Cabalistas: El Rabash (Rav Baruch Shalom HaLevi Ashlag)

Rabí Baruj Shalom HaLeví Ashlag  (Rabash, 1907-1991), hijo y sucesor de Rabí Yehuda Leib HaLeví Ashlag (Baal HaSulam), a pesar de su alto nivel espiritual, fue un hombre humilde, y pasó su tiempo estudiando y escribiendo. Es difícil encontrar palabras para describir al menos una fracción de su enorme contribución a nuestra generación y a las futuras.

El linaje dorado

En muchos sentidos, Rabash fue el último de un «linaje dorado», el eslabón final de la cadena de los más grandes cabalistas. Ésta comenzó con Abraham el Patriarca y finalizó con Rabí Yehuda Ashlag y su hijo, el Rabash. El papel del Rabash es quizá el más significativo para nosotros, ya que nos conecta con todos aquellos grandes cabalistas. Con sus trabajos, él adaptó el método de la Cabalá para nuestra generación.

Aunque estaba en la cúspide de la escalera espiritual, Rabash se mantuvo muy bien conectado con la gente, que sólo quería saber si existía algo más elevado de lo que este mundo podía ofrecer. Debido a su alto nivel espiritual, comprendió por qué aquellos de nosotros que han estado viviendo hacia el final del siglo XX necesitaban descubrir el secreto de la vida. Pudo adaptar la sabiduría de la Cabalá en un lenguaje fácil, directo y apropiado para nuestra generación. Haciendo esto, nos introdujo en un mundo eterno y fascinante, y pavimentó el camino más seguro a través del cual podemos llegar allí.

Dejando el hogar

Cuando Baruj Ashlag tenía 13 años, su padre Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) decidió que llegó el momento de abandonar Polonia y dirigirse hacia Israel. Baal HaSulam esperaba encontrar más cabalistas en Israel que se unieran a él para diseminar la Cabalá, por lo que en 1921 dejó Varsovia y se trasladó a Jerusalén.

En Israel (Palestina en la época), Rabash fue ordenado como rabino por Rabí Abraham Isaac HaCohen Kuk, Gran Rabino de Israel, y por Rabí Jaim Sonnenfeld, el Gran Rabino de Jerusalén y líder espiritual y político de la comunidad ortodoxa de Israel. Rabash tenía sólo 17 años cuando fue ordenado como rabino.

Discípulo de su padre

Rabash sintió el deseo de descubrir el secreto de la vida desde muy joven y lo trató de descubrir con determinación. Su único deseo era llegar a ser estudiante de su padre -el más grande cabalista de nuestra generación-, siguiendo sus pasos y  profundizando en el estudio de la Cabalá. Sabía que nada excepto la Cabalá llenaría el deseo que ardía en su corazón.

Ciertamente, una vez que Rabash demostró que sus intenciones eran sinceras, Baal HaSulam le aceptó en el grupo de estudiantes. Para asistir a dichas clases, Rabash tenía que caminar varios kilómetros cada noche, desde la vieja ciudad de Jerusalén hasta la casa de su padre en el barrio de Givat Shaul. En su camino, él tenía que pasar a escondidas a través de las barreras de las fuerzas militares británicas que formaban parte del mandato británico (1922-1948) que gobernaba en Israel.

A pesar de las duras condiciones en que se hallaba Jerusalén a principios de 1930, Baruj Ashlag tenía un fuerte deseo por seguir el camino de su progenitor, y nunca faltó a ninguna clase ni evento que éste impartiera. Permaneció unido al lado de él, acompañándole en todos sus viajes, tomando sus apuntes y sirviéndole de cualquier forma posible.

Con el tiempo, Baruj llegó a ser el estudiante más cercano de Baal HaSulam y comenzó a estudiar de manera sistemática aparte con él. Su padre le enseñó El Estudio de las Diez Sefirot y El Libro del Zohar, respondió las preguntas que le formulaba y le preparó para el papel que estaba a punto de emprender: diseminar la sabiduría de la Cabalá a las masas con el lenguaje más claro y más adecuado para nuestros tiempos.

Shamati

 Rabash, el estudiante aplicado, escribió todo lo que había escuchado de su padre en un cuaderno llamado Shamati (yo escuché). Reunió miles de notas documentando las explicaciones de Baal HaSulam sobre el trabajo espiritual de una persona. En su lecho de muerte, Rabash legó el cuaderno a su estudiante y asistente personal, el Rav Michael Laitman, quien más tarde lo publicó como un libro titulado de igual forma.

Por más de 30 años, Rabash fue el estudiante y asistente personal de su padre, de quien durante todo ese período absorbió las enseñanzas y su espíritu de amor hacia la nación de Israel y el mundo entero. Llegó a entender que sólo alcanzaremos la completa redención si diseminamos la sabiduría de la Cabalá en la nación y en el mundo entero. Años más tarde, los estudiantes del Rabash afirmaron que este espíritu había sido su «sello distintivo» a lo largo de toda su vida, el mensaje esencial que había legado a sus estudiantes.

Conectado con el mundo, aislado de él

 Como su padre antes, Rabash no quería ser ensalzado como cabalista. Él rechazó cargos oficiales que le fueron ofrecidos. En lugar de ser reverenciado y ser líder de muchos, Rabash dedicó la totalidad de su tiempo y esfuerzos al trabajo interno y a preparar a estudiantes de Cabalá. Ellos diseminaban la sabiduría de la Cabalá y continuaban por el camino de Baal HaSulam con sinceridad.

Internamente, Rabash estaba conectado con el mundo entero. Externamente, sin embargo, era un hombre apartado. Su viuda, Feiga Ashlag, dice que «Ni siquiera nuestros vecinos sabían que él estaba enseñando la sabiduría de lo oculto».

Pero a pesar de su modestia, aquellos que realmente buscaban, encontraron su camino junto al Rabash. Su principal estudiante y asistente personal por más de una década, el Rav Michael Laitman, dice que entre quienes se acercaban a él estaban renombrados rabinos que discretamente iban a la casa del Rabash para estudiar la sabiduría de la Cabalá.

En su trabajo con nuevos estudiantes, Rabash desarrolló su método único y contemporáneo. Escribió artículos semanales en los que describió en palabras sencillas cada fase del trabajo interno de una persona a través del camino de la espiritualidad. En ese sentido, él nos confió un verdadero tesoro, un método completo y probado que puede hacer que cada persona logre percibir el mundo espiritual.

Estos artículos semanales fueron agrupados y recopilados dentro de una serie de libros llamados Shlavey HaSulam (Peldaños de la Escalera). Rabash dejó tras de sí muchos grupos de estudiantes en Israel y en más lugares del mundo. Estos grupos continúan estudiando sus libros y los de Baal HaSulam. Rabash tuvo éxito donde otros no lo tuvieron, al presentarnos la mejor manera de descubrir el aspecto más profundo de la realidad: el Mundo Superior.

Bnei Baruj
 

Sólo a través de la diseminación de la sabiduría de la Cabalá a las masas obtendremos la completa redención

«.Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), «
«Introducción al libro El Árbol de la Vida»

Después del fallecimiento del Rabash en 1991, su principal estudiante y asistente personal, el Rav Michael Laitman, estableció un grupo de cabalistas que llamó «Bnei Baruj» (Hijos de Baruj). El objetivo del grupo es continuar por el camino del Rabash y diseminar su método a las masas.

Bnei Baruj ahora se ha convertido en un movimiento internacional con cientos de miles de estudiantes en Israel y en todo el mundo. Estos estudiantes estudian Cabalá de fuentes auténticas y diseminan de forma gratuita esta sabiduría a todo el que desee aprenderla.

Rabí Baruj Shalom HaLeví Ashlag fue único. Fue un cabalista oculto cuya vocación fue educar a una nueva generación de cabalistas creando un nuevo método espiritual que fuera apropiado para estudiantes contemporáneos. Estaba convencido de que si podía adaptar el método de la Cabalá a nuestra época, sería su mayor contribución a la humanidad.

Rabí Ashlag quería promover un futuro más brillante para todo el mundo, y tuvo éxito. Todo lo que necesitamos hacer es usar este método seguro que él desarrolló. Cuando lo hagamos seremos recompensados con la revelación de la completa, verdadera y eterna realidad, descubierta por cada cabalista a través de las generaciones.

Hazte un Rav y cómprate un amigo (2)

Hazte de un Rav y cómprate un amigo (2) 

Artículo Nº 8, 1984-85

Tomando en consideración lo que discutimos en el Artículo Nº 1 (1984- 5), debemos hacer ciertos discernimientos.

Debemos distinguir entre

a) la persona y el Creador,

b) la persona y su amigo,

c) la persona y el resto de la gente, quienes no son sus amigos, aunque existe un dicho: «Todos en Israel son amigos».

En cierto momento, encontramos que las palabras: «Hazte de un Rav (maestro) y cómprate un amigo», son el camino de la corrección. Y en otro momento, esto se encuentra en las palabras: «Y juzga a cada persona según una balanza de méritos (favorablemente)» (Avot, Cap. 1). Debemos entender la diferencia entre «hacer» y «comprar», y el significado de juzgar favorablemente. Deberíamos interpretar «hacer» como llegar a excluir a la razón. Esto es porque cuando la razón no puede entender si algo es digno de hacerse o no, ¿cómo puede determinar lo que es bueno para mí? O viceversa, si la razón los considera iguales, ¿quién determinará lo que la persona debe hacer? Así, el acto puede definir. Deberíamos saber que existen dos caminos ante nosotros: trabajar con el fin de otorgar, o trabajar con el fin de recibir. Existen partes en el cuerpo del hombre que le dicen: Tendrás mayor éxito en la vida si trabajas con el fin de otorgar, y de esta forma disfrutarás de la vida». Este es el argumento de la inclinación al bien, como nuestros sabios dijeron: «Si lo haces así, serás feliz en este mundo y feliz en el mundo por venir».

Y el argumento de la inclinación al mal es opuesto: «Es mejor trabajar con el fin de recibir». En este estado, sólo la fuerza llamada: «acción que está por encima de la razón» es la fuerza determinante, y no el intelecto o la emoción. Por eso «hacer» se llama: «por encima de la razón» y «por encima del sentido común»; y esta fuerza es llamada «fe que está contra el intelecto». «Comprar» está dentro de la razón. Normalmente, la gente desea ver lo que quiere comprar; entonces el comerciante le muestra las mercancías y negocian si el precio que el comerciante le pide es o no conveniente. Si la gente piensa que no lo es, no compra. De ese modo, «comprar» está dentro de la razón. Ahora explicaremos el asunto del «Rav» y el asunto del «amigo». Un amigo se llama, algunas veces, «grupo» cuando la gente se reúne y desea unirse. Esto puede suceder a través de la equivalencia de forma, preocupándose cada uno del amor al prójimo. Por eso, se unen y se vuelven uno.

Por tanto, cuando se establece una asociación para ser un sólo grupo, vemos que la gente que considera crear tal grupo, normalmente busca a personas que sean parecidas en sus puntos de vista y atributos, a quienes puedan ver como más o menos iguales. De otra manera, no los aceptarán en el grupo que desean establecer. Y después de eso, comienza el trabajo de amor a los amigos. Pero si no tienen equivalencia con las metas del grupo desde el principio, incluso antes de que hayan entrado al grupo, no se puede esperar que salga algo de aquella vinculación. Sólo si había igualdad aparente entre ellos antes de que entraran en el grupo, se puede decir que pueden comenzar a esforzarse en el trabajo del amor al prójimo.

Entre el hombre y el Creador  

Entre el hombre y el Creador el orden comienza con: «Hazte de un Rav«, y después: «cómprate un amigo». En otras palabras, primero, uno debe creer, por encima de la razón, que el Creador es grande; como está escrito en El Zóhar (Comentario Sulam, pág. 185, Punto 191): «El temor principal es, que el hombre debe temer a su Señor porque Él es grande (Rav) y gobernante». Hasta el punto en que uno crea en la grandeza del Creador, quien es llamado Rav («Grande»), se tiene la fuerza de dar para «comprar», es decir, comprar a través de dar concesiones sobre su amor propio, con el objetivo de alcanzar equivalencia de forma, lo que es llamado Adhesión con el Creador. Y esto es llamado un Javer (amigo): uno que está en Jibur (una conexión) con el Creador. Cuando compramos cosas materiales, debemos ceder dinero, honor, o simplemente hacer un esfuerzo para obtenerlas. De manera similar, cuando una persona desea adquirir lazos con el Creador, debe deshacerse de su amor propio; porque de otra manera no puede alcanzar la equivalencia de forma. Cuando la persona ve que es incapaz de hacer concesiones, para comprar la equivalencia de forma, no es porque nació con un carácter débil y que por eso no puede superar su amor propio. Por el contrario, la falla está en «Hacerse de un Rav«, es decir, no estar trabajando en la cuestión de la fe, pues en la medida de la importancia de su fe en la grandeza del Creador, en esa medida lo será su poder para hacer concesiones. Además, la persona debe saber que si desea medir su nivel de fe, puede verlo en el grado de concesiones que pueda hacer en el amor propio, y así sabrá el grado que tiene en el trabajo de fe por encima de la razón. Esto se puede aplicar entre el hombre y el Creador.

Entre el hombre y su amigo  

Entre el hombre y su amigo debemos empezar con «Cómprate un amigo» y después «Hazte de un Rav«. Esto es así porque, cuando una persona busca a un amigo, debe examinarle primero para ver si realmente vale la pena unirse a él. Después de todo, vemos que se ha establecido una plegaria especial acerca de un amigo, la cual pronunciamos, después de las bendiciones en el rezo «Hágase Tú voluntad»: «Te ruego…aléjanos de una mala persona y de un mal amigo». Significa que antes de aceptar para sí un amigo, se le debe examinar en cada forma posible. En ese momento, uno debe usar su razón. Por eso no se dijo: «Hazte de un amigo», ya que «hacer» implica ir por encima de la razón. Por lo tanto, en lo concerniente a un hombre y su amigo, debe ir con su razón y analizar, tanto como pueda, si su amigo está bien, como rezamos cada día: «aléjanos de una mala persona y de un mal amigo». Y cuando ve que vale la pena unirse a ese amigo, debe pagar con el fin de unirse a él, es decir, hacer concesión en su amor propio y, a cambio, recibir la fuerza del amor a los demás. Y entonces, puede esperar ser recompensado también con el amor al Creador.

