La pantalla y las tres líneas

Extractos seleccionados del blog de Michael Laitman:

¿Qué es la pantalla?

Pregunta: ¿Qué es la pantalla? ¿De qué está hecha y cómo se la puede reconocer?

Respuesta: La pantalla es la fuerza que te da la posibilidad de pensar en los demás en vez de en ti mismo. Es cuando se adquiere una forma de pensar, sentir y decidir totalmente distinta. Por esto cuando se obtiene, parece que el hombre vuelve a nacer.

A esto se le llama un milagro: “El milagro de la salida del Egipto”, cuando salgo de mi deseo egoísta y de repente mis pensamientos comienzan preocuparse por los demás. Todos tus pensamientos empiezan a funcionar de esta forma.

Por ahora el cambio parece ser atemorizante. ¿Quién desearía esto? Quizás podemos hablar de ello, pero en nuestra realidad interna le tenemos un gran temor.

Sin embargo, este es el cambio que realizará la Luz Superior. No sé cómo lo hará. Sencillamente ocurrirá de la misma forma en que nos creó. Esta transformación en la persona se llama un milagro. La Luz que creó nuestro deseo puede también efectuar este “upgrade” en él.

 

¿Cómo funciona el Masaj (pantalla) espiritual?

Pregunta: ¿Cómo funciona el Masaj (pantalla) espiritual?

Respuesta: Por un lado, el Masaj no deja que la Luz superior entre en nuestro ego y trabajé con él. Es decir, mantiene y sostiene la restricción del deseo.

Por otra parte, gradualmente ajusta el atributo de otorgamiento de la Luz superior a nuestro deseo y al separarnos de los deseos previos, podemos adquirir nuevos deseos de amor y otorgamiento. El Masaj es la parte más importante del alma.

De la lección de Cabalá en ruso 18/dic/16

 

¿Qué es trabajar en tres líneas?

Pregunta: ¿Qué es trabajar en tres líneas?

Respuesta: Trabajar en tres líneas es la conexión mutua completa entre tus inclinaciones.

La línea izquierda es el deseo egoísta de recibir, de disfrutar. Al ascender por encima de ella, la persona restringe su uso.

Trabajar con la línea derecha significa recibir la Luz superior y usarla dentro de ti como atributo de otorgamiento.

La línea media es la combinación de las líneas izquierda y derecha dentro de ti. En la combinación correcta, puedes usar tu egoísmo sólo si está dirigido hacia el otorgamiento.

Pregunta: ¿Qué significa adquirir las letras del trabajo espiritual?

Respuesta: Significa adquirir una colección de relaciones correctas entre los amigos en el grupo.

De la lección de Cabalá en ruso 18/dic/16

Descubriendo la Ley General de la Naturaleza

El deseo de recibir es la materia de la creación, de su principio a su final.

Baal HaSulam, “Apertura de la sabiduría de la Cabalá,” Item 1

Cualquier cosa que queremos comprender, sentir o entusiasmarnos de ella, en algo, emotivamente, intelectualmente, o de cualquier otra manera – debemos estar con ella en la “misma onda”, en la misma cualidad. Para descubrir una onda de radio, por ejemplo, debemos crear dentro de un receptor de radio esa misma onda. Sólo entonces podremos captar la onda por fuera.

La fuerza general de la naturaleza es “deseo de dar”, otorgar – entregar abundancia. Sin embargo, nuestra naturaleza es “deseo de recibir placer y goce”, de- seo de gozar, para nosotros mismos únicamente. Nuestra naturaleza es egoísta. Así hemos sido creados, tal como nos lo revela la sabiduría de la Cabalá. Es decir, somos opuestos a la fuerza superior, contrarios a ella, y por eso no podemos sentirla. En absoluto.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Esto es, no podemos y no debemos destruir nuestra naturaleza, el “deseo de recibir”. Debemos seguir viviendo nuestras vidas de forma natural, y mientras tanto adquirir nuevos utensilios de captación adicionales.

Pero, ¿dónde puedo conseguir un aparato especial, que fuera de nuestra naturaleza original de – “recibir”, nos agregue también la nueva naturaleza de – “dar”? Aquí viene a auxiliarnos la sabiduría de la Cabalá. Ahora sólo recibimos, absorbemos, y si damos algo a alguien, es sólo después de haber calculado la conveniencia de hacerlo. Nuestra naturaleza no nos permite dar sin recibir algo a cambio, no nos provee de energía para realizar un acto que no nos recompensa. Dar 50 y recibir a cambio 100 – a esto si estamos dispuestos. Dar 80 y recibir a cambio 100, también estamos dispuestos. Pero dar 101 y recibir sólo 100 de regreso – imposible. Y esto no es solamente en cuestiones de dinero, por supuesto, o algún acto referente al prójimo, precisamente. Se refiere a cualquier movimiento, como lo explica Baal HaSulam:

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Es bien conocido por los sabios de la naturaleza que el hombre no hará ni el más mínimo movimiento sin fuerza motriz, es decir, sin beneficiarse a sí mismo en algo. Por ejemplo, cuando el hombre mueve su mano de la silla a la mesa es porque le parece que al colocar su mano sobre la mesa, disfrutará más. Y si no creyera esto, dejaría su mano sobre la silla durante todos sus setenta años de vida sin moverla de su sitio, ya que lo consideraría una gran molestia.

