Cada final es un nuevo comienzo en el camino de la Cabalá

Lección 10 Unidad 1 Cada final es un nuevo comienzo en el camino de la Cabalá

En esta Unidad estudiamos sobre: “El fin de la acción comienza en el pensamiento previo”/ El mecanismo de desarrollo de la Creación /La vía de la Torá y la vía de sufrimientos

No Hay Nadie Más Sabio que el Experimentado

Desde el mosquito que no te deja dormir, pasando por el vecino que arroja la basura desde la ventana, y acabando con el tsunami que deja a medio país enterrado bajo las aguas – algo no concuerda con la determinación de los cabalistas – que el bien absoluto dirige toda la Creación. “Si esto es bueno, entonces, ¿¡qué será lo malo!?”, te preguntas a ti mismo cuando vuelves a conmocionarte con las noticias diarias. El Creador es el bien absoluto. Así les fue revelado a los cabalistas dentro de sus vasijas de recepción y así ellos lo escriben en sus libros. De todas maneras, a nuestros ojos se presenta un cuadro completamente diferente. La vida misma nos lleva a la conclusión, que si existe una fuerza buena que maneja la creación, entonces, en el mejor de los casos, simplemente nos está dando la espalda.

¿Cuál es el motivo de la contradicción entre lo que dicen los cabalistas y la realidad en la que vivimos? ¿Estamos condenados a vivir en una realidad en donde el mal eclipsa al bien? ¿Cómo podemos hacer para que el Creador dirija su mirada hacia nosotros? ¿Y tal vez somos nosotros quienes debemos volver nuestros rostros hacia Él? Sobre estas y otras preguntas, nos ocuparemos en esta parte de la unidad de estudio, y mientras nos ocupamos en ellas, aclararemos el tema central de la lección: el principal beneficio del estudio de la sabiduría de la Cabalá.

Desde la creación del mundo, el universo se encuentra en continuo desarrollo. Todo cambia, nada queda fijo. La tierra cambia, la vida en ella cambia y también las personas se encuentran en un cambio permanente. La fuerza del desarrollo, o “la providencia”, como la llaman los cabalistas, dirige el mundo y empuja a la vida al desarrollo, a pasar de un estado a otro de acuerdo a un plan determinado y perfectamente organizado. La materia inanimada en el universo se transforma en galaxias, soles y planetas, la materia vegetal y animal de la tierra, se desarrolla en una gama extensa de plantas y animales.

Los cabalistas descubrieron que el desarrollo de la Creación no es aleatorio o banal, sino determinado, orientado hacia una “meta”. Existe un objetivo final hacia el cual apunta la fuerza de desarrollo. Cada detalle en la creación y el universo entero, se encuentran en un proceso gradual de desarrollo, a modo de causa y efecto, hasta llegar a cumplir sus propósitos. Así, por ejemplo, la tierra pasó un proceso de desarrollo hasta llegar a ser un lugar apto para la creación de vida, el fruto en el árbol, atraviesa un proceso de desarrollo hasta madurar y llegar a ser comestible, y el gusano, pasa por un proceso similar hasta que se convierte en mariposa.

Resulta, que el buen propósito se revela solo al final del desarrollo y no antes, y los diferentes estados de desarrollo, no solo no nos muestran el estado final, el propósito, lo bueno, sino como adrede, se revelan como si de forma completamente opuesta al objetivo final. Por ejemplo: la manzana que pende del árbol y aún no ha madurado, es amarga, verde y escuálida, y el gusano, al salir del huevo es torpe y sin gracia antes de transformarse en mariposa. Esta diferencia entre los estados de desarrollo, en donde falta el estado final perfecto, se revela en los niveles de desarrollo de toda criatura, y cuanto más desarrollada es, más grande es esta brecha.

El ejemplo más notable de esto es la diferencia entre los estados de desarrollo del hombre y del animal. Un ternero se para en sus patas minutos después de haber nacido, y sabe cuidarse de cualquier mal. En cambio, un ser humano recién nacido es indefenso, y depende por completo de sus padres. Pasarán muchos años hasta que aprenda a activar su cuerpo de forma correcta y familiarizarse con el entorno en que se encuentra. Si aterrizara en nuestro mundo un ser de otro planeta, seguramente diría, que el ternero fue destinado a algo grande, y en cambio el bebé no tiene futuro. Concluyendo: la providencia del Creador sobre la Creación, está dirigida hacia un propósito, y el buen propósito del desarrollo es revelado solo al final del proceso, en la concertación de la meta del desarrollo. La providencia, con un propósito dirigido, no tiene en cuenta en absoluto los estados intermedios del desarrollo, que tienden justamente a confundirnos y ocultarnos el buen propósito.

Baal HaSulam escribe sobre esto en el artículo “La esencia de la religión y su propósito”: “Y sobre esto nosotros decimos: –No hay nadie más sabio que el experimentado-, porque solo aquel que tiene experiencia tiene la oportunidad de observar la Creación en todas sus formas de desarrollo hasta llegar a su integridad. En este caso, esta persona puede guardar la calma, y no alarmarse por esas imágenes corruptas a la que la criatura se aferra durante sus fases de desarrollo, sólo creer en su hermosa maduración final y su pureza.”

De todo lo dicho hasta aquí podemos contestar al menos parcialmente a la pregunta con la cual iniciamos esta lección: si el Creador es la bondad absoluta, ¿por qué sentimos Su providencia como mala? El Creador es la bondad absoluta, pero puesto a que Su providencia tiene un propósito determinado, Su bondad, se revela solo al final del proceso de desarrollo, con la implementación de la meta.

Lo Bueno de lo Malo

La providencia general que desarrolla a la humanidad tiene un plan permanente, que de acuerdo a él, empuja a la humanidad a pasar de un estado a otro. Todo estado se desarrolla por medio de dos fuerzas. La primera, es una fuerza constructiva – fuerza que cambia un estado malo y lo transforma en otro mejor. La segunda, es una fuerza destructiva – fuerza que transforma toda situación en una peor, hasta que obliga a la humanidad a salir del estado malo y construir un estado nuevo, mejor.