Después de haberse unido a un grupo de personas, que deseen alcanzar el grado de amor del Creador y desee tomar de ellos la fuerza para trabajar, con el fin de otorgar y conmoverse por sus palabras sobre la necesidad de obtener el amor del Creador, él debe considerar a cada uno de los amigos en el grupo como más grandes que él mismo. Como está escrito en el libro Matan Torá (La Entrega de la Torá, pág. 143), que uno no es impresionado por el grupo como para apreciarlos en algo, a menos que considere al grupo como más grande que él. Esta es la razón del porqué cada uno debe sentir que es el más pequeño de todo el grupo; pues aquel que es más grande no recibe de aquel que es más pequeño, y mucho menos puede ser impresionado por sus palabras. Al contrario, sólo el más pequeño es quien se impresiona a través del reconocimiento del más grande.

Resulta que en el segundo paso, cuando cada uno debe aprender de los demás, está la cuestión de «Hazte de un Rav«. Esto es porque para ser capaz de decir que su amigo es más grande que él mismo, debe usar el «hacer», que es acción sin la razón; pues sólo por encima de la razón puede ver que su amigo se encuentra en un grado más alto que él mismo. Por tanto, entre un hombre y su amigo, el orden es comenzar con «Cómprate un amigo» y después «Hazte de un Rav«.

Entre una persona y las demás personas  

La Mishná nos dice: «Hazte de un Rav, cómprate un amigo, y juzga a cada persona favorablemente» (Avot, Cap. 1) Hemos explicado que entre un hombre y su amigo, el orden es que primero uno vaya y se compre un amigo –y explicamos que comprar es con la razón– y después, se debe comprometer en «Hacerse de un Rav«. Y entre al hombre y el Creador, el orden es primero «Hacerse de un Rav» y después «comprarse un amigo». Deberíamos entender el significado de decir: «Juzga favorablemente», en lo que se refiere a cada persona. ¿Esto es «comprar» o «hacer»? Según lo anterior, debemos interpretar el significado de: «Y juzga a cada persona favorablemente» como «hacer» y no como «comprar».

Por ejemplo, asumamos que hay muchas personas en la congregación, y que una pequeña cantidad de entre ellos decide, que desean unirse en un grupo que se comprometa en el amor a los amigos. Y digamos que, por ejemplo, hay 100 hombres en la congregación, y diez de ellos deciden unirse. Deberíamos examinar el por qué estos 10 individuos específicos decidieron unirse entre ellos, y no con otros en la congregación. ¿Esto es porque hallaron que esas personas son más virtuosas que el resto de las personas de la congregación, o porque ellos son peores que los otros y sienten que deben emprender alguna acción, para ascender en la escalera de la Torá y el temor? Según lo mencionado anteriormente, podemos interpretar que la razón por la que estas personas accedieron a unirse en un grupo particular, que se ocupe en el amor a los amigos, es que cada uno de ellos siente que tiene un deseo de poder unir todos sus puntos de vista, para recibir la fuerza del amor a los otros.

Existe una máxima famosa de nuestros sabios: «Así como sus rostros difieren, sus puntos de vista también difieren». Así pues, aquellos quienes acordaron entre ellos unirse en un grupo, entendieron que no hay gran distancia entre ellos, en el sentido de que entienden la necesidad de trabajar en el amor al prójimo. Por tanto, cada uno de ellos será capaz de hacer concesiones a favor de los demás, y pueden unirse alrededor de eso. Pero el resto de la gente no tiene la comprensión de la necesidad de trabajar en el amor al prójimo, por eso es que no pueden unirse con ellos.

De esto resulta que, cuando se comprometen en la unidad del amor a los amigos, cada uno examina al otro, tanto su mente como sus atributos, para ver si reúne los requisitos o si es digno de unirse al grupo al cual decidieron permitirle ingresar. Es como cuando rezamos: «aléjanos de una mala persona y de un mal amigo», dentro de la razón. Resulta que él mismo se enorgullece por encima del resto de la gente de la congregación. ¿Cómo se permite esto? Después de todo, esto va en contra de una ley explícita que dice: «Rabí Levitas, hombre de Yavne, diría: «Sé muy, muy humilde» (Avot, Cap. 4).

Rabí Yehoshua Ben Perajia dice sobre esto: «Juzga a cada persona favorablemente» (Avot, capítulo 1) es decir, que con respecto al resto de la gente, él debería ir por encima la razón, lo cual es llamado «hacer», es decir, actuar y no razonar. Esto es así, porque su razón le muestra que ellos no son tan apropiados como la gente a quien él mismo se asoció, y esto es lo que cada uno se dice a sí mismo. Así, cada uno se enorgullece de sí mismo por encima de los demás. El consejo para esto es lo que él dice: «Y juzga a cada persona favorablemente».

Significa que, con respecto a cada persona, es decir, con respecto al resto de la gente en esa congregación, debería juzgarlos favorablemente y decir que realmente son personas más importantes que él mismo, y es culpa suya el que no pueda apreciar la grandeza e importancia de todos en general, quienes son llamados por nuestros sabios: «Cada persona». Así, dentro de su razón, él no ve la grandeza de los demás, y podemos decir que entre un hombre y si amigo debería haber «compra»; pero, en este caso, se debe usar el «hacer», lo cual es por encima de la razón. Y a esto se le llama: «Juzga a cada persona favorablemente».

Hazte de un Rav y cómprate un amigo (1)

Hazte de un Rav y cómprate un amigo (1) 

Artículo Nº 1, 1984-85

En la Mishná (Avot, 1), Yehoshua Ben Perajia dice: «Hazte de un Rav (grande/maestro), cómprate un amigo, y juzga a cada persona según una balanza de méritos (favorablemente)». Vemos que aquí hay tres cosas:

1) Hazte de un Rav.

2) Cómprate un amigo.

3) Juzga a cada persona favorablemente.

Significa que además de hacerse de un Rav, hay algo más que debe hacer en relación con el público en general. En otras palabras, comprometerse en el amor a los amigos no es suficiente. Además, debe ser considerado con toda persona y juzgarla favorablemente. Debemos entender la diferencia entre el léxico de «hacer», «comprar», y «favorablemente». Hacer es una cosa práctica. Significa que no hay implicación de la mente, sino sólo acción. En otras palabras, incluso si uno no está de acuerdo con lo que desea hacer, sino al contrario, la mente le hace ver que no vale la pena: esto se llama hacer, es decir, la fuerza pura, sin inteligencia, ya que está en contra de su razón.

En consecuencia, debemos interpretar en relación al trabajo, que el hecho de que uno tiene que asumir el yugo del Reino de los Cielos se llama «un acto». Es como poner el yugo a un buey, para que pueda arar la tierra. Aunque el buey no desea encargarse de ese trabajo, no obstante le obligamos a la fuerza. Del mismo modo, con el Reino de los Cielos también deberíamos obligarnos y esclavizarnos a nosotros mismos porque son los preceptos del Creador, sin más. Esto es así porque el hombre debe aceptar el Reino de los Cielos, no porque el cuerpo sienta que le pueda llegar algún tipo de beneficio en consecuencia, sino a fin de dar satisfacción al Creador.

Pero, ¿cómo puede el cuerpo estar de acuerdo con eso? Esta es la razón por la cual el trabajo debe realizarse por encima de la razón. Esto se llama Hazte de un Rav, ya que el Reino de los Cielos, debe cumplirse porque «Él es grande y gobernante». Está escrito en El Zóhar (Introducción al Libro del Zóhar hoja 185): «El temor es lo más importante, el temor reverencial del hombre a Lo Superior, porque Él es grande y gobernante, la esencia y la raíz de todos los mundos, y todos son intrascendentes comparados con Él. Por lo tanto, hay que temer al Creador, porque Él es grande y gobierna sobre todo. Él es grande, porque es la raíz a partir de la cual todos los mundos se extienden, y Su grandeza se ve por Sus acciones. Y Él gobierna sobre todo porque todos los mundos que Él creó, tanto los superiores como los inferiores, son considerados como apenas nada en comparación con Él, ya que no aportan nada a Su esencia».

Por lo tanto, el orden de trabajo es empezar por «hacerse de un Rav«, y tomar sobre sí mismo la carga del Reino de los Cielos por encima del sentido común y de la razón. Esto es lo que se llama «hacer», refiriéndose sólo a la acción, a pesar de la desaprobación del cuerpo. Después, «Cómprate un amigo». Comprar es igual, a cuando una persona desea comprar algo –debe dejar algo que ya ha adquirido. Da lo que ha obtenido hace algún tiempo y, a cambio, adquiere un objeto nuevo. Con el trabajo al Creador es igual. Para lograr Adhesión al Creador, como en «Así como Él es misericordioso, sé tú también misericordioso», debe ceder muchas de las cosas que tiene, para adquirir la unión con el Creador. Este es el significado de «Cómprate un amigo». Antes de que una persona se haga de un Rav, es decir, el Reino de los Cielos, ¿cómo puede comprarse un amigo, o sea, el vínculo con el Rav? Después de todo, aun no tiene un Rav. Sólo después de haberse hecho de un Rav, tiene sentido pedir al cuerpo que haga concesiones, para así comprar el vínculo con el que desea satisfacer al Creador.

Por otra parte, debemos entender que tiene la fuerza para observar «cómprate un amigo» en la misma medida, de la grandeza del Rav. Esto es así porque él está dispuesto a hacer concesiones con el fin de vincularse al Rav, en la misma medida en que siente la importancia del Rav, ya que entiende que la obtención de Adhesión al Creador merece cualquier esfuerzo. Pues resulta que si uno ve que no puede vencer al cuerpo, porque piensa que no es lo bastante fuerte, que nació con un carácter débil, no es así. La razón es que no siente la grandeza del Rav. En otras palabras, aun no tiene la importancia del Reino de los Cielos, por lo que no tiene fuerzas para superarse, en algo sin importancia. Pero, con algo que sí le importa, cualquier cuerpo puede hacer concesiones de las cosas importantes que ama, para recibir lo que desea. Por ejemplo, si una persona está muy cansada y se va a dormir alrededor de las 11 pm y se despierta a las 3 am, por supuesto, dirá que no tiene energía para levantarse a estudiar porque está muy cansada. Y si se siente un poco débil o tiene un poco de fiebre, el cuerpo sin duda no tendrá fuerzas para levantarse a la hora a la que está acostumbrado a hacerlo.

Pero si una persona que está muy cansada, se siente enferma, se va a dormir a medianoche, pero se despierta a la 1 am y le dicen: «Hay fuego en el jardín, y está a punto de llegar a tu habitación. Rápido, levántate y salvarás tu vida a cambio del esfuerzo que estás haciendo», no pondrá ninguna excusa por el hecho que está cansado, atolondrado o enfermo. Es más, incluso si está muy enfermo, hará todo lo posible por salvar su vida. Evidentemente, como obtendrá algo importante, el cuerpo tiene la energía para hacer todo lo posible para conseguir lo que quiere. Por lo tanto, mientras trabaja en «Hacerse de un Rav«, y cree que es «Porque es nuestra vida y la extensión de nuestros días», en la medida en que siente que se trata de su vida, el cuerpo tiene la fuerza suficiente para superar todos los obstáculos. Por esta razón, en todas las obras de la persona, en el estudio o en la plegaria, debe concentrar todo su trabajo en la obtención de la grandeza y de la importancia del Rav. Debe dedicar mucho trabajo y muchas oraciones sólo a eso. En palabras de El Zóhar, esto se llama «Elevar la Divinidad desde el polvo», lo que significa elevar el Reino de los Cielos, el cual está humillado en el polvo. En otras palabras, uno no pone una cosa importante en el suelo y lo que no es importante se tira al suelo. Y como el Reino de los Cielos, llamado «Divinidad», «Se humilla hasta lo más bajo», por eso se dice en los libros que antes de cada acción espiritual, hay que rezar para «elevar la Divinidad desde el polvo», es decir, rogar que podamos ver el Reino de los Cielos como algo importante y que valga la pena esforzarse por él y elevarlo a su grandeza.

Ahora podemos entender lo que decimos en oración de la víspera de Rosh HaShaná (Año Nuevo): «Da gloria a Tu pueblo». Esto parece bastante desconcertante. ¿Cómo se autoriza a orar por el honor? Nuestros sabios dijeron: «Sé muy, muy humilde», así que ¿cómo podemos rezar para que el Creador nos otorgue gloria? Debemos interpretar que oramos, para que el Creador otorgue la gloria de Dios a Tu pueblo. No tenemos la gloria de Dios, sino que «La ciudad de Dios se humilla hasta lo más bajo», llamada «Divinidad en el polvo». Además, no apreciamos la verdadera importancia en la cuestión de «Hazte de un Rav«. Por lo tanto, en Rosh HaShaná, el cual es el momento en que tomamos la responsabilidad del Reino de los Cielos, le pedimos al Creador, dar la gloria de Dios a Tu pueblo, para que el pueblo de Israel sienta la gloria del Creador. Y entonces seremos capaces de mantener la Torá y las Mitzvot en su totalidad.

Por lo tanto, debemos decir: «Da la gloria de Dios a Tu pueblo», lo que significa que Él dará la gloria de Dios al pueblo de Israel. Esto no quiere decir que Él dará la gloria de Israel al pueblo de Israel, sino que el Creador le dará la gloria de Dios al pueblo de Israel, porque esto es todo lo que necesitamos para sentir la importancia y la grandeza de la Adhesión con el Creador. Si apreciamos su importancia, cada persona será capaz de esforzarse y no habrá nadie en el mundo, que diga que no tiene fuerzas para salvar su vida, y que quiere seguir siendo una bestia, si siente que la vida es algo muy importante, porque puede disfrutar de la vida. Pero si una persona no siente que la vida tiene un sentido, muchas personas eligen morir. Esto es así porque nadie está capacitado para experimentar el sufrimiento en su vida, porque esto está en contra del propósito de la creación. Puesto que el objetivo de la creación fue hacer el bien a Sus creaciones, lo que significa que disfruten de la vida. Por lo tanto, cuando la persona ve que no puede ser feliz ahora o, al menos, más tarde, se suicida, porque no posee la meta de la vida.

De ello se deduce que lo único que nos falta es «Hazte de un Rav«, para sentir la grandeza del Creador. Entonces, todo el mundo será capaz de alcanzar la meta, que es la adhesión con Él.