Baal HaSulam, artículo “La Paz”

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También aquellos que ayudan al prójimo más que otros, voluntariamente, en hospitales y sitios parecidos, lo hacen sólo porque al final de cuentas esto les provoca placer.

Baal HaSulam explica, que dentro de la humanidad existe siempre un quince por ciento de “altruistas de nacimiento”. Estas personas sienten al prójimo en una forma un tanto distinta que el resto, ellas sienten el dolor del prójimo como si fuera su propio dolor, y esta sensación los impulsa a intentar ayudar al prójimo. Está claro que también esta tendencia altruista, así como lo han comprobado estudios en el plano de la genética conductual, se apoya en una base egoísta que requiere corrección, pero está oculta a la vista. [1]

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«Toda la existencia de la persona no es más que recibir para sí misma, y por parte de la naturaleza de su creación no es capaz de hacer siquiera el mínimo acto a beneficio del prójimo. Sin embargo, para otorgarle al prójimo, debe esperar al fin de cuentas, conseguir de esta forma una recompensa fructífera.»

Baal HaSulam, “Artículo para la finalización del Zóhar”

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Para empezar a comprender cómo nos ayudará la sabiduría de la Cabalá a sentir la fuerza superior, observemos el ejemplo de un bebé que creció y se desarrolló. No hay proceso más natural que este, y por ello este ejemplo nos acompañará a lo largo de todo el libro.

Un niño nace, sale del vientre de su madre, y nosotros comenzamos a cuidarlo. Éste comienza a escuchar, a ver, a reaccionar. Aprende y evoluciona gracias a los ejemplos que nosotros le exponemos.

Si abandonáramos al niño en el bosque, este imitaría a los animales y crecería como un animal. Fuera de unos cuantos instintos y reflejos físicos que la naturaleza activa en nosotros, el resto llega del estudio.

¿Podremos, acaso, recibir este estudio sobre el sistema superior, el cual no sentimos? ¿Cómo podremos ahora ser como ese niño o incluso como una gota de semen, que desea nacer dentro de un nuevo atributo llamado “entrega”?

En otras palabras, de una gota de semen material se ha desarrollado un pequeño humano, un niño. Éste aprendió a través de ejemplos y se convirtió en un humano mayor. Y ahora, se revela en él una gota de semen espiritual llamada “punto en el corazón”. Se despierta en él un nuevo deseo de entender para qué vive, de llegar a lo que está más allá de la vida, conocer la fuerza que obra sobre él y lo activa. En el proceso de crecimiento material se desarrolló el ego y se perfeccionó su atributo de recepción para sí, mientras que en el proceso de crecimiento espiritual se desarrolla en nosotros el atributo de entrega.

Entonces, ¿qué nos falta para comenzar el proceso? Nos faltan ejemplos, nos faltan padres espirituales. Para ello es que se ha escrito el Libro del Zóhar. Como niños con sus ojos y boca ampliamente abiertos, que quieren probar y aprender todo lo de este mundo, así debemos nosotros referirnos al Libro del Zóhar, que nos provee de ejemplos sobre el atributo de entrega.

Cuanto más aprendamos a dar, así comenzaremos a asemejarnos a la fuerza general de la naturaleza, la fuerza del amor y la entrega. En el lenguaje de la Cabalá esto se llama “equivalencia de forma”. Este proceso sucede gradualmente. En la medida en la que nos asemejemos a la fuera general de la naturaleza, así estaremos más capacitados para sentirla.

 

Notas

[1] Cambios en la secuencia de ciertos genes influye en la capacidad del individuo de ser bondadoso con los demás – según el estudio del Profesor Richard Ebstein y el equipo de investigación en el campo de genética conductual. Ellos asumen que hay compensación inmediata en el comportamiento altruista – la persona que beneficia a su prójimo se compensa a sí misma liberando en su cerebro la materia química, dopamina, que le provoca buena sensación.
M. R. Bachner, I. Gritsenko, L. Nemanov, A. H. Zóhar, C. Dina & R. P. Ebstein,“Dopaminergic Polymorphisms As- sociated with Self-Report Measures of Human Altruism: A Fresh Phenotype for the Dopamine D4 Receptor”, Molecular Psychiatry 10(4), April 2005, pp. 333—335

Nosotros y la Naturaleza

Nos conviene aceptar las palabras de los cabalistas que dicen que el valor numérico de la “naturaleza” es equivalente a “Dios”.

Baal HaSulam, artículo “La Paz”

 

El Libro del Zóhar nos enseña que nos encontramos en un gran sistema llamado “Naturaleza” o “Dios”, solo que nosotros sentimos únicamente una pequeña parte dentro de este sistema, una parte que se denomina “este mundo”.

La meta de nuestra existencia es elevarnos por encima de los límites de este mundo y sentir todo el sistema de la naturaleza, la fuerza superior. Cuando lleguemos a ese peldaño, nos llenaremos de abundancia, placer y luz infinitos, de comprensión y sensación suprema, de sensaciones de equilibrio, de perfección y de armonía como las que existen en la naturaleza general.

