Los grandes monstruos marinos

“Ven a Faraón”. Deberia haber dicho: “Ve a Faraón”, sin embargo Él permitió que Moisés entrara en habitaciones dentro de habitaciones, a un fuerte monstruo marino superior, que varios peldaños se desprenden y descienden de él.

Y Moisés le teme y no se acerca, excepto a esos Nilos que son sus peldaños. Pero temía del propio monstruo marino y no se acercaba, porque vió que está arraigado en las raíces superiores.

Dado a que el Creador vio que Moisés teme y ninguno de los emisarios asignados podía acercársele, dijo el Creador, “He aquí, yo estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto, el gran monstruo que se recuesta dentro de sus ríos. El Creador tuvo que luchar en su contra, y no otro, como está escrito: “Yo, y no un emisario”. Y explicaron el secreto de la sabiduría del gran monstruo que descansa dentro de sus ríos a aquellos que viajan en el camino, que saben el secreto de su Señor.

Zóhar para todos, Bo [Ven], puntos 36-38

 

El Libro del Zóhar habla de nosotros, nos cuenta en una forma extraña y muy rara, como si fuera un libro histórico y a veces legendario, sobre lo que nos sucede interiormente, y únicamente interiormente. Tenemos pulmones, riñones, bazo y otros órganos, y fuera de eso, dentro de nuestra sensación, hay muchísimos deseos, atributos, pensamientos y diferentes impulsos. Es decir que fuera del cuerpo físico, existe también el hombre que está en nosotros.

¿Quién es ese hombre que está en nosotros? Nosotros debemos desarrollarnos y observar. ¿Y qué veremos? Lo que escriben los autores del Zóhar. En el hombre que está en nosotros están los atributos de Moisés y Faraón, cocodrilos y nilos, etc., etc. Nosotros debemos localizarlos en nuestro interior. Y esto, ¿qué nos da? En realidad esto no nos da nada, pero por medio del esfuerzo por localizar estos atributos, llega a nosotros la “Luz que reforma”, y esta Luz es la que anhelamos. No hay peligro de equivocarnos o confundirnos – aunque entendamos todo al revés, no importa. Lo que cuenta es el esfuerzo.

Digamos que uno sale de la clase del Zóhar y se dice: “¡Lo logré! Sentí que entendí hoy qué es Moisés y qué es Faraón” – esto no quiere decir nada. Es posible que la próxima vez sienta – “no entendí nada, todo es seco, fuera de un minuto aquí y allá, no logré concentrarme en absoluto”. Pero precisamente esos minutos contados son su ganancia.

No porque sí escribe Baal HaSulam en la “Introducción al Talmud Esser Sefirot”, que los estados de ocultamiento son estados en los cuales uno puede esforzarse. Aquel que se esfuerza en la oscuridad y siente que no tiene sentido, tiene que entender que estos estados – en los que le dan a uno para esforzarse sin recibir nada que reviva en él su ego, su orgullo, su comprensión, su intelecto y su sensación – son muy efectivos para el avance espiritual. Debemos alegrarnos en los estados que no tienen sentido, porque mediante ellos, crecemos.

“Y creó el Creador a los grandes monstruos marinos”, que son la ballena y su pareja. A la palabra “monstruo” le falta la letra Yod porque mató a la hembra. Y el Creador la elevó a los justos. Y por eso no quedó más que un solo monstruo. Y debes saber que la ballena es un pez puro.

La ballena y su pareja son de una raíz muy alta. Esto es dado a que el mar es Maljut discernido de Jojmá, y la criatura más importante en el mar es la ballena. Esto es porque ella es la generalidad de Jojmá en el mar, a pesar de que no se extiende de la propia Jojmá sino de Biná que regresó a Jojmá, la línea media que hay en ella, denominada “punto de Shuruk”. Y por esto es que se ha escrito sobre ellos: “Y creó el Creador a los grandes monstruos marinos”, porque Biná se llama “Beriá” (creación).

Ciertamente no se ha determinado su sitio en el propio mar, que es Maljut de Atzilut, sino que fue preparado un sitio en el mundo de Beriá, fuera de Atzilut, debajo de Maljut de Atzilut, que son los diez Nilos.

Zóhar para todos, Bo [Ven], punto 39

 

¿De qué nos sirve esta proyección, si no la entendemos y no sabemos cómo conectarla a nosotros? Baal HaSulam podría habernos explicado las palabras del Zóhar más allá de la explicación en el lenguaje de la Cabalá, también de manera más sensitiva, más cerca a nosotros. Sin embargo, nos deja lugar para esforzarnos, para buscar – ¿qué es esto?, ¿para qué?, ¿dónde está todo esto en nuestro interior?

Claro que esto sucede en nosotros, ya que nos encontramos en Ein-Sof, y desde nuestra sensación actual hasta Ein-Sof hay 125 ocultamientos. Debemos intentar sentir nuestro verdadero estado más y más, recuperar el conocimiento. Nos dan especialmente este cuento, para que comencemos a buscar. La búsqueda hará nacer en nosotros nuevas cualidades y nuevos discernimientos, por los cuales comenzaremos a sentir lo que ahora no sentimos. De no ser así, no se desarrollará en nosotros el sentido de la espiritualidad.

Debe haber aquí un esfuerzo de nuestra parte, así como está escrito: “Según la medida de la angustia, será la recompensa”. Aquí no hay nada más que el esfuerzo, y por eso se dice: “te has esforzado y has triunfado, créelo”. ¿Cuándo llegará el encuentro? Cuando la Luz Superior obre sobre nosotros lo suficiente, y el sentido espiritual se complete en nuestro interior en su primera medida.

El conocimiento aquí no tiene ningún sentido, sólo el deseo. Debemos que- rer sentir lo que realmente sucede aquí y no las palabras. El alcance espiritual es una tendencia sutil de la delicadeza de espíritu, como dijo “Jasón Ish”39, Rabí Abraham Yeshaya Karelitz, y por lo tanto no se puede adquirir con el intelecto, sino con el deseo del corazón.

No es casualidad que el Libro del Zóhar sea un libro cerrado. Cuando abrimos ese portón sellado, entramos a través suyo a la espiritualidad. Una vez tras otra, día tras día, sin que entendamos cómo sucede, avanzaremos a un estado en el que, de repente, comenzaremos a sentir algo. De pronto, comenzarán a aparecer en nosotros reacciones internas hacia las palabras. Y así, de manera natural, sentiremos cómo se proyecta en nuestro interior la realidad, cómo se construye en nuestro interior un nuevo mundo.

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