Y también debemos interpretar las palabras del Rabí Yehoshua Ben Perajia que dice tres cosas:

1) Hazte de un Rav.

2) Cómprate un amigo.

3) Juzga a cada persona favorablemente, respecto al amor de los amigos.

Es lógico pensar, que la amistad se refiere a dos personas con el mismo nivel de habilidades y cualidades, ya que entonces les resulta fácil comunicarse y se unen como una sola persona. Y luego, «Cada uno ayudará a su amigo», como dos personas que crean una sociedad y cada uno invierte la misma energía, recursos y trabajo. Entonces, los beneficios también se dividen por igual entre ellos. Sin embargo, si uno es superior al otro, es decir, si invierte más dinero o más experiencia o más energía que el otro, la división de los beneficios también es desigual. Esto se llama «una sociedad a un tercio» o «una sociedad a un cuarto». Por lo tanto, no se considera una verdadera alianza, porque uno tiene un estatus más elevado que el otro.

Resulta que la amistad verdadera − es cuando cada uno hace el pago necesario para comprar a su amigo, y es, precisamente, cuando ambos poseen el mismo estatus, y entonces ambos pagan por igual. Es como un negocio material, donde ambos dan todo por igual, o no puede haber una verdadera sociedad. Por lo tanto, «Cómprate un amigo», ya no puede haber unión −cuando cada uno compra su amigo− salvo cuando son iguales.

Pero, por otro lado, es imposible aprender el uno del otro, si la persona no ve que su amigo es más grande que él. Pero si el otro es más grande, no puede ser su amigo, sino su Rav, y a la persona se le considera como un estudiante. En ese momento, la persona puede aprender conocimientos o virtudes del otro.

Por eso se dice: «Hazte de un Rav y cómprate un amigo«, ambos deben existir. En otras palabras, cada persona debe considerar al otro como un amigo, y entonces hay lugar para comprar. Significa que cada uno debe pagar con concesiones al otro como un padre concede su descanso, trabaja para su hijo, y dedica dinero a su hijo, y todo por amor.  Sin embargo, aquí se trata del amor natural. El Creador dio el amor natural para criar a los hijos para que hubiera perpetuidad en el mundo. Si, por ejemplo, el padre criara a los hijos porque es una Mitzvá, sus hijos tendrían alimento, ropa y otras cosas necesarias para los niños, en la medida en que una persona se compromete a observar todas las Mitzvot. Algunas veces observaría las Mitzvot y otras veces sólo haría lo mínimo, por lo que sus hijos podrían morir de hambre.

Por ello el Creador dio a los padres el amor natural a sus hijos, para que pudiera perpetuarse el mundo. Esto no es así con el amor a los amigos. Aquí todo el mundo debe hacer un gran esfuerzo por sí mismo, para crear el amor a los amigos en su corazón. Lo mismo sucede con «Y cómprate un amigo». Una vez que comprenda, al menos intelectualmente, que necesita ayuda y que no puede hacer el trabajo sagrado, si entiende que necesita ayuda, en la medida en que lo entiende en su mente, comienza a comprar, a hacer concesiones por el bien de su amigo.

Esto es así porque entiende que el trabajo consiste principalmente en otorgar al Creador. Sin embargo, está en contra de su naturaleza porque el hombre ha nacido con el deseo de recibir sólo para su propio beneficio. Por lo tanto, se nos dio la cura de cómo salir del amor propio hacia el amor a los demás, y mediante este, poder llegar al amor al Creador.

Por lo tanto, la persona puede encontrar a un amigo a su nivel. Pero después, hacer del amigo un Rav, lo que significa sentir que su amigo está en un grado más alto que él, es algo que uno no puede ver, que su amigo es como un Rav y él es como un estudiante. Pero si él no considera a su amigo como un Rav, ¿cómo va a aprender de él? A esto se le llama «Hacer«, es decir, una acción sin razonamiento. En otras palabras, debe aceptar, por encima de la razón, que su amigo es más grande que él, y a esto se le llama «Hacer», es decir, actuar por encima de la razón.

En el ensayo, Entrega de la Torá (Hoja 142) está escrito: «Para recibir la primera condición, cada estudiante debe sentirse como el más pequeño entre todos los amigos. En ese estado, uno puede apreciar la grandeza del superior». Así, está afirmando explícitamente que todos deben verse a sí mismos como al más pequeño entre los estudiantes. Y, sin embargo, ¿cómo puede la persona verse como la más pequeña de los estudiantes? Aquí sólo viene al caso por encima de la razón. A esto se le llama «Hazte de un Rav«, lo que significa que a cada uno de ellos lo considera un Rav en comparación consigo misma, y a sí misma se considera una simple estudiante. Esto es un gran esfuerzo, ya que existe una regla en la que «las deficiencias de los demás son siempre visibles mientras los defectos propios siempre están ocultos». Y, sin embargo, debe considerar al otro como un ser virtuoso, y que merece la pena aceptar lo que dice o lo que hace, y aprender de las acciones del otro.

Pero el cuerpo no está de acuerdo con esto, porque cada vez que uno debe aprender de otro, significa que si se tiene en alta estima al otro, el otro le compromete a esforzarse, y el cuerpo revoca las opiniones y acciones del otro. Como el cuerpo quiere descansar, es mejor y más conveniente para él descartar las opiniones y acciones de su amigo, para no tener que hacer ningún esfuerzo.

Por eso se le llama «Hazte de un Rav«. Significa que, para que el amigo sea su Rav, tú tienes que hacerlo. En otras palabras, no es mediante la razón, puesto que la razón afirma lo contrario, y a veces incluso le muestra todo lo contrario, que él puede ser el Rav y el otro su estudiante. Por eso se llama «Hacer», es decir, hacer y no razonar.

3) «Y juzga a cada persona favorablemente».

Después de decir: «Cómprate un amigo», nos queda la pregunta: «¿Qué pasa con el resto de la gente?» Por ejemplo, si una persona elige a unos pocos amigos de su congregación y deja a los demás y no se relaciona con ellos, la pregunta es: «¿Cómo debería tratarles?» Después de todo, no son sus amigos, ¿y por qué no les eligió? Probablemente podríamos decir que no encontró virtudes en ellos, dignas de dedicar su tiempo en relacionarse con ellos, es decir, que no les aprecia. Por lo tanto, ¿cómo debe tratar al resto de la gente de su congregación? Y lo mismo se aplica para el resto de personas que no forman parte de la congregación, ¿cómo debe tratarles? Rabí Yehoshua Ben Perajia dice al respecto: «Y juzga a cada persona favorablemente», es decir, hay que juzgar a cada uno favorablemente. Significa que el hecho de que no les encuentre cualidades no es culpa de ellos. Por el contrario, no está en sus manos el poder ver las cualidades del público en general. Por esta razón, ve según las cualidades de su propia alma. Esto será exacto de acuerdo a su alcance, pero no de acuerdo a la verdad. En otras palabras, existe tal cosa como la verdad en sí misma, independientemente de aquel que la alcanza. O sea que existe la verdad que cada uno percibe dependiendo de su propio alcance, es decir, que la verdad cambia según quien la alcance. O sea, que está sujeta a cambios según los estados cambiantes de quien alcanza.Pero en realidad la verdad no cambió en su esencia. Por eso, cada persona puede alcanzar lo mismo de manera diferente. Por lo tanto, a los ojos del público, puede que el público esté bien, pero él ve de manera diferente según su propia cualidad. Por eso, dice: «Y juzga a cada persona favorablemente», lo que significa que debe juzgar a todos los demás, exceptuando a sus amigos, favorablemente. Es decir, que todos son dignos dentro de su propio valor y que no tiene ninguna queja en cuanto a su comportamiento. Pero a nivel de su propio valor, o sea, con el fin de poder aprender algo de ellos, y no por no tener ninguna equivalencia de forma con ellos».

Poderosa roca de mi salvación

Artículo Nº 13, 1984-85

En la canción de Januká decimos: «Poderosa roca de mi salvación, alabarte es un deleite; restaura mi casa de rezo, y allí llevaremos una ofrenda de agradecimiento». La canción comienza con palabras de alabanza: «Alabarte es un deleite», y luego comienza con palabras de rezo: «Restaura mi casa de rezo». Después, vuelve a palabras de agradecimiento y alabanza: «Y allí llevaremos una ofrenda de agradecimiento».

Por lo tanto, hay tres asuntos aquí, en un orden parecido al del rezo:

1) Los tres primeros de los Dieciocho (Tfilat Shmoné Esré es una secuencia de rezos) son de alabanza y agradecimiento.

2) Los tres de en medio son súplicas.

3) Los tres últimos son de alabanza y agradecimiento nuevamente.

Así, empezamos con el presente, como dice: «Alabarte es un deleite», lo que significa que Te agradecemos y alabamos por el bien que hemos recibido de Ti. Es como nuestros sabios dijeron: «Uno debe siempre alabar al Creador y luego rezar» (Brajot [Bendiciones], 32).

La razón es que aquel que cree que el Creador es misericordioso y clemente, y que Él desea hacer el bien a Sus creaciones, tiene lugar para el rezo. Esa es la razón por la que primero debemos establecer la alabanza al Creador, es decir, que la propia persona debe establecer la alabanza del Creador. Eso no significa que el Creador debe ver que la persona está alabándolo, ya que el Creador no necesita de los creados. Más bien, la propia persona debe ver la alabanza al Creador, y luego puede pedir que le ayude, pues Su comportamiento es hacer el bien a Sus creaciones.

Así pues, después de decir: «Alabarte es un deleite» llega el rezo y decimos: «Restaura mi casa de rezo». Y, ¿qué es «Mi casa de rezo»? Significa, tal como está escrito: «Incluso a ellos les llevaré a Mi montaña sagrada, y les alegraré en Mi casa de rezo». En «Mi montaña sagrada». Har (montaña) se deriva de la palabra Hirhurim (pensamientos/contemplaciones), lo que significa que Él les traerá pensamientos de Kdushá (santidad), es decir, que todos sus pensamientos serán sólo de Kdushá. «Y les alegraré en Mi casa de rezo» es el corazón del hombre, para que haya allí un lugar para la presencia Divina. La Divinidad es llamada «rezo», como es sabido que Maljut es llamada «rezo», tal como está escrito: «y yo soy todo rezo». Después de «Restaura mi casa de rezo» viene «Y allí llevaremos una ofrenda de agradecimiento». De ahí se deduce que primero hay una alabanza, luego hay oración, y después alabanza nuevamente, como el orden del rezo, que concluye con alabanza y agradecimiento.

Pero, ¿qué puede hacer la persona, si quiere empezar con alabanza pero su corazón está cerrado, y siente que está lleno de defectos y no puede abrir su boca y cantar y alabar? El consejo es ir por encima de la razón y decir que todo es «Jasadim encubiertas». En otras palabras, debe decir que todo es Jésed (gracia), pero que está oculto a él porque aun no está calificado para ver el deleite y placer que el Creador ha preparado para Sus creaciones. Y después de establecer la alabanza del Creador –lo que significa que cree por encima de la razón que todo es bueno y lleno de gracia– debe rezar para que el Creador enmiende su corazón y lo convierta en «Mi casa de rezo», lo que significa que las bendiciones del Creador aparecerán allí. A esto se le llama «Jasadim reveladas».

Y entonces «llevaremos una ofrenda de agradecimiento», lo que significa que dará gracias por haber sido privilegiado con poder ofrecer las vasijas de recepción. A eso se le llama «Allí llevaremos una ofrenda de agradecimiento», por haber sido merecedor de sacrificar su deseo de recibir, y a cambio de esto llega el deseo de otorgar, que es llamado «el lugar del Templo». Pero el asunto importante para la persona es tener, primero, un deseo de sacrificar el deseo de recibir. Y como el deseo de recibir es la esencia misma del creado, por eso ama al deseo de recibir y le es muy difícil entender que debe ser anulado o, de lo contrario, es imposible ser merecedor de algo espiritual. En la corporalidad, vemos que la persona tiene un deseo y una carencia que le concierne, que le llega de las entrañas de su cuerpo, y hay deseos que uno adquiere desde el exterior, y no desde sí mismo. En otras palabras, si no hubiera gente en el exterior que engendrara esa carencia en él, nunca sentiría que le hace falta; Solo la gente en el exterior engendra ese deseo en él. Por ejemplo, una persona, que esté sola, seguirá queriendo comer, beber, dormir, etc., incluso cuando no haya otras personas a su alrededor. Sin embargo, si hay gente en su entorno, está la cuestión de la vergüenza, en lo que los otros le obligan. Entonces debe comer y beber lo que le impone la gente que le rodea.

Eso es evidente fundamentalmente en cuanto a la ropa. En casa, la persona lleva puesto lo que le resulta cómodo. Pero cuando está entre la gente, debe vestir conforme a la manera en que los otros entienden como correcto. No tiene opción, ya que la vergüenza lo obliga a perseguir sus gustos. Es lo mismo en la espiritualidad. La persona tiene un deseo por la espiritualidad en su interior, que proviene desde dentro de sí mismo. En otras palabras, incluso cuando está solo y no hay gente a su alrededor que le afecte y de quien absorba algún deseo, recibe un despertar y anhela ser un siervo del Creador. Pero su propio deseo tal vez no sea suficiente para no necesitar agrandar ese mismo deseo, y poder trabajar con él para obtener la meta espiritual. Por lo tanto, existe una manera –al igual que en la corporalidad– de intensificar ese deseo a través de la gente del exterior, que le impulse a seguir sus opiniones y su espíritu.

Eso se hace a través de la unión con gente, que él ve que también tiene una necesidad espiritual. Y el deseo que tiene esa gente del exterior, engendra un deseo en él, y así recibe un gran deseo por la espiritualidad. En otras palabras, además del deseo que siente en su interior, recibe un deseo por la espiritualidad que ellos engendran en él, y entonces adquiere un gran deseo con el cual puede alcanzar la meta. Por lo tanto, en el asunto del amor a los amigos, es donde cada persona del grupo, además de tener un deseo propio, obtiene el deseo de los amigos. Eso es una gran adquisición que sólo se puede obtener a través del amor a los amigos. Sin embargo, se debe tener gran cuidado de no ir con amigos que no tengan el deseo de examinarse a sí mismos, es decir, a la base de su trabajo –ya sea para otorgar o para recibir– y para ver si están haciendo lo indicado para llegar al sendero de la verdad, que es el camino de otorgamiento puro.