Para entender lo que debemos hacer para llegar a todo este bienestar, nos recomienda el Zóhar observar el comportamiento de la naturaleza de manera un tanto más amplia de lo común.

Nuestro mundo es un mundo cerrado. Nosotros nos encontramos en un solo sistema general que todas sus partes están conectadas entre ellas. No podemos pensar que estamos por encima de todo, por encima de la naturaleza, y que podemos hacer todo lo que se nos antoja. Esta es una receta segura para la auto-destrucción. No podemos tampoco escaparnos de la naturaleza ya que somos parte inseparable de ésta. Por ello, debemos aprender la ley general de la naturaleza, y obrar según esta.

Nuestro impulso de desarrollarnos es maravilloso, pero debemos hacerlo de manera correcta, en dirección a una conexión sana entre nosotros y el resto de las partes de la naturaleza, de una manera que no intervenga en la armonía y el equilibrio general. Este es, de hecho, el fundamento de la sabiduría de la Cabalá.

El observar la naturaleza nos enseña que todos los cuerpos vivientes están construidos según el principio de la preocupación por el prójimo. Las células en el cuerpo vivo se unen unas a otras a través de una entrega mutua a favor de la vitalidad del cuerpo entero. Una célula que no considera su entorno y lo esclaviza para su propio beneficio, es una célula cancerosa. Una actividad egoísta de este tipo provoca, al final de cuentas, la muerte del cuerpo entero.

Al nivel inanimado, vegetal y animal, el individuo actúa para el bienestar general, y con ello encuentra su integridad. Sin actividad armónica de esta índole no es posible la existencia. Sólo la sociedad humana se maneja diferente… ¿Por qué? Porque a diferencia de los demás niveles en los que la ley de la naturaleza impone el equilibrio y la armonía, la naturaleza le ha dejado al hombre lugar para el libre albedrío, lugar para una participación consciente en la armonía general del sistema de la naturaleza.

Si participamos en el sistema incorrectamente, la corrupción que creamos en él vuelve a nosotros y es percibida como sufrimiento. Y así, de a poco, durante miles de generaciones, la naturaleza nos hace avanzar hacia la comprensión de que debemos aprender su ley general. Aprender, y al final, obrar según esta ley.

El problema está en que nosotros no sentimos la fuerza general de la naturaleza que obra sobre nosotros, la fuerza de amor y entrega llamada también “Creador”. Si bien en nuestra época, la ciencia está avanzando gradualmente hacia la revelación de que la naturaleza tiene intelecto y sentimiento, potencia de una sabiduría inmensa que sostiene y maneja todo, y de todas formas, dentro de nuestro ego, no queremos reconocerlo.

Pero el estado en el que está el mundo hoy demuestra que esta ceguera e insensibilidad del sistema general no pueden continuar. Baal HaSulam escribió sobre esto ya hace ochenta años: “es muy importante para nosotros, observar el comando de la naturaleza, saber qué nos exige, para que no nos castigue sin piedad.6

“Es muy importante para nosotros, observar el mandato de la naturaleza, saber qué nos exige, para que no nos castigue sin piedad”

(Baal HaSulam, artículo “La Paz”)

Maestros atemporales de Cabalá

A través de los siglos, muchos cabalistas han escrito libros profundos y hermosos. Pero nos gustaría enfocarnos en cuatro cabalistas muy especiales y sus libros. Estos hombres escribieron sus libros específicamente para ayudar a los principiantes a familiarizarse con la Cabalá. La excepción es el rabbi Akiva, que no nos dejó ningún libro. En cambio, nos regaló conceptos tan convincentes que continúan influyéndonos hoy.

Rabbi Akiva es la inspiración y el modelo a seguir para todos los cabalistas de su época: I y II siglo AC. Tras Rabbi Akiva, llegaron el rabbi Shimon Bar-Yochai (Rashbi), quien nos dejo el Libro del Zóhar. Luego, catorce siglos después vino el rabbi Isaac Luria (El Sagrado Ari), cuyo legado fue El Árbol de la Vida; y por último rabbi Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), cuyo Libro de los Diez Sefirots es un libro único, sin el cual un estudiante contemporáneo de Cabalá no puede alcanzar la espiritualidad.

Estos grandes cabalistas adaptaron sus textos a sus generaciones. Por lo tanto, el lenguaje varía para adaptarse a los niveles de percepción de sus contemporáneos. Pero el mensaje es siempre el mismo: el lema de Rabbi Akiva: “Ama al prójimo como a ti mismo”. Este mensaje nos devuelve al mensaje de Abraham de que solo a través de la unidad y la unión derrotaremos el egoísmo, alcanzaremos al Creador y encontraremos una vida física y espiritual. Bienaventuranza espiritual.

Expondremos ahora las historias personales de estos pilares de la espiritualidad.

