Introducción al Libro del Zóhar
1. En esta introducción quisiera esclarecer cuestiones que al parecer son Asuntos que cada uno maneja y sobre los cuales mucho se ha escrito. Es que aún no hemos alcanzado un conocimiento concreto y suficiente de ellos. Aquí están las preguntas:
- ¿Qué es nuestra esencia?
- ¿Cuál es nuestro papel en la larga cadena de la realidad de la que somos pequeños eslabones?
- La introspección nos revela nuestras imperfecciones y nuestra posición inferior. Mas, al examinar al Trabajador (Creador) que nos ha concebido, estamos obligados a sentirnos llenos de elogio. Y, ¿no es lógico que de un perfecto trabajador salgan sólo trabajos perfectos?
- Nuestra mente nos dice que Él es completamente benevolente, más allá de toda comparación. Entonces, ¿Cómo es que Él creó criaturas que sufren y agonizan a través de todas su existencia? ¿No es la naturaleza del bien hacer el bien o por lo menos no dañar de la manera que se hace?
- ¿Cómo es posible que el Infinito, sin inicio y sin final, extraiga de sí mis- mo criaturas transitorias, mortales y finitas en sí mismas?
2. Para esclarecer todo esto completamente, necesitamos anteponer algunas indagaciones. Excepto –Dios no permita- en el lugar en que está prohibido; es decir, en Su Esencia del Creador, en donde no hay un pensamiento comprensible en Él en lo absoluto, y debido a esto no tenemos ningún pensamiento ni expresión de Él, excepto en el lugar en que la indagación es una Mitzvá; es decir, la investigación de Sus actos, tal como nos manda la Torá: “conoce al Elokim de tu padre y sírveLo”. Así dice el poema de la unificación: “de Tus actos te conoceremos”.
Indagación 1: ¿Cómo podemos imaginar una nueva creación, que significa algo nuevo, que no sea parte de Él, cuando es obvio para alguien de mente justa que no hay nada que no sea parte de Él? ¿Cómo uno da lo que no tiene?
Indagación 2: Si se dice que a partir de Su poder omnipotente, Él ciertamente puede crear existencia a partir de la ausencia, es decir, algo nuevo que no está en Él, surge la pregunta: ¿Qué es aquella realidad que puede ser concebida, la cual no tiene lugar en Él y que es completamente nueva?
Indagación 3: Tratando con lo que cabalistas han dicho, que el alma de un hombre es una parte de Dios, de tal manera que no hay diferencia entre Él y el alma, sino que Él es el “todo” y el alma es una “parte”.Ellos lo han comparado a una roca esculpida de una montaña. No hay diferencia entre la roca y la montaña, excepto que Él es un “todo” y la roca es una “parte”.Pero, ¿cómo podemos imaginar aquello, acerca de Él, que Él separó una parte de Su esen-cia, es decir, un alma, al punto tal de que puede sólo ser comprendida como parte de Su esencia.
3. Indagación 4: Debido a que la Carroza del mal y las cáscaras están al otro extremo de Su santidad, y que no se puede concebir algo más remoto, cómo puede ser extraído o fabricado de santidad, mucho menos, ¿cómo se sostendría.
Indagación 5: El asunto de la resurrección de los muertos: Puesto que el cuerpo es tan despreciable que inmediatamente al nacer está sentenciado a perecer y ser enterrado. Además, El Zóhar dice que antes que el cuerpo se pudra enteramente, el alma no puede ascender a su lugar en el Cielo, mientras haya aún remanentes de él. Por consiguiente, ¿por qué el alma debe retornar y ascender en el renacimiento de los muertos?, ¿No podría el Creador satisfacer las almas sin eso? Aún más, según nuestros sabios las personas muertas están destinadas a elevarse con sus defectos para que no sean confundidas con otras, y después, Él sanaría sus defectos. Debemos comprender, ¿Por qué Dios vigilaría que esas almas no sean confundidas por otras, para luego sanar sus defectos?
Indagación 6: Nuestros sabios dicen que el hombre es el centro de la realidad, que los mundos superiores y este mundo corporal y todo en ellos no fue creado sino por Él, obligan- do al hombre a creer que el mundo había sido creado para él. Es difícil comprender por qué si cada ser humano con todas sus limitaciones asimila nada más un puñado de la realidad de este mundo y mucho menos de los mundos superiores, cuya altura es inconmensurable, el Creador se tomó la molestia de hacer todo esto para él. Y además, ¿Por qué el hombre habría de querer todo aquello?
4. Con el fin de comprender estás preguntas e indagaciones, la clave es empezar a mirar el propósito de la creación. Nada puede ser comprendido en el medio del proceso, sino sólo en su final. Y está claro que no hay acto sin propósito, sólo el demente puede actuar sin propósito.
Conozco que hay aquellos quienes arrojan sobre sus espaldas la carga de la Torá y Mitzvot (preceptos), diciendo que el Creador ha creado la realidad, luego la dejó sola y que debido a la inutilidad de las criaturas, no es digno para el Creador exaltado mirar sobre sus caminos pequeños.
Pero mientras consideremos que el Creador, quien es perfecto de cualquier manera, es el único quien creó y diseñó nuestros cuerpos con todos sus atributos despreciables y admi- rables, comprenderemos que desde el fondo de la mano del Trabajador Perfecto no puede emerger un acto imperfecto, puesto que cada acto testifica a su ejecutante. ¿Qué culpa tiene un mal vestido, si algún mal sastre lo hizo?
Sobre esto encontramos en el Talmud (Taanit 20) un cuento acerca del Rabí Eleazar quien se enfrentó a un hombre repugnante. Él dijo entonces: “Cuán repugnante es aquel hombre”. El hombre respondió: “Ve y dile al Artesano que me hizo: cuán repugnante es este instrumento que Tú hiciste”. Por eso, aquellos que claman que debido a nuestra bajeza, no es digno para Él mirarnos, y que por consiguiente Él nos ha dejado, no hacen más que mostrar pública- mente su ignorancia.
Intenten imaginar que conocen a algún hombre quien crearía criaturas precisamente así, ellas sufrirían y agonizarían sus vidas enteras como hacemos nosotros, y no sólo esto, sino que les daría la espalda, sin cuidarlas ni ayudarlas. ¿Cuán despreciable y bajo sería juzgado?
¿Puede tal cosa ser pensada por Él?
5. Por consiguiente, el sentido común indica que debemos comprender el opuesto que parece estar en la superficie, y decidir que somos realmente criaturas dignas y nobles, de importancia inmensurable, actualmente dignas del Trabajador que nos hizo. Si deseamos encontrar defectos en nuestros cuerpos, entonces detrás de todas las excusas que demos, lle- gamos siempre al Creador, quien nos creó. En la naturaleza dentro de nosotros está claro que Él nos creó y no Él también sabe todos los caminos que fluyen desde la naturaleza y los atributos que Él creó en nosotros. Es como hemos dicho, que debemos contemplar el fin del acto. Entonces seremos capaces de comprender todo, como dice el dicho: “No mues- tres a un tonto un trabajo incompleto”.
6. Nuestros sabios nos enseñan que el Creador creó el mundo por ninguna otra razón sino la de entregarlo a Sus Aquí es donde debemos ubicar nuestra mente y corazón, es el objetivo final del acto de la creación del mundo. Debemos tener presente, que puesto que el pensamiento de la creación es de entregarla a Sus criaturas, Él hubo de crear en las almas una gran cantidad de deseo de recibir. Según la medida de cada placer y deseo depende la medida del deseo de recibirlo. Cuanto más grande el deseo de recibir, más grande el placer y cuanto menor es el deseo, menos es el placer de la recepción. De tal forma que el pensamiento de la creación en sí mismo, dicta a la creación de un excesivo deseo de recibir, de corresponder al inmenso placer que Su pensamiento todopoderoso entrega sobre las almas. Para el gran deleite y el gran deseo de recibir debemos estar de acuerdo.
7. Una vez que hemos aprendido esto, hemos empezado a comprender la segunda indagación a su plenitud y con completa claridad. Hemos aprendido cuál es la realidad con que uno puede fundamentar claras resoluciones, que no es una parte de Su esencia, con la intensidad que podemos decir que es una nueva creación (existencia a partir de la existencia). El pensamiento de la creación es el de entregarla a Sus criaturas, Él creó una medida del deseo de recibir de Él la generosidad y el gozo que planeó para ellas. Así vemos que el deseo de recibir, el cual ciertamente no fue una parte de Su esencia antes que Él lo hubiese creado en las almas, porque ¿de quién podría Él recibir, que es algo nuevo que no está en Él?.
Y junto a eso comprendemos, concordando con el pensamiento de la creación, que no hubo necesidad de crear nada más que el deseo de recibir. Toda la satisfacción en el pensa- miento de la creación, resulta directamente de Su esencia, sin tener necesidad de recrearla, puesto que está ya extraída (existencia a partir de la existencia) en el gran deseo de recibir que está en las almas. Así vemos que el asunto de la creación renovada, desde el inicio hasta el fin es sólo el “deseo de recibir”.
8. Ahora hemos llegado a comprender las palabras de los cabalistas en la tercera indaga- ción. Nos sorprendemos de cómo fue posible decir acerca de las almas que fueron una parte de Dios, semejante a una roca que es esculpida de una montaña, que no hay diferencias entre ellos excepto que una es una “parte” y la otra el “todo”. La roca que es esculpida de la mon- taña llega a ser separada por un hacha creada para ese fin, pero ¿cómo podemos decir esto acerca de Su esencia? Y, ¿con qué fueron las almas divididas de Su esencia y excluidas del Creador para llegar a ser criaturas?
Comprendemos claramente que como el hacha corta y divide un objeto físico en dos, así el cambio espiritual de forma lo divide en dos. Por ejemplo, cuando dos personas se aman la una a la otra, decimos que se unieron una a otra como un cuerpo. Y cuando se odian entre sí, decimos que están lejos como el oeste del este. La semejanza de forma; es decir, que cuando la personas son iguales en forma, que cada una ama lo que la otra ama y odia lo que la otra odia, llegan a fusionarse. Y si hay algún cambio de forma entre ellas, cuando a una de ellas le gusta algo que la otra odia y viceversa, con intensidad llegan a distanciarse y hasta a odiarse están consideradas tan lejos una de la otra como el este y el oeste, en otras palabras, una el extremo de la otra.
9. Encontramos que en la espiritualidad el cambio de forma actúa como el hacha en el mundo corporal, y la distancia entre ellas es proporcional al contraste de la forma. A partir de esto aprendemos que el deseo de recibir placer ha sido impreso en las almas y que la forma está ausente en el Creador, porque ¿de quién puede Él recibir?, ya que la diferencia de forma que las almas adquirieron las separan de Su esencia como el hacha que esculpe una roca de la montaña. Debido a la diferencia de forma las almas fueron separadas del Creador y llegaron a ser criaturas. Sin embargo, todo lo que las almas adquieren de Su Luz está extendido a partir de Su esencia como la existencia a partir de la existencia
Por lo tanto, Él expulsa aquéllas hasta que la Luz que reciben en su vasija (la cual es el deseo de recibir) sea correspondida, no hay diferencia entre ellas y Su esencia. Esto es debido a que ellas reciben, existencia a partir de la existencia, directamente de Su esencia, y la diferencia entre las almas y Su esencia es sólo que las almas son una parte de Su esencia. Esto significa que la cantidad de Luz que ellas reciben en sus vasijas (siendo el deseo de recibir) está ya separada de Dios porque está siendo recibida a través de la diferencia de forma del deseo de recibir, la cual hizo una parte a través del cual ellas fueron separadas del “todo” y llegaron a ser una “parte”. Así la única diferencia entre ellas es que una es un “todo” y la otra es una “parte”, como la roca que es esculpida de una montaña. Y escudriñamos esto meticulosamente porque es imposible extenderse más allá en una cuestión suprema.
10. Ahora podemos comprender la cuarta pregunta: ¿Cómo es posible que a partir de Su Santidad surja la carroza de impureza y las cáscaras, ya que son opuestas a Su Santidad? y ¿cómo puede ser que Él las respalde? Debemos primero comprender la esencia de la impu- reza y las cáscaras, reconocer que es el gran deseo de recibir, el cual dijimos es la esencia de las almas.