Sólo dentro de un grupo así es posible inculcar en los amigos el deseo de otorgar, lo que significa que cada uno absorberá la carencia de los amigos, o sea que le falte el poder de otorgar. Y, a donde quiera que vaya, buscará con impaciencia un lugar donde quizá alguien tenga la posibilidad de darle el poder de otorgar. Por lo tanto, cuando llega a un grupo en el que todos están sedientos de la fuerza de otorgar, cada uno recibe esa fuerza de todos los demás. Esto se considera que está recibiendo fuerza desde el exterior, además de la pequeña fuerza que tiene en su interior. Sin embargo, y en oposición a esto, existe una fuerza en el exterior de la cual está prohibido recibir ninguna asistencia, a pesar de que esa fuerza, que puede recibir desde el exterior, le dará el combustible para trabajar. Se debe ser muy cuidadoso de no recibirla. Y se necesita tener mucho cuidado porque el cuerpo tiende a recibir fuerza para el trabajo particularmente de la gente en el exterior. Llega a la persona cuando oye que se dice acerca de él, por ejemplo, que es una persona virtuosa, o un discípulo sabio, o un hombre con temor al cielo, o cuando se dice de él que es un hombre que busca la verdad. Cuando la persona escucha esas cosas, las palabras que escucha −que su trabajo es apreciado−, le dan fuerza para el trabajo porque está recibiendo respeto por su labor.

Y entonces no necesita fe por encima de la razón ni el poder de otorgar, es decir, que el Creador le ayudará y que esa será su motivación. En lugar de esto, recibe el combustible del exterior. En otras palabras, la gente externa le obliga a esforzarse en la Torá y las Mitzvot (preceptos). Ese es el asunto en cuanto a ser humilde –una de sus razones es que no habrá nutrición a los externos. Por eso cada uno debe caminar humildemente, como está escrito: «Y camina humildemente con el Señor tu Dios». Los externos son gente que se encuentran fuera de él. Ellos lo nutren por su trabajo, pero luego –es decir, después de escuchar que es respetado– aprende a trabajar por las personas del exterior y no por el Creador. Esto es así porque ya no necesita que el Creador lo acerque a Su trabajo, porque ahora él trabaja, porque la gente del exterior le da el combustible para estudiar y trabajar para ellos. En otras palabras, ellos son quienes le obligan a trabajar y no es el Creador quien le obliga a trabajar para Él. Más bien, otros le inspiran a trabajar por ellos –para que le respeten, etc. Se deduce que esto es similar a trabajar para un dios extraño. Esto es, ellos le ordenan trabajar por la recompensa del respeto y similares, lo cual le darán a cambio de esforzarse en la Torá y las Mitzvot. Eso significa que si ellos no conocen su trabajo, y él no vio que hay alguien que lo observa y se dedica a la Torá, no hay quien le obligue a trabajar. Esto se llama «aferramiento de los externos» y es por esto por lo que la persona debe trabajar de manera oculta.

Sin embargo, trabajar de manera oculta no es suficiente. Aunque es cierto que ahora sólo el Creador le impulsa a hacer el trabajo sagrado, debe haber una cosa más: la persona no debe trabajar para recibir recompensa. Eso es un asunto completamente diferente porque ello está en contra de nuestra naturaleza. Somos creados con la naturaleza llamada «deseo de recibir». Pero ahora debemos trabajar sólo en el trabajo de otorgamiento, y no recibir nada para nosotros mismos. Para eso, debemos buscar un grupo, en donde cada uno piense que debemos trabajar para otorgar. Como esta es una pequeña fuerza dentro de la persona, debe buscar personas que también estén buscando tales fuerzas. Pero unidos, cada uno de ellos puede recibir fuerza de los demás y eso es todo lo que le falta. Y el Creador enviará ayuda desde arriba para que podamos caminar en el sendero del otorgamiento.

Acerca de lo explicado sobre “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”

Artículo Nº 7, 1984

 

 

Acerca de lo explicado sobre “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, todos los detalles de estas 612 Mitzvot (preceptos), están incluidos en esta regla. Como dijeron nuestros sabios: “El resto; ve y estúdialo”. Significa que al cumplir las 612 Mitzvot seremos recompensados con la regla “Amarás a tu prójimo”, y luego, con el amor a Dios. Así pues, ¿qué nos brinda el amor por los amigos? Está escrito (Artículo Nº 5, 1984-5) que cuando se reúnen unos amigos, puesto que ninguno de ellos tiene más que una pequeña fuerza de amor al prójimo, es decir, que pueden llevar a cabo el amor al prójimo sólo en forma potencial, cuando lo ponen en práctica, entonces se acuerdan que decidieron renunciar al amor propio en favor del prójimo. Pero en la práctica, uno ve que no es capaz de renunciar a ninguno de los placeres del deseo de recibir, en favor del prójimo, ni siquiera un poco. Pero al reunirse unas personas, que están de acuerdo, en que es necesario alcanzar el amor al prójimo, y cuando se anulan una ante la otra, entonces, cada una se incluye en las demás. Así, va acumulándose una gran fuerza en cada persona, según sea el tamaño del grupo. Y entonces, realmente tienen el poder de poner en práctica el amor al prójimo. Sin embargo, ¿qué nos agrega el cumplimiento detallado de las 612 Mitzvot, sobre las cuales dijimos que estaban para cumplir la regla, si la regla se cumple mediante el amor a los amigos? Y vemos que en la realidad, también existe amor a los amigos entre los seculares. Ellos también se reúnen en toda clase de círculos para obtener el amor a los amigos.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre los religiosos y los seculares? Dice el verso (Salmos 1): “Ni en silla de escarnecedores se ha sentado”. Debemos entender cuál es la prohibición de la “silla de escarnecedores”. ¿Esto se refiere a la difamación o por hablar cosas vanas? Entonces la prohibición no proviene de la “silla de escarnecedores”. ¿Qué nos aporta entonces la prohibición de “silla de escarnecedores”? Significa que cuando se reúnen varias personas con el propósito del amor a los amigos, con la intención de que cada uno ayude a su amigo a  mejorar su estado material, cada uno espera que al participar en más reuniones saque provecho del grupo, y mejore así su estado material. Y después de todas las reuniones, cada uno hace sus cuentas, sobre cuánto ha recibido del grupo a cambio del amor propio; es decir, qué es lo que el deseo de recibir ganó con ello, ya que él está invirtiendo tiempo y esfuerzo en beneficiar al grupo. Y ¿qué ganó con esto? Seguramente, podría haber tenido más éxito si se hubiera dedicado a su beneficio personal, al menos en cuanto a sus propios esfuerzos. Pero dice “Y yo ingresé al grupo porque pensé que a través de este, sería capaz de ganar más de lo que podría ganar sólo. Pero ahora veo que no gané nada”.

Entonces se lamenta, diciendo “hubiera sido mejor para mí usar mi pequeña fuerza, en lugar de haber entregado mi tiempo al grupo. Sin embargo, ahora que invertí todo mi tiempo en el grupo para poder obtener más bienes con su ayuda, finalmente me doy cuenta de que no solo no gané nada del grupo, sino que incluso salí perdiendo lo que podía haber ganado con mis propias fuerzas”. Cuando hay alguien que desea decir, que hay que dedicarse al amor de los amigos con la intención de otorgar, o sea, que todos trabajen para el bien del prójimo, todos se ríen y le ridiculizan. Y les parece como una especie de chiste. Y esta es una reunión de seculares. Y acerca de ello dijeron “Los actos de gracia de los pueblos son pecado, porque todo el bien que hacen lo hacen para sí mismos”. Tal tipo de grupo aleja al individuo de la santidad y arroja al hombre hacia el mundo de escarnio. Y esta es la prohibición de la  “silla de escarnecedores”. Nuestros sabios dijeron sobre tales grupos: “Dispersa a los malvados; mejor para ellos, y mejor para el mundo”. En otras palabras, es mejor que no existan. Sin embargo, con los justos es lo contrario: “Reúne a los justos; mejor para ellos, y mejor para el mundo”. ¿Cuál es el significado de “justos”? Son aquellos que quieren cumplir la regla “ama a tu prójimo como a ti mismo”, ya que toda su intención es la de salir del amor propio y adoptar una naturaleza distinta, la de amar al prójimo. Y aunque es una Mitzvá que hay que cumplir, y el individuo podría obligarse a cumplirla contra su voluntad, sin embargo el amor, es algo que pertenece al corazón, y el corazón, por naturaleza, no está de acuerdo. Entonces, ¿qué puede hacer el individuo para que lo del amor al prójimo le toque el corazón? Para eso nos asignaron el cumplir con las 612 Mitzvot, que contienen el poder que permite llegar a sentirlo en el corazón.

Pero puesto que  esto está en contra de nuestra naturaleza, entonces esa sensación es demasiado leve como para que tenga la capacidad de mantener el amor de los amigos, de facto, aunque tenga la necesidad de ello. Por eso, ahora tiene que buscar consejos que le ayuden a cumplir en la práctica. El consejo para que uno pueda incrementar su fuerza con la regla “Amarás a tu prójimo”, es el amor de los amigos. Si cada uno se incluye y se anula ante su amigo, se vuelven una masa única, en donde todas las partes pequeñas que quieren el amor al prójimo se integran en una fuerza general, incluida de muchas partes. Y cuando tiene gran fuerza, entonces tiene la habilidad de llevar a la práctica el amor al prójimo. Y entonces, puede llegar al amor a Dios. Pero esto es sólo bajo la condición de que cada uno se anule ante el otro. De no ser así, cuando se separa de su amigo, no puede recibir la parte que debiera recibir de su amigo. Así pues, cada uno tiene que decir que uno mismo es un cero (es nada) comparado con su amigo. Y esto se parece a cuando escribimos números. Cuando escribimos la cifra 1 al principio, y luego agregamos el 0, se multiplica por diez, o sea, equivale a 10.

Y cuando escribimos dos ceros, entonces se multiplica por cien, o sea, que equivale a 100. Es decir, que si su amigo es el número uno, y le sigue el cero, entonces el individuo es considerado que recibe diez veces más de su amigo. Y si dice que él equivale a dos ceros ante su amigo, recibe entonces de su amigo cien veces más. Sin embargo, si uno dice que su amigo es cero y él mismo es uno, entonces resulta diez veces menor que su amigo, o sea, 0.1. Y si puede decir que él es uno, y tiene dos amigos que son ceros comparados con él mismo, entonces se considera cien veces menos que ellos, o sea, 0.01. Resulta entonces que su grado disminuye según el número de ceros que tiene de los amigos. Aun cuando ya posee este poder y puede cumplir el amor al prójimo en la práctica, y siente que el beneficio propio es malo para él, aun así, “jamás creas en ti mismo”. Debe tener temor, de caer en el amor propio en mitad de trabajo. En otras palabras, que si le dieran un placer aun más grande de lo que él acostumbraba a recibir –aunque ya tuviera la intención de otorgar en los placeres pequeños, estando dispuesto a renunciarlos, aun así, vive con miedo de los placeres mayores. A esto se le llama “temor”, y esta es la puerta para recibir la Luz de la fe, llamada “La inspiración de la Shejiná (Divinidad)”, como está escrito en El Sulam “La medida de la fe es según la medida del temor”.

Por eso hay que recordar que la cuestión “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, hay que cumplirla porque es una Mitzvá; es decir, porque Dios ordenó dedicarse al amor a los amigos. Y Rabí Akiva sólo interpreta esta Mitzvá que el Creador ordenó, porque tenía la intención de hacer una regla de esta Mitzvá, para que así pudieran cumplirse todas las Mitzvot por orden del Creador, y no para el beneficio propio. Es decir, no es que las Mitzvot deban ampliar nuestro deseo de recibir, es decir, que al cumplir las Mitzvot el individuo sea generosamente recompensado. Por el contrario, al cumplir las Mitzvot llegaremos a la recompensa de poder anular nuestro amor propio y alcanzar el amor al prójimo y, después, el amor a Dios. Ahora podemos entender lo que dijeron nuestros sabios sobre el versículo VeSamtem (y pusieron), de la palabra Sam (poción). “Si se le concedió, es la poción de la vida; si no se le concedió, es la poción de la muerte” (Masejet Yomá, 72, 72). Es decir que “no se le concedió” significa que se dedica a la Torá y las Mitzvot para aumentar su amor propio y que su cuerpo adquiera bienes a cambio de su labor. Si “se le concedió” significa que se anuló su amor propio y su meta es recibir una recompensa que es la fuerza del amor al prójimo, por medio de la cual llegará al amor al Creador y su único anhelo será otorgar placer al Creador.

Sobre la importancia del grupo

Sobre la importancia del grupo

Artículo N° 12, 1984

Se sabe que como el hombre siempre se encuentra entre personas, que no tienen ninguna relación con el trabajo del camino de la verdad, sino por el contrario, esas personas siempre se oponen a los que van  por el camino de la verdad; y como los pensamientos de las personas se entremezclan entre sí, resulta que las ideas de quienes se oponen al camino de la verdad, penetran en aquellos que tienen un cierto anhelo de ir por el camino de la verdad. Por eso no hay otro consejo, excepto que establezcan para ellos un grupo, para que sea su marco social. Es decir, una comunidad separada, que no se mezcle con otras personas, cuyas opiniones difieran de las de este grupo. Y deben despertar constantemente en sí mismos la cuestión del propósito del grupo, para que no sigan a la mayoría, ya que nuestra naturaleza es seguir a la mayoría. Si el grupo se aísla del resto de las personas, es decir, si no tienen ningún tipo de relación con otras personas en lo concerniente a los asuntos espirituales, sino que todo el contacto con ellos es sobre temas materiales, entonces, no se entremezclan con sus puntos de vista, ya que no tienen ningún nexo en lo concerniente a la religión.