La humanidad se encuentra bajo la influencia de estas dos fuerzas, y bajo esta influencia, va cambiando, se va desarrollando, pasa de un estado a otro, construye un estado bueno sobre las ruinas del estado malo y así sucesivamente. Un ejemplo de esto, es el desarrollo del Feudalismo en Europa. El Imperio Romano, que trajo una gran prosperidad económica al mundo, empezó a desmoronarse en los Siglos VI y VII. Como resultado, aumentaron las guerras, la situación económica desmejoró, y el ciudadano común estaba desvalido de seguridad personal. Como respuesta, se desarrolló un sistema social que de acuerdo a él, los campesinos recibían protección y tierras de cultivo, y a cambio, pagaban impuestos y se comprometían a ser fieles a sus patrones.

Al principio, este sistema era bueno para todos, pero lentamente, los nobles comenzaron a esclavizar a los campesinos cada vez más, la situación de estos empeoró y quedaron bajo el dominio de la nobleza. Comienza la lucha de clases, que llega a un final muy violento, el cual conocemos como la Revolución Francesa. La época del Feudalismo termina, y sobre sus ruinas comienza a construirse la Era de la Democracia.

Este patrón de desarrollo de contraste (“desarrollo dialéctico”) es fijo, y en definitiva, el deseo humano responde a dos tipos de estímulos básicos: éste está dispuesto a esforzarse por una ganancia futura o para escaparse de problemas. La fuerza que hace que el deseo de recibir persiga un beneficio futuro se llama, en la sabiduría de la Cabalá, “fuerza de atracción”, porque es como si arrastrara al deseo a esforzarse para salir del estado presente, y pasar a un estado nuevo, mejor. La fuerza que hace que la persona escape de los problemas, se llama “fuerza de empuje”, porque empuja al deseo de recibir, en contra de su voluntad, para salir del estado presente, también hacia un estado mejor.

Las dos fuerzas obligan al hombre a salir de un estado y pasar a otro, y así desarrollarse. La fuerza de atracción, hace esto de manera que el individuo la siente como buena y agradable, y en cambio, la fuerza de empuje, es percibida como mala y desagradable. Pero si observamos el proceso desde el punto de vista de la meta final, veremos que las dos fuerzas son necesarias y actúan por una buena causa; las dos obran para revelar el estado perfecto, el estado final, el propósito de la evolución, porque ambas llevan al hombre a su encuentro. Para entenderlo mejor, imaginemos el desarrollo de toda la Creación como un eje horizontal, donde el extremo derecho representa el principio del desarrollo y el extremo izquierdo – el final del mismo y la revelación del estado bueno (Ver Gráfico N° 7). Dividiremos todo el eje en X fases del desarrollo que la Creación debe atravesar hasta que llega a la perfección del estado final. El paso entre una etapa de desarrollo y otra (y como resultado, el acercamiento al estado bueno, perfecto, al estado final) es posible solamente por medio de la revelación del mal en el estado presente. Si no descubrimos lo malo en nuestra situación actual, o en otras palabras, mientras nos sintamos bien con el estado presente, no veremos la razón para dejarlo y querer pasar a otro nivel de desarrollo más avanzado. Resulta, que justamente el descubrimiento del mal, es lo que impulsa el desarrollo hacia adelante, hacia lo bueno.

 

En el articulo “Crítica al marxismo”(Publicado en el periódico «HaUmá»), describe Baal HaSulam el mismo proceso en relación al desarrollo de las teorías políticas. Y así escribe:

“Cada movimiento y cada estado que recibió la humanidad en el liderazgo político, no es más que una negación del estado anterior. Y cada estado político, dura hasta que de su interior se revelen las carencias y la maldad que existe en él. Y mientras se van manifestando los defectos que hay en él, se encuentra dando paso a un nuevo estado, libre de estas imperfecciones. Y resulta, que estas deficiencias que se revelan en situaciones y lo destruyen, es toda la fuerza de desarrollo de la humanidad, porque elevan a la misma a un estado más corregido que el anterior.

Y la revelación de los errores en el segundo estado, lleva a la humanidad a un tercero, mejor que el anterior, y siempre así, uno tras otro. Y estas fuerzas negativas que se van revelando en cada etapa, son la causa de la evolución de la humanidad, que a través de ellas se eleva como trepándose por los peldaños de una escalera. Y están seguros de su rol, llevar a la humanidad hasta la última etapa de la evolución – esa es la situación esperada, libre de cualquier desgracia y de cualquier defecto.”

La comprensión que el reconocimiento del mal nos promueve hacia lo bueno, nos acerca otro paso más hacia la resolución del conflicto entre el mal que se revela en la Creación y el bien absoluto que la dirige. En la primer parte de la lección estudiamos que el Creador, Bueno y Benefactor, controla la Creación con una providencia dirigida hacia una meta, y por lo tanto, Su beneficio se revela solo cuando se llega al objetivo, al final del desarrollo, pero como ya sabemos, en esa parte de la lección entendimos que las diferentes etapas de desarrollo no son esencialmente malas, sino que todas nos acercan al buen propósito final. Y por esa razón, ellas también son esencialmente buenas.

Ponte a prueba:

  • ¿Cómo se produce la transición de un determinado estado de desarrollo al siguiente estado ?

El Camino de la Torá y el Camino de los Sufrimientos

Después de conocer el mecanismo que impulsa el desarrollo de la Creación y de cada uno de nosotros como parte integrante de ella, podremos comprender también, la manera de participar en el desarrollo de modo que nos resulte placentero y satisfactorio. A este tema dedicaremos la próxima parte de la lección.

Cuando una persona empieza sus estudios universitarios, recibe el plan de estudios, el cual debe completar; uno sabe exactamente qué cursos y cuántos años deberá estudiar, y puede pensar cuánto le costará estudiar, sabe que invertirá esfuerzos y dinero a cambio de un diploma, que le permitirá ganar más dinero en el futuro y le concederá una posición más honorable.

En el ámbito académico, el individuo se desarrolla conscientemente, sabe cuáles son los beneficios y cuánto deberá invertir, y así, decide si está dispuesto a invertir o no. La carrera puede ser difícil y desafiante, pero el individuo puede superarlo, porque ve frente a sus ojos el objetivo, y sabe que sus esfuerzos son por tiempo limitado. Este tipo de desarrollo se llama desarrollo consciente. Cuando un bebé aprende a gatear, sus padres lo dejan en el piso, desparraman juguetes a su alrededor y esperan que comience a mover sus manos y piernas. El niño, es totalmente inconsciente de que se encuentra en pleno desarrollo. Puede llegar a llorar, puede negarse a gatear, pero sus padres continuarán dejándolo en el piso, hasta que aprenda a gatear.