Con el fin de enmendar la separación que descansa sobre la vasija de las almas, Él creó to- dos los mundos y los separó en dos sistemas, así como dice el verso: “Uno frente al otro Dios los hizo”, los cuales son los cuatro mundos sagrados de ABYA y opuestos a estos los cuatro mundos impuros de ABYA. Él grabó el deseo de otorgar en los mundos sagrados de ABYA y sacó de ellos el deseo de recibir para sí mismos, y lo impuso en el sistema de los mundos impuros de ABYA que han llegado a ser separados del Creador y de todos los mundos sagra- dos de ABYA.
Por esa razón las cáscaras son llamadas “muerte”, como dice el verso: “los sacrificios de la muerte” (Salmos 106.28). Y la maldad es atraída a ellas, así como nuestros sabios dicen: “la maldad es llamada muerte cuando aún vive”, porque el deseo de recibir grabado en ellas en oposición de forma a Su Santidad las separa de la Vida de Vidas, y están alejadas de Él desde un extremo al otro. Es así, porque Él no tiene interés en la recepción, solamente en el otor- gamiento, mientras las cáscaras quieren sólo recibir para su propio placer, nada hacen con el otorgamiento, y no hay más grande oposición que esto. Ya sabemos que la lejanía espiritual empieza con alguna diferencia de forma y finaliza en la oposición de forma, la cual es la más remota distancia posible en el último grado.
11. Los mundos encadenados en la realidad de este mundo corporal simbolizan un lugar donde hay un cuerpo y un alma, un tiempo de corrupción y otro de corrección. El cuerpo, el cual es el deseo de recibir para sí mismo, está extendido desde su raíz en el pensamiento de la creación, a través de los sistemas de los mundos impuros, tal como el versículo dice: “Y un potro de asno será convertido en hombre” (Job 12) y permanecerá bajo la autoridad de ese sistema por los primeros trece años, el cual es el tiempo de la corrupción”.
A través de la observación de la Torá y Mitzvot (preceptos) a partir de los trece años, con el fin de entregar alegría a su Creador, empieza a purificar su deseo de recibir, y lentamente lo cambia con el fin de otorgar, a través del cual extiende un alma sagrada desde su raíz en el pensamiento de la creación. Pasa a través del sistema de los mundos sagrados y se viste en el cuerpo. Este es el tiempo de la corrección.
De esta manera él acumula grados de santidad a partir del pensamiento de la creación en el Infinito, hasta que estos le ayuden a cambiar su deseo de recibir para sí mismo, a recibir con el fin de otorgar alegría a su Creador, y no para sí mismo. Por eso, uno adquiere equivalencia de forma con su Creador, porque la recepción con el fin de otorgar es considerada un otorgamiento puro.
En Maséjet Kidushin se dice que en compañía de un hombre importante ella da y él dice -por eso tú estás santificada. Porque la recepción con el fin de satisfacer al que da es consi-derada otorgamiento absoluto. Por eso uno adquiere adhesión completa con Él, la adhesión espiritual no es más que equivalencia de forma, como nuestros sabios dijeron, “uno no se apega a Él, sino a sus atributos”, y por eso un hombre llega a ser digno de recibir gozo, placer y nobleza dentro del pensamiento de la creación.
12. Por lo tanto, hemos explicado claramente la corrección del deseo de recibir que está grabado en las almas por el pensamiento de la creación. Él ha preparado para ellas dos siste- mas de mundos, uno frente al otro, a través de los cuales las almas pasan y se dividen en dos aspectos, el cuerpo y el alma, y se visten una en la otra
Y a través de la Torá y Mitzvot los seres humanos finalmente cambian el deseo de recibir a deseo de otorgar, y entonces pueden recibir todos los placeres en el pensamiento de la creación. Con esto adquieren una adhesión sólida con Él porque a través del trabajo en la Torá y Mitzvot han logrado similitud de forma con su Creador, la cual es considerada el final de la corrección. Y entonces, no habiendo más necesidad por el Otro Lado impuro, este sería eliminado de la tierra y la muerte cesaría para siempre. En ese caso, todo el trabajo que fue dado al mundo en los pasados seis mil años, y a cada persona por la duración de sus 70 años de vida, sólo es con el fin de llevarlas al final de la corrección, a la equivalencia de forma arriba mencionada.
El objetivo de la formación y extensión de los sistemas de las Klipot (cáscaras) y la impu- reza a partir de Su Santidad está también completamente claro ahora. Si nuestros cuerpos, con sus deseos de recibir corruptos, no hubieran sido extendidos a través de los sistemas im- puros, nunca habríamos sido capaces de corregir los deseos; uno no puede corregir aquello que no está en él.
13. Además, tenemos aún que comprender, ¿cómo podría el deseo de recibir, cuando es tan imperfecto y corrupto, haberse extendido desde el pensamiento de la Creación en el In- finito, cuya unidad está más allá de las palabras y más allá de la descripción? En verdad, por el inmediato pensamiento de crear las almas, Su pensamiento completa todo, ya que Él no necesita de un acto como Y debidamente alejadas vinieron a estar todas las almas (y mundos) que fueron destinadas a ser creadas, llenadas con todo el placer, gozo y nobleza que Él ha planeado para que posean. En la perfección final las almas han sido destinadas a recibir en el fin de la corrección, significando que después, el deseo de recibir en las almas ha sido completamente corregido y convertido en puro otorgamiento, completamente idéntico al Emanador.
Esto es porque en Su Eternidad, el pasado y el presente son como uno, y el futuro es como el presente y en Él no existe tal cosa como el tiempo. Y debido a eso nunca existió el objetivo del deseo corrupto de recibir en su estado separado, en el Infinito. Al contrario, aquella equivalencia de forma que se destinó a ser revelada en el fin de la corrección, apareció instantáneamente en el Infinito. Y nuestros sabios dijeron acerca de aquello: “Antes que el mundo haya sido creado existieron Él y Su nombre como uno”. Pues la forma separada del deseo de recibir no ha sido revelada en la realidad de las almas que se extendieron en el pensamiento de la creación, más bien ellas fueron unidas a Él en similitud de forma, como “Él y Su nombre, son uno”.
14. Esto lo encontramos en su totalidad a través de tres estados para el alma:
Primer estado: Su presencia en el Infinito, en el pensamiento de la creación, donde ya tienen la forma futura del Fin de la Corrección.
Segundo estado: Su presencia en los seis mil años, los cuales fueron divididos por los dos sistemas en un cuerpo y un alma, cuando el trabajo en la Torá y Mitzvot fue dado con el fin de convertir su deseo de recibir a un deseo de otorgar alegría a su Creador, y no para sí mismos. Durante ese tiempo no habrá corrección para los cuerpos, solamente para las almas. Eso significa que estas tienen que eliminar cualquier aspecto de recepción para sí mismas, en lugar de quedarse con un deseo de otorgamiento que es la forma del deseo en las almas. Incluso las almas de los sabios no serán capaces de regocijarse en el Paraíso después de su partida, sino sólo después que el cuerpo se pudra en el polvo.
Tercer estado: este es el estado del Fin de la Corrección de las almas, después de la muerte. En este momento la completa corrección vendrá a los cuerpos, para entonces la recepción por sí misma, la cual es la figura del cuerpo, adoptará la forma del puro otorgamiento, y llegará a ser digna de recibir para sí misma todos los placeres, deleites y bondades en el pensamiento de la creación. Con todo eso se logrará adhesión sólida de- bido a su equivalencia de forma con el Creador, puesto que ahora toma placer completo en el otorgamiento. En breve usaremos los nombres de estos tres estados, que significan el primer estado, el segundo estado y el tercer estado, por lo que vale la pena recordar todo lo que se ha dicho sobre cada una de ellos.
15. Cuando examinamos los tres estados arriba mencionados, encontraremos que uno necesita completamente del otro, en una manera que si uno va a ser ocultado, el otro también sería
Si por ejemplo, el tercer estado, el cual es la transformación de la forma de recepción a otorgamiento, no se hubiera materializado, entonces el primer estado tampoco. Esto es porque la perfección no se materializó allí, sólo a causa de que el futuro tercer estado ya se había materializado como si estuviese presente. Toda la perfección que fue dibujada en ese estado es similar a una reflexión del futuro en el presente. Si el futuro pudiera ser ocultado, no habría ningún presente. Por consiguiente el tercer estado necesita de la existencia del primero.
Más aún, cuando algo del segundo estado es ocultado, porque allí es donde está todo el trabajo que es destinado a estar en el tercer estado; es decir, el trabajo de la corrupción y la corrección y la continuación de los grados, entonces, ¿Cómo ocurrirá el tercer estado?. Por consiguiente vemos que el segundo estado necesita de la existencia del tercero.
La existencia del primer estado en el infinito es donde radica la perfección del tercer es- tado. En definitiva necesita ser adaptado, lo cual significa que el segundo y tercer estado se materializan en completa perfección. En ese sentido, el primer estado por sí mismo necesita la materialización de los dos sistemas opuestos en el segundo estado con el fin de permitir la existencia de un cuerpo en el deseo de recibir, el cual ha sido corrompido por el sistema im- puro, permitiéndonos así corregirlo. Y si no hubiera habido un sistema de mundos impuros, no tendríamos el deseo de recibir y no podríamos haberlo corregido a fin de llegar al tercer estado; dado que “uno no puede corregir aquello que no se encuentra en él”. Por lo tanto, no necesitamos preguntar cómo surgió el sistema impuro desde el primer estado. Es el primer estado el que necesita su materialización y esa forma de existencia en el segundo estado.
16. Por consiguiente, uno no debe sorprenderse de cómo la elección ha sido tomada de nosotros, puesto que nosotros debemos estar obligados a llegar al tercer estado, el cual ya está presente en el El asunto es que hay dos caminos que el Creador ha puesto para nosotros en el segundo estado para traernos el tercer estado:
- La vía de la observancia de la Torá y Mitzvot.
- La vía del dolor, puesto que el dolor refina al cuerpo y eventualmente nos obliga a convertir nuestro deseo de recibir a la forma de un deseo de otorgar y juntarnos a Él. Es como nuestros sabios dijeron: “Si vosotros os arrepintieseis, bien, si no, Yo colocaré sobre vosotros un rey como Hamán, y él os hará arrepentiros”. Nuestro sabios dijeron: “Si ellos están de acuerdo, Yo aceleraré su tiempo. (Se conoce como Ajishena) y si no, será a su debido tiempo. (Se conoce como Beitó) Esto significa que si estamos de acuerdo, a través de la primera vía, por observancia de la Torá y Mitzvot, aceleraremos así nuestra corrección, y no necesitaremos la desagradable agonía y el alargamiento del tiempo que toman con el fin de obligarnos a la reforma. Y si no, “será a su debido tiempo”.
Esto significa que sólo el dolor obligará nuestra corrección y el tiempo de la corrección será forzado sobre nosotros. En general, la vía del dolor es también el castigo de las almas en el Infierno. Pero el Fin de la Corrección, el cual es el tercer estado, es una obligación absoluta, en una vía o en la otra, a causa del primer estado. Nuestra elección está solamente entre la vía del dolor y la vía de la Torá y Mitzvot. Así lo hemos hecho muy claro de cómo los tres estados de las almas están conectados uno al otro y necesariamente necesitan uno del otro.
17. A partir de todo lo anterior comprendemos completamente la tercera pregunta, que cuando nosotros nos examinamos, nos vemos como seres que se han corrompido tan bajo como se es Pero cuando examinamos al Creador quien nos creó, debemos enaltecer- nos porque no hay más alto que Él, como proviniendo del Creador quien nos creó, porque la naturaleza de lo completo es ejecutar actos completos.
Ahora podemos comprender que nuestro cuerpo, con todos sus pequeños incidentes y nuestro cuerpo real, puesto que nuestro cuerpo real, el cuerpo eterno y completo, ya existe en el Infinito, en el primer estado, donde él toma su forma perfecta a partir del futuro tercer estado, lo cual significa recibir en la forma de entregar, que es equivalente en forma con el Creador.
Y si nuestro primer estado requiere que recibamos la cáscara de aquel cuerpo en el segun- do estado, en su forma corrupta y repugnante, la cual es el deseo de recibir para sí mismo, la fuerza que nos separa del infinito, de modo que lo corrija y nos permita recibir nuestro cuerpo eterno en la práctica, en el tercer estado; no necesitamos protestar en contra de eso. Nuestro trabajo no puede ser hecho sino en cuerpos así de transitorios e inútiles como los nuestros, ya que “uno no corrige aquello que no se encuentra en él”.