Pero cuando una persona se encuentra entre personas religiosas y comienza a hablar y a discutir con ellas, inmediatamente se mezcla con sus puntos de vista. Y de forma inconsciente,  sus puntos de vista penetran en su pensamiento. Hasta tal punto que no será capaz de entender, que no se trata de sus propias ideas, sino que las recibió de las personas con las cuales se había relacionado. Por lo tanto, en lo que respecta al trabajo en el camino de la verdad, la persona debe aislarse del resto de la gente. Esto es porque el camino de la verdad requiere de un esfuerzo constante, debido a que está en contra de la opinión del mundo. El punto de vista del mundo es conocimiento y recepción, mientras que el de la Torá es fe y otorgamiento. Y si uno no le presta atención a esto, olvida de inmediato todo el trabajo del camino de la verdad y cae en un mundo de amor propio. Solamente un grupo en el que se cumple “Cada uno ayudó a su amigo“, cada persona del grupo, recibe la fuerza para luchar contra el punto de vista del mundo.

También hallamos en las palabras del Zóhar (Pinjas, pág. 31, Punto 91, y en El Sulam) que: “Cuando una persona reside en una ciudad habitada por personas malvadas, y no puede cumplir las Mitzvot de la Torá, y no tiene éxito en la Torá; cambia de lugar y sale de allí, para arraigarse en un lugar en el cual habiten personas buenas, que se dediquen a la Torá y las Mitzvot. Porque la Torá se llama ‘Árbol’. Como está escrito: ‘Es el Árbol de la vida para los que se aferran a ella’. Y el hombre es un árbol, como está escrito ‘porque el hombre es el árbol del campo’. Y las Mitzvot (preceptos) de la Torá son como frutos. ¿Y qué dice? ‘Solo cuando sepas, que un árbol no da frutos, destrúyelo y córtalo’. Destrúyelo de este mundo y córtalo del mundo por venir”. Por este motivo, la persona necesita desarraigarse de aquel lugar en el cual hay malvados, porque de lo contrario no podrá prosperar en la Torá y las Mitzvot. Y se plantará a sí mismo en otro lugar, entre los justos, y así tendrá éxito en la Torá y las Mitzvot. Y el hombre, a quien El Zóhar compara con el árbol del campo, sufre como aquel árbol a causa de los malos vecinos. En otras palabras, siempre se deben cortar las malas hierbas que afectan su entorno, y también debe mantenerse alejado de los malos entornos, de aquellas personas que no siguen el camino de la verdad. Necesitamos ser muy cuidadosos para no ser atraídos por ellos. Esto se llama “aislamiento”, o sea, cuando uno tiene pensamientos de “la autoridad única”, llamada “otorgamiento” y no de “la autoridad de las masas”, que es el amor propio. A esto se le llama “dos autoridades” − la autoridad del Creador y la propia autoridad de uno. Ahora podemos entender lo que nuestros sabios dijeron (Sanhedrín, pág. 38): “Rav Yehuda dijo: ‘Rav dijo: Adam HaRishón era hereje’, como está escrito, ‘Y el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: ‘¿Dónde estás? ¿Hacia dónde tiende tu corazón?’”.

En la interpretación de RaShI, ““hereje” se refiere a la tendencia a la idolatría. Y en el comentario “Etz Yosef” (El árbol de Yosef), está escrito: “Cuando se escribe: ‘¿Dónde estás, hacia dónde tiende tu corazón?’’, se refiere a herejía, como está escrito: ‘no vayan tras sus corazones’, esta es la herejía, cuando su corazón se deja llevar hacia el otro lado”. Pero todo esto es bastante confuso: ¿Cómo puede decirse que Adam HaRishón se inclinó hacia la idolatría? O, según el comentario de Etz Yosef, que estaba en “no vayan tras sus corazones”, ¿es esto herejía? Según lo que aprendemos sobre el trabajo de Dios, que todo su asunto es el fin de otorgar, si una persona trabaja con el fin de recibir, este trabajo es ajeno a nosotros, ya que tenemos que trabajar sólo con la intención de otorgar, en tanto que él lo tomó todo con la intención de recibir. Este es el significado de lo que dijo sobre que Adam HaRishón falló en “no vayan tras sus corazones”. Es decir, que no había podido recibir el alimento del Árbol del Conocimiento, con el fin de otorgar, sino que recibió el alimento del Árbol del Conocimiento con el fin de recibir. Y esto se llama “discernimiento del corazón”, lo que significa que el corazón sólo quiere recibir para su propio beneficio. Y este fue el pecado del Árbol del Conocimiento. Para entender este asunto, revisa la Introducción al libro Panim Masbirot. Y con esto comprenderemos el beneficio del grupo –en cuanto a que puede introducir otro aire en el ambiente –, que es, que el trabajo sea sólo con el fin de otorgar.

Carta Nº 40

Día 31 de la cuenta de Ómer, Mánchester

 

 

A mis estudiantes, que vivan,

Recibí un telegrama de […] que hemos ganado. Esperemos que también ganemos la guerra contra la inclinación (al mal) −que también aquí tengamos éxito y logremos la meta de satisfacer al Creador. Ha llegado el momento de comenzar a avanzar hacia nuestra sagrada meta como héroes poderosos y fuertes. Se sabe que el camino pavimentado que lleva a la meta es el amor de los amigos, mediante el cual pasamos al amor al Creador. Y en el asunto del amor, es a través de “Cómprate un amigo”. En otras palabras, a través de las acciones, uno compra el corazón de su amigo. Incluso si ve que el corazón de su amigo es como una roca, eso no es excusa, y si ve que él es adecuado para ser su amigo en el trabajo, entonces debe comprarlo a través de acciones.

Porque cada regalo que le entrega a su amigo (y un regalo se establece como tal si sabe que su amigo lo disfrutará, ya sea en palabras, en pensamiento, o en acción) debe hacerse abiertamente, para que su amigo sepa de ello, ya que mediante los pensamientos, uno no sabe qué es lo que su amigo estaba pensando de él; así pues, también se necesitan las palabras, es decir, decirle que está pensando en él y que se preocupa por él. Y también en eso debe ser lo que su amigo ama, es decir, de lo que le gusta a su amigo. Alguien a quien no le gustan los dulces, sino los pepinillos, no puede convidar pepinillos a su amigo, sino específicamente a dulces, ya que esto es lo que le gusta a su amigo. Y de ahí, debemos entender que algo puede ser trivial para uno, puede ser lo más importante para el otro) es como una bala que hace un hoyo en la roca.Y aunque la primera bala sólo roza la roca, cuando la segunda bala impacta en el mismo lugar, ya le hace una ranura, y la tercera le hace un hueco.

Y a través de las balas que dispara repetidamente, el hueco se convierte en un hoyo en el corazón de piedra de su amigo, donde se acumulan todos los presentes. Y cada regalo se convierte en una chispa de amor hasta que todas las chispas de amor se acumulan en el hoyo del corazón de piedra y se vuelven una llama. La diferencia entre una chispa y una llama es que donde hay amor, hay una revelación hacia el exterior, es decir, una revelación a todo el mundo de que el fuego del amor está ardiendo en él. Y el fuego del amor quema todas las transgresiones que encuentran en el camino. Y si preguntaras: “¿Qué puede hacer uno si siente que tiene un corazón de piedra hacia su amigo?” Perdóname por escribir: “Todos y cada uno sienten que tienen un corazón de piedra”, quiero decir, excepto los amigos que sienten y saben que no ponen objeciones a que su amigo les ame y les dé regalos (no necesariamente en acción sino, al menos, en buenas palabras y atención especial sólo hacia él). Me estoy refiriendo sólo a aquellos que sienten que tienen un corazón muy frío con respecto a amar a sus amigos, o aquellos que tienen un corazón de carne pero la frialdad de sus amigos, también les afectó y sus corazones se han congelado.

El consejo es muy simple: La naturaleza del fuego es que cuando frotas las rocas una contra otra, se enciende un fuego. Esta es una gran regla, ya que “De Lo Lishmá (no en nombre/beneficio de la Torá) uno viene a Lishmá (en nombre/beneficio de la Torá)”. Y esto es así particularmente cuando el acto es Lishmá, es decir, otorgar un obsequio a su amigo, y sólo la intención es Lo Lishmá. Esto es así porque uno le da un obsequio sólo a alguien que conocemos y reconocemos como alguien a quien amamos. De ahí se deduce que la intención del obsequio es como la gratitud por el amor que le da su amigo. Sin embargo, si uno le da un obsequio a un extraño, es decir, que él no siente que su amigo se encuentra cercano a su corazón, entonces no tiene nada por lo que estar agradecido. De esto se deduce que la intención es Lo Lishmá, es decir… la intención que debería haber. Y hay quienes piensan que a esto se le llama “caridad”, ya que siente piedad por su amigo cuando ve que no hay nadie que le esté hablando y ni le saludan, y por eso se lo hace. Para ello existe una plegaria −que el Creador le ayude al hacerle sentir el amor de su amigo y acercar al amigo a su corazón. Así, a través de los actos, también es recompensado con la intención.

 Pero si en el momento de hacerlo, el dador del obsequio tenía el fin de que el regalo que dio a sus amigos fuera sólo como caridad (incluso si está dedicando su tiempo a su amigo, ya que en ocasiones es más importante para una persona que su dinero, como está dicho: “Uno se preocupa por su falta de dinero pero no por su falta de tiempo”. Sin embargo en relación al tiempo, cada uno tiene su propio valor, ya que hay personas que hacen una libra por hora, y hay más y hay menos. Y es lo mismo con la espiritualidad − (cuánta espiritualidad generan en una hora, etc.), entonces él está dando testimonio acerca de sí mismo que no tiene como intención el amor de los amigos, es decir, que a través de la acción, el amor entre ellos se incrementará.

Y sólo cuando ambos tengan la intención de hacer un regalo por el hecho de regalar y no por caridad, entonces a través de frotar los corazones, incluso de los más duros, cada uno extraerá calidez de las paredes de su corazón, y el calor encenderá las chispas de amor, hasta que una vestimenta de amor se forme. Entonces, ambos se cubrirán bajo una misma manta, es decir, un único amor los rodeará y los cubrirá a los dos, como es sabido que la Adhesión une a dos en uno.

Y cuando uno empieza a sentir el amor de su amigo, inmediatamente comienzan a despertar en él alegría y placer, porque la regla es que lo novedoso entretiene. Porque el amor de su amigo por él es algo nuevo para él, porque siempre entendió que él era el único que se preocupaba por su propio bienestar. Pero en el minuto en que descubre que su amigo se preocupa por él, esto evoca dentro de sí una alegría inconmensurable y ya no puede preocuparse por sí mismo, ya que el hombre puede esforzarse sólo cuando siente placer. Y como está comenzando a sentir placer al preocuparse de su amigo, de manera natural no puede pensar en sí mismo. Vemos que en la naturaleza hay “amor hasta el fin del alma”. Y si deseas preguntar: “¿Cómo puede ser que a través del amor, una persona desarrolle un deseo de anular su propia existencia?” Sólo hay una respuesta a eso: “El amor desvía del camino recto”. En otras palabras, es irracional y no se considera correcto.

Sólo entonces, cuando existe tal amor, todos y cada uno caminan en un mundo que es completamente bueno y sienten que el Creador lo ha bendecido. Entonces “lo bendito se adhiere a lo bendito” y es recompensado con Adhesión con Él para siempre.

Y a través del amor, uno está dispuesto a anular su realidad por completo.Se sabe a nivel general, que el hombre se divide en dos partes: realidad y existencia de la realidad. Realidad significa que una persona se siente con una carencia, y como un deseo de recibir placer. La existencia de la realidad es el deleite y el placer que él recibe, mediante lo cual el cuerpo es alimentado y puede subsistir. Caso contrario, se verá obligado a perder su esencia y desaparecer del mundo. Este es el significado de: “Lo que Dios ha creado”, es decir, la realidad, “para hacer”, se refiere a la existencia de la realidad.

La existencia de la realidad se divide en tres partes:

La necesidad, sin la cual la realidad se anulará. En otras palabras, él debe comer al menos una pieza de pan seco y una taza de agua al día, y dormir unas cuantas horas en un banco, con las ropas puestas, y ni siquiera en casa, sino afuera, en la calle o en un campo. Y durante las lluvias, para evitar mojarse o tener frío, debe entrar en alguna cueva para dormir. Sus ropas, también pueden ser harapos, y esto es suficiente para él porque sólo quiere la existencia de la realidad y nada más. Ser ordinario, un burgués importante −tener una casa y muebles, electrodomésticos, ropa respetable, etc.

Él desea ser como los ricos, que tienen muchas casas y sirvientes, muebles bonitos, y toda una parafernalia agradable a la vista. Y aun cuando no puede obtener lo que quiere, sus ojos y su corazón aspiran a ello y su única esperanza es llevar una vida de lujo, se esfuerza y trabaja sólo para lograr el nivel de un adinerado.

Y hay un cuarto discernimiento dentro de los tres discernimientos antes mencionados: Si ya ha hecho lo suficiente para el día, entonces ya no se preocupa por el mañana. Más bien, considera cada día como todos los años de su vida, como sus setenta años. Y como la naturaleza del hombre es preocuparse de sus necesidades durante sus setenta años, pero no del tiempo de después de su fallecimiento, de manera similar, considera cada día como su vida entera y piensa que no vivirá más que eso.

Y si le reanimara al día siguiente, es como si hubiera sido reencarnado y debiera arreglar lo que corrompió en la primera encarnación. Es decir, si pidió dinero prestado a alguien, se ha endeudado. Así que mañana −en la próxima vida− le paga, y esto se considera un mérito. En la próxima vida, primero arregla todas las deudas que le generó a otros o que otros le generaron. Y pasado mañana es considerado como una tercera encarnación, etc.

 Y ahora explicaremos el asunto antes mencionado de que, a través del amor, el hombre está dispuesto a hacer concesiones. Algunas veces, cuando una persona siente amor por el Creador, está dispuesto a renunciar al tercer discernimiento, es decir, a la vida de lujos, ya que quiere dedicar tiempo y energía a dar algunos regalos al Creador, mediante los cuales comprar el amor al Creador (como se mencionó en relación al amor de los amigos). En otras palabras, aun cuando todavía no siente amor por el Creador, este brilla para él como Luz circundante de tal manera que vale la pena adquirir el amor del Creador.

Algunas veces una persona siente que para comprar el amor del Creador, también está dispuesta, si es necesario, a conceder el segundo discernimiento, es decir, la vida de burgués importante, y vivir sólo con lo necesario. Algunas veces uno siente la grandeza del amor del Creador en tal medida que, si es necesario, estaría de acuerdo en renunciar incluso a la primera parte −las necesidades básicas de la vida− incluso si mediante eso, su propia existencia pudiera ser suprimida por no dar al cuerpo el alimento que necesita.