A veces, este proceso puede llegar a ser muy frustrante para el bebé, pero finalmente, no tendrá otra alternativa y se desarrollará, sin saber en absoluto que ha pasado algún tipo de etapa en su vida. Este tipo de desarrollo se llama desarrollo inconsciente.

La diferencia entre las dos formas de desarrollo es significativa. En el desarrollo consciente, el individuo sabe hacia dónde se dirige, lo hace por propia voluntad, y experimenta las dificultades que surgen en el camino como desafíos que debe superar. En el desarrollo inconsciente, la persona, no comprende qué es lo que debe hacer, detesta las dificultades que se le presentan, y puede sentir también dolor y frustración. El desarrollo inconsciente, puede llegar a ser a veces muy prolongado si el que se está desarrollando se niega a cumplir su parte.

Hasta ahora, la humanidad fue evolucionando de forma inconsciente. Durante decenas de miles de años pasamos de un nivel de desarrollo a otro, sin saber hacia dónde nos conduce este y cuál es su objetivo. Las dificultades que se fueron revelando en el camino, nos causaron dolor, sufrimiento y una gran frustración.

A partir de ahora, que el punto en el corazón se despierta en más y más personas, se abre ante nosotros la posibilidad de desarrollarnos conscientemente, ahorrarnos un tiempo valioso y problemas. El desarrollo consciente, transforma los sufrimientos que sentimos bajo la presión evolutiva, en dulces tormentos de amor – y esa es toda la sabiduría, conocer por nosotros mismos el mecanismo que impulsa el proceso de desarrollo y evolucionar de forma consciente, sin sufrimientos innecesarios.

Sobre el mecanismo que activa el proceso de desarrollo, estudiamos ampliamente en la lección anterior. Aprendimos, que lo malo que se revela en un nivel determinado de desarrollo, es lo que nos impulsa a pasar al próximo nivel evolutivo. Este es un punto muy importante, porque toda la diferencia entre el desarrollo consciente e inconsciente, se resume en la manera de reconocer el mal.

En el desarrollo inconsciente, no vemos el proceso de desarrollo, el mal se revela en la práctica, “en carne propia”, y nos obliga, inconscientemente, a pasar al próximo nivel de desarrollo. En cambio, en el desarrollo consciente, reconocemos el mal de antemano, en el pensamiento, antes de que se implemente, y nos basta con reconocer el mal para pasar al próximo nivel evolutivo. En el desarrollo consciente, no tenemos que sentir el mal, necesariamente.

Tenemos dos opciones: a) esperar que llegue el mal (y llegará necesariamente) y nos empuje al próximo nivel de desarrollo. b) conocer el mal de antemano, estar conscientes de él, antes que se haya revelado en la práctica y desarrollarse conscientemente.

Resulta que el desarrollo consciente tiene dos ventajas importantes: es más rápido y está exento de dolor y sufrimiento. Si deseamos acelerar nuestro proceso de desarrollo, debemos apresurar el reconocimiento del mal en cada uno de sus estados. En lugar de esperar que el mal se revele, nosotros lo localizamos de antemano y aceleramos nuestro desarrollo. Y aparte, si esclarecemos el mal con el pensamiento, antes de que se implemente, no solo aceleraremos el proceso, sino que nos ahorraremos el sentimiento de dolor en la práctica con los sufrimientos en este mundo.

Esto es comparable a un enfermo cuya enfermedad aún no ha sido descubierta, pero ya está anidando en su cuerpo y espera manifestarse. Un buen médico puede localizar la enfermedad de antemano, medicarlo correctamente y evitarle todo el dolor al que estaría condenado si no se trata a tiempo.

Sobre la diferencia que existe entre el camino de la Torá y el camino de los sufrimientos, escribe Baal HaSulam   en el artículo “La paz en el  mundo”:

“Hay dos gobiernos que actúan durante dicho desarrollo: Uno es el ‘Gobierno de los cielos’, que se compromete a tornar todo lo malo y dañino – en bueno y productivo. Solo que esto ocurrirá ‘a su debido tiempo’, en forma lenta y dolorosa. Y cuando el ‘objeto en desarrollo’ es un ser vivo y sensible, sufre terribles dolores y tormentos mientras se encuentra bajo la prensa del desarrollo, una prensa, que lo presiona con gran crueldad. En cambio, el ‘Gobierno de la tierra’, representa a las personas que tomaron dichas leyes de desarrollo bajo su control, y tienen el poder de liberarse completamente de las ataduras del tiempo, y están muy apresurados por conseguir el final, es decir, terminar la maduración y corrección del objeto, que sería el final de su propio desarrollo.”

Cuando se despierta en el hombre el punto en el corazón, como consecuencia se siente atraído hacia un lugar donde pueda estudiar la sabiduría de la Cabalá. Las preguntas que le van surgiendo sobre el sentido de su existencia, ya no le permiten seguir siendo dirigido inconscientemente por los caminos de la vida. La lectura de los libros de los cabalistas y la atracción de la Luz que reforma, lo ayudan a esclarecer cuál es el propósito de su vida y qué es el “mal” que le impide alcanzar ese propósito (sobre el reconocimiento del mal ampliaremos en la próxima unidad). Y así, dentro del reconocimiento del mal que se revela en cada etapa necesaria del desarrollo, va pasando rápidamente y felizmente al próximo nivel evolutivo, camino a descubrir el buen propósito al final del desarrollo.

El desarrollo consciente se llama en la sabiduría de la Cabalá “el camino de la Torá”, y el desarrollo inconsciente, se denomina “el camino de los sufrimientos”. Este camino, como indica su nombre, lo pasamos prolongadamente y con grandes sufrimientos. El “camino de la Torá”, el camino del desarrollo consciente mediante el estudio de la sabiduría de la Cabalá, acelera el proceso de desarrollo y transforma los sufrimientos en dulces “tormentos de amor”, que aumentan el anhelo por el bien prometido al final del camino. Este es el beneficio primordial del estudio de la sabiduría de la Cabalá – la transición del camino de sufrimientos al camino de la Torá.

De una u otra manera, el plan de nuestro desarrollo es sabido de antemano, como así también todas las etapas del desarrollo. No podemos saltear ninguna de ellas, todas son necesarias para conducirnos al final de la corrección, a la sensación de lo bueno y benefactor. Todo lo que podemos hacer es aceptar el proceso y acelerarlo.

