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«Dios no existe» – Stephen Hawking

“Dios no existe, y en mi opinión no hay una dimensión realista más allá de la capacidad de percepción de la mente humana”, solía decir el astrofísico Stephen Hawking, que falleció ayer. En otras palabras: todo lo que existe en la realidad es solamente lo que la mente humana es capaz de captar, y si el individuo no tiene la capacidad de captar el concepto de “Dios”, entonces este no existe. De hecho, este es también el enfoque de la Sabiduría de la Cabalá.

La Sabiduría de la Cabalá, como ciencia, sostiene que el hombre debería investigar, averiguar y sentir, y no ir tras imaginaciones vanas, sino implementar el dicho: “el juez no tiene más de lo que ven sus ojos”, es decir: primero uno debe alcanzar y percibir las cosas como hechos y solo entonces se puede aceptar el hecho de su existencia.

El término “Dios” no es definido, es un apodo amorfo. Decir “no hay Dios” es como decir “hay Dios”, porque mientras no se definió qué es, el asunto no deja de ser un apodo insignificante. Para declarar la existencia o la falta de existencia de algo, se necesita definir primero qué es ese algo. Posiblemente Stephen Hawking sabía cómo él percibía el concepto que él denomina “Dios”, pero en la ciencia no es posible referirse a algo de lo cual no hay una definición común y aceptada por todos. De todos modos, Stephen Hawking conectó el término Dios con una dimensión realista. Él no se refirió a Él como a una entidad definida de cualquier tipo y ese es un aspecto en común que tuvo con la Sabiduría de la Cabalá que se refiere a Dios como todo lo que existe en nuestra realidad. En Gematría “Dios” en hebreo tiene el valor numérico igual a la palabra “La Naturaleza” ( = 86).

El enfoque cortante de Stephen Hawking respecto a la inexistencia de algo, me recuerda un poco a la certeza que fue el legado de las generaciones anteriores, según la cual el planeta Tierra era chato o que el planeta Tierra no gira mientras que el sol lo rodea. El primer hombre que voló al espacio, Yuri Gagarin, dio una vuelta entera al mundo y cuando volvió a aterrizar, le preguntaron si había encontrado a Dios, y este contestó: “no lo encontré”. Entonces le dijeron: “he aquí la prueba de que no existe”. Ese es un enfoque ingenuo. A la vista de la persona simple, el dicho que hay o no hay Dios, se conecta muchas veces a la expresión de su camino, al triunfo de su fe. Si un grupo de fútbol gana, el público grita: “Hay un Dios” y viceversa. Es decir, la fe en la existencia de Dios depende del triunfo personal. Es posible que la opinión de Stephen Hawking respecto a la existencia de Dios, también provenga de su percepción o de su alcance personal o falta de alcance.

Stephen Hawking dijo que si Dios existiera, la humanidad sabría todo lo que Él sabe. Es cierto, pero la pregunta es: ¿Qué es la humanidad? ¿A quién le pertenece la humanidad? ¿Un recién nacido que madura y aprende las leyes del juego que le permitan existir y vivir su vida de forma razonable, pertenece automáticamente a la humanidad? Si a fin de cuentas lo que importa es el nivel de desarrollo mental, emocional, perceptual. El bebé nace con un potencial de desarrollo para convertirse en hombre, pero es apenas un potencial, y esto no ocurre de modo automático.

Un estudiante que evoluciona en la Sabiduría de la Cabalá supone que lo que no percibe en sus recipientes, no existe para él. Me dicen: “cuando saltes a la altura de un metro, verás un mundo completamente diferente”. Entonces yo practíco para saltar a la altura de un metro, eso es todo. Yo no creo lo que cuentan, yo quiero verlo por mí mismo. Yo me enfoco solamente en el salto. La Sabiduría de la Cabalá nos explica cómo utilizamos las leyes de la naturaleza para desarrollar nuestra capacidad de captar la naturaleza en su totalidad. Investigar, llegar al estado en el que me incluyo con toda la naturaleza, eso se llama “llegar a la adhesión con Dios” o, según la versión de Stephen Hawking: “que la humanidad sepa todo lo que sabe Dios”.