Y, algunas veces, una persona está dispuesta a renunciar a su misma existencia; quiere dar su cuerpo para que a través de ello, el nombre del Creador sea santificado en las masas, si tuviera la oportunidad de llevarlo a cabo. Es como Baal HaSulam dijo: “Uno debe seguir la cualidad de Rabí Akiva que dijo: ‘Mi vida entera, me arrepentí de este verso: ‘Con toda tu alma’, ¿cuándo llegaría yo a observar este precepto?’”

Ahora podemos entender las palabras de nuestros sabios: “’Y deberás amar… con todo tu corazón’, con tus dos inclinaciones. Y ‘Con toda tu alma’ significa incluso si Él toma tu alma. ‘Y con toda tu fuerza’ y con todas tus posesiones’”. Como ya dijimos, el primer grado del amor es la existencia de la realidad, es decir, los alimentos del cuerpo, que son mediante la propiedad y las posesiones, es decir, renunciar a los tres discernimientos antes mencionados en la existencia de la realidad. El segundo grado se llama “Con toda tu alma”, es decir, concediendo la propia existencia. Y podemos cumplir eso a través de la buena inclinación, es decir, mediante la coacción, cuando uno deja al cuerpo entender que hay más deleite y placer en deleitar y dar al Creador que en deleitar y dar a uno mismo.

Sin embargo, sin deleite y placer, uno no puede hacer nada. Cuando uno se aflige, debemos decir que a cambio recibe algún tipo de placer, o que siente o espera sentir placer durante el acto, ya que el sufrimiento purifica, así que más adelante será recompensado con un placer maravilloso a cambio del sufrimiento. En otras palabras, obtendrá el placer ya sea en este mundo u obtendrá placer al creer que recibirá placer en el próximo mundo. Puesto de manera diferente, u obtiene placer en forma de Luz interna o en forma de Luz circundante −del futuro. Sin embargo, uno no debe pensar que uno puede hacer algo sin placer. A su vez (uno debe saber), hay muchos discernimientos en Lishmá, es decir, en otorgamiento: “otorgar con el fin de otorgar” significa recibir placer de dar al Creador. “Otorgar con el fin de recibir” significa que él le da al Creador y mediante eso recibirá algo más, sea lo que sea −este mundo, el próximo mundo, alcances o grados más elevados. Sin embargo, uno debe otorgar con el fin de otorgar, es decir, derivar un placer maravilloso de dar al Creador, como realmente es para aquellos que son recompensados con ello. Uno debe hablar con el Creador desde el fondo de su corazón para que le dé esta sensación de amar al Creador debido a su grandeza.

Y si aun no es recompensado, debe creer y obligar a su cuerpo − que esto es un placer maravilloso y de gran importancia−, y amar al Creador por Su grandeza y sublimidad bendita. Pero uno debe saber algo: sin placer, uno no puede hacer nada de forma completa. Regresemos a lo mencionado anteriormente: “’Con todo tu corazón’, con tus dos inclinaciones”, es decir, que uno debe ser completo en el amor al Creador, o sea que también la inclinación al mal esté de acuerdo en otorgarle a Él.

Seré breve ya que se aproxima el Shabat. Pienso que […] será capaz de obtener respuestas a dos cartas que recibí de él, y que realmente disfruté. Estoy sorprendido de que […] que acostumbraba escribirme cartas, ha pasado ya un tiempo desde que recibí una carta de él. Por favor hazme saber si está bien y con salud. Muchas gracias también a […] por sus cartas, que recibo de él de tanto en tanto, y a […] por el telegrama. Supongo que […] no tiene mi dirección.

Su amigo

Baruj Shalom, hijo de Baal HaSulam, el Rav Ashlag

¿Qué buscar en la reunión de los amigos?

Artículo Nº 30, 1987-88

 

 

Nuestros sabios dijeron (Avot, Capítulo 1, 6): “Hazte de un Rav (maestro), cómprate un amigo, y juzga a toda persona bajo la balanza de mérito (favorablemente)”. Debemos entender el vínculo entre “Juzga a cada persona favorablemente” y “Cómprate un amigo”. Asimismo, en Matán Torá (La entrega de la Torá en el Punto 30) está escrito que la Mitzvá (precepto) “ama a tu prójimo como a ti mismo”, es para lograr el amor al Creador, lo cual es Adhesión con Él. Allí está escrito: “Es razonable pensar que la parte de la Torá que se ocupa de las relaciones del individuo con su amigo es la más indicada para conducir al hombre a la meta deseada.

Esto se debe a que el trabajo con las Mitzvot (preceptos) entre el hombre y el Creador es fijo y específico y no hay quién las exija, y a la vez, uno se acostumbra fácilmente a ello, y se sabe que todo lo que se hace por costumbre no es útil. Pero las Mitzvot entre una persona y otra son cambiantes e irregulares, y las exigencias le rodean por todos lados. Por lo tanto, su efecto es mucho más seguro y su meta es más cercana”. Hasta aquí sus palabras. Significa que el hombre debe llegar a ser recompensado con la equivalencia de forma, esto es, que todos sus pensamientos y deseos sean únicamente en beneficio del Creador y no para su propio beneficio. Esto se origina en la corrección del Tzimtzum (la restricción). Significa que desde la perspectiva del Creador, Él creó los mundos con la intención de querer hacer el bien a Sus creaciones, como explican nuestros sabios, que el Creador dijo a los ángeles a Su servicio, que la creación del mundo es como un rey que tiene sobre abundancia pero no tiene huéspedes.

En otras palabras, Él siente placer cuando el huésped come en Su casa, pero para evitar la vergüenza se hizo la corrección de que ellos deben recibir satisfacción y placer con la intención de deleitar al Creador. Pero el primer grado es otorgar con el propósito de otorgar. Uno debe disfrutar cuando otorga, al igual que el Creador lo hace. Es como nuestros sabios dijeron (El Zóhar, Parte 1; Bereshit, pág. 115): “No había alegría tal ante el Creador desde el día en que el mundo fue creado, como la alegría con la que Él está destinado a regocijarse con los justos en el futuro”.

Vemos que en el día en que el mundo fue creado, hubo gran alegría ante del Creador. En otras palabras, Él sintió una gran alegría al querer otorgar. De esto se deduce que si una persona quiere llevar a cabo actos de otorgamiento pero si no siente alegría, no hay aquí equivalencia de forma. Aun cuando está otorgando y ocupándose en el amor a los demás, el acto debe ser con alegría, la misma como la que el Creador tiene.

De este modo, aquí falta la equivalencia en la alegría. Por lo tanto, hay dos cosas que la persona debe hacer.

1. A pesar de que el cuerpo no desee trabajar bajo el régimen del otorgamiento, se le debe obligar. Pero es una norma que cuando una persona hace algo por la fuerza, no puede ser feliz, pues sería más feliz si no tuviera que realizar esas acciones. De cualquier forma, el hombre debe trabajar bajo coacción. A esto se le llama “ejercer coacción y subyugar al mal dentro de él”. Sin embargo, como hemos dicho anteriormente, la alegría que debe provenir de cada acto de otorgamiento, aquí se encuentra ausente, y uno no se puede forzar a sentirse feliz en una circunstancia en donde existe un acto de coacción. La alegría es el resultado del deleite de la persona y cuando existe el placer, no corresponde la “coacción”. Por lo tanto, ni la alegría ni el placer surgen de la coacción.

2. Decimos que necesitamos alegría para servir al Creador, y a la vez que la alegría es sólo el resultado de algo que la persona disfruta. Por lo tanto, puesto que el hombre sólo puede realizar actos forzados, y a esto se le denomina “una acción”. “Una acción” es algo con lo que la mente no está de acuerdo. Se considera que cuando uno comienza a ejercer coacción sobre sí mismo, llega a un estado de “El que viene a purificarse”. Así que, ¿qué más falta? Sólo algo que despierte su alegría. Debemos interpretar acerca de eso que la alegría se le entrega desde arriba. A esto se le denomina: “Él es asistido”. ¿En qué es asistido? El sagrado Zóhar dice: “Con un alma sagrada”. Cuando la persona es recompensada con eso, entonces está alegre.

La consecuencia es que cuando decimos que uno debe trabajar con alegría significa que, a través de las acciones de uno, se debe evocar el despertar desde arriba, porque sólo mediante la ayuda de arriba se puede llegar al regocijo por estar ocupándose de actos de otorgamiento. De hecho, surge una pregunta aquí. ¿Por qué es necesario llevar a cabo actos de otorgamiento con alegría? La razón es simple: no hay aquí equivalencia de forma, porque cuando el Creador da, Él siente alegría.

Pero cuando el hombre da y no siente alegría, la equivalencia de forma está ausente. Sin embargo, hay un asunto aun más grave que la equivalencia de forma. Cuando una persona se encuentra en un estado de tristeza, cuando ve que su vida no tiene sentido, porque adondequiera que mira, lo ve todo negro –en la corporalidad así como en la espiritualidad− es como una persona que usa gafas oscuras de manera que dondequiera que mira, sólo ve negro. En ese estado, una persona es considerada en herejía con respecto a la supervisión del Creador, dado que ella no puede decir que el Creador dirige Su mundo con benevolencia. En ese estado, es considerada falta de fe.

Entonces, aquí el asunto ya no es la equivalencia de forma, sino la falta de fe, dado que ella se encuentra en un estado de herejía. De esto se deduce que el hombre siempre debe estar en el regocijo y creer por encima de la razón que todo lo que el Creador hace es sólo con benevolencia. Pero también debemos creer, que lo que necesitamos es la fe por encima de la razón. Según nuestra razón, parece que sería mejor si el Creador nos tratara con una supervisión revelada. Pero hemos debatido acerca de ello varias veces, que Baal HaSulam dijo que no debemos afirmar que el Creador no puede dar todo dentro de las vasijas de recepción, llamadas “dentro de la razón”, es decir, que también el cuerpo material entienda que el Creador trata al mundo entero sólo con benevolencia. Así pues, ¿por qué Él elige específicamente los Kelim (vasijas) de “por encima de la razón”? El Creador eligió esos Kelim porque son, de hecho, los mejores. Ya que mediante ellos logramos la perfección verdadera, y entonces el verso: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”, se volverá una realidad. Nuestros sabios dijeron: “Con tus dos inclinaciones: la inclinación al bien y la inclinación al mal”.

En ese momento, también el cuerpo siente el deleite y el placer que el Creador da a los creados y entonces no hay necesidad de creer por encima de la razón. De esto se deduce que el principal requerimiento es que el hombre sienta regocijo mientras hace el trabajo de otorgamiento, cuando no ve lo que la recepción para sí mismo – llamada “dentro de la razón” − recibiría por ello, dado que de otra manera estaría en estado de herejía. Resulta que uno debe llevar a cabo el trabajo sagrado por encima de la razón, porque esos son los Kelim que son adecuados para llevar al hombre a su perfección. Y como fue dicho arriba que sólo por encima de la razón él puede recibir el placer de la conducción del Creador, la cual está bajo la forma de benevolencia. Y a esto se le llama “derecha”. Como Baal HaSulam dijo, uno debe tratar de caminar sobre la línea derecha, llamada “fe por encima de la razón”, e imaginar que él ya ha sido recompensado con fe completa en el Creador, y que sus órganos ya sienten que el Creador conduce al mundo entero con benevolencia. Por tanto, debemos preguntar: “¿Por qué debemos caminar sobre la línea izquierda también, si la línea derecha es la más importante? ¿Cuál es el propósito de la línea izquierda?” La respuesta es, que necesitamos conocer nuestro estado dentro de la razón −la medida de nuestra fe− cuánta Torá hemos adquirido, y cómo sentimos al Creador durante la plegaria, etc. Y entonces llegamos a sentir que estamos en la absoluta bajeza, en lo más hondo de ella.

Esta es la razón por la que, cuando más tarde cambiamos a la línea derecha, tenemos el trabajo por encima de la razón. En otras palabras, al mostrarnos la línea izquierda nuestro estado dentro de la razón, hay aquí lugar para ir por encima de la razón. Pero si estuviéramos siempre en la línea derecha, no sería considerada como derecha, sino como una sola línea. En otras palabras, pensaríamos que esto es realmente donde estamos, como si nos encontráramos, de verdad dentro de la razón, en la perfecta Gadlut (grandeza). Pero la verdad es que sólo por encima de la razón estamos en integridad, por lo tanto, cuando tenemos las dos líneas, podemos decir que existe la cuestión de “por encima de la razón”, lo cual es la línea derecha. De esto se deduce que la línea derecha ayuda a la línea izquierda porque una vez que la persona se imagina a sí misma con regocijo, disfrutando de la perfección de su trabajo, cuando cambia a la línea izquierda, ve que está en un mundo de total oscuridad. Es decir, observa y siente que todavía está inmerso en el amor propio y que no tiene esperanza de salir del amor propio. Entonces hay lugar para la plegaria desde el fondo del corazón.

El estado de la derecha fue cuando se imaginó en un estado que ideó para sí misma acerca de lo que es la perfección del trabajo. En otras palabras, creyó por encima de la razón en el precepto de fe en su maestro, que le dijo que entrara en ese estado aun cuando su razón le dijera: “¿Por qué comparas tu situación con la de una persona que ya ha sido recompensada con la fe completa, cuando sabes que estás en la mayor bajeza que pueda existir?” Ella siente que está en un estado humillante que es impropio de una persona que quiera ser, algún día, un sirviente del Creador. Y más adelante él pasa a la línea derecha, y la izquierda le da lugar para trabajar en la línea derecha. Sin embargo, debemos recordar que cualquier cosa que sea en el camino de la verdad, es difícil de realizar sin esfuerzo.

Por lo tanto, después de esas dos líneas, llega a la línea media, la cual es llamada “el Creador le otorga el alma”. Y entonces llega a la fe completa, específicamente a través de la salvación de Dios. Pero, el hombre no lo puede lograrlo por sí sólo, de forma natural. Con todo lo mencionado arriba podemos entender el asunto de la reunión de los amigos. Cuando se reúnen, ¿qué deben discutir? Primero, la meta debe estar clara para todos: esta reunión debe dar como resultado el amor a los amigos, que cada uno de los amigos será despertado para amar al otro, lo que se llama “amor a los demás”. Sin embargo, esto es sólo un resultado. Para que nazca este adorable “hijo”, se deben tomar acciones para producir el amor. Y con respecto al amor, hay dos formas: Amor natural, por el que uno no tiene que esforzarse. Solo se debe tener cuidado de no estropear la naturaleza.