 

Ponte a prueba:
  • ¿Cuál es la diferencia entre el camino de sufrimientos y el camino de la Torá?

Resumen de la Unidad

Puntos Principales

  • La Providencia del Creador sobre la Creación tiene un propósito determinado, y el buen propósito de la evolución es revelado solo al final del proceso, con la implementación de la meta del Este tipo de providencia no toma en cuenta en absoluto los estados del desarrollo, que tienden justamente a confundirnos y ocultarnos el buen propósito final.
  • Los diferentes estados de desarrollo no son malos en su esencia, todos nos acercan al buen propósito final, y por lo tanto, también son esencialmente
  • Hay dos formas de desarrollarse: desarrollo consciente (camino de la Torá) y desarrollo inconsciente (camino de sufrimientos). El desarrollo consciente tiene dos ventajas importantes: es más rápido y está libre de dolor y sufrimientos. Si deseamos acelerar nuestro proceso de desarrollo, debemos apresurar el reconocimiento del mal en cada uno de los estados En lugar de esperar que se revele el mal, nosotros lo detectamos de antemano y aceleramos nuestro desarrollo. Además, si esclarecemos el mal con el pensamiento, antes de su aparición en la práctica, no solo estaremos acelerando el proceso, sino que nos ahorra- remos el sentimiento de dolor como lo sentimos en este mundo.

Términos

Providencia: La fuerza de desarrollo. El plan de acuerdo al cual el Creador dirige la Creación.

Fuerza de atracción: Fuerza que provoca que el deseo de recibir persiga el beneficio futuro.

Fuerza de empuje: Fuerza que incita al deseo de recibir a escapar de las dificultades.

Camino de los sufrimientos: Avance inconsciente en las fases de desarrollo. Camino largo y doloroso.

Camino de la Torá: Avance consciente en las fases de desarrollo hasta alcan- zar la Meta de la Creación. Camino corto y ligero.

Preguntas y Respuestas

Pregunta: ¿Cuál es la característica de la providencia del Creador sobre la Creación?

Respuesta: La providencia del Creador sobre la Creación tiene una finalidad, es decir, cada detalle de la creación y la creación misma, atraviesan un proceso de desarrollo gradual, en forma de causa y efecto, hasta llegar a implementar sus objetivos. El buen propósito del desarrollo se revela solo al final del proceso, concretando la meta del desarrollo y no antes.

Pregunta: ¿Cómo se produce la transición entre un estado determinado de desarrollo y el estado siguiente?

Respuesta: Esta transición de un estado a otro, se produce como resultado de sentir que el estado presente es malo, o al menos, no lo suficientemente bueno. Siempre que el deseo de recibir se sienta bien con su estado, no hará nada por cambiarlo.

Pregunta: ¿Qué diferencia existe entre el camino de sufrimientos y el camino de la Torá?

Respuesta: Por el camino de sufrimientos, avanzamos en forma inconsciente, el mal que se revela en la realidad, nos obliga, inconscientemente, a pasar al próximo estado de desarrollo. Por el camino de la Torá avanzamos voluntariamente, conscientemente, reconociendo el mal de antemano, antes de su aparición en la realidad, y dentro del reconocimiento del mal, pasamos al próximo estado de desarrollo. El camino de sufrimientos es largo y difícil, en cambio, el camino de la Torá es corto y ligero.

 

Lección N° 10 Unidad 2– Conocer el Mal

En esta lección estudiaremos sobre: El conocimiento del mal / Medios para revelar el mal / Cabalá y Ética

¿Qué es Bueno?

En la Unidad anterior estudiamos que la fuerza que nos impulsa a avanzar hacia nuestro próximo nivel de desarrollo, es la sensación de sentirnos incómodos en nuestro estado presente o en una versión más optimista, la sensación de que el futuro puede ser mucho mejor (o en una versión más realista, la sensación de que nos sentimos mal con nuestra situación actual).

De una forma u otra, la carencia – el sentimiento de vacío o falta de satisfacción – es la fuerza que nos promueve a nosotros y a toda la Creación a avanzar paso a paso en el programa de corrección del Plan de la Creación. Baal HaSulam escribe (artículo «La Paz», punto: «La prueba de Su trabajo a través de la experiencia») que sin la sensación de carencia, no haríamos un solo movimiento; 70 años, nos quedaríamos con las manos apoyadas sobre la mesa sin moverlas un solo centímetro – contentos de estar así. La sensación de carencia, o la mala sensación revelada en nuestro estado presente, es lo que nos empuja al próximo estado.

La evidente conclusión de lo dicho anteriormente, es que si deseamos acelerar el proceso de nuestro desarrollo, debemos acelerar el reconocimiento del mal en cada estado. En lugar de esperar a que el mal se revele, descubrirlo por nosotros mismos con antelación. Pero resulta, que no es tan sencillo. Primero, tenemos que aclarar qué es el mal que debemos revelar (asunto complicado de por sí), y luego, debemos esclarecer cómo revelarlo exactamente. Si tenemos las respuestas a estas dos preguntas, podremos pasar del desarrollo por el camino de sufrimientos al desarrollo por el camino de la Torá. Estas preguntas las aclararemos en la próxima lección.

Para averiguar qué es el mal, primero debemos entender qué es el bien. Bien, según la sabiduría de la Cabalá, es el estado final de nuestro desarrollo, es decir, la total equivalencia de forma con el atributo de otorgamiento, lo que es llamado en la sabiduría de la Cabalá “adhesión”. En términos más simples, “bueno” según la Cabalá, es la sensación de conexión armónica con todas las partes de la Creación como un solo cuerpo, es la unión con amor, corrigiendo la intención de recepción a otorgamiento.

Si lo bueno es la sensación de conexión, entonces lo malo es la sensación de separación, o mejor dicho, la fuerza que nos provoca la sensación de división. Sobre esta fuerza estudiamos ampliamente durante todo el curso – es la intención con el fin de recibir, el ego, el atributo que dirige al deseo de recibir, de modo que todo el trabajo con él está dirigido hacia el interior, solo para nuestro beneficio personal.

A lo largo de todos sus escritos, Baal HaSulam vuelve a explicar, que la causa de todo el mal en el mundo es nuestra forma de trabajo con el deseo de recibir, o sea, solo para nuestro propio beneficio, sin tomar en cuenta a los demás y en un total contraste con las leyes de la naturaleza. La falta de equivalencia de forma entre nosotros y el atributo de otorgamiento, como resultado del trabajo con el deseo con intención con el fin de recibir, es lo que nos impide experimentar la buena y verdadera realidad, dirigida por el Único Creador, Bueno y Benefactor.