De esa manera, nosotros ya estamos en ese estado digno y perfecto, adaptado a un operador perfecto quien nos ha creado en ese segundo estado, para que este cuerpo no nos abandone de ninguna manera ya que va a expirar y a morir, y está aquí sólo por el tiempo necesario para la anulación y recepción de nuestra forma eterna.
18. De esta manera llegamos a la quinta pregunta: ¿Cómo podría ser que a partir de lo eter- no se extiendan acciones inútiles y transitorias? Vemos además que de hecho, ya han sido extendidas como deberían, dignas de Su eternidad, simbolizando seres perfectos y
Habíamos dicho antes (ítem 13), que esta forma de nuestro cuerpo, la cual es el deseo de recibir para sí mismo, de alguna manera no está presente en el pensamiento de la creación, ya que estamos concebidos como el tercer estado, no obstante, es una obligación el segundo estado, con el fin de permitirnos corregirlo. No debemos considerar otros seres en el mundo sino el hombre, puesto que el hombre es el centro de la creación.
Y todas las otras creaciones no tienen valor por sí mismas, sino al punto que son útiles para hacer que el hombre logre su integridad. Por consiguiente, suben y bajan con él sin ninguna consideración por sí mismas.
19. Con esto, llegamos a la cuarta pregunta: Puesto que la naturaleza del bien es dar, ¿cómo Él inicialmente creó seres que serían atormentados y agonizados a lo largo de sus vidas ente- ras? Porque, así como dijimos, toda nuestra agonía es necesitada por nuestro primer estado, donde nuestra completa eternidad que viene del futuro tercer estado nos obliga a ir ya sea por la “vía de la Torá” o por la “vía del dolor”, y venir y alcanzar la eternidad en el tercer estado (ítem 15).
Pero esta agonía es sentida solamente por la cáscara de nuestro cuerpo, creado sólo para pe- recer y ser enterrado. Y esto nos enseña que el deseo de recibir para sí mismo, es creado sólo a fin de ser erradicado, abolido del mundo y convertido a un deseo para otorgar. Los dolores que sufrimos son sólo descubrimientos de su poco valor y el daño en él. Además, cuando todos los seres humanos acuerden abolir y erradicar su deseo de recibir para sí mismos, y no tengan otro deseo sino el de otorgar a sus amigos, todas las preocupaciones y amenazas en el mundo cesarían de existir. Todos estaríamos asegurados con una vida completa y saludable, puesto que para todos y cada uno de nosotros sería un mundo completo, listo para satisfacer cada necesidad.
No obstante cuando cada uno tiene sólo el deseo de recibir para sí mismo, se originan los dolores, las guerras y las matanzas de las cuales no podemos escapar, debilitando nuestros cuerpos con toda clase de heridas y malestares y, si nos damos cuenta, todas las agonías en nuestro mundo no son sino manifestaciones que son ofrecidas a nuestros ojos, con el fin de empujarnos a anular la cáscara maligna del cuerpo para enfrentar la forma completa del deseo de otorgar. Tal como hemos dicho, la vía del dolor por sí misma puede llevarnos a la forma deseada. Tengan en mente que los Mitzvot (preceptos) entre hombre y hombre vienen antes que los preceptos entre el hombre y Dios, porque el otorgamiento a su amigo lo lleva a otorgarle a su Creador.
20. Después de todo lo que hemos dicho, llegamos a la conclusión de la primera pregunta: ¿Cuál es nuestra esencia? Nuestra esencia es como la esencia de todos los detalles de la realidad, que es ni más ni menos que el deseo de recibir. Pero no es como es ahora en el segundo estado, que es sólo el deseo de recibir para sí mismo, sino como yace en el primer estado en el infinito, intencionado en su forma eterna, que es la recepción con el fin de otorgar alegría a su Creador.
Y aunque aún no hemos alcanzado el tercer estado, y aún nos falta tiempo, eso no altera de ninguna manera nuestra esencia, porque nuestro tercer estado necesita del primero. En este caso, “todo lo que es obligado a ser reunido, es considerado reunido”. Y la falta de tiempo es considerada una deficiencia sólo cuando hay duda de que completará o no lo que necesita ser completado en ese momento.
Ya que no tenemos dudas acerca de eso, es como si ya hubiésemos llegado al tercer estado, y el cuerpo, dado a nosotros en su actual forma corrupta, en ninguna forma agrieta nuestra esencia, puesto que el cuerpo y todas sus posesiones están para ser erradicadas completamente junto con el sistema impuro completo, del cual se origina. “Y todo lo que es obligado a ser quemado, es considerado quemado”, siendo considerado como que nunca existió. Además el alma que es vestida en el cuerpo, cuya esencia es también sólo de un deseo, pero de un deseo de otorgamiento que es extendido desde los cuatro mundos sagrados de ABYA existe para siempre, pues esa nueva forma de deseo de otorgamiento es igualada en forma con la Vida de Vidas y no es de ninguna manera intercambiable.
21. No sean desviados por los filósofos que dicen que la verdadera esencia del alma es una substancia de la mente, y que sólo existe a través de los conceptos que aprende y que a partir de ahí crece y son su esencia. La pregunta de la continuación del alma luego de la partida del cuerpo depende sólo de la intensidad de los conceptos que ha adquirido, ya que en la ausencia de tales conceptos no queda nada por continuar. Esta no es la vía de la Torá. Tampoco es aceptado por el corazón, y cualquiera que haya tratado de adquirir algún tipo de conocimiento sabe y siente que la mente por sí misma es una posesión y el poseedor.
Pero como hemos dicho, toda la substancia de la creación renovada, tanto la substancia de los objetos espirituales y la substancia de los objetos corporales, no son ni más ni menos que un deseo de recibir. Y aunque mencionamos que el alma es toda deseo de otorgar, es sólo a través de las correcciones de la Luz reflejada que recibe por parte de los mundos superiores. Además, la verdadera esencia del alma es también un deseo de recibir. La diferencia que podemos expresar entre un objeto y el otro es por consiguiente aparente sólo en su deseo, pues el deseo en cualquier esencia crea necesidades, y las necesidades crean pensamientos y conceptos de modo de alcanzar esas necesidades.
Y justamente como los deseos humanos difieren uno del otro, así son sus necesidades, pensamientos e ideas. Por ejemplo, aquellos cuyo deseo de recibir está limitado a deseos bestiales, sus necesidades, pensamientos e ideas se dirigen a satisfacer ese deseo en su bestialidad. Y aunque usen la mente y la razón como los humanos lo hacen, esto es, sin embargo, suficiente para el esclavo ser como su maestro. Esto es como una mente bestial, puesto que la mente es esclavizada y sirve al deseo bestial.
Y aquellos cuyo deseo de recibir escoge principalmente deseos humanos, tal como la dominación sobre otros o como el respeto, los cuales están alejados de la bestia, la mayoría de sus necesidades, pensamientos e ideas giran sólo alrededor de la satisfacción de ese deseo lo más posible. Y aquellos cuyos deseos son dirigidos principalmente hacia el conocimiento, la mayoría de las necesidades, pensamientos e ideas están orientadas a satisfacer ese deseo lo más posible.
22. Estos tres deseos están en su mayoría presentes en cada hombre, pero se mezclan en diferentes cantidades, y por eso los cambios de una persona a A partir de los atributos corporales podemos sacar deducciones acerca de los objetos espirituales, relacionados a sus valores espirituales.
23. De manera que también las almas humanas, las espirituales, que a través de los vestidos de la Luz reflejada que han recibido de los mundos superiores de los cuales provienen, tienen sólo el deseo de otorgar satisfacción a su Creador y ese deseo es su esencia. Resulta que una vez vestido en el cuerpo del hombre, genera en él necesidades, deseos e ideas para satisfacer su voluntad de llegar a su máxima plenitud, con la intención de causar satisfacción a su Creador, de forma proporcional al tamaño de su
24. La esencia del cuerpo es más un deseo de recibir para sí mismo, y todas sus manifestaciones y posesiones son cumplimientos de ese deseo corrupto de recibir, el cual ha sido inicialmente creado para ser exterminado del mundo con el fin de completar el tercer estado en el Fin de la corrección, haciéndolo transitorio y mortal. Esto es, junto con todas sus posesiones, como una fugaz sombra que nada deja cuando se va.
Y puesto que la esencia del alma es solamente un deseo de otorgar, y todas sus manifestaciones y posesiones son cumplimientos de aquel deseo de otorgar, lo cual ya existe en el primer estado eterno y en el futuro tercer estado, por consiguiente es inmortal e irreemplazable. El alma, con todas sus manifestaciones es eterna y existe para siempre. La desaparición no se aplica a estas en la partida del cuerpo. Al contrario, la ausencia de la forma corrupta del cuerpo, la fortalece grandemente, así la capacita para ascender a los cielos.
Hemos mostrado claramente que la persistencia en ninguna manera depende de los conceptos que adquiere, como claman los filósofos, sino que su eternidad radica en su verdadera esencia, basada en su deseo de otorgar, el cual es su esencia. Los conceptos que adquiere son su premio, no su esencia.
25. A partir de esto llegamos a la solución completa de la quinta pregunta: puesto que el cuerpo es así de corrupto, el alma no puede vivir en él luego de que se pudre en la tierra, ¿Por qué retorna en el renacimiento de los muertos? Y también la pregunta acerca de las palabras de nuestros sabios: “Los muertos están destinados a ser revividos con sus defectos, para que no sean confundidos con otros”.
Claramente se entenderá esto a partir del pensamiento de la creación en sí misma; es decir, del primer estado. Porque hemos dicho que puesto que el pensamiento de la creación es deleitar a Sus criaturas, se requería que Él hubiese creado un deseo desmedidamente exagerado, para recibir toda esa gran abundancia en el pensamiento de la creación. Ya que “el gran deleite y el gran deseo de recibir van mano con mano”.
Y hemos establecido ahí, que este gran deseo de recibir es la substancia completamente renovada que Él ha creado, pues Él no necesita nada más con el fin de llevar a cabo el pensamiento de la creación. Esta es la naturaleza del trabajador perfecto, Él no ejecuta nada que sea innecesario, tal como dice el poema: “de todo tu trabajo ni una cosa fue olvidada, tú no restaste nada ni sumaste nada”.
También hemos dicho que este exagerado deseo de recibir, ha sido removido completa- mente del sistema sagrado y fue dado al sistema de los mundos impuros, a partir del cual se extienden los cuerpos de este mundo y sus vidas. Hasta que un hombre alcanza los trece años de edad, y atraviesa el trabajo de la Torá y Mitzvot empezando a lograr un alma sagrada, llega el momento en el cual es nutrido por el sistema de los mundos sagrados, en la intensidad del tamaño del alma sagrada que ha alcanzado.
También hemos mencionado que durante los seis mil años dados a nosotros para el trabajo en la Torá y Mitzvot, ninguna corrección llega al cuerpo, es decir, a su deseo exagerado de recibir. Todas las correcciones que vienen a través de nuestro trabajo le incumben sólo a Néfesh, por las que sube los grados de santidad, representando el realce del deseo de otorgar que se extiende con el alma.
Por esa razón, el cuerpo está obligado a morir, ser enterrado y podrirse, ya que no ha sido corregido en ninguna forma. Pero además, el cuerpo no puede permanecer en el camino, pues si él tuviera que abolir el exagerado deseo de recibir, Dios no lo permita, el pensamiento de la creación no podría ser llevado a cabo. Significa que todos los grandes placeres que Él piensa para entregar a las criaturas son recibidos, pues “el gran deseo de recibir y el gran placer van mano con mano”. Y en la intensidad que su deseo disminuye, así disminuye el gozo y el placer a partir de la recepción.
26. Ya hemos establecido que el primer estado necesita del tercer estado para materializarse completamente como ocurre en el pensamiento de la creación, no omitiendo ni una Por consiguiente, el primer estado necesita el renacimiento de los muertos. Esto significa que su excesivo deseo de recibir, el cual ya ha sido erradicado y corrompido en el segundo estado, debe ahora ser revivido en toda su exagerada medida, sin ninguna restricción cualquiera sea; es decir, con todos sus defectos.