El amor que proviene de hacer cosas buenas por el otro. Hay una naturaleza en ello también, dado que alguien que da un obsequio a otro suscita que el receptor lo ame. Por lo tanto, cuando un grupo de personas se reúnen y desean trabajar juntos en el amor de los amigos, deben ayudarse una a la otra tanto como puedan. Y hay muchos discernimientos acerca de eso, dado que no todos son iguales, es decir, lo que uno necesita, el otro no. Sin embargo, hay una cosa en la que todos son iguales: todos y cada uno de los amigos necesita de buen ánimo. Esto es, cuando los amigos no tienen buen humor, no son todos iguales en sus necesidades. Es más, cada uno tiene su propia razón para ser infeliz. Por lo tanto, cada uno debe pensar cómo puede lograr el buen estado de ánimo del otro. Entonces, deben ser cuidadosos y evitar discutir sobre cosas que puedan acarrear tristeza al grupo, porque con esto él provoca que todos se sientan mal. Y entonces, al ir a casa, se preguntará: “¿Qué he ganado con ir al grupo? ¿Saber que estoy en un estado de bajeza y que debo arrepentirme? Es como si hubiera ido al grupo para que me condujeran a un estado de tristeza. En ese caso, es una pérdida de tiempo. Probablemente hubiera sido mejor que no fuera”.

Entonces, seguramente dirá: “La próxima vez que tenga que ir al grupo inventaré excusas para evitarlos”. De esto se deduce que cada uno debe tratar de llevar al grupo un espíritu de vida y esperanza, e infundir entusiasmo al grupo. Así, cada uno de los amigos será capaz de decirse: “Ahora puedo hacer borrón y cuenta nueva en el trabajo”. En otras palabras, antes de venir al grupo, se encontraba decepcionado con el progreso en el trabajo del Creador, pero ahora el grupo le ha llenado de vida y esperanza. Así, a través del grupo obtuvo confianza y fuerza para superarse, porque ahora siente que puede lograr la plenitud. Y todos sus pensamientos –que se estaba enfrentando a una gran montaña que no podía ser conquistada, y que esas son en verdad obstrucciones potentes− ahora siente que no son nada. Y él recibe todo del poder del grupo, porque todos trataron de infundir buen ánimo y la presencia de una nueva atmósfera en el grupo. ¿Pero qué puede uno hacer cuando siente que está en un estado de tristeza −tanto en término material como en el estado espiritual −y ha llegado el momento en que debe acudir al grupo? Y aun así, nuestros sabios dijeron: “¿Una preocupación en el corazón del hombre? Que lo hable con los demás”.

En otras palabras, él debe contárselo a sus amigos, tal vez ellos puedan ser capaces de ofrecer ayuda. Pero, si es así, ¿por qué decimos que todos deben traer un buen ánimo a grupo si él no lo tiene? Y más aun, hay una regla según la cual uno no puede dar aquello que no tiene. Por lo tanto, ¿qué debe hacer él para aportar algo que le infunda ánimo al mismo? De hecho, no existe otro camino para el hombre que caminar sobre la línea derecha. Por eso, antes de que vaya hacia el amor de los amigos, debe leer el ensayo de Baal HaSulam (de 1943) donde clarifica qué es la línea derecha, que este es el significado de “por encima de la razón”. Y él debe extraer la fuerza de allí, de manera que cuando vaya al grupo, todos y cada uno serán más o menos capaces de infundir un espíritu de vida, y mediante eso, la sociedad entera sentirá alegría y una confianza más grande. Durante la reunión de los amigos está prohibido evocar la línea izquierda.

Sólo cuando uno está sólo le está permitido usar la línea izquierda, pero no más de media hora al día. Pero la esencia del trabajo del hombre es ir específicamente por la línea derecha, como está escrito (en el ensayo de 1943). Pero dos personas juntas no deben hablar de la izquierda, y sólo así pueden recibir asistencia del grupo.

Pero lo peor es cuando una persona llega al grupo y ve que este grupo está en un estado de descenso, entonces, ¿cómo puede ser fortalecido por ellos? En ese momento, él debe juzgar a todos según la balanza del mérito (favorablemente). Ahora podemos entender lo que preguntamos acerca de la proximidad de “Cómprate un amigo” y “Y juzga a cada persona favorablemente”. Con lo escrito arriba, podemos entender que cuando uno desea adquirir algo del grupo, debe juzgar a todos favorablemente. Entonces él puede adquirir de los amigos, la ayuda en el trabajo, dado que ahora tiene de quien recibir. Pero cuando ve que está muy por encima de todo el grupo, ¿de quién va a recibir? Nuestros sabios vinieron y dijeron acerca de eso: “Juzga a cada persona favorablemente”. De esto se deduce que la razón principal por la que una persona necesita comprar un amigo y trabajar en el amor de los demás, es que mediante eso puede ser recompensado con el amor al Creador. Pero los amigos deben, principalmente, hablar juntos acerca de la grandeza del Creador, porque según la grandeza del Creador que él asume, en esa medida él se anula naturalmente ante Él. Es como vemos en la naturaleza, que el pequeño se anula frente el grande, y esto no tiene nada que ver con la espiritualidad. Es más, esta conducta se aplica incluso entre personas seculares.

En otras palabras, el Creador hizo la naturaleza de esta manera. Así, la discusión de los amigos respecto a la grandeza del Creador despierta un deseo y un anhelo de anularse ante el Creador porque él comienza a sentir añoranza y deseo de unirse con el Creador. Y también debemos recordar que en la medida que los amigos pueden apreciar la importancia y la grandeza del Creador, aun así debemos ir por encima de la razón, es decir, que el Creador es más elevado que cualquier grandeza de Él, que un hombre pueda imaginar dentro de su mente. Debemos decir que creemos, por encima de la razón, que Él conduce al mundo con una guía benevolente, y si uno cree que el Creador desea sólo lo mejor para el hombre, esto hace que una persona ame al Creador hasta que sea recompensado con “Y amarás al señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”. Y esto es lo que una persona necesita recibir de los amigos. Y sobre el asunto de obtener la grandeza, esta debe obtenerse específicamente a través del grupo. Es como está escrito en Matán Torá (La entrega de la Torá, pág. 141), donde él habla con respecto al Rav y losestudiantes.

Es lo mismo, principalmente en relación a la grandeza del Creador. Él escribe: “Obtener la grandeza depende enteramente del entorno, y una persona por sí sola no puede hacer absolutamente nada al respecto”. Aun así, hay dos condiciones para obtener la grandeza: Siempre escuchar y asumir la apreciación del entorno en la medida de su grandeza. El entorno debe ser grande, como está escrito: “En la multitud del pueblo está la gloria del rey”. Para recibir la primera condición, cada estudiante debe sentir que él es el más pequeño entre los amigos. En ese estado, uno puede recibir la apreciación de la grandeza de todos, dado que el grande no puede recibir del más pequeño, mucho menos ser impresionado por sus palabras. Es más, sólo el pequeño es impresionado por la apreciación del grande. “Y para la segunda condición, cada estudiante debe elogiar las virtudes de cada amigo y celebrarlo como el más grande en la generación. Entonces, el ambiente lo afectará como un ambiente suficientemente grande, dado que la calidad es más importante que la cantidad”. Sin embargo, ¿qué debe hacer un amigo si necesita ayuda de los amigos? Hemos dicho arriba que está prohibido hablar de cosas malas que traigan tristeza en la reunión de amigos. La respuesta a eso es que uno debe decirlo a un amigo cercano, y ese amigo hablará con el grupo, pero no en el momento de la reunión de los amigos. En otras palabras, el amigo que ayuda, puede hablar a todo el grupo reunido, pero no durante la reunión regular de amigos. En cambio, puede organizar una reunión especial a favor del amigo que necesita ayuda. Y con respecto a “Cómprate un amigo”, debemos interpretar que “comprar” significa que él debe pagar y a través del pago, él lo compra. ¿Qué le paga? Podemos decir que el pago es recibido a cambio del esfuerzo. En otras palabras, a veces una persona desea comprar, por ejemplo, un armario nuevo, que cuesta cerca de 2.000 dólares. Él le dice al vendedor: “Como no tengo dinero para pagar, pero escuché que estás buscando un empleado para dos semanas, trabajaré por la cantidad que tengo que pagar a cambio del dinero del armario”, y el vendedor seguramente estará de acuerdo. Así, vemos que el pago puede ser por intercambio. Es lo mismo con al amor de los amigos. Supone un gran esfuerzo el que uno deba juzgar a los amigos favorablemente, y no todo el mundo está preparado para ello.

En ocasiones es incluso peor. A veces, una persona ve que su amigo es irrespetuoso hacia ella. Incluso peor, escucha un rumor difamatorio, es decir, escuchó de un amigo que ese amigo, llamado fulano de tal, dijo acerca de ella cosas que no son agradables que un amigo diga de otro. Ahora tiene que someterse a sí misma y juzgarlo favorablemente. Esto, de hecho, es un gran esfuerzo. De esto se deduce que mediante el esfuerzo, ella da el pago, que es incluso más importante que un pago de dinero. Sin embargo, si esa persona lo calumnia, ¿dónde va a reunir su amigo la fuerza para amarle? Él sabe que él ciertamente le odia, o no lo estaría calumniando, ¿entonces cuál es el motivo de someterse a sí misma y juzgarlo favorablemente? La respuesta es que el amor a los amigos que se construye sobre la base del amor a otros, mediante el cual ellos pueden lograr el amor al Creador, es lo opuesto a lo que se considera normalmente amor entre amigos. En otras palabras, el amor a los otros no significa que los amigos me amarán. Más bien, soy yo quien debe amar a los amigos. Por esta razón, no importa si el amigo está calumniándole y ciertamente lo odia.

En cambio, una persona que desea adquirir amor de otros, esa persona necesita la corrección de amar al otro. Por lo tanto, cuando una persona hace el esfuerzo y lo juzga favorablemente, es una Segulá (remedio, poder, virtud), donde mediante la ardua tarea que una persona hace, la cual se llama “un despertar desde abajo”, se le da fortaleza desde arriba para ser capaz de amar a todos los amigos sin excepción. A esto se le denomina “cómprate un amigo”, pues una persona debe hacer un esfuerzo para obtener el amor al prójimo. Y esto se llama “esfuerzo”, ya que debe esforzarse por encima de la razón.

Pensando racionalmente, ¿cómo es posible juzgar a otro favorablemente cuando su razón le muestra la verdadera cara de su amigo, que este le odia? ¿Qué le puede decir al cuerpo acerca de eso? ¿Por qué debe someterse ante su amigo? La respuesta es que él desea lograr Adhesión con el Creador, llamada “equivalencia de forma”, es decir, no pensar en su propio beneficio. Así que, ¿por qué el sometimiento es algo difícil? La razón es que él debe anular su propio valor, y la totalidad de la vida que él desea vivir, será sólo bajo la consideración de su capacidad para trabajar para el beneficio de otros, comenzando con el amor a los otros, entre persona y persona, hasta llegar al amor al Creador.

De esta forma, además, aquí hay un espacio donde él puede decir que cada cosa que hace, no tiene ningún interés propio, dado que mediante la razón, los amigos son quienes deben amarle, pero él supera su razón, va por encima de la razón, y dice: “No tiene ningún valor vivir para mí mismo”. Y aun cuando uno no está siempre en un grado donde es capaz de decir eso, ese es sin embargo el propósito del trabajo. Por lo tanto, ya tiene algo qué contestarle al cuerpo. De esto se deduce que antes de que cada amigo venga a la reunión de los amigos, debe contemplar qué le puede dar al grupo para así elevar el espíritu de vida en este. En eso, no hay diferencia entre alguien con vastos conocimientos o alguien ignorante, ya que el pensamiento que él piensa, aunque puede no saber nada, igualmente debe rezar al Creador por Su ayuda y tener fe que el Creador escucha las plegarias.

La agenda para la reunión

La agenda para la reunión
Artículo Nº 17, 1985-86

 

En Masejet Brajot (pág. 32), nuestros sabios escribieron: “Rabí Shamlai dijo, ‘Siempre se debe alabar al Creador y luego rezar’. ¿De quién recibimos esto? De Moisés, tal como está escrito: ‘Y yo imploré’”. Baal HaSulam interpreta que cuando uno desea pedir un favor a otro, debe saber:

a) Si tiene lo que se él le pide porque, si no lo tiene, no tiene sentido pedir.
b) Que tenga un buen corazón. Esto es así porque él puede que tenga lo que pide, pero que no tenga un corazón abierto para dar.

Así pues, primero se necesita alabar al Creador, es decir, creer que el Creador tiene todo lo que se le pide, y que el Creador es misericordioso y concede a todos su deseo para bien. Resulta que cuando los amigos se reúnen en un sitio, la reunión tiene seguramente un propósito, pues cuando uno dedica parte de su tiempo –que debería emplear para sus propias necesidades, renunciando a sus compromisos y participando en una reunión –es porque desea adquirir algo. Por lo tanto, es importante intentar que, cuando cada amigo se marche a casa, examine con qué vino a la reunión, y lo que ha adquirido ahora que vuelve a su hogar.

Algunas veces, durante la reunión de los amigos, todos se sienten bien durante la reunión. En ese momento no se les ocurre reflexionar con qué posesiones volverán a su casa, es decir: qué es lo que tengo en mi mano, qué he adquirido durante la reunión de los amigos y que no tenía antes de venir al grupo. Y entonces observa que no tiene nada.

Esto es igual a lo que está escrito (Deuteronomio, 23:25): “Si entras a la viña de tu prójimo, podrás comer todas las uvas que quieras, hastaque hayas saciado tu alma, pero no meterás ninguna en tus vasijas”. Debemos interpretarlo como que cuando los amigos se reúnen se ledenomina “La viña de tu prójimo”, cuando se sientan, comen y beben juntos, charlando de esto y lo otro, y el cuerpo disfruta durante estas acciones. Esto es igual a: “Podrás comer todas las uvas que quieras, hasta que hayas saciado tu alma”.