Así escribe por ejemplo en el “Prefacio al libro del Zohar punto 69: “Ven y Ve, cuando todos los seres humanos consientan por unanimidad, eliminar y erradicar el deseo de recibir para ellos mismos que existe en su interior, y no tengan otro deseo más que el de otorgar a sus amigos, entonces, se anularían de la tierra todas las preocupaciones y los daños, y cada uno se sentiría seguro, viviendo una vida plena y saludable, ya que cada uno de nosotros tendría un gran mundo que se preocuparía por él, y satisfaría todas sus necesidades. Pero, mientras se tenga solo el deseo de recibir para sí mismo, aparecerán todas las preocupaciones, los sufrimientos, las guerras y las matanzas, de las cuales no podemos escapar, y debilitan nuestros cuerpos con todo tipo de enfermedades y dolencias”.

Podemos identificar la intención con el fin de recibir en nuestra relación con el prójimo, en todo lo que nos parece que está fuera de nosotros. Esta intención, orienta a nuestro deseo de recibir de tal manera que el único cálculo de su parte hacia todo lo que le parece externo es en qué medida puede utilizarlo para su propio beneficio. Y como estudiamos en partes anteriores del curso, incluso, aquellas acciones que hacemos que nos parecen desinteresadas, si examinamos profundamente nuestra motivación, encontraremos, también en estos actos, la intención con el fin de recibir que sigue el mismo cálculo de beneficiarnos a nosotros solamente.

El mal que debemos detectar es, por lo tanto, la intención con el fin de recibir, o en otras palabras, nuestra deficiente relación con los demás. En primer lugar, debemos reconocer que estamos realmente manejados por la intención con el fin de recibir, y luego, sentirla como “mala”, o sea, considerar el valor de la conexión, que se convierte en lo “bueno”. Y así, cada vez que identifiquemos una parte de la intención con el fin de recibir, la veremos necesariamente como mala, y forzosamente, pasaremos al próximo nivel de desarrollo, hasta alcanzar el bien absoluto al final de la corrección.

Este trabajo interno de esclarecer la intención con el fin de recibir como el mal que nos impide la espiritualidad, se denomina en la sabiduría de la Cabalá, “reconocimiento del mal”.

El reconocimiento del mal es, en realidad, la corrección del mal. Todo lo que tenemos que hacer para anular la intención con el fin de recibir, es reconocerla como mala. Esto se asemeja a esos monstruos de los cuentos de niños, que mirándolos profundamente a los ojos, se esfuman y desaparecen. La corrección de la intención con el fin de recibir, comienza y termina siendo conscientes de ella. Si lo pensamos, nos daremos cuenta que no hace falta nada más que eso. Si identificamos la intención con el fin de recibir como la fuerza que nos impide lo bueno, la espiritualidad, inmediatamente, se activa dentro de nosotros el deseo de corregirla, y como aprendimos a lo largo de todo este curso, lo único que se nos pide es el deseo de corrección.

El trabajo del reconocimiento del mal, es en cierta forma, similar a las pruebas de calidad del agua. En lugar de beber el agua contaminada, enfermarnos y sufrir, nosotros analizamos de antemano la cantidad de bacterias que con- tiene la misma por medio de un microscopio, y nos evitamos un sufrimiento innecesario. Del mismo modo, también en el trabajo del reconocimiento del mal, nosotros nos evitamos la sensación de sufrimiento en la práctica, “en carne propia”. En lugar de avanzar por el camino de sufrimientos, podemos utilizar la sabiduría de la Cabalá, reconocer el mal de antemano, antes de que se manifieste, y pasar del camino de sufrimientos al camino de la Torá. De una manera u otra, siempre que la intención con el fin de recibir esté oculta dentro de nosotros y nos maneje inconscientemente, no tendremos la posibilidad de corregirla y acercarnos otro paso hacia nuestro estado corregido. Baal HaSulam escribe sobre esto en una de sus cartas a sus alumnos (Carta nº 5) “Aunque me quejo y lamento las corrupciones que aún no han sido reveladas y las que habrán de revelarse, puesto a que la corrupción oculta no tiene ninguna esperanza, ya que la gran salvación de los cielos está en su revelación, según la regla que no puede ofrecerse lo que no se tiene, y si se revela ahora, no hay ninguna duda que ya existía desde un principio pero estaba oculta, y es por eso que me alegro de que salieran de sus agujeros, porque pondrás tus ojos en ellos y se convertirán en un montón de huesos”.

Hasta aquí lo referente a la pregunta cuál es el mal que debemos reconocer. En la próxima parte de la lección estudiaremos cómo podemos identificarlo.

Ponte a prueba:
  • ¿Qué es el mal que debemos identificar?

Conectándonos con lo Bueno

Aprendimos hasta ahora que el Creador nos creó para beneficiarnos, y que en el camino hacia lo bueno se van revelando estados aparentemente malos. Comprendimos que si nos referimos a los estados “malos” que se revelan como promovedores hacia la meta, veremos, que también ellos son buenos. Dijimos, que justamente lo malo que se revela en cada situación, es lo que nos promueve al próximo estado de desarrollo, y si lo descubrimos antes, podremos acelerar los estados de nuestro desarrollo espiritual. Después de todo esto, no nos queda otra cosa por hacer que aclarar qué es lo malo, para poder reconocerlo y acelerar el desarrollo. Y así encontramos, que la intención con el fin de recibir, es lo malo que nos impide descubrir lo bueno.

En esta parte de la lección esclareceremos la manera de llegar al “reconocimiento del mal”, o sea, cuáles son las acciones que debemos realizar para identificar el mal que nos impide llegar al bien. Antes de arremangarnos y ponernos a trabajar, es importante que conozcamos uno de los principios básicos del trabajo interno del individuo en el estudio de la sabiduría de la Cabalá, y teniéndolo en cuenta, podremos entender más claramente qué debemos hacer.