Luego empieza el trabajo de nuevo, con el fin de convertir ese excesivo deseo de recibir en otorgamiento. Y entonces tendremos nuestra ganancia duplicada, de modo que tenemos un lugar en el cual recibimos todos los gozos y placeres y la dulzura en el pensamiento de la creación, puesto que ya tenemos el cuerpo con su excesivo deseo de recibir, el cual va mano a mano con estos placeres.
Tomando en cuenta que nuestra recepción, de esa manera sólo se producirá con el fin de satisfacer a nuestro Creador, y será considerada como completo otorgamiento. Eso nos traerá a la equivalencia de forma, lo cual es Dvekut; es decir, nuestra forma en el tercer estado. Así vemos que el primer estado necesita de la resurrección de los muertos.
27. Además no puede haber una resurrección de los muertos, sino sólo cerca al final de la corrección, que está hacia el fin del segundo estado. Una vez que estemos de acuerdo con la negación de nuestro excesivo deseo de recibir, aceptando sólo el deseo de otorgar, y una vez que hayamos sido dotados con todos los grados maravillosos del alma, llamados Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jayiá, Yejidá, a través de nuestro trabajo en la negación de ese deseo de recibir, entonces habremos llegado a la perfección más grande; hasta que el cuerpo sea revivido con todo su excesivo deseo de recibir y no seamos por mucho tiempo dañados por él y separados de la
Al contrario, nos sobreponemos a él y le damos la forma de otorgamiento. Esto ocurre con cada atributo corrupto que queremos remover. Primero debemos removerlos completamen- te hasta que nada queda. Luego podemos recibirlos nuevamente y conducirlos a través de la línea media. Y en tanto no lo hayamos removido completamente, es imposible conducirlos hacia la línea media deseada.
28. Nuestros sabios dijeron: “Los muertos están destinados a ser revividos con sus defec- tos y luego ser curados”. Significa que en el inicio el mismo cuerpo es revivido, lo cual es el excesivo deseo de recibir, sin ninguna restricción, tal como creció, bajo la alimentación de los mundos impuros antes que la Torá y Mitzvot lo hayan corregido de alguna
Nos embarcamos en un nuevo tipo de trabajo – insertar todo ese exagerado deseo de recibir en la forma de otorgamiento, siendo luego curado, porque logra equivalencia de forma. Se nos ha dicho que la razón es que “nadie puede decir que es otro”. Significa que no puede ser dicho que está en una forma diferente de la que tuvo en el pensamiento de la creación, puesto que ahí radica ese excesivo deseo de recibir, orientado a tomar todo el bien en el pensamiento de la creación.
Solamente que por ahora ha sido entregado a las Klipot para la purificación, pero al final, no debe haber un cuerpo diferente, ya que si fuese disminuido de alguna manera, sería considerado completamente diferente e indigno de recibir todo el bien en el pensamiento de la creación, tal como lo recibió en el primer estado.
29. Ahora podemos resolver la segunda pregunta: ¿Cuál es nuestro papel en la larga cadena de la realidad en que somos sólo pequeños eslabones, durante el corto tiempo de nuestras vidas? Tenga en mente que nuestro trabajo a lo largo de los setenta años de nuestros días está dividido en cuatro:
1ra. División: Es lograr el excesivo deseo de recibir sin restricciones, en su entera forma corrupta debajo de las manos de los cuatro mundos impuros de ABYA. Pues si nosotros no tenemos ese deseo corrupto de recibir, no podemos corregirlo, pues “uno no puede corregir lo que no está en él”.
De esta manera, el deseo de recibir que es dado en el nacimiento no es suficiente, pero debe ser una cuna de las Klipot impuras, por no menos de trece años. Esto significa que las Klipot deben dominarlo y darle sus luces, para que las luces incrementen su deseo de recibir. Esto es porque los rellenos que las Klipot suministran al deseo de recibir sólo aumentan la demanda del deseo de recibir.
Por ejemplo, cuando un niño nace, tiene deseo por las cosas más pequeñas y nada más. Sin embargo, cuando el lado maligno colma su medida, inmediatamente crece y él quiere el doble. Luego, cuando la Sitra Ajra le da la doble cantidad, él instantáneamente quiere cuadriplicar la cantidad. Y si no lo vence a través de la Torá y Mitzvot y lo convierte en otorgamiento, se incrementa a lo largo de toda su vida, hasta que muere sin lograr la mitad de sus deseos. Se considera que está de la mano de la Sitra Ajra y las Klipot, cuyo papel es el de expandir e incrementar su deseo de recibir y hacerlo exagerado, sin restricciones de ningún tipo. De modo que se provee de todo el material que necesita para trabajar y reparar.
30. 2da. División: Desde los trece años en adelante. En este momento el punto en su co- razón, el cual es lo posterior de la santidad, es dotado de fuerza. Aunque en el nacimiento se vista del deseo de recibir, empieza a despertar sólo después de los trece años, y luego comien- za a entrar al sistema de los mundos sagrados, en la medida en que observe la Torá y Mitzvot.
Su papel principal es el de lograr e incrementar el deseo espiritual de recibir, porque en el momento del nacimiento sólo tiene el deseo de recibir cosas materiales. Por consiguiente, aunque ha logrado el deseo excesivo de recibir antes de cumplir los trece años, no significa el fin del crecimiento del deseo de recibir, pues el primer crecimiento del deseo de recibir se relaciona sólo con lo espiritual.
Por ejemplo, antes de cumplir los trece años desea recibir toda la riqueza y respeto en este mundo corporal, el cual es aparentemente no eterno, y para todos nosotros es sólo una som- bra fugaz. Cuando logra el excesivo deseo espiritual de recibir quiere digerir -para su propia satisfacción– todo el bien y la riqueza en el próximo mundo eterno, lo cual es una posesión eterna. Así, la mayoría del excesivo deseo de recibir es completado sólo con el deseo de re- cibir espiritualidad.
30. Nuestros sabios dicen: “La sanguijuela tiene dos hijas, Hav, Hav (Proverbios 30.15)”. Una sanguijuela significa el Y la maldad está apresada en ese infierno y llora como perros “Hav Hav (¡dame, dame!)”, significando: “danos la riqueza de este mundo y la rique- za del próximo mundo”.
Es aún mucho más importante el grado a partir del primero, porque además de lograr el tamaño completo del deseo de recibir y todo lo material que necesita para su trabajo, es este el grado que lo lleva para Su nombre. Como nuestros sabios dijeron: “ Uno debería observar siempre la Torá y Mitzvot, Lo Lishmá, porque de Lo Lishmá, se llega a Lishmá”.
Por consiguiente, el grado que viene después de los trece años es considerado sagrado. Es como un siervo sagrado quien sirve a su dueña, la cual es la Sagrada Divinidad, ya que el siervo lo trae a Lishmá y logra la inspiración de la Divinidad. Además uno debería tomar cada medida sentado para traerlo a Lishmá, porque si no se esfuerza por aquello y no viene a Lishmá, uno cae en el abismo del siervo impuro, el cual es el opuesto al siervo sagrado, cuyo papel es confundir al hombre en el sentido que de Lo Lishmá, no llegará a Lishmá. Y acerca de ella ha sido dicho: “la doncella que es heredera de su dueña (Proverbios 30.23)”, ya que ella no dejará a un hombre cerca de la dueña, quien es la Sagrada Divinidad.
Y el grado final en aquella división es que desea enamorarse apasionadamente de Dios, como si uno se enamorase de un amor corporal, hasta que el objeto de la pasión permanezca ante los ojos de uno todo el día y toda la noche, tal como el poeta dice: “cuando Lo recuerdo, Él no me deja dormir”. Luego es dicho acerca de él: “pues el deseo realizado es un árbol de la vida (Proverbios 13.12)”. Porque los cinco grados del alma son el árbol de la vida, el cual continúa por quinientos años, cada grado dura cien años, lo cual significa que recibirá los cinco aspectos de NaRaNJaY (Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jayiá, Yejidá) explicados en la tercera división.
32. 3ra. División: Es el trabajo en la Torá y Mitzvot, con el fin de otorgar y no con el fin de ser premiado, lo cual limpia el deseo de recibir para sí mismo y lo convierte en deseo de otorgamiento. Con la intensidad que purifica el deseo de recibir llega a ser digno de recibir las cinco partes del alma llamadas NaRaNJaY.
Esto es porque éstas son sólo aplicables al deseo de otorgar y no pueden vestirse en su cuerpo mientras el deseo de recibir esté en control, lo cual es opuesto en forma al alma, o incluso sólo diferente. Se debe a que la materia del vestido y la equivalencia de forma van mano a mano. Cuando logra el completo deseo de recibir y no necesita nada para sí mismo, encontrará que ha logrado equivalencia de forma con sus superiores NaRaNJaY, los cuales se extienden desde el origen en el Infinito en el primer estado, a través de los sagrados ABYA para ser gradualmente vestidos en él.
4ta. División: Es el trabajo que es conducido luego del renacimiento de los muertos. Sig- nifica que el deseo de recibir, el cual ya ha sido completamente borrado a través de la muerte y la sepultura, es ahora revivido en su peor forma como un excesivo deseo de recibir, como nuestros sabios dijeron: “Los muertos están destinados a ser revividos con sus imperfeccio- nes”. Y luego es convertido a una recepción en la forma de otorgamiento. Sin embargo, hay individuos distinguidos a quienes les ha sido entregado este trabajo mientras aún viven en este mundo.
33. Y ahora queda la sexta pregunta. Nuestros sabios dijeron que los mundos no fueron creados sino para el Y esto parece muy peculiar, que para tal pequeño hombre, cuyo valor no es más que un manojo comparado a la realidad ante nosotros en este mundo, mucho menos comparado a los mundos espirituales superiores, el Creador se ocuparía de crear eso para él. Aún más peculiar es la interrogante: ¿Por qué el hombre necesitaría de todos estos vastos mundos espirituales?
Deberíamos saber que cualquier satisfacción de nuestro Creador a partir del otorgamiento sobre Sus criaturas depende de la intensidad con que las criaturas Lo sienten, que Él es el benevolente y es Él quien las satisface. Él se complace de ellas, como cuando un padre juega con su hijo favorito, al grado de que el hijo siente y reconoce la grandeza y sublimidad de su padre y su padre le muestra todos los tesoros que ha preparado para él. Como el verso dice: “Efraim mi querido hijo, un muchacho querido, cuando sea que hable de él, Yo sinceramente aún lo recuerdo: por consiguiente mis entrañas se mueven por él, seguramente tendré mise- ricordia de él, dice el Señor (Jeremías 31.19)”.
Observa cuidadosamente estos mundos y podrás aprender y saber los grandes placeres del Señor con las criaturas completas que han logrado la capacidad de sentir y reconocer Su grandeza en todas las maneras que Él ha preparado para ellas, hasta que Él se relaciona con ellas como un padre se relaciona con su hijo querido. Y no tenemos necesidad de continuar con esto, ya que es suficiente para nosotros saber que para esta plenitud y deleite de los completos, valió la pena que Él creara todos los mundos superiores e inferiores por igual.
34. Con el fin de preparar a Sus criaturas para alcanzar el grado exaltado antes menciona- do, el Creador pensó en cuatro grados que se desarrollan uno fuera de Estos son llama- dos: inanimado, vegetativo, animado y “hablante”; son además las cuatro fases del deseo de recibir en las que cada uno de los mundos superiores están divididos, ya que aunque la vasta mayoría del deseo radica en cuatro fases del deseo de recibir, es imposible para él materializarse de una sola vez, sino a través de las tres fases precedentes que lo exponen gradualmente y lo desarrollan hasta que su forma ha sido completada.
35. La primera fase del deseo de recibir, llamada inanimada, la cual es la exposición preliminar del deseo de recibir en este mundo corporal, hay pues un movimiento general que incluye la totalidad de la categoría Pero en los componentes en particular no hay ningún movimiento aparente. Esto es porque el deseo de recibir genera necesidades y las necesidades generan el movimiento suficiente para lograr lo que necesita. Habiendo sólo un pequeño deseo de recibir, este domina la totalidad de la categoría, pero su poder sobre los componentes es indistinguible.
36. El vegetativo es agregado al anterior, el cual es la segunda fase del deseo de Su tamaño es más grande que el inanimado y su deseo de recibir domina a cada uno de los componentes de la categoría, porque cada componente tiene su propio movimiento privado que se expande hacia arriba, abajo y a los lados, y se mueve donde el sol brilla. El asunto de comer, beber y la extracción del desperdicio son también aparentes en cada componente. Sin embargo, carece de una sensación individual e independiente en cada componente.
