño para el mundo entero.

En verdad, esto es ciertamente así; pero allí donde encuentras Su grandeza, encuentras Su humildad. Eso significa que el hecho de que el Creador le haya entregado este presente a la creación para permitirle conectarse y adherirse a Él, es algo que se encuentra más allá de la naturaleza.

Por lo tanto, cuando uno vuelve a conectarse, debe recordar siempre su tiempo de descenso, para así conocer y apreciar el valor del momento de la adhesión, y de este modo saber que ahora posee la salvación por encima del modo natural.

Shamati 172. Lo relativo a las prevenciones y los retrasos

Lo escuché el 7 de Pésaj, Tel Aviv, 20 de abril de 1949

Todas las prevenciones y retrasos que aparecen ante nuestros ojos, no son más que una forma de acercarnos al Creador, pues Él desea acercarnos. Y todas estas prevenciones solo nos traen más acercamiento, ya que sin ellas no tendríamos posibilidad de aproximarnos a Él. Esto se debe a que, por parte de la naturaleza, no existe nada más distante de Él que nosotros mismos, puesto que estamos hechos puramente de materia, mientras que el Creador es el Altísimo que está por encima de todo. Y solamente cuando uno comienza a acercarse, empieza a sentir la distancia que existe entre ambos. Y cada prevención que uno logra superar, le acerca más el camino, puesto a que uno se habitúa a caminar por la línea del alejamiento,  y aunque uno a veces perciba su distanciamiento, esto no produce cambio alguno en el proceso, pues sabe de antemano que está caminando por una línea que lo aleja. La razón de esto es que no existen suficientes palabras para describir la distancia que existe entre nosotros y el Creador. Por ende, aunque uno a veces llegue a percibir esa distancia en mayor grado de lo que pensaba, aún así esto no le mueve ni un pelo.

190. Todo acto deja una impresión

Lo escuché el 1 de Pésaj durante una comida; 15 de abril de 1949

Preguntó si la redención de nuestra tierra de manos de los opresores, nos está afectando, que hemos recibido el privilegio de ser liberados de la opresión de las naciones, y nos hemos vuelto como todas las naciones, donde uno no se encuentra esclavizado al servicio de otro. Y esta libertad actúa sobre nosotros de forma tal que tenemos cierta percepción del servicio del Creador; y dice que no debemos pensar que esto no nos afecta, es decir, que en esta servidumbre no se note ningún cambio por esta libertad.

Esto sería imposible, ya que el Creador no actúa en vano. Por el contrario, todo lo que Él hace nos afecta, ya sea para bien o para mal, sea luz o sea oscuridad, de lo cual llega a nosotros una fuerza adicional, o que a partir de esta acción podemos llegar a ascender, ya que no siempre hay permiso y fuerza en la espiritualidad, y siempre debemos permanecer bajo esta fuerza.

Por ende, uno no puede decir que la libertad que ha alcanzado no provocó cambio alguno en él. Más aún, si no sentimos ningún cambio para bien, entonces debemos entender que se trata de un cambio para mal, aunque no lo sintamos.

Y lo explicó en referencia a la salida del día festivo, luego de la Havdalá[1]. Es parecido a una comida de Shabat o día festivo, donde los placeres corporales despiertan placeres espirituales de acuerdo con la relación entre raíz y rama que viene a ser una especie de próximo mundo. Y ciertamente, probar del próximo mundo requiere que se lleven a cabo grandes preparaciones durante los seis días de acción. En la medida en que uno se haya preparado, será la sensación que le despierte. Pero sin la preparación adecuada para atraer el sabor espiritual del Shabat, ocurre lo contrario: uno empeora debido a los placeres corporales. Esto se debe a que después de las comidas corporales, sólo le da sueño y nada más, ya que luego de comer viene el sueño. De este modo, el hecho de comer lo hará caer más bajo.

Pero llegar a la espiritualidad a través de placeres corporales requiere grandes esfuerzos, ya que esta fue la voluntad del Rey. Están en contraste, puesto que la espiritualidad está ubicada bajo la línea del otorgamiento y la corporalidad está bajo la recepción; y puesto que ésta fue la voluntad del Rey, la espiritualidad es atraída hacia placeres corporales, ubicados bajo las Mitzvot (preceptos), y que vienen a ser los placeres de Shabat y de día festivo.

También debemos ver que incluso con esta libertad que se nos ha otorgado, debemos dirigirnos a realizar una gran preparación para extraer la libertad espiritual, llamada “la liberación de manos del ángel de la muerte”. Entonces recibiremos el estado de “la Tierra entera está llena de Su gloria”, llamada Mojin de AvI. Esto quiere decir que no veremos tiempo ni lugar algunos en donde no se esté vestido el Creador, y no podremos decir que Él no puede vestirse en tal tiempo o lugar, sino que la Tierra entera está llena de Su gloria.

Pero antes de eso existe una diferencia “entre la Luz y la oscuridad y entre Israel y las Naciones”: el Creador reside en el lugar de la Luz; y no ocurre lo mismo en un lugar de oscuridad.

Además, en Israel existe un lugar destinado para la Luz divina de Israel. No lo hay, en cambio, en las naciones del mundo: el Creador no se viste dentro de ellas. “Y entre el séptimo día y los seis días de acción”. Aun así, cuando recibimos Mojin de AvI, alcanzamos el nivel de “la Tierra entera está llena de Su gloria”. En ese momento no hay diferencia entre los tiempos, y Su Luz reside en todos los sitios y en todos los tiempos.

Y este es el significado del Pésaj, cuando Israel obtuvo el nivel de libertad, o sea, los Mojin de AvI, considerados “la Tierra entera está llena de Su gloria”. Naturalmente, no hay lugar para la tendencia al mal, ya que no está distanciada, a través de sus acciones, del trabajo de Dios. Al contrario, vemos cómo condujo al hombre hacia Su labor, aunque fue solamente de acuerdo a un despertar desde Arriba.

Por eso dijeron que la sagrada Shejiná dijo: “He visto la imagen de una gota de una rosa roja”. Quiere decir que vio que había un sitio que aún necesitaba ser corregido, pues Él no podía iluminar ese lugar. Por esta razón necesitaban contar las siete semanas de la cuenta de Ómer: para corregir esos sitios, para que podamos llegar a ver que “la Tierra entera está llena de Su gloria”.

Es parecido al ejemplo de un rey que tiene una torre llena de lujos y demás placeres, pero no tiene visitas, y por lo cual decide crear a las personas, para que estas puedan ir y recibir Su abundancia.

Pero nosotros no vemos la torre llena de placeres sino lo contrario; vemos que el mundo entero está lleno de sufrimiento. En realidad tenemos “vino real en abundancia”, pero la justificación que damos es que, desde el punto de vista de Maljut, no hay carencia alguna para ese vino, o sea, para los placeres comparados con el vino.

En cambio, la carencia existe sólo en cuanto a los Kelim (vasijas), pues no tenemos las vasijas adecuadas para recibir esta abundancia, ya que es específicamente dentro de los Kelim de otorgamiento que podemos recibirla.

La carencia es solo por parte de los Kelim, y no tenemos Kelim de recepción aptos para recibir la abundancia. Pueden recibir precisamente en los Kelim de otorgamiento, y en la medida de la grandeza de los Kelim, es la medida de grandeza de la abundancia. Por lo tanto, todos los cambios suceden solamente en los Kelim, no en las Luces. Esto es lo que nos indica el texto: “ –Kelim diferentes entre sí – y vino real en abundancia”, tal como estaba contemplado en el Plan de la Creación para beneficiar a Sus creados de acuerdo a Su capacidad.