En uno de sus artículos(Escritos del Rabash parte A, artículo «Asunto por encima de la razón».1986), nos presenta el Rabino Baruj Shalom Ashlag (conocido como “Rabash”), hijo primogénito y seguidor de Baal HaSulam, una breve y bonita metáfora que ilustra perfectamente el principio que deseamos aclarar. Rabash escribe, que cuando la casa está a oscuras, no se ve en ella suciedad alguna. Solo cuando se enciende una luz, puede verse la suciedad. Ejemplo sencillo para un principio sencillo: para reconocer el mal debemos referirnos al bien. No podemos ver el mal (la suciedad) sin un poco de bien (luz).

Al igual que el ejemplo de Rabash, también nosotros nos encontramos en una habitación a oscuras y también nosotros debemos encender la luz para poder descubrir la suciedad que hay en ella. Como un agujero negro que aspira toda la realidad que lo rodea hacia una oscuridad completa en su interior, así, la intención con el fin de recibir atrae a toda la realidad que esta fuera de nosotros hacia el espacio negro que se encuentra en nuestro interior. Y para identificar la intención con el fin de recibir que nos dirige desde adentro y nos impide lo bueno, debemos atraer dentro de nosotros un rayo de luz. Solo en relación con la luz, podremos discernir la intención que se le contrapone.

Dos potentes herramientas nos fueron otorgadas para alumbrar la oscuridad dentro de nosotros: la Luz que reforma y la influencia del entorno. La Luz que reforma, es en realidad lo bueno que nos ilumina desde nuestro estado espiritual corregido. Pero, mientras no estemos corregidos, esta ilumina por fuera de nosotros y actúa en nosotros de diferentes maneras para acercarnos a la corrección. A esta luz se refiere Rabash cuando escribe que debemos encender la luz para poder ver la suciedad.

Cuando leemos en los libros de los cabalistas sobre nuestros estados corregidos y anhelamos descubrirlos, sentirlos en la realidad, nuestras ansias por descubrir la espiritualidad atraen hacia nosotros una iluminación especial de la espiritualidad, que nos muestra cuán lejos estamos de ella. Aparentemente, pareciera que salimos perdiendo, queríamos luz y recibimos oscuridad, pero como explicamos ampliamente en la parte anterior, justamente la revelación de la oscuridad en contraposición de la luz, es lo que nos hace avanzar hacia el próximo estado en el proceso del “reconocimiento del mal”, camino a la revelación del bien.

No debemos temer, por lo tanto, si el estudio nos lleva a la revelación del mal, a la sensación de alejamiento de los demás, a las dudas y desacuerdos, porque precisamente por sobre todos estos obstáculos construimos un anhelo mayor y más fuerte por la espiritualidad. Los cabalistas escriben, que si uno estudia Cabalá y el estudio lo lleva a un estado de satisfacción, no está estudiando Cabalá, realmente. La luz que nos ilumina durante el estudio debe desarrollarnos, despertar en nosotros nuevas carencias para una mayor conexión con el atributo de otorgamiento, recuerden: una nueva carencia es la oportunidad de renovación, de desarrollo y de revelaciones. Todo lo que se pide de nosotros es la carencia correcta, el pedido de conexión.

En el artículo «Qué es la santidad y la purificación en le trabajo» de los Escritos del Rabash parte B nos dice:

“El comienzo del trabajo del hombre es el reconocimiento del mal, es decir, que el individuo le pide al Creador sentir cuán malo es el deseo de recibir. Y este conocimiento, de que al deseo de recibir se lo llama “mal”, solo el Creador puede hacérselo sentir…y entonces, puede pedir luego, que cambie el deseo de recibir y le dé a cambio el deseo de otorgar”.

Otra herramienta importante para el trabajo con “el reconocimiento del mal” es el entorno espiritual en el cual actuamos, o más precisamente, la influencia del entorno sobre nosotros. Lo bueno que debemos atraer a nuestro estado para esclarecer lo malo en relación a él, no es solo la Luz que reforma, sino también la importancia que le damos al atributo de otorgamiento. Solo elevando este atributo a la cima de nuestra escala de valores, podremos percibir la división como mala. En la medida que valoremos el atributo de otorgamiento, reconoceremos la división como mala. El instrumento más efectivo para elevar la importancia del atributo de otorgamiento es el entorno. Todos somos “animales sociales”, y todos estamos influenciados por la opinión social. Si organizamos a nuestro alrededor un entorno que eleva el valor del atributo de otorgamiento, no tendremos más remedio que valorar ese atributo. Poseemos una predisposición interna para eso. Si el medio valora algo, también nosotros, por nuestra naturaleza, lo valoraremos obligatoriamente. Así exactamente, influyen sobre nosotros las agencias de publicidad: un nuevo producto sale al mercado, nadie lo necesita, pero todos comienzan a hablar de él. Al principio escuchas y sonríes, luego escuchas y te callas, más tarde comienzas a interesarte, y finalmente lo compras.

Y como ocurre con lo material, ocurre también en la espiritualidad. Solo el entorno espiritual en el cual nos desarrollamos, puede elevar la importancia del valor espiritual sobre el material. Ninguno de nosotros puede hacer esto por sí mismo, y menos aún, cuando la espiritualidad (atributo de otorgamiento) es contraria a nuestra naturaleza y muchas veces es percibida como oscuridad.

Para finalizar esta parte, aclararemos la relación que hay entre “No hay nada más que Él”, y el reconocimiento del mal. Si se preguntaron en qué punto se cruzan el trabajo del reconocimiento del mal con el de “No hay nada más que Él”, aquí está la respuesta. Cada vez que la espiritualidad se revela como oscuridad, como falta de deseo de estudiar la sabiduría de la Cabalá, como una indiferencia a la idea espiritual o una dificultad mundana que nos impide ocuparnos de la sabiduría de la Cabalá, antes que nada, debemos atribuir todo esto a un sola fuerza que nos envía todas las situaciones en nuestras vidas, porque “No hay nada más que Él”. Y si recordamos de dónde proviene todo y nos preparamos correctamente en pos de la meta, que en su nombre nos fue enviado el obstáculo, podremos aclarar con más profundidad qué es exactamente lo que nos molesta (el reconocimiento del mal) y formar en nuestro interior el pedido correcto de corrección.

Y de esta forma vamos aclarando el deseo de espiritualidad. El trabajo se produce dentro de nosotros por medio del reconocimiento del mal. Y como hemos aprendido en la parte anterior de la lección, en este trabajo no necesitamos la revelación del mal en la práctica para pasar de un nivel a otro.