Rabí Yehuda Leib Halevi Ashlag (Baal HaSulam) (1884-1954)

Rabí Yehuda Ashlag es mejor conocido como Baal HaSulam(Propietario de la Escalera) por su comentario Sulam (Escalera) sobre El Libro del Zohar. Baal HaSulam pasó toda su vida interpretando la sabiduría de la Cabalá, innovando y difundiéndola a través de Israel y el mundo entero. Baal HaSulam adaptó la Cabalá Luriánica del ARÍ para nuestra generación, y al hacerlo, facilitó el estudio de las raíces de la realidad en la que existimos, para todos, de modo que podamos percibir el propósito supremo de la vida.

Puesto que Baal HaSulam vivió en una época en la que el mundo ya estaba preparado para conocer la Cabalá, sus escrituras conllevan un carácter claramente “multinacional”. Baal HaSulam predijo procesos tales como, la caída del comunismo en Rusia y la globalización, mucho antes de que éstos fueran presenciados por el resto del mundo, y los presentó dentro del contexto de la corrección espiritual de la humanidad.

Baal HaSulam nació en Varsovia, Polonia, y estudió Cabalá con Rabí Yehoshua de Porsov. En 1921, emigró con su familia a Israel (llamada Palestina en ese entonces) y se afincó en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Las novedades sobre su llegada se propagaron rápidamente por la ciudad, y poco después, Baal HaSulam se hizo conocido por sus conocimientos sobre Cabalá. Poco a poco, se fue formando un grupo de alumnos a su alrededor, quienes llegaban a su casa en la medianoche para estudiar Cabalá. Más tarde, Baal HaSulam se trasladó de la Ciudad Vieja de Jerusalén a otro barrio de Jerusalén, Giv’at Shaul, donde por varios años brindó servicios rabínicos.

SUS PRINCIPALES OBRAS

Sus dos escritos más sobresalientes, fruto de largos años de labor, son El Estudio de las Diez Sefirot (TES), basado en los escritos del ARÍ, y El Libro del Zohar con el Perush Ha Sulam Comentario Sulam (Escalera). La publicación de las dieciséis partes de El Estudio de las Diez Sefirot comenzó en 1937. El Libro del Zohar con el Comentario Sulam fue publicado con dieciocho volúmenes entre los años 1945-1953. Luego, Baal HaSulam escribió tres tomos adicionales en los que interpretó El Nuevo Zohar. La publicación de esta última interpretación fue completada en 1955, después de su muerte.

En la introducción a su comentario sobre El Libro del Zohar, Baal HaSulam explicó por qué lo tituló “La Escalera”. “Nombré mi interpretación El Sulam (Escalera), para indicar que el rol de mi comentario es como el rol de cualquier otra escalera, en que si tienes un desván lleno de todo lo mejor, sólo necesitas una escalera por la que puedas escalar, y toda la abundancia del mundo se encontrará en tus manos”.

Baal HaSulam elaboró una serie de introducciones que ayudan al alumno a iniciarse en el estudio eficaz de los textos cabalísticos, y que clarifican el método de estudio. Entre ellos se encuentran “El Prefacio al Libro del Zohar”, “Introducción al Libro del Zohar”, “Prefacio a la Sabiduría de la Cabalá”, “Prefacio al Comentario Sulam”, “Prefacio General a El Árbol de la Vida” e “Introducción al Estudio de las Diez Sefirot”.

En 1940, Baal HaSulam publicó el primer y último numero de diario llamadoHaUmá (La Nación). El diario fue cerrado por las autoridades del Mandato Británico después de haber recibido información tendenciosa para impedir su publicación. En sus últimos años, creó Los Escritos de la Última Generación, en los que analizó diversos tipos de gobiernos, y delineó un plan detallado para la construcción de la sociedad correcta del futuro.

PROPAGACIÓN

Baal HaSulam no se satisfizo con simplemente poner sus ideas por escrito, sino que trabajó arduamente para promoverlas. Este esfuerzo lo llevó a encontrarse con figuras prominentes del Israel de entonces, tales como David Ben Gurión, Jaim Najman Bialik, Zalman Shazar, y muchos más.

David Ben Gurión, el Primer Ministro inicial de Israel, escribió en sus diarios que se encontró con Baal HaSulam varias veces, y que estos encuentros lo sorprendieron porque “Yo quería hablar con él sobre Cabalá, y él, sobre el socialismo”.

“Hemos llegado a un grado tal que el mundo entero es considerado una colectividad y una sociedad. Es decir, puesto que cada una de las personas del mundo extrae su médula vital y su sustento de todos los seres del mundo, se encuentra forzada a servir y cuidar del bienestar del mundo entero. …Por lo tanto, es totalmente inconcebible que exista la posibilidad de establecer buenas y felices reglas de vida de una manera pacífica en un país, mientras éste no sea el caso en los demás países del mundo”. -Baal HaSulam, “Paz en el Mundo”

Baal HaSulam se enfrentó a enormes dificultades para imprimir sus libros. Podemos comprender  la importancia que él atribuía a la impresión y diseminación de la Cabalá al leer la descripción del Profesor Shlomo Giora Shoham sobre su reunión con Baal HaSulam en el comienzo de los años 1950. A continuación, un extracto del periódico Haaretz, publicado el 16 de diciembre, 2004:

“Un día en la Jerusalén de principios de 1950, Shlomo Shoham, quien más tarde fuera criminólogo y autor, acreedor del Premio Israel, dispuso buscar al cabalista Rabí Yehuda Ashlag. …En aquel entonces, Ashlag estaba intentando imprimir HaSulam (literalmente, La Escalera), su traducción a hebreo y comentarios sobre El Libro del Zohar… Cada vez que lograba reunir un poco de dinero, de pequeñas donaciones, imprimía más partes de su HaSulam.
´Lo encontré parado en un edificio dilapidado, apenas una choza que alojaba una vieja imprenta. No disponía del dinero necesario para pagarle al cajero, por lo que hacía la composición tipográfica él mismo, letra por letra, vigilando personalmente el proceso de impresión durante varias horas a la vez, a pesar del hecho que ya contaba con más de 60 años de edad. Ashlag era claramente un Tzadik (un hombre de virtud, justo), una persona humilde, de rostro radiante. Pero era una figura totalmente marginada y terriblemente empobrecida. Más tarde, me enteré que él pasaba tanto tiempo componiendo la tipografía, que el plomo usado en el proceso de imprenta le causó daños a su salud’ ”.

Tuvo que pasar más de medio siglo para que su grandeza fuera reconocida, pero hoy, sus logros son muy conocidos. En años recientes, su enseñanza ha ido despertando mayor interés, y cientos de miles de personas en todo el mundo estudian sus obras, las cuales han sido traducidas a muchos idiomas. Ahora, cualquiera que abrigue el verdadero deseo de elevarse hacia el mundo espiritual, podrá lograrlo fácilmente, gracias a él.

Baal HaSulam era un individuo complejo y fascinante, un liberal bien instruido. Estaba muy involucrado en los eventos globales de la misma manera que lo estaba en los eventos que ocurrían en Israel, donde vivía. Su forma de ver las cosas son consideradas revolucionarias y de gran alcance, aún hoy. Baal HaSulam falleció en 1954, pero sus ideas siguen viviendo, habiendo sido perpetuadas por su primogénito y sucesor, Rabí Baruj Shalom Ashlag.

Isaac Luria – El Sagrado Arí (1534-1572)

En el lapso de apenas un año y medio, Isaac Luria (el Sagrado Arí ) revolucionó la Cabalá haciéndola accesible a todos.

La vida de Rabí Isaac Luria (El Sagrado Arí ), –el cabalista más importante del siglo XVI, y uno de los más influyentes personajes en la historia y evolución de la sabiduría de la Cabalá– está envuelta en misterio y leyendas. Nació en Jerusalén en 1534 y falleció a la temprana edad de treinta y ocho años, tras caer enfermo por una epidemia en el verano de 1572. A los ocho años perdió a su padre y su familia quedó desamparada. Desesperada, su madre se llevó al joven Isaac a vivir con su tío en Egipto, donde permaneció muchos años hasta su llegada a Safed.

Siendo joven, solía encerrarse en su habitación durante horas, incluso días, sumergido en el estudio de El Libro del Zóhar, el más importante libro de Cabalá, tratando de entender sus sutilezas. Las leyendas describen cómo el ARÍ fue merecedor de “la revelación de Elías” (una revelación espiritual única), y que estudió El Zóhar “de él”. Para el Arí , El Libro del Zóhar era el mundo entero. Safed, capital de los estudios cabalísticos en el siglo XVI, atraía muchos asiduos, además, por estar situada en el área del Monte Merón, donde yacen los restos de Rabí Shimon Bar-Yojai, autor de El Libro del Zóhar.

El año que el ARÍ abandonó Egipto y fue a Safed, un crudo invierno golpeó Egipto. Lluvias torrenciales provocaron inundaciones, y el Nilo desbordó sus riberas, dejando las ciudades bajo un manto de lodo y agua.

Cuenta una leyenda que en una de las noches más tormentosas de ese temible invierno, el Profeta Elías se reveló al Arí . Éste, según dicho relato, le dijo “Tu fin está cerca. Vete de aquí, y lleva a tu familia a la ciudad de Safed, donde eres esperado con ansias. Allí encontrarás a tu discípulo, Jaim Vital, a quien transmitirás tu sabiduría, nombrarás como tu sucesor, y quien tomará tu lugar”. Elías también le reveló al Arí : “Tan sólo viniste a este mundo para corregir el alma de Rabí Jaim Vital, ya que esta alma es preciada”.

Así, en el año 1570, en pleno invierno, el Arí fue a Safed. Tenía treinta y seis años, y le quedaban dos de vida.

REVOLUCIONARIO Y CABALISTA

Los cabalistas ocultaron la sabiduría de la Cabalá durante 1500 años antes del Arí . Se levantaban a media noche, encendían una vela y cerraban las ventanas para que sus voces no se oyeran fuera. Abrían reverentemente los libros de Cabalá y se sumergían en ellos, tratando de desentrañar las verdades ocultas.

Su estudio era secreto, enseñado a puerta cerrada. Los cabalistas temían que éste fuera mal interpretado. “La generación“, afirmaban, “no está lista todavía”. La humanidad esperó muchos siglos al maestro adecuado para abrir las puertas de la sabiduría de la Cabalá al público. Finalmente, con la llegada del Arí a Safed y la consiguiente exposición de El Libro del Zóhar, se dio la pauta para revelar los secretos de la Cabalá entre las masas.