Pero cuando se van a sus casas y desean ver lo que tienen en sus Kelim (vasijas), para llevarse algo del buen ánimo a casa, esto es, cuando has abandonado la reunión y quieres examinar lo que llevas en tus Kelim después de todo el festejo, vemos que: “Pero no meterás ninguna en tus vasijas”. En otras palabras, que no hay nada en los Kelim con lo que revivir el alma después de la reunión.

Sin embargo, cuando la persona se esfuerza, se debe asegurar de que no lo hace sin una recompensa. Es como decimos en el rezo “Y vino a Sión”: “Para que no nos esforcemos en vano”. Pero, cuando uno va a una reunión, debe adquirir sustento allí, para que cuando regrese a casa, pueda ver si tiene algo que poner en los Kelim. Entonces tendrá provisiones para alimentarse hasta la siguiente reunión. Y, hasta entonces, tendrá de lo que ha preparado, es decir, de lo que ha adquirido durante la reunión de los amigos.

Por lo tanto, primero, se debe alabar la importancia de la reunión y luego ver lo que va a adquirir de esa actividad. Es como nuestros sabios dijeron: “Siempre se debe alabar al Creador y luego rezar”. En otras palabras, al comienzo de la reunión, es decir, al comienzo de las discusiones, en la apertura de la asamblea, se debe alabar al grupo. Cada uno debe intentar proporcionar razones  y explicaciones acerca del mérito e importancia del grupo. No deben hablar de nada que no sea para ensalzar al grupo.

Finalmente, el enaltecimiento debe ser revelado por todos los amigos. Luego, ellos deberán decir: “Ya hemos concluido con la primera etapa de la reunión de los amigos y comienza la etapa número dos”. Entonces, cada uno manifestará lo que piensa acerca de las acciones que podemos tomar, para que cada uno pueda adquirir el amor por los amigos. En otras palabras, lo que cada persona puede hacer para adquirir el amor en su corazón por todos y cada uno de los que integran el grupo. Y una vez que se ha completado la etapa dos −que consiste en las sugerencias de lo que se puede hacer en favor del grupo – da inicio la etapa número tres. Esta se refiere a llevar a cabo las decisiones de los amigos respecto a lo que se debería hacer. Y con respecto al enaltecimiento del grupo, en Matan Torá (La entrega de la Torá hoja 137), se introduce el asunto del amor por los amigos, que al vincularse con los amigos se puede adquirir la grandeza del Creador. Todo el mundo se encuentra inmerso en su amor propio y él desea seguir el camino del otorgamiento. Pero esto va en contra de la opinión general, pues es la naturaleza en la que fuimos creados, debido al propósito de la creación, que es, como se dijo: “Su voluntad de hacer el bien a Sus creaciones”.

Y todo nuestra fuerza para oponernos, para actuar al contrario –que no solo no queramos recibir para nosotros mismos, sino que deseamos dar, lo que se considera que todas nuestras acciones serían para otorgar satisfacción a nuestro Hacedor– radica en que, debido a la naturaleza del otorgamiento, una persona disfruta cuando da a una persona importante. Resulta que, sin el placer, la persona no puede hacer nada porque va en contra de su naturaleza.
Sin embargo, podemos reemplazar el placer. Eso significa que en lugar de recibir placer de un acto de recepción, deseamos recibir placer de un acto de otorgamiento. A esto se le llama “equivalencia de la forma”.

Debemos decir que así como el Creador disfruta de dar a las criaturas, nosotros debemos disfrutar de dar al Creador.
De otra forma, es decir, si no sentimos alegría y placer cuando le damos al Creador, estamos haciendo daño a la equivalencia de forma. Es como nuestros sabios dijeron: “No ha habido alegría tal ante Él, como el día en que los cielos y la tierra fueron creados. No hubo alegría ante el Creador desde el día en que el mundo fue creado, como la alegría que Él está destinado a disfrutar con los justos en el futuro” (El Zóhar, 1, 115). Por consiguiente, si la persona no siente alegría al cumplir los preceptos del Creador, incluso cuando aspira al otorgamiento, no se considera como equivalencia de forma, porque la persona solo puede sentir alegría cuando existe el placer. Resulta que si él no siente deleite y placer al dar al Creador, no se considera todavía como equivalencia de forma, y no tiene espacio para recibir la abundancia superior, pues todavía carece del placer que el Creador siente cuando les da a los creados.

Se deduce que toda la base sobre la cual podemos recibir deleite y placer, y sobre la que tenemos permitido disfrutar –y hasta es una gran obligación– es disfrutar de un acto de otorgamiento. Por lo tanto, hay un punto en el que debemos trabajar –la importancia de la espiritualidad. Y ello se expresa cuando tengo cuidado en ver a quién me dirijo, con quién hablo, de quién son los preceptos que cumplo, de quién es la Torá que aprendo, es decir, en buscar consejo sobre cómo dar importancia al Otorgante de la Torá. Y antes de obtener por sí mismo alguna iluminación desde lo alto, la persona debe buscar personas más o menos parecidas a ella, quienes también busquen enaltecer la importancia de cualquier contacto con el Creador, de la forma que sea. Y cuando un gran número de personas lo apoyan, todos pueden recibir la ayuda de su amigo.

Debemos saber que “Dos es el plural menor”. Eso quiere decir que si dos amigos se sientan juntos y reflexionan sobre cómo engrandecer la importancia del Creador, es que ya tienen la fuerza, de recibir el enaltecimiento de la grandeza del Creador bajo la forma del despertar desde abajo. Y a este acto, le sigue el despertar desde arriba y comienzan a tener alguna sensación de la grandeza del Creador. Conforme a lo que está escrito: “En la multitud de la gente se halla la gloria del Rey”, se deduce que cuanto mayor sea el número de personas, más efectivo es el poder del colectivo. En otras palabras, ellos generan una atmósfera poderosa de la grandeza y la importancia del Creador. En ese momento, el cuerpo de cada persona siente que todo lo que desea hacer por la santidad –es decir, otorgar al Creador– como una inmensa fortuna; que tiene el privilegio de encontrarse entre personas que han sido recompensadas con servir al Rey. En ese momento, cualquier pequeña cosa que haga, lo llena de alegría y placer, ya que ahora tiene algo con lo que puede servir al Rey.

En la medida en que el grupo considere la grandeza del Creador con sus pensamientos durante la reunión, cada cual conforme a su grado, genera la importancia del Creador dentro de sí. Por consiguiente, puede transitar todo el día por el mundo de la alegría y el regocijo, es decir, que disfruta de cada pequeña cosa que hace ligada al servicio del Creador. Eso se debe a que si él recuerda que debe contemplar la espiritualidad aunque sea durante un minuto, de inmediato dice: “Ya estoy muy agradecido por alabar y glorificar al Creador”, pues ahora cree que el Creador lo ha convocado y desea hablar con él. Y cuando la persona imagina que el Rey le convoca y le dice que quiere jugar con él, ¿cuánta alegría experimentaría entonces y cuán animado se sentiría? Ciertamente, en ese estado de exaltación, no tendría pensamientos triviales. Se sentiría un poco avergonzado por no conocer las leyes y las costumbres del Rey −cómo comportarse cuando el Rey le habla.

Pero considera lo que sabe hacer para el rey como una gran fortuna, pues de cualquier forma conoce algunas de las reglas para cumplir los preceptos del Rey, que aprendió en la escuela cuando era joven. Y ahora que ya ha crecido y desea servir al Rey, seguro que carecerá del conocimiento de las leyes del Rey. Resulta que su preocupación es que no sabe, qué es lo que le proporciona al Rey mayor placer: qué acción o qué intención. Y además de esto, vive en un mundo que es todo bienestar. Al juntarse para la reunión, esto es en lo que el grupo debería pensar y hablar, de la grandeza del grupo, tal como está escrito: “Se debe alabar al Creador y luego rezar”. Es lo mismo con el grupo. Cuando deseamos pedir algo al grupo, a esto se le denomina “rezar”, primero debemos establecer el mérito del propio
grupo y después “rezar”, es decir, pedir al grupo que nos proporcione lo que queremos de él.

Por lo tanto, primero la persona necesita ver lo que tiene el grupo, cuáles son las posesiones que puede obtener de ellos al vincularse con ellos. Tal vez no necesita las posesiones del grupo, sino que, es más, se aleja de éstas tanto como le es posible. Y, en consecuencia, cuando llega a la reunión de los amigos, siempre debe ver si los amigos tienen la meta que él anhela, que cada uno de ellos se aferre en algo a esa meta. Y él piensa que al unirse por la meta, cada uno recibirá su parte, así como las partes de todo el grupo. Resulta que cada uno de los integrantes del grupo tendrá la misma fuerza que la del conjunto del grupo unido. Se desprende de ahí que cada uno debe considerar seriamente el propósito de la reunión −que al término de la reunión de los amigos esta debe aportar la sensación de que, cada uno tenga algo en su mano que pueda poner en sus vasijas, y que no se encuentren en la situación de: “Pero no meterás ninguna en tus vasijas”. Cada uno debe considerar que si no se sienta especialmente atento durante la reunión, no solamente pierde él mismo, sino que corrompe a todo el grupo.

Esto se parece a lo que está escrito en el Midrash (Vaikrá Rabá, Capítulo 4): “Dos personas subieron a un bote. Una de ellas comenzó a hacer un hoyo en el bote debajo de ella. Aquel le dijo: “¿Por qué estás haciendo un hoyo?” Y este le replicó: “¿De qué te preocupas, si estoy haciéndolo justo debajo de mí y no debajo de ti?” Entonces aquel le respondió: “¡Qué necio! ¡Ambos nos ahogaremos al hundirse el bote!” Y una vez que hayan hablado de la importancia y de la necesidad del grupo, comienza el orden de la corrección −cómo y con qué podemos fortalecer al grupo para que se convierta en una agrupación sólida, tal como está escrito: “Y allí acampó Israel frente al monte” (Éxodo 19:2), y fue explicado que “como un solo hombre con un solo corazón”. El orden debe ser que cualquiera que tenga una sugerencia en cuanto a mejorar el amor por los amigos, esta debe discutirse, pero debe ser aceptada por todos los amigos para que no exista aquí ningún asunto de coacción.

Hasta ahora, hemos discutido la conexión entre la persona y su amigo, que sirve para conducirnos a la conexión entre la persona y el Creador, tal como está escrito en Matan Torá (La entrega de la Torá hoja 137). Resulta que al hablar de la importancia de los amigos y de que toda su importancia radica en que nos conduce hasta el amor por el Creador, también deberían pensar que el amor por los amigos debe conducirnos a la importancia del amor por el Creador.

 

Acerca del amor a los amigos

Acerca del amor a los amigos

Artículo Nº 2, 1984

1) La necesidad del amor por los amigos

2) ¿Cuál es la razón por la que elegí precisamente a estos amigos? ¿Y por qué los amigos me eligieron a mí?

3) ¿Debe revelar cada uno de los amigos su amor hacia la sociedad, o es suficiente con sentir amor dentro del corazón y profesar el amor a los amigos con discreción, sin necesidad de mostrar abiertamente lo que hay en su corazón? Se sabe que la discreción es algo de gran valor. Aunque también podemos decir lo contrario, que es obligatorio revelar a los amigos el amor que se tiene en el corazón, ya que mediante esta revelación uno despierta el corazón de su amigo hacia los otros amigos del grupo, para que ellos también sientan que cada uno de ellos profesa amor a los amigos. Y el beneficio de ello, es que de este modo, uno recibe una mayor fuerza para profesar el amor a los amigos con mayor intensidad y vigor, ya que la fuerza del amor de cada uno de ellos, está incluida en todos los demás. Conforme a eso, resulta que en lugar de tener, sólo una fuerza para profesar amor a los amigos, si el grupo está compuesto de diez miembros, cada uno está integrado de diez fuerzas de la necesidad, que comprenden que necesitan consagrarse al amor a los amigos. Pero si cada uno de ellos no revela al grupo, que está profesando amor a los amigos, entonces le falta la fuerza del grupo.

Esto es así porque es muy difícil juzgar a un amigo favorablemente. Cada uno piensa de sí mismo que es justo y que sólo él está consagrado al  amor a los amigos. De este modo uno no tiene más que una fuerza muy pequeña para practicar el amor al prójimo. De esto se desprende que precisamente este trabajo debe ser realizado explícitamente y no con discreción. Pero uno debe recordarse a sí mismo constantemente cuál es el propósito de esta asociación. De otro modo, el cuerpo tiende a desvirtuar el propósito, ya que el cuerpo siempre se preocupa de su propio beneficio. Por esa causa debemos recordar que el grupo fue establecido únicamente sobre el principio de alcanzar el amor al prójimo como trampolín hacia el amor al Creador. Y esto se alcanza justamente diciendo que uno necesita de la sociedad para poder otorgar a su amigo sin recibir nada a cambio.

Esto significa que no necesita a esta sociedad para que le otorgue ayuda y regalos, que le den satisfacción a las vasijas de recepción del cuerpo. No obstante una sociedad construida sobre el amor propio lo estimula solamente a desarrollar sus vasijas de recepción, porque la persona ve ahora, que tiene la oportunidad de incrementar su patrimonio, ya que con la ayuda de su amigo puede obtener posesiones materiales. Por el contrario, debemos recordar que esta sociedad ha sido establecida en base al amor al prójimo. Es decir, que todos y cada uno de sus miembros reciben de ella el amor al prójimo, y el odio a sí mismos. Y al ver que sus compañeros se esfuerzan en anularse a sí mismos y en amar al prójimo, eso causa que cada uno de ellos esté incluido en la intención de su amigo.

De ahí que si el grupo tiene diez miembros, por ejemplo, entonces cada uno tendrá diez fuerzas que practican la auto-anulación, el odio a sí mismo y el amor a los demás. De lo contrario, no sólo que uno permanece con una sola fuerza de amor al prójimo, pues no ve que los amigos lo estén practicando, ya que están practicando el amor al prójimo ocultamente, sino que además los amigos le hacen perder su fuerza y su deseo de seguir por el sendero del amor al prójimo. Y entonces él aprende de las acciones de ellos. Y de este modo cae bajo el dominio del amor propio.

4) ¿Debe conocer cada uno, cuáles son las necesidades de sus amigos, qué le falta a cada uno de sus amigos individualmente, para saber cómo les puede complacer, o es suficiente practicar el amor a los amigos en general?