En resumen, para descubrir el mal debemos dirigirnos en lo posible hacia el bien, mediante la Luz que reforma y por medio del entorno. Pero lo que puede sonar como sencillo y trivial, podría revelarse como difícil de imple- mentar. Hay algo en nuestra naturaleza que nos atrae justamente a ocuparnos de lo malo, especialmente cuando damos nuestros primeros pasos en el estudio de la sabiduría de la Cabalá. Hay algo en el sentimiento de dolor que nos despierta orgullo, y mientras no estemos corregidos, no podremos negarnos a saborearlo. No siempre es fácil adherirse a lo bueno, elevar el valor de la espiritualidad por sobre toda interferencia, pero si lo que deseamos es avanzar por el camino espiritual, esta es la acción que debemos hacer.

Ponte a prueba:

  • ¿Cuáles son los dos medios para reconocer el mal?

División Moral

James “Sonny” Crockett y su compañero de patrulla Ricardo “Rico” Tavas, pareja de detectives del Departamento de Ética de la policía de Miami, eran en definitiva lo que solemos calificar, “buenos muchachos”. En la pantalla de televisión, en un mundo ficticio que crearon para ellos los guionistas de la serie “Miami Vice”, ambos se esforzaban con todas sus fuerzas para mantener el jopo y la fachada, cuando tratan de imponer un poco de orden en las calles de Miami e inculcar moral a sus delincuentes.

Sí lograron mantener el jopo, y la fachada, la moral, bastante menos… y está muy bien, resultados más o menos parecidos alcanzamos nosotros también en el mundo real. Es más fácil mantener el jopo que la moral. En realidad, es más fácil mantener cualquier cosa que la moral.

Muchos comparan la sabiduría de la Cabalá con la moral. Un entendimiento erróneo de la sabiduría de la Cabalá, los lleva a pensar que el propósito de dicha sabiduría es convertirnos en más éticos, hacer de nosotros mejores personas en este mundo. Están equivocados. La sabiduría de la Cabalá está tan lejos de las doctrinas morales, como el oriente del occidente.

Sobre la diferencia entre la sabiduría de la Cabalá y las otras disciplinas morales, nos hemos referido anteriormente,  cuando averiguamos la relación de la sabiduría de la Cabalá con el trabajo sobre el deseo de recibir. Preguntas sobre la diferencia entre moral y Cabalá surgen también explicando el trabajo del “reconocimiento del mal”, y ellas constituyen una buena oportunidad para enfatizar aún más la diferencia entre ambas disciplinas.

La sabiduría de la Cabalá y las doctrinas éticas, comparten, aparentemente, una misma finalidad: erradicar el mal de nuestro interior y consolidar en nosotros una actitud diferente, corregida, respecto al entorno en el cual vivimos. Partiendo de esta semejanza, están los que coinciden en que también la sabiduría de la Cabalá es una disciplina ética. Una comprensión más profunda de la esencia de la sabiduría de la Cabalá, nos lleva a la conclusión de que lo que nos parece un común denominador, es una similitud, y nada más que eso. De hecho, se trata de dos enfoques completamente diferentes entre sí, en todos los sentidos.

Distinguimos tres diferencias principales entre ellas, las detallaremos y explicaremos una por una:

El fundamento sobre el cual están basadas ambas disciplinas – es diferente. La recompensa que prometen ambas disciplinas es diferente. El objetivo de ambas es diferente.

La primera diferencia entre los métodos, es, como hemos dicho, el fundamento en el cual están basados. Desde este punto de vista, la brecha entre la Cabalá y la Moral es igualmente abismal que la brecha que existe entre el Creador y el creado. Esto es porque la sabiduría de la Cabalá extrae su fuerza y conocimiento del Plan de la Creación, y en cambio las doctrinas morales están totalmente basadas en los pensamientos del ser humano.

La Moral, es un sistema basado en nuestra experiencia de vida como seres humanos. Cuando la vida nos enseña que cierto comportamiento del individuo afecta al bien general, nosotros le presionamos para que no se comporte de tal manera. En general, este es un sistema ético. Así, por ejemplo, nosotros repudiamos actos como la mentira y el robo, y en caso de necesidad, promulgamos leyes que nos impidan mentir o robar.

La sabiduría de la Cabalá, no está basada en nuestra experiencia de vida como seres humanos. Esta sabiduría se desprende desde la cima de la Creación, del Plan de la Creación de beneficiar a los creados, y al contrario del sistema moral, limitado dentro del marco del pensamiento humano, la sabiduría de la Cabalá nos abre una imagen completa de la realidad, que no depende de los limites de nuestra percepción como seres humanos.

Esta significativa diferencia, define necesariamente un enfoque completamente diferente del “bien “y el “mal” (el cual explicamos ampliamente en partes anteriores de la lección). Según los métodos éticos, los valores de “bueno” y “malo” se miden en relación al beneficio social, y en cambio, según la sabiduría de la Cabalá, los valores de “bueno” y “malo” son medidos de acuerdo a un índice de valores completamente diferente, en relación a la implementación del Plan de la Creación. Y como fue explicado en las clases anteriores, desde este punto de vista, también lo que nos parece “malo” se transforma  en “bueno”.

La segunda gran diferencia entre los métodos, es el beneficio prometido a quienes se dedican a ellos: la sabiduría de la Cabalá promete al individuo un beneficio que trasciende a la naturaleza de este mundo, y en cambio la Moral, le promete recompensas dentro del marco de este mundo. El trato con la sabiduría de la Cabalá, cambia la naturaleza del hombre de recepción a otorgamiento, y lo eleva por encima de los límites de este mundo, hacia la obtención de la espiritualidad y eternidad. En cambio, el mayor beneficio que los métodos morales pueden ofrecer al hombre, es una sociedad corregida dentro de las fronteras de este mundo – recompensa digna sin lugar a dudas, pero siempre que nos encontremos dentro de los límites de este mundo, no podremos alcanzarlo, porque no podemos renunciar a nuestro beneficio personal a favor del beneficio de la sociedad.