Es difícil dimensionar la importancia y estatura del Arí ; en apenas año y medio, dejó una profunda huella en la historia del pensamiento cabalístico, aún sin escribir una sola palabra, ya que todos sus conocimientos fueron transmitidos a través de Rabí Jaim Vital, primer estudiante del Arí y único sucesor, quien a su vez, fue incapaz de publicar todos sus escritos mientras vivía. Fueron elaborados por sus parientes y estudiantes en los siglos posteriores.

Entre los primeros escritos de Rabí Vital se encuentra el libro Etz Jaim (Árbol de la Vida), que presenta las enseñanzas cabalísticas del Arí en un estilo claro y simple.

Otra notable publicación es Ocho Puertas, una serie de ocho libros que describen —entre otras cosas— el concepto de reencarnación.

Cuando el Arí llegó a Safed, organizó un grupo de cabalistas conocido como “Los cachorros del León”, incluyendo a algunos de los más ilustres de la época: Rabí Shlomo Elkabetz, compositor de la famosa canción, Lejá Dodí (ve, Mi amado), y el gran cabalista Rabí Moisés Cordovero (el Ramak), quien es considerado el primero en reconocer la grandeza del Arí ; además de ser su amigo y estudiante.

Antes de fallecer, el Ramak dijo a sus estudiantes: “Sabed que hay un hombre, aquí sentado, que se elevará tras de mí e iluminará los ojos de esta generación con la sabiduría de la Cabalá… en mis días, los canales estaban bloqueados… y en sus días, los canales serán revelados… y sepan que es un gran hombre, una chispa del Rashbi [de Rabí Shimon Bar-Yojai]”.

Parece que el Ramak tenía al Arí designado como su sucesor, e instruyó a sus estudiantes que lo aceptasen como maestro.

El Arí fue el precursor de una nueva era humana y espiritual. No sólo uno de los grandes cabalistas, sino el primero a quien se le dio “permiso desde lo Alto” para revelar la sabiduría de la Cabalá a las masas.

Su habilidad para transformar la Cabalá de un método para unos pocos escogidos a un método para todos, le convierte en un gigante por siempre.

Rabbi Akiva

“Ama a tu projimo como a ti mismo” (Levitico 19:18), Rabí Akiva dice: “es una gran regla de la Torá”

Rabí Akiva vivió en los siglos I-II EC; fue el sabio más prominente de su tiempo. Era un destacado pedagogo, el más prestigioso cabalista de su época, quien participó en la elaboración de los escritos espirituales esenciales de su época: la Mishná y la Halajá. Al mismo tiempo, Rabí Akiva desempeñó el gran papel de líder espiritual en la rebelión de Bar-Kojba, y fue el que le reveló al mundo la ley del amor.

Hasta la edad de cuarenta años, Rabí Akiva era un pastor iletrado que llevaba una vida común. Jamás soñaba que algún día ésta cambiaría dramáticamente.

EL MOMENTO DECISIVO

Hasta ese momento determinante, Rabí Akiva trabajaba como el pastor de Kalba Savua. Alrededor de la edad de cuarenta, comenzó a sentir un impulso incontrolable de saber el significado de la vida y descubrir las reglas que la gobiernan. En ese entonces, se encontraba envueltorománticamente con Rachel, la hija de Kalba Savua, uno de los hombres más ricos y respetados de la Jerusalén de la época. El padre de Rachel no estaba feliz con el deslumbramiento de su hija hacia un “simplón”, pero como sucede en las mejores novelas, el amor prevaleció, y losenamorados se casaron en contra de la voluntad del padre.

Según el Talmud (un comentario sobre la Mishná), fue Rachel quien animó a Rabí Akiva a dejar su hogar e ir a estudiar Cabalá del más grande cabalista de esos tiempos. En su corazón, Rachel sabía que solamente así su marido encontraría las respuestas a sus preguntas. Le hizo jurar que no volvería antes de haber alcanzado las leyes del Mundo Superior. Y así, con la bendición de su esposa, comenzó el sendero espiritual de Rabí Akiva.

Estudió bajo la tutela de tres cabalistas: Rabí Elazar, Rabí Yehoshua, y el sabio Najum de Gamzu. Rabí Akiva ascendió los peldaños de la escalera espiritual, nivel por nivel, y gradualmente sobrepasó a sus maestros, llegando a ser el más destacado cabalista de su generación.

Una vez que aprendió de sus mentores todo lo que pudo, Rabí Akiva estableció su propio seminario. Su sabiduría se propagó de boca en boca, y 24,000 estudiantes de todo el país vinieron a aprender de él.

DESCUBRIENDO LA LEY DEL AMOR

Los métodos extraordinarios de enseñanza de Rabí Akiva establecieron el amor fraternal entre sus discípulos.

La realidad corporal cumple la misma ley de amor –el Creador– que gobierna los reinos espirituales. Por lo tanto, cuando una persona actúa conforme a la ley del amor, se encuentra en balance con la Naturaleza, y se siente tan plena y eterna como ella. Pero cuando actuamos por amor propio en lugar del amor fraternal, terminamos sufriendo,y nos sentimos desdichados.