37. Luego sigue la categoría animal, la cual es la tercera fase del deseo de Su me- dida ya está completada en una gran intensidad, pues este deseo de recibir genera en cada componente separado una sensación independiente e individual, la cual es la vida que es única para cada componente por separado. Además, estos aún no tienen la sensación de los otros, es decir, no tienen la preparación necesaria de participar en el dolor de los otros o en sus alegrías, etc.
38. Encima de todo vienen las especies humanas, las cuales son la cuarta fase del deseo de Es la medida final y completa, su deseo de recibir incluye también la sensación de los otros. Si quieren conocer la diferencia exacta entre el deseo de recibir en la tercera fase que está en el animado, y la cuarta fase del deseo de recibir en el hombre, les diré que es como el valor de una sola criatura contra toda la realidad, pues el deseo de recibir en el animado, el cual carece de la sensación de los otros, puede generar sólo necesidades y al punto en que estén grabados en esa sola criatura.
Mientras que el hombre, quien puede sentir a otros, se convierte en alguien que necesita todo lo que otros también, y es así como se llena de envidia por adquirir todo lo que otros también tienen. Cuando posee una porción en particular quiere duplicarla, por consiguiente sus necesidades se multiplican para siempre hasta que quiere engullir todo lo que hay en este mundo entero.
39. Y después que se nos ha mostrado que el propósito que el Creador desea de la creación es otorgar a Sus criaturas, para que puedan conocer su autenticidad y grandeza, y recibir todo el deleite y el placer que Él ha preparado para ellas, tal como lo dice el verso: “Efraim mi querido hijo, un muchacho querido (Jeremías 19)”. Tú claramente encuentras que este propósito no se aplica a lo inanimado y las grandes esferas tales como la tierra, la luna, o el sol; sin embargo, luminosas, y no para lo vegetativo y no para lo animal, pues carecen de la sensación de los otros, incluso entre sus propias especies. Por consiguiente ¿Cómo puede la sensación de lo Piadoso y Su otorgamiento aplicarse a ellas?
El hombre, después de haber sido preparado con la sensación de los otros de su propia especie quienes son similares a él, después de penetrar en la Torá y Mitzvot, transformará su deseo de recibir en un deseo de otorgamiento, llegando a la equivalencia de forma con su Creador. Entonces recibe los grados que han sido preparados para él en los mundos superio- res, llamados NaRaNJaY, llegando a ser calificado para recibir el propósito del pensamiento de la creación. Después de todo, la intención de la creación de todos los mundos fue única- mente para el hombre.
40.Sé que es completamente inaceptable ante los ojos de algunos filósofos. Ellos no pue- den aceptar que el hombre, al cual ellos piensan como inferior e indigno, sea el centro de toda la grande y desolada creación. Pero ellos son como un gusano que nace dentro de un rábano y creen que el mundo del Creador es así de amargo y así de oscuro como el rábano en el cual nacieron. Pero tan pronto como las cáscaras del rábano se rompan y se asome hacia afuera, se maravilla y dice: “!Creí que el mundo entero era del tamaño de mi rábano, y ahora veo que ante mí hay un mundo grande, bello y maravilloso!”
Así también se encuentran quienes están sumidos en la cáscara del deseo de recibir con la que nacieron, y no saborean las especies únicas, las cuales son la Torá y las prácticas Mitzvot, que pueden romper esta cáscara dura y convertirla en un deseo de satisfacer a su Creador. Es verdad que ellos deben determinar su vacío y falta de valor, como lo que son realmente, y no pueden comprender que su gran realidad no ha sido creada sino para ellos.
En verdad, si hubiesen penetrado en Torá y Mitzvot con el fin de otorgar alegría a su Crea- dor con toda la pureza requerida, y tratado de salir de aquella cáscara, hubieran nacido y recibido el deseo de otorgar, sus ojos inmediatamente se abrirían y lograrían todo el placer y la dulzura más allá de las palabras, grados de sabiduría, inteligencia y mente clara, que han sido preparados para ellos en los mundos espirituales. Luego se dirían a sí mismos como nuestros sabios dijeron: “Un buen invitado, ¿qué dice?: Todo lo que el anfitrión hizo, lo hizo para mí solo”.
41. Pero todavía queda por clarificar ¿Por qué el hombre necesitaría todos esos mundos superiores que el Creador ha construido para él? ¿Para qué los usa? Ten en mente que la rea- lidad de los mundos es dividida generalmente en cinco categorías las cuales son:
- Adam Kadmón,
- Atzilut,
- Briá,
- Yetzirá, y,
- Asiyá.
Además, en cada uno de ellos hay un número infinito de detalles, los cuales son las cinco Sfirot: Kéter, Jojmá, Biná, Tifféret y Maljut. Porque el mundo de Adam Kadmón es Kéter, y el mundo de Atzilut es Jojmá, y Briá es Biná y Yetzirá es Tifféret y el mundo de Asiyá es Maljut. Todas las luces que se visten en esos cinco mundos son llamadas NaRaNJaY, como la Luz de Yejidá que brilla en Adam Kadmón, la Luz de Jayiá que brilla en Atzilut, la Luz de Neshamá que brilla en Briá, la Luz de Rúaj que brilla en Yetzirá y la Luz de Néfesh que brilla en Asiyá. Todos estos mundos y cada cosa en ellos son incluidos en el nombre sagrado “Yud Hei Vav Hei”, y el extremo de la Yud. En el primer mundo, en Adam Kadmón, no tenemos percep- ción; por consiguiente es aludido solamente con el extremo de la Yud del nombre, pero no hablamos de eso, siempre mencionamos sólo los cuatro mundos ABYA. Yud es el mundo de Atzilut, Hei es Briá, Vav es Yetzirá y la Hei de abajo es Asiyá.
42.Hemos explicado los cinco mundos que incluyen toda la realidad espiritual que se extiende desde el Infinito hacia este mundo. Además ellos están incluidos uno en el otro y en cada uno de estos mundos hay cinco mundos, las cinco Sfirot: Kéter, Jojmá, Biná, Tifféret y Maljut, donde las cinco luces (NaRaNJaY) están vestidas, las cuales corresponden a los cinco
Y además de las cinco Sfirot KaJaB TuM en cada mundo existen las cuatro categorías espi- rituales: Inanimado, Vegetativo, Animado y Hablante, donde las Neshamot (almas) del hom- bre son consideradas como el Hablante en ese mundo, y el Animado es considerado como los Malajim (ángeles) en ese mundo. La categoría Vegetativo es llamada Lebushim (vestiduras), y la categoría Inanimado son los Heijalot (palacios). Todas ellas están vestidas una sobre otra: el “Hablante” el cual representa las Neshamot de las personas, está vestido en las cinco Sfirot sagradas –KaJaB TuM– en ese lugar. El Animado, el cual representa los ángeles, está vestido sobre las almas; el Vegetativo – el cual son las vestiduras – viste a los ángeles, y el Inanimado; es decir, los palacios, giran alrededor de ellas.
Las vestiduras significa que ellas sirven una a la otra y evolucionan a partir de la otra, como hemos aclarado con el cuerpo Inanimado, Vegetativo, Animado y “Hablante” de este mundo, ya que las tres categorías: Inanimado, Vegetativo, Animado, no se extendieron in- dependientemente, sino sólo si lo hace la cuarta categoría, la cual es el hombre, quien puede evolucionar y ascender por ellas. Por consiguiente, el propósito de éstas es el de servir al hombre y serle útiles.
Así es en todos los mundos espirituales. Las tres categorías: Inanimado, Vegetativo y Ani- mado, se extienden en ese mundo sólo con el fin de servir y ser útiles al “Hablante” en ese mundo, el cual es el alma del hombre. Por consiguiente, se considera que todas ellas visten el alma del hombre, lo que significa servirle.
43. Cuando el hombre nace, inmediatamente recibe un alma sagrada. Pero no un alma en realidad, sino el aspecto de Ajoráim de ella, que significa su última categoría, la cual es llamada Nekudá (un punto) debido a su pequeñez. Este punto está vestido en el corazón del hombre, es decir en el aspecto de su deseo de recibir, el cual se descubre principalmente en el corazón del
Y conoce esta regla, pues todo lo que dirige la realidad en general, lo dirige en cada mundo, incluso en la partícula más pequeña de ellos. De modo que justamente hay cinco mundos en la realidad, los cuales son las cinco Sfirot KaJaB TuM, así hay cinco Sfirot KaJaB TuM en cada mundo y hay cinco Sfirot en la partícula más pequeña de ese mundo.
De esta forma establecemos que su mundo está dividido en: Inanimado, Vegetativo, Ani- mado y “Hablante” (IVAH). Éstos corresponden a las cuatro Sfirot JuB TuM: el Inanimado corresponde a Maljut, el Vegetativo a Tifféret, el Animado a Biná, el “Hablante” a Jojmá y, la raíz de ellos corresponde a Kéter. Además, incluso en la partícula más pequeña de cada espe- cie en éstos hay cuatro categorías internas del Inanimado, Vegetativo, Animado y Hablante, así que en un componente aislado de la especie “Hablante”, representado incluso en una persona, hay también IVAH, lo cual conforma las cuatro partes de su deseo de recibir donde el punto de la santidad está vestido.
44. Antes de los trece años de edad no puede haber ninguna detección del punto en su corazón. Pero después de los trece años, cuando empieza a penetrar en la Torá y Mitzvot, in- cluso sin ninguna intención, o sea sin ningún amor o miedo, como habría de hacerlo alguien que sirve al rey, incluso en Lo Lishmá, el punto en su corazón empieza a crecer y a revelar su acción.
Las Mitzvot necesitan una razón de ser, incluso actos sin objetivo pueden purificar su deseo de recibir, pero sólo en el primer grado, llamado Inanimado. En la intensidad que purifica la parte inanimada del deseo de recibir construye los 613 órganos del punto en su corazón, el cual es el Inanimado del alma sagrada. Cuando todas las 613 Mitzvot estén completadas en acción, se reúnen los 613 órganos del punto del corazón, el cual es la parte inanimada del alma sagrada, cuyos 248 órganos espirituales están construidos a través de la observancia de las 248 Mitzvot de “hacer” (preceptos que tienes que ejecutar en la acción), y sus 365 tendones espirituales están construidos a través de la observancia de las 365 Mitzvot de “no hacer”, hasta que llegue a ser un Partzuf entero de la santidad en Néfesh, [con lo cual] el alma asciende y viste a Maljut en el mundo espiritual de Asiyá.
Todas las partículas del Inanimado, Vegetativo y Animado en aquel mundo, las cuales corresponden a esa Sfirá (sing. de Sfirot) de Maljut de Asiyá, sirven y ayudan a aquel Partzuf de Néfesh del hombre que ha ascendido ahí, con la intensidad que el alma las instruye, pues esos conceptos llegan a ser alimento espiritual para ella, dándole fuerza para crecer y multi- plicarse, hasta que pueda extender la Luz de la Sfirá de Maljut de Asiyá en toda la perfección deseada, para iluminar el cuerpo del hombre. Esa Luz completa ayuda al hombre a agregar trabajo en la Torá y Mitzvot y a recibir los grados restantes.
Tal como hemos establecido, inmediatamente al nacimiento de un cuerpo del hombre, nace un punto de la Luz de Néfesh y se viste dentro de él, de igual forma, cuando su Partzuf de Néfesh de la santidad nace, un punto de un grado superior nace con ella, lo que significa que el último grado de la Luz de Rúaj de Asiyá es vestido dentro del Partzuf de Néfesh.
Así es en cada grado, con cada nuevo grado que nace, aparece instantáneamente el último grado del próximo grado en altura. De allí la entera conexión de lo superior y lo inferior a través del tope de la escalera. Y a través de ese punto del grado superior llega a ser capaz de ascender al próximo grado.
45. La Luz de Néfesh antes mencionada es llamada la Luz del Inanimado de la santidad del mundo de Asiyá. Corresponde a la pureza de la parte inanimada del deseo recibir en el cuerpo del Brilla en la espiritualidad más semejante a la categoría inanimada en el mundo corporal, cuyas partículas no se mueven independientemente, sino que hay un mo- vimiento general que circunda todos los detalles igualmente. Y así es con la Luz del Partzuf de Néfesh de Asiyá, aunque hay 613 órganos para ella, los cuales son 613 formas de recibir la recompensa, estos cambios no son aparentes, sino sólo una Luz general cuya acción los circunda a todos por igual, sin distinción de detalles.