No importa cuánto limitemos al hombre o lo disuadamos para no actuar en contra de la sociedad, finalmente, su actitud “corregida” hacia los demás, será de la boca para afuera y nada más. Muy dentro suyo, de todas maneras, pensará en su propio beneficio, y en la primera oportunidad que se le presente, se preocupará realmente de actuar en beneficio propio a costa de los demás. Preocuparse por los otros a cuenta de mi propio beneficio, es una acción que se encuentra por sobre la naturaleza humana, y para implementarla, también la ganancia que se le promete al hombre, debe estar por encima de su naturaleza. La tercera gran diferencia entre Cabalá y Moral, que es el pro- pósito de ambos métodos, la señalamos en realidad más de una vez, cuando explicamos las otras diferencias, y de todas formas, es importante describirla por sí misma. El propósito de la Moral es establecer una sociedad corregida en nuestro mundo. La meta de la sabiduría de la Cabalá, es elevar al hombre al nivel del Creador.

La sabiduría de la Cabalá, no nos fue entregada para convertirnos en mejores personas dentro del marco de este mundo, sino para elevarnos por encima de los límites de este mundo.

Ponte a prueba:

  • ¿Sobre qué fundamentos se basan la Moral y la sabiduría de la Cabalá?

Resumen de la Unidad 2

Puntos Principales

  • Lo “malo” que debemos reconocer para transitar por el camino de la Torá, es el dominio del deseo de El motivo de todo lo malo en el mundo es nuestro método de trabajo con el deseo de recibir, es decir, para su propio beneficio solamente, sin considerar a los demás y en un contraste total con las leyes de la naturaleza. La falta de equivalencia de forma entre nosotros y el atributo de otorgamiento, como resultado del trabajo con el deseo con la intención con el fin de recibir, es lo que nos impide sentir la buena y verdadera realidad, dirigida por un solo Creador, Bueno y Benefactor.
  • Dos potentes herramientas nos fueron otorgadas para iluminar la oscuridad dentro de nosotros: la Luz que reforma y la influencia del entorno. La Luz, nos indica hasta cuánto el deseo de recibir nos aleja de la espiritualidad; el entorno nos da la importancia de la espiritualidad, que en relación a ella reconocemos el deseo de recibir como malo. El reconocimiento del dominio del deseo de recibir, por un lado, y la importancia de la espiritualidad, por el otro, crea en nosotros un anhelo por la espiritualidad y deseo de corrección.
  • La sabiduría de la Cabalá y los métodos éticos están alejados uno del otro como el oriente del Los principios sobre los cuales están basados son diferentes: la Moral se basa sobre nuestra experiencia de vida como seres humanos, y la Cabalá se desprende desde el Plan de la Creación, y no está sujeta a los limites de nuestra percepción como personas. La recompensa asegurada al hombre en ambos métodos es básicamente diferente: la Moral le asegura al hombre una recompensa dentro de los límites de este mundo (una sociedad corregida), y la Cabalá – una ganancia por encima de este mundo (espiritualidad). La recompensa que la Moral le propone al hombre, no es suficiente para que renuncie a su propio beneficio en favor de la sociedad, porque tal renuncia, trasciende a nuestras fuerzas. La meta de la Moral es una sociedad corregida y la de la sabiduría de la Cabalá es la espiritualidad, y debido, a que el propósito de ambos métodos es diferente, los valores del bien y el mal también lo son.

Términos

Reconocimiento del mal: Aclarar la intención con el fin de recibir como lo malo que nos impide la espiritualidad.

La Luz que reforma: la Luz que nos ilumina desde fuera de nosotros siem- pre que no estemos corregidos. Estudiando correctamente la sabiduría de la Cabalá, la Luz que reforma actúa sobre nosotros y nos acerca a la corrección.

Preguntas y Respuestas

Pregunta: ¿Qué es el mal que debemos reconocer?

Respuesta: el mal que debemos reconocer es la intención con el fin de recibir, o más exactamente, el hecho de que estamos dirigidos por la intención con el fin de recibir, que nos conduce a aprovecharnos de los demás en lugar de unirnos a ellos y otorgarles.

Pregunta: ¿Cuáles son los dos métodos para detectar el mal?

Respuesta: los dos métodos son: la Luz que reforma y la influencia del entorno. La Luz que reforma, que nos ilumina mientras leemos los libros de Cabalá con la intención correcta de corregir el deseo, nos muestra cuán lejos estamos de la espiritualidad, o sea, que estamos inmersos en la naturaleza del deseo de recibir. Y la sensación de distanciamiento (el reconocimiento del mal) despierta en nosotros el deseo de corrección. Del entorno espiritual en el cual actuamos, recibimos la importancia del atributo de otorgamiento, que en relación a ella, estimamos el dominio del deseo de recibir y la separación de la espiritualidad como malo.

Pregunta: ¿sobre qué se basan la Moral y la sabiduría de la Cabalá respec- tivamente?

Respuesta: la Moral se basa en nuestra experiencia de vida como seres humanos en este mundo. Cuando la vida nos indica que nuestro comportamiento personal afecta al bien general, nosotros presionamos a la persona para que no se comporte de tal manera. La sabiduría de la Cabalá, extrae su conocimiento del Plan de la Creación y no está sometida a los límites de nuestra percepción como seres humanos en este mundo.

Secuencia Lógica

(Sinopsis del Desarrollo del Curso)

Aprendimos que la sabiduría de la Cabalá es el método de revelación del Creador a los creados en este mundo.

Aprendimos que para descubrir al Creador, debemos cambiar la intención de “con el fin de recibir” a “con el fin de otorgar”.

Aprendimos que en los libros de Cabalá se oculta una fuerza espiritual es- pecial llamada “Luz que reforma”, que tiene el poder de cambiar nuestras intenciones, de “con el fin de recibir” a “con el fin de otorgar”.

Aprendimos que solo aclarando nuestra relación con el prójimo podemos crear dentro de nosotros una demanda verdadera hacia la Luz que reforma.

Aprendimos que solo eligiendo el entorno correcto para el desarrollo espiri- tual, podemos esclarecer con exactitud nuestra actitud hacia el prójimo.

Aprendimos que los puntos en el corazón son las partes rotas del alma del primer Hombre, y que al construir un entorno espiritual con los otros pun- tos en el corazón, creamos el pedido de corrección, de unión entre las partes rotas, y atraemos la Luz que reforma.

Aprendimos que la base de una referencia verdadera hacia la Luz que reforma es “No hay nada más que Él”, o sea atribuir todos los casos que se revelan al único Creador, origen de todas las causas.

Aprendimos que atribuyendo al Creador todas las situaciones que se presen- tan, acortamos el proceso de corrección y nos ahorramos dolor y sufrimiento.

En la próxima lección estudiaremos sobre el orden de la corrección del deseo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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