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La felicidad o la infelicidad no nos llegan desde fuera de nosotros mismos; son el resultado directo de nuestra similitud con la Naturaleza (el Creador). El Creador nos da nada más que cosas buenas porque Él es una fuerza de amor. Pero si somos opuestos a Él, no podemos recibirlas. Esta es la causa de todo dolor y desgracia en el mundo.

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Rabí Akiva descubrió que la ley de la Naturaleza, la ley de amor, es fija e invariable. Aprendió que cuando cambiamos nuestra actitud hacia los demás, súbitamente empezamos a sentir el cambio también en toda la realidad. Él reconoció que las relaciones egoístas son la causa de todo el sufrimiento en el mundo.

El ego, o como lo llaman los cabalistas, “amor propio”, nos encierra dentro de la realidad limitada que sentimos, y no nos permite adentrarnos en el reino eterno y espiritual de la vida. 

La única manera de experimentar lo eterno es cambiando nuestra actitud hacia los demás. Rabí Akiva resumió sus hallazgos en su famosa máxima, “Ama a tu amigo como a ti mismo; esta es una gran ley en la Torá (enseñanza)”.

LA REVUELTA DE BAR-KOJBA

En el año 132 AC, bajo el liderazgo de Shimon Bar- Kojba, el Reino de Judea se rebeló contra los romanos. Parecía que éstos iban a superar la situación, cuando los romanos fueron forzados a retirarse. Desesperados, los romanos pidieron auxilio, y cuando llegaron las nuevas tropas, el equilibrio de fuerzas cambió. Los romanos destruyeron todo lo que se les atravesó en el camino y conquistaron el Reino de Judea. Decenas de miles de judíos fueron aniquilados, y los que fueron tomados en cautiverio fueron vendidos como esclavos.

El aplastamiento de la rebelión de Bar-Kojba fue el comienzo de uno de los más significativos períodos en la historia de la Cabalá. La ruina física de Judea fue una manifestación del declive espiritual de su pueblo, y el más notable símbolo de esa decadencia fue la construcción de la ciudad pagana Aelia Capitolina sobre las ruinas de Jerusalén.

Los cabalistas que continuaron enseñando a pesar de la destrucción fueron torturados hasta la muerte, y Rabí Akiva iba a convertirse en una de estas víctimas. Él siguió enseñando y compartiendo la sabiduría de la Cabalá, hasta que al final, también él fue capturado por los romanos. Estos lo mandaron a una prisión en Cesarea donde fue ejecutado brutalmente por el comisario romano.

DOS GOLPES ASESTADOS AL TRABAJO DE RABÍ AKIVA

En los últimos 5,000 años, aproximadamente, la humanidad experimentó cinco estallidos de egoísmo. Cada uno de estos estallidos se manifestó en que las personas empezaron a desear más de lo que deseaban antes, cambiando así el rumbo de la historia.

El primer estallido de egoísmo ocurrió en Babilonia, en los tiempos de Abraham el Patriarca. El segundo, en la época de Moisés, y el tercero, en los tiempos de Rabí Akiva. Como resultado de esta última explosión de egoísmo, el amor fraternal que había entre los discípulos de Rabí Akiva fue destronado por el odio gratuito. Esto condujo al deterioro espiritual de sus estudiantes, quienes perdieron, como consecuencia, la habilidad de percibir el mundo espiritual, permaneciendo limitados a la percepción de este mundo, únicamente.

Después que los alumnos cayeron en el odio sin sentido, sufrieron otro golpe. Fueron atacados por una plaga que mató a todos, salvo cinco de los 24,000 alumnos de Rabí Akiva. Los cinco restantes sobrevivieron porque mantuvieron su sentido de amor fraternal. Uno de estos cinco sobrevivientes de la plaga era el hombre que estaba destinado a seguir las enseñanzas de Rabí Akiva y ponerlas por escrito. Su nombre, Rabí Shimon Bar-Yojai, quien más tarde escribiría El Libro del Zóhar.

Rabbi Shimon Bar-Yochai (Rashbi)

Únicamente a un hombre le fue concedido el conocimiento espiritual que los cabalistas habían acumulado por 3600 años antes de su tiempo; en el siglo II de la EC. Rabí Shimon Bar-Yochai (Rashbí) depositó todo en papel y lo escondió dado que la humanidad aún no estaba preparada. Hoy ha llegado el momento para la revelación de El Libro del Zóhar.

Rabí Shimon Bar-Yochai (Rashbí), autor de El Libro del Zóhar (Esplendor) fue un Tana — un gran sabio en los primeros siglos de la Era Común. Él también fue discípulo directo de Rabí Akiva. El nombre de Rashbí se encuentra ligado a numerosas leyendas, y es mencionado constantemente en el Talmud y en el Midrash, los textos sagrados hebreos de su tiempo. Vivió en Sidón y en Merón, y estableció un seminario en Galilea Oeste.