46. Hay que tener en mente que aunque las Sfirot son divinas, y no hay diferencia en ellas desde la cabeza de Kéter en el mundo de Adam Kadmón, a través del fin de Maljut en el mun- do de Asiyá, hay aún una gran diferencia relacionada a los Esto se debe a que las Sfirot son consideras luces y vasijas. La Luz en las Sfirot es pura Santidad, pero las vasijas, llamadas KaJaB TuM en cada uno de los mundos inferiores –Briá, Yetzirá, Asiyá– no son con- sideradas Santidad. Estas son consideradas coberturas que ocultan la Luz del Infinito dentro de ellas y racionan una cierta cantidad de Luz para los receptores, de manera que cada uno recibirá de acuerdo a su grado de pureza.
A partir de este aspecto, aunque la Luz es una, nombraremos las luces en las Sfirot como NaRaNJaY, porque la Luz se divide de acuerdo a los atributos de las vasijas. Maljut, la cual es la cobertura más áspera, oculta toda la Luz del Infinito. La Luz que deja pasar a los receptores es sólo una pequeña porción relacionada a la purificación del cuerpo inanimado del hombre. Esta es llamada Néfesh.
El Kli de Tifféret es más delgado que Maljut y la Luz que pasa del Infinito se relaciona a la purificación de la parte vegetativa del cuerpo del hombre, porque hay más Luz activa ahí que en la Luz de Néfesh. Esta es llamada Rúaj.
El Kli de Biná es aún más delgado que Tifféret, y la Luz que se extiende desde el Infinito se relaciona a la purificación de la parte animada del cuerpo del hombre, la cual es llamada la Luz de Neshamá.
Los Kelim de Jojmá son los más delgados de todos, y la Luz que se extiende desde el Ein Sof se relaciona a la purificación de la parte “hablante” del cuerpo del hombre, siendo llamada la Luz de Jayiá, cuya acción está más allá de la medición.
47. En el Partzuf Néfesh, el cual el hombre ha adquirido a través de la fuerza con que se ocupó en Torá y Mitzvot intencionalmente, se viste un punto a partir de la Luz de Rúaj. Y cuando uno se esfuerza en observar la Torá y Mitzvot con la intención deseada, él purifica la parte vegetativa de su deseo de recibir y, en la intensidad con que construye el punto de Rúaj en el Partzuf, al ejecutar las 248 Mitzvot de “Hacer” con la intención deseada, el punto se expande a través de sus 248 órganos espirituales. Y por observar las 365 Mitzvot de “No Hacer” el punto se expande a través de sus 365 tendones.
Cuando está completada con todos los 613 órganos, asciende y se viste sobre la Sfirá de Tifféret en el mundo espiritual de Asiyá donde se expande desde el Infinito una Luz más grande, llamada la Luz de Rúaj, la cual viene a purificar la parte vegetativa del cuerpo del hombre. Y todos los componentes de lo inanimado, vegetativo y animado en el mundo de Asiyá, los cuales se relacionan a la estatura de Tifféret, ayudan al Partzuf de Rúaj del hombre a recibir las luces de Tifféret en toda su integridad, como fue hecho anteriormente en la Luz de Néfesh. Debido a eso es llamado el “Vegetativo sagrado”.
La naturaleza de su Luz es como el vegetativo corporal, donde uno puede diferenciar el movimiento sustancial en cada integrante, así es la Luz espiritual del vegetativo capaz de iluminar los caminos de cada órgano de los 613 órganos en el Partzuf de Rúaj, cada uno de ellos designa la acción relacionada a ese órgano. Con la intensidad del Partzuf de Rúaj, ahí también se extendió el punto del siguiente grado en altura; es decir, un punto de la Luz de Neshamá, el cual está vestido en su interior.
48. Al observar los secretos de la Torá y Mitzvot se purifica la parte animada del deseo de recibir y se construye el punto del alma que está vestido en sus 248 órganos y 365 Cuando la construcción ha sido completada y llega a ser un Partzuf, asciende y viste a la Sfirá de Biná en el mundo espiritual de Asiyá, la cual es mucho más delgada que las vasijas precedentes: Tifféret y Maljut. Por eso se extiende una gran Luz desde el Infinito en la vasija, la cual es llamada la Luz del alma.
Y todos los componentes de lo Inanimado, Vegetativo y Animado en el mundo de Asiyá que se relacionan al grado de Biná ayudan al Partzuf de Neshamá del hombre a recibir todas las luces a partir de la Sfirá de Biná. Esto es llamado “Animado sagrado” porque corresponde a la purificación de la parte animada del cuerpo del hombre. Y así es la naturaleza de su Luz, como hemos visto con el animado corporal (Cap. 37), la cual da al individuo una sensación de libertad e independencia del resto del Partzuf, a cada órgano de los 613 órganos del Partzuf.
Hasta que sus 613 órganos sean considerados 613 Partzufim, únicos en su tipo de Luz, cada uno en su propia forma y la supremacía de esta Luz sobre la Luz de Rúaj en la espiritualidad sea como la supremacía de lo animado sobre lo inanimado y lo vegetativo en el mundo cor- poral, se extiende un punto de la Luz sagrada de Jayiá, la cual es la Luz de la Sfirá de Jojmá con la extensión del Partzuf de Neshamá vestido en su interior.
49. Cuando ha logrado la gran Luz llamada Neshamá, donde cada uno de los 613 órganos de aquel Partzuf ilumina en su propia y única manera, cada uno como un Partzuf independiente, abre ante él la posibilidad de observar cada Mitzvá de acuerdo a su genuina intención, pues cada órgano del Partzuf de Neshamá ilumina la vía de cada Mitzvá que está relacionada a ese órgano.
A través de la gran fuerza de esas luces purifica la parte “hablante” de su deseo de recibir y lo convierte en deseo de otorgamiento. El punto de la Luz de Jayiá, el cual está vestido den- tro de sus 248 órganos espirituales y 365 tendones, se construye a sí mismo en consecuencia.
Cuando está completado en un Partzuf entero asciende y viste la Sfirá de Jojmá en el mun- do espiritual de Asiyá, el cual es un inmensurable y delgado Kli. Por consiguiente extiende una Luz gigantesca desde el Infinito llamada la Luz de Jayiá o “Neshamá a Neshamá”. Todos los detalles de lo Inanimado, Vegetativo y Animado en Asiyá que se relacionan a la Sfirá de Jojmá lo ayuda a recibir la Luz de Jojmá en toda plenitud.
A esto también se le llama el “Hablante Sagrado”, el cual corresponde a la purificación de la parte “hablante” en el cuerpo del hombre. La estatura de esa Luz en la Santidad es como la estatura del “hablante” en el mundo corporal, lo cual significa que logra la sensación de otros. Así, la medida de esa Luz sobre la medida de lo Inanimado, Vegetativo y Animado espiritual es como una medida del “Hablante” corporal sobre el Inanimado, Vegetativo y Animado corporal. La Luz del Infinito que se viste en ese Partzuf es llamada: “Yejidá”.
50. No obstante debes saber, que estas cinco luces: NaRaNJaY, que fueron recibidas del mundo de Asiyá no son más que NaRaNJaY de la Luz de Néfesh y no tiene nada de la Luz de Rúaj. Esto es porque la Luz de Rúaj sólo está presente a partir del mundo de Yetzirá en adelante, y la Luz de Neshamá a partir del mundo de Briá, y la Luz de Jayiá a partir de Atzilut y Yejidá a partir de AK.
Todo lo que está en lo general es encontrado en lo particular también, y en el más pequeño de- talle posible. Así es también en la totalidad de NaRaNJaY en el mundo de Asiyá, aunque es sólo NaRaNJaY de Néfesh. Por el mismo principio hay un NaRaNJaY en Yetzirá, el cual es un Na- RaNJaY de Rúaj. Y hay un NaRaNJaY de Neshamá en Briá, un NaRaNJaY de Jayiá en Atzilut y un NaRaNJaY de Yejidá en AK. La diferencia entre cada mundo es como hemos especificado anteriormente considerando la diferencia entre cada uno de los NaRaNJaY de Asiyá.
51. Ahora que conoces que el arrepentimiento y la purificación no pueden ser aceptados a menos que sean totalmente permanentes, como dice el verso: “¿Cómo podemos decir una verdadera Tshuvá (arrepentimiento)?. Hasta que Él quien conoce todos los misterios testi- fique que no fallará nuevamente”. Si uno purifica la parte inanimada del deseo de recibir, logra el Partzuf de Néfesh de Asiyá, y asciende y viste a la Sfirá de Maljut de Asiyá.
Eso significa que él será dotado definitivamente con la permanente purificación de la parte inanimada, de manera que nunca fallará nuevamente, pudiendo entonces ascender al mundo espiritual de Asiyá, pues ha logrado la purificación y equivalencia de forma con aquel mundo.
Así como los otros grados, los cuales hemos dicho que son Rúaj, Neshamá, Jayiá y Yejidá, frente a los cuales están su parte vegetativa, animada y “hablante” del deseo de recibir, han de ser purificados, para vestirse y recibir esas luces, aunque su purificación no sea permanente, “hasta que Él quien conoce todos los misterios testifique que él no fallará nuevamente”.
Esto es porque la totalidad del mundo de Asiyá, con todas sus cinco Sfirot KaJaB TuM, es nada más que Maljut la cual se relaciona sólo a la purificación de lo inanima- do. Las cinco Sfirot son sólo las cinco partes de Maljut; por consiguiente, puesto que él ha logrado ya la purificación de la parte inanimada del deseo de recibir, se iguala en forma con el mundo de Asiyá, ya que cada Sfirá del mundo de Asiyá recibe a partir de su correspondiente Sfirá en los mundos superiores, por ejemplo: Tifféret de Asiyá recibe del mundo de Yetzirá, el cual es todo Tifféret y la Luz de Rúaj. Biná de Asiyá recibe del mundo de Briá, el cual es todo Neshamá. Jojmá de Asiyá recibe de Atzilut, el cual es todo Jojmá y la Luz de Jayiá. De esta forma, aunque ha purificado permanente- mente sólo la parte inanimada, si él ha purificado las tres partes restantes de su deseo de recibir, aún cuando no lo ha hecho de manera permanente, aún puede recibir las luces de Rúaj, Neshamá y Jayiá de Tifféret, Biná y Jojmá de Asiyá , aunque no en forma permanente. Esto es porque cuando una de estas tres partes del deseo de recibir ha despertado, inmediatamente pierde estas luces.
52. Después que él purifica la parte vegetativa de su deseo de recibir permanentemente asciende al mundo de Asiyá, donde logra el grado permanente de Rúaj. Ahí puede también lograr las luces de Neshamá y Jayiá de Biná y Jojmá de Yetzirá, consideradas como Neshamá y Jayiá de Rúaj, incluso antes que haya purificado permanentemente las partes animada y “hablante”, como vimos en el mundo de Asiyá, ya que después que ha purificado permanen- temente la parte vegetativa de su deseo de recibir está ya en equivalencia de forma con la totalidad del mundo de Yetzirá, en su más alto
53. Después que purifica la parte animada de su deseo de recibir y lo convierte en deseo de otorgar “hasta que Él quien conoce todos los misterios testifique que él no va a fallar nuevamente”, está ya en equivalencia de forma con el mundo de Briá, [con lo cual] asciende y recibe permanentemente la Luz de Neshamá. Y a través de la purificación de la parte “ha- blante” de su cuerpo puede ascender hasta la Sfirá de Jojmá y recibe la Luz de Jayiá, aunque aún no lo haya purificado permanentemente, como con Asiyá y Yetzirá. Sin embargo la Luz que recibe tampoco es
54. Cuando él purifica de manera permanente, la parte “hablante” en él, logra la equiva- lencia de forma con el mundo de Atzilut, asciende y recibe permanentemente la Luz de Jayiá. Cuando asciende aún más alto, logra la Luz del Infinito y la Luz de Yejidá es vestida en la Luz de Jayiá, y aquí no hay nada más para
55. Así se aclara nuestra pregunta: ¿Por qué el hombre necesita los mundos superiores que el Creador creó? ¿Qué necesita de ellos? Ahora verás que es imposible para el hombre lograr traer alegría a su Creador, sino a través de la ayuda de estos mundos. Pues logra las luces y los grados de su alma, llamados NaRaNJaY, de acuerdo a la medida de la pureza del deseo de En cada grado que logra, las luces de ese grado lo ayudan en la purificación.
De esta forma asciende en los grados hasta que logra el juego del propósito de la intención que está en el pensamiento de la creación (ver Cap. 33). “El Zóhar” dice en el verso: “él que viene a purificarse es ayudado”: ¿Ayudado en qué? Y contesta que es ayudado con un alma sagrada, pues es imposible purificar como es deseado por el pensamiento de la creación, a menos que sea por la ayuda de todos los grados NaRaNJaY del alma.
56. Debemos saber que los NaRaNJaY anteriormente mencionados son cinco partes, por las cuales toda la realidad es Además, todo aquello que es la totalidad, existe inclu- so en la más pequeña partícula de la realidad. Por ejemplo, incluso en la parte inanimada del Asiyá espiritual por sí solo, hay cinco grados de NaRaNJaY para alcanzar, los cuales están relacionados al aspecto de los NaRaNJaY generales.
Por lo tanto, es imposible lograr incluso la Luz del inanimado de Asiyá sino es a través de las cuatro partes del trabajo. Por consiguiente, ningún hombre de Israel puede excusarse a sí mismo de observarlos a todos, de acuerdo a su estatura. Debería observar la Torá y Mitzvot con la intención, con el fin de recibir Rúaj de su estatura y tendría que penetrar en los se- cretos de la Torá de acuerdo a su estatura, a fin de recibir Neshamá de su estatura. Lo mismo se aplica a los Teamim (sabores) de las Mitzvot, pues es imposible completar incluso la más pequeña Luz de la santidad sin ayuda de estos.
57. Ahora podemos comprender la aridez y la oscuridad que nos ha sobrevenido en esta generación, como nunca hemos visto Esto es porque incluso los adoradores de Dios han abandonado el estudio de los secretos de la Torá. El RaMBaM ha dicho acerca de esto: “Si una hilera de mil ciegos caminara a lo largo de un camino, y hubiese entre ellos por lo menos uno que puede ver, ellos estarían seguros de tomar la vía correcta y no caer en los abismos y obstáculos a lo largo del camino, puesto que ellos seguirían al líder que puede ver.
Pero si tal persona no existiera, indudablemente tropezarán sobre cada valla en el ca- mino y caerán en el abismo. Así es con el asunto en cuestión ante nosotros. Incluso si sólo los adoradores de Dios se ocuparan en la interioridad de la Torá y fuesen a extender una Luz completa desde el infinito, la totalidad de la generación querrían seguirlos, y cada uno estaría seguro de ser exitosos. Pero si los adoradores de Dios se han distanciado a sí mismos de esta sabiduría, no es de admirarse que la totalidad de la generación esté fallando debido a ellos.
58. Además, conozco la razón: Es principalmente debido a la fe que ha disminuido en ge- neral, especialmente la fe en los hombres santos, los hombres sabios de todas las generacio- nes. Los libros de Cabalá y “El Zóhar” están llenos de parábolas tangibles. Por consiguiente, la gente tiene miedo de que ellos fracasen con la materia y pierdan más que lo que ganan. Esto es lo que me incitó a escribir una completa interpretación de los escritos del ARI y conocer al sagrado Zóhar. He quitado completamente esa preocupación, pues he probado el mensaje espiritual detrás de todo, el cual es abstracto y vacuo de toda semejanza física, encima del espacio y del tiempo como los lectores verán, con el fin de permitir a toda Israel estudiar “El Zóhar” y ser calentada por su sagrada
He denominado ese comentario “HaSulam” (La Escalera), para mostrar que su propósito es, como con cada escalera – que si tienes un ático lleno de bondades, entonces necesitas una escalera para alcanzarlo, y luego toda la bondad del mundo estará en tus manos. Pero la esca- lera no es un propósito en sí misma, pues si te detienes en la mitad del camino y no ingresas al ático, el propósito no será cumplido.
Así ocurre en el caso de mi comentario del Zóhar, porque aún no ha sido creada la vía para clarificar a estos mundos lo más profundamente. Sin embargo he construido una vía y una entrada para todos, usándola pueden ascender y escudriñar en la profundidad del Libro del Zóhar en sí mismo, pues sólo entonces mi propósito de este comentario será completado.
59. Todos aquellos que conocen todas las entradas y salidas del sagrado Libro del Zóhar, que son quienes comprenden lo que está escrito en él, unánimemente convenimos que fue escri- to por el sagrado Taná (Sabio) Rabí Shimon Bar Yojai. Sólo aquellos quienes están lejos de la sabiduría dudan este origen y tienden a decir, dando fe en cuentos fabricados por oponentes, que su escritor es el Rabino Moshé De León, u otros de su
60. Y como en mí, después del día que he sido enriquecido con una mirada en este sagrado libro a través de la Luz de Dios, no ha cruzado por mi mente la pregunta de su origen, por la simple razón que el contenido del libro trae a mi corazón el mérito de Rabí Shimon Bar Yojai mucho más que el de otros sabios. Y si claramente viera que su escritor es alguien de otro nombre, tal como el rabino Moshé de León, entonces apreciaría su mérito más que el de otros sabios, incluyendo al Rabí Shimon Bar Yojai.
Además, a juzgar por la profundidad de la sabiduría de este libro, si fuese a encontrar que su escritor es uno de los cuarenta y ocho profetas, lo habría encontrado más aceptable que relacionarlo a uno de los sabios. Es más, si encontrase que Moshé (Moisés) en sí mismo lo hubiese recibido de Dios en el Monte Sinái, entonces mi mente realmente estaría en paz, pues tal composición es digna de él. Por consiguiente, puesto que he sido bendecido presentando una interpretación que permite a cada examinador comprender su contenido, creo que estoy completamente excusado por traerme a mí mismo dentro de ese examen. Esto es porque cualquier examinador del Zóhar se colocará ahora por no menos que el Taná Rabí Shimon Bar Yojai como su escritor.
61. Eso nos lleva a la pregunta: ¿Por qué no fue “El Zóhar” revelado a generaciones an- teriores, cuyos méritos fueron indudablemente más grandes y más dignos que los de las últimas? Debemos también preguntar, ¿Por qué no fue revelado el comentario del “Zóhar” antes del tiempo del ARI?, ¿Por qué no fue revelado a sus predecesores? Y la más perpleja de todas las preguntas: ¿por qué fueron reveladas las palabras del ARI y los comentarios del “Zóhar” recientemente hoy?
La respuesta es que el mundo, durante los seis mil años de su existencia, es similar a un Partzuf que es dividido en tres partes: Rosh, Toj y Sof, significando – JaBaD (Jojmá, Biná, Dáat), JaGaT (Jésed, Gvurá, Tifféret) y NeHY (Nétzaj, Hod, Yesod). O como nuestros sabios dijeron: “Dos mil años de Tohu (caos), dos mil de Torá y dos mil de los días del Mashíaj (Me- sías)”. En los dos primeros milenios, los cuales son como el Rosh o como JaBaD, las luces fueron muy pequeñas y, fueron considerados como una cabeza sin cuerpo, el cual sólo tiene la Luz de Néfesh, debido a que hay una relación inversa entre las luces y Kelim (vasijas): con los Kelim la regla es que los primeros Kelim crecen primero en cada Partzuf, en tanto que con las luces es lo opuesto, pues las luces más pequeñas visten primero en el Partzuf.
62. Por lo tanto, mientras haya sólo partes superiores de los Kelim, es decir las vasijas JaBaD, sólo la Luz de Néfesh puede vestirse en el Partzuf, las cuales son las luces más pequeñas. Esto es lo que fue escrito acerca de los primeros dos milenios, los años Tohu. La segunda era del mundo, la cual son los Kelim de JaGaT que visten a la Luz de Rúaj en el mundo, la cual es la Torá. Por consiguiente los dos milenios del medio son llamados Torá. Y los dos últimos milenios son las vasijas de NeHYM (Nétzaj, Hod, Yesod y Maljut). Por consiguiente en aquel momento la Luz de Neshamá se viste en el mundo, la cual es la Luz Superior, de aquí el nombre: los días del Mesías.
Cada Partzuf es construido de la misma manera: en sus Kelim de JaBaD, de JaGaT, hasta el Jazé, las luces son cubiertas y las misericordias reveladas no se iluminan. Esto significa que la aparición de la Luz de Jojmá sólo ocurre desde el Jazé hacia abajo, es decir en Ne- HYM. Esta es la razón por la que más adelante las vasijas de NeHYM fueron reveladas al mundo, las cuales son los últimos dos milenios, la sabiduría del “Zóhar” en particular y la sabiduría de la Cabalá en general, fueron ocultadas del mundo.
Pero durante el tiempo del ARI, cuando el tiempo de la terminación de las vasijas debajo del pecho habrían estado más cerca, se reveló en el mundo la Luz de la sabiduría sublime a través del alma del Santo Rabí Itzjak Luria (“El ARI”), quien estuvo listo para recibir la gran Luz, y por consiguiente descubrió el objetivo primario en el libro del “Zóhar” y la sabiduría de la Cabalá, hasta que eclipsó a todos sus predecesores.
Sin embargo, puesto que estos Kelim no estuvieron completados (ya que él murió en 1572), el mundo no fue aún digno de descubrir sus palabras, y sólo fueron habladas a unos pocos, a quienes se les prohibió hablarla de ellos al mundo.
Ahora, en nuestro tiempo, cuando estamos acercándonos al final de los últimos dos mi- lenios, estamos dando el permiso de revelar sus palabras y las palabras del “Zóhar” a todo el mundo en gran medida, de tal manera que desde nuestra generación en adelante las palabras del “Zóhar” llegarán a ser más y más reveladas en el mundo, hasta que la medida completa sea descubierta como Dios lo desea.
63. Ahora se puede comprender que realmente no existe un final al mérito de las primeras generaciones sobre las últimas, siendo la norma en todos los Partzufim ya sea de los mundos o de las almas que el más delgado es construido primero en el Partzuf. Por consiguiente los Kelim más delgadas de JaBaD fueron construidos primero en el mundo y en las almas. Así, las almas que descendieron en los primeros dos milenios fueron más superiores que las últi- mas. Pero, éstas no podían recibir la Luz plena porque carecían de los Kelim inferiores en sí mismas y en el mundo, las cuales son JaGaT y NeHYM.
Posteriormente también, en los dos milenios intermedios, cuando los Kelim de JaGaT llegaron al mundo y a las almas, las almas fueron además en sí mismas muy delgadas, porque el mérito de los Kelim de JaGaT es más cercano a aquel de las vasijas de JaBaD. Aún las luces estuvieron ocultadas en el mundo debido a la ausencia de los Kelim debajo del Jazé del mundo y de las almas. Por consiguiente, en nuestra generación, aunque la esencia de las almas es la peor, lo cual es porque ellas no podrían ser construidas hasta este día; sin embargo, éstas son los Kelim que completan el Partzuf del mundo y el Part- zuf de las almas a partir del punto de vista de los Kelim, y el trabajo no es completado sino a través de ellas.
Por ahora, cuando los Kelim de NeHY y todas los Kelim, Rosh, Toj y Sof están en el Partzuf, las medidas completas de la Luz (Rosh, Toj y Sof) están siendo extendidas a todos aquellos que son dignos. Por consiguiente, sólo después de la terminación de estas almas desprecia- bles pueden las luces supremas ser reveladas, y no antes.
64. De hecho, nuestros sabios se han preguntado: “El rabino Papa dijo a Avi: ¿En qué eran diferentes los primeros que les sucedió un milagro y en qué somos nosotros diferentes que no nos ha ocurrido un milagro? ¿Es a raíz del estudio? En la época de Rabí Yehuda todo el estudio era Nezikin (sección del Talmud), mientras que nosotros aprendemos toda la Mishná. Y cuando el Rabí Yehuda estudió Okatzin dijo: “Aquí encuentro la esencia de Rav e Shmuel, mientras aprendemos 13 Yeshivot en Okatzin. Cuando Rabí Yehuda se quitó un zapato, llegó la lluvia, mientras nosotros atormentamos nuestras almas y lloramos, y nadie lo nota. El respondió: Los primeros ofrendaron sus almas para la santidad de Dios
Así es que, aunque es obvio que los primeros fueron mucho más grandes que los últimos, desde el punto de vista de la Torá y de la sabiduría, el Rabí Papa y Avi tuvieron más mérito que los primeros. Vemos que a pesar de que las primeras generaciones fueron superiores a las últimas en cuanto a la esencia de sus almas, porque lo más fino se construye primero, de todas maneras, la sabiduría de la Torá nos revela más y más en las generaciones recientes. Esto se debe a que, tal como hemos dicho, la estatura es completada por las últimas gene- raciones, por lo que más luces completas se extienden a ellos, a pesar de que su esencia es mucho peor.
65. Por eso no deberíamos preguntar: ¿Por qué entonces está prohibido no estar de acuer- do con los primeros en la Torá revelada? Es porque en lo que respecta a la parte práctica de las Mitzvot, es lo opuesto, es decir, los primeros fueron más completos en éstos que los últimos. Esto es porque el acto se extiende desde las vasijas sagradas de las Sfirot y los secretos de la Torá y sus Teamim (sabores) se extienden de las luces que están en las Sfirot.
Ustedes ya saben que existe un valor contradictorio entre las luces y los Kelim. En las vasi- jas las luces crecen primero, por lo que desde el punto de vista práctico los primeros son más completos que los últimos. Pero en el caso de las luces, donde las luces más pequeñas vienen primero, las últimas son más completas que las primeras.
66. Tomen en cuenta que todo está compuesto por interioridad y exterioridad. Israel, los descendientes de Avraham, Itzjak y Yaakov, generalmente se consideran la interioridad del mundo y las 70 naciones son catalogadas como su exterioridad. También dentro de Israel hay interioridad, que son los fervorosos creyentes de Dios, y la exterioridad, quienes no se entregan por completo al trabajo de Dios. Asimismo, dentro de las naciones del mundo hay partes internas, las cuales son las justas entre las Naciones, y una parte externa, que son las bruscas y destructivas entre
También dentro de los creyentes de Dios que hay dentro de Israel, hay interioridad, que son aquellos dotados con la comprensión del alma de la interioridad de la Torá y sus secretos; y la exterioridad, que son aquellos que simplemente observan la parte actual de la Torá. En cada hombre de Israel hay una interioridad, que es el Israel dentro de él, siendo el punto en el corazón, y la exterioridad, que son las Naciones del Mundo dentro de él, siendo el pro- pio cuerpo. Pero, incluso las Naciones del Mundo dentro de él son consideradas conversas porque al dividir su interioridad, se transforman en conversos de las naciones del mundo, quienes dividen a todo Israel.
67. Cuando un hombre de Israel aumenta y dignifica su interioridad, lo cual es el Israel dentro de él, por encima de su exterioridad, siendo las naciones del mundo en él; es decir, que dedica la mayor parte de su tiempo y esfuerzo a engrandecer y exaltar su interioridad, para bien de su alma, y un esfuerzo menor, la simple necesidad para sostener sus naciones del mundo, es decir sus deseos corporales, tal como dice (Avot 1) “Haz tu Torá permanente y tu labor temporal”, así él hace -en la interioridad y la exterioridad del mundo- entonces los Hijos de Israel se elevan y las naciones del mundo, que generalmente son la exterioridad, reconocen y aceptan el valor de los Hijos de Israel.
Y si, Dios no lo permita, ocurriera lo contrario, en el sentido que un hombre de Israel aumenta y presta atención a su exterioridad, la cual es las naciones del mundo dentro de él, superior al Israel dentro de él – tal como se dice en Deuteronomio 28: “El extranjero que está en medio de ti subirá muy alto…”, la exterioridad en él se elevará, y tú, que eres la interiori- dad, el Israel en ti, te sumergirás en lo profundo. Esto provoca que la exterioridad del mundo en general, que son las naciones del mundo tan alto que sobrepasen a Israel, degradándolos al piso, y los Hijos de Israel, la interioridad del mundo, se sumerja -Dios no lo permita- en lo más profundo.
68. No es de extrañar que una sola persona, con sus acciones, sea el detonante de un des- cendiente o un ascendente para todo el Por eso es una ley irrefutable que lo general y lo particular son tan iguales como dos gotas de agua. Y lo que es usual en lo particular también lo es en lo general. Es más, los particulares conforman todo lo que está en lo general. Evidentemente, el acto de un particular, de acuerdo a su valor, incrementa o disminuye el todo. Esto esclarece las palabras del Zóhar, a través del estudio del Zóhar y la Sabiduría de la Verdad, serán salvados del exilio hasta su completa preservación. Pero, ¿Cuál es realmente la conexión entre el estudio del Zóhar y la preservación de Israel de entre las naciones?
69. Se ha aclarado que la Torá también tiene su interioridad y su exterioridad, al igual que el mundo entero. Por lo tanto, quien ahonda en la Torá también tiene esos dos grados. Ade- más de incrementar su esfuerzo en la interioridad de la Torá y sus secretos, hasta ese punto hace que la virtud de la interioridad del mundo, que es Israel, se eleve aún más por encima de la exterioridad de éste; es decir, las naciones del mundo. Entonces, todas las naciones reco- nocerán y admitirán la ascendencia de Israel sobre ellos, para que estas palabras finalmente se hagan realidad: “Y los tomarán los pueblos y los traerán a su lugar: y la casa de Israel los poseerá por siervos…” (Isaías 14.2), “Así dijo el Señor Dios, he aquí, hago señas con la mano a las naciones y levanto mi bandera para que la vean los pueblos. Te traerán a tus hijos en brazos y a tus hijas sobre los hombros” (Isaías 22).
Pero si, Dios no permita, ocurriera lo contrario; es decir, que el hombre de Israel degrade la virtud de la interioridad de la Torá y sus secretos, lidiando con las costumbres de nuestras almas y sus grados, y también en lo que respecta al razonamiento de las Mitzvot, con respecto a la virtud de la exterioridad de la Torá, eso únicamente tiene que ver con la parte práctica e incluso si dedica algún tiempo a la interioridad de la Torá, pero apenas un poco de su tiempo, ya sea de noche o de día, como si fuera, Dios no permita, superflua, de esta manera ocasiona una degradación y disminución de la interioridad del mundo, que son los Hijos de Israel y fomenta la dominación de la exterioridad del mundo; es decir, las Naciones del Mundo, por encima de ellos, humillarían y avergonzarían a los Hijos de Israel, considerándolo como superflua, como si el mundo no tuviera una razón de ser, Dios no permita.
Es más, de esta manera, ellos hacen que incluso la exterioridad del mundo sobrepase su interioridad. Para lo peor de las naciones del mundo, que destruyen y lo dañan, ascienden todavía más arriba de su interioridad, las cuales son las naciones del mundo, y luego cau- sarán la ruina y las masacres salvajes que ha presenciado nuestra generación, que Dios nos proteja de ahora en adelante.
De esta forma, vemos que la redención de Israel y su ascensión, dependen del estudio del Zóhar y la interioridad de la Torá, degradándola y transformándola en algo aparentemente superfluo, Dios no permita.
70. Los Tikunim del Zóhar dice (Tikkún 40): “Despierta y elévate ante la Divina Presencia, por tu corazón que está vacío sin la sabiduría de conocerla y alcanzarla, a pesar de que está dentro de ti”. El secreto de esto, tal como lo dice: Una voz impacta dentro del corazón de todos y cada uno de Israel, para rezar por la ascensión de la Divina Presencia, la cual es la reu- nión de las almas de Israel. Pero, la Divina Presencia dice: “No tengo la fortaleza de sacarme a mí misma del polvo, toda la carne no es sino heno. Todos ellos son como heno comiendo bestias”, Esto significa que cumplen los preceptos a la ligera, como bestias y toda su gracia es como la flor del campo, todas sus buenas proezas, las hacen para ellos
Esto significa que las proezas que realizan no las hacen para complacer a su Creador, sino para complacerse a sí mismos. Incluso los mejores de ellos, que han dedicado todo su tiempo a la Torá no lo hicieron sino para beneficio de su propio cuerpo, faltando el objetivo deseado que es satisfacer a su Creador.
Acerca de la generación de ese tiempo se dice: “Un espíritu se va para nunca regresar, este es el espíritu del Mesías, el que debe salvar a Israel del exilio y de todas sus penas en una completa redención, a fin de que se cumplan las palabras: “Para que la Tierra esté repleta del conocimiento de Dios. Ese espíritu se fue y no descendió al mundo”.
Desafortunadamente, estas personas, que hacen que el espíritu del Mesías se esfume del mundo para nunca regresar, hacen de la Torá algo seco, sin la humedad de la mente y el co- nocimiento, confinándose a la parte práctica de la Torá sin el deseo de intentar entender la sabiduría de la Cabalá a fin de conocer e instruirse con los secretos y la razón detrás de la Torá y sus preceptos. Es una lástima que con sus acciones causen la pobreza, la ruina y el robo, el saqueo, los asesinatos y la destrucción en el mundo.
71. La razón de esto, como hemos dicho, es que debido a que todos los que ahondan en la Torá desprecian su propia interioridad y la interioridad de la Torá, dejándola como si fuera superficial o innecesaria en el mundo, estudiándola sólo cuando no es de día o de Son como ciegos que buscan la pared, causando así la proliferación de su propia exterioridad; es decir, el beneficio de su propio cuerpo, y conciben la exterioridad de la Torá superior a su interioridad, causando de esta manera la expansión de cada aspecto externo en el mundo por encima de sus partes internas, cada uno de acuerdo a su propia esencia.
A raíz de la exterioridad de todo Israel, es decir, las naciones del mundo entre ellas, inten- sifica y revoca la interioridad de todo Israel que son los Grandes de la Torá. La exterioridad dentro de las naciones del mundo que son los destructores dentro de ellas, intensifica y revoca la interioridad entre ellas, que son los justos del mundo. La exterioridad del mundo entero, siendo las naciones del mundo, intensifica y revoca a los Hijos de Israel, que son su interioridad.
En tal generación, todos los destructores de las naciones del mundo alzan sus cabezas y desean principalmente destruir y matar a los Hijos de Israel, tal como está dicho: “Ninguna calamidad llega al mundo sino por causa de Israel” (Yebamot 63), tal como se dice en las correc- ciones antes mencionadas, estos causan pobreza y ruina, robo y asesinatos en el mundo entero.
Y como, por causa de nuestras múltiples fallas hemos sido testigos de lo antes mencionado en las correcciones, y no solo eso, sino que la calamidad que ha golpeado lo mejor de nosotros, tal como está dicho: “Y no comienza sino a través de los justos” (Baba Kama 60). De toda la gloria que Israel ha tenido en los países de Polonia, Lituania, etc., no quedan sino los rema- nentes en nuestra tierra santa. Ahora nos toca a nosotros, los remanentes, corregir esa terrible equivocación. Y cada uno de nosotros los restantes, asumirá alma y corazón para intensificar, de hoy en adelante, la interioridad de la Torá y darle el lugar que merece por encima de la exterioridad de la Torá.
De esta manera, cada uno será recompensado con la intensificación de su propia interioridad, lo cual significa el Israel en él, que son las necesidades del alma por encima del aspecto de su propia exterioridad, siendo las naciones del mundo en él, que son las necesidades del cuerpo. Esa fuerza vendrá a la totalidad del pueblo de Israel, hasta que los pueblos del mundo dentro de nosotros reconozcan la virtud de los Grandes de Israel por encima de ellos, los escuchen y los obedezcan. También la interioridad de las naciones del mundo, que son los justos del mundo, superará su exterioridad y someterán a los detractores. Asimismo, la interioridad del mundo, que es Israel, se elevará con toda la gloria y alabanza por encima de la exterioridad del mundo que son las naciones. Luego, todas las naciones del mundo reco- nocerán y admitirán la ascendencia de Israel por encima de ellas.
Estas tienen que cumplir las palabras: “Y los tomarán los pueblos, y los traerán a su lugar: y la casa de Israel los poseerá por siervos en la tierra del Señor (Isaías 14,2). Y también: “…y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros” (Isaías 49.22). Esto es lo que dice el Zóhar: Que a través de esta composición, que es el Libro del Zóhar, ellos sean liberados del exilio con misericordia (Nasa 124.72)”. Amen, así sea Su voluntad.