Rashbí nació y creció en la Galilea (una región montañosa en Norte de Israel hoy en día). Incluso cuando niño, no era como los otros niños de su edad. Preguntas como, “¿Cuál es el propósito de mi vida?” “Quien soy yo?” y “¿Cómo está construido el mundo?” lo afligían, demandando una respuesta.

En esos días, la vida en la Galilea era muy dura: los romanos perseguían a los judíos y continuamente inventaban nuevas leyes para hacerles la vida miserable. Entre estas leyes estaba un decreto que prohibía a los judíos estudiar la Torá (entonces sinónimo de Cabalá). A pesar de la prohibición romana, sin embargo, Rashbí se sumergió en la Cabalá y trató de entender sus sutiles enseñanzas.

Él sintió que detrás de las historias bíblicas yacía un profundo y oculto significado, que tenía las respuestas a sus persistentes preguntas. Gradualmente, Rabí Shimon llegó a darse cuenta que tenía que encontrar un maestro que hubiera atravesado el Camino, ganando experiencia, y pudiera guiar a otros a subir la escalera espiritual. Decidió reunirse con el grupo del más grande cabalista de su tiempo —Rabí Akiva— una decisión que terminó siendo un momento álgido en la vida de Rashbí.

DE ESTUDIANTE A FUGITIVO

Rabí Shimon fue un ávido y devoto estudiante, acuciado por el deseo de descubrir la Fuerza Superior. En poco tiempo, fue uno de los mejores estudiantes de Rabí Akiva. Estudió con él durante trece años, y alcanzó el más alto grado en la escala espiritual. La revuelta de Bar-Kojva abruptamente terminó los magníficos días del seminario de Rabí Akiva. Casi todos sus 24,000 estudiantes murieron por plagas, y en fieras batallas contra los romanos. De todos ellos, sólo cinco sobrevivieron, y Rashbí estaba entre ellos, siendo uno de los líderes de la revuelta contra el régimen romano en la Tierra de Israel. Su resistencia llegó a ser aún más fiera e inflexible cuando se enteró que su maestro, Rabí Akiva, había sido brutalmente ejecutado.

En el Talmund está escrito que una vez, cuando Rashbí hablaba contra el régimen romano, otro judío que escuchaba alertó a las autoridades romanas. En consecuencia, fue juzgado en ausencia y sentenciado a muerte. El emperador romano envió hombres para buscarlo, pero para su decepción, Rashbí parecía haberse desvanecido en el aire.

LA CUEVA DE PIQUI´IN

Cuenta la leyenda que Rashbi y su hijo huyeron a la Galilea, y se escondieron en una cueva en Pequi´in, una villa en el norte de Israel, permaneciendo allí por trece años. Durante ese tiempo, profundizaron en los secretos de la sabiduría de lo oculto. Sus esfuerzos cosecharon éxito, y descubrieron el sistema entero de la Creación.

Después de trece años en una cueva, Rashbí escuchó que el emperador romano había muerto. Finalmente podía tener un suspiro de alivio. Tras dejar la cueva, juntó nueve estudiantes y fue con ellos a otra pequeña cueva en Merón, conocida como Idra Rabba (Gran Asamblea). Con su ayuda, escribió El Libro del Zóhar, el libro más importante de Cabalá.

Baal HaSulam describió a Rashbí y sus estudiantes como los únicos seres que alcanzaron la perfección, los 125 grados espirituales que completan la corrección de un alma. Cuando terminó su comentario de El Libro del Zóhar, Baal HaSulam realizó una comida festiva para celebrar su conclusión. En la celebración, indicó que “…antes de los días del Mesías, es imposible conseguir los 125 grados… excepto para el Rashbí y sus contemporáneos… ”, refiriéndose a los autores de El Libro del Zóhar. Ellos consiguieron los 125 grados, aun cuando vivieron antes de los días del Mesías. Debido a esto, a menudo encontramos en el Zohar que no habrá una generación como la del Rashbí hasta la llegada del Rey Mesías.

Por esta razón su composición causó tanto impacto en el mundo, puesto que los secretos de la Torá en ella describen el nivel de cada uno de los 125 grados. Se dice también en el Zóhar que estos no serán revelados excepto en los últimos días, queriendo decir los días del Mesías”.

UNO ENTRE MILLONES

Rashbi fue un alma única, cuya tarea fue la ayudar a cada criatura a conectarse con la Fuerza Superior. Este tipo de alma desciende a nuestro mundo y se viste en los más grandes cabalistas. Cada vez que aparece un alma así, promueve a la humanidad a un nuevo grado espiritual y deja su huella en los libros de Cabalá, que sirven a las siguientes generaciones.

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“Esta composición, llamada El Libro del Zóhar, es como el Arca de Noé: había muchos tipos, pero esos tipos y familias no podían existir a menos que entraran al arca. … Así, los justos entrarán en el secreto de la Luz de esta composición para persistir, y así es la virtud de la composición, que inmediatamente cuando uno se involucra … lo atraerá como un imán atrae al hierro. Y entrará en él para salvar su alma y espíritu y su corrección «.

–The Rav Kook, Ohr Yakar (Luz Brillante)

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El Libro del Zóhar es sin duda una de las composiciones más famosas del mundo. Ha sido el tema de miles de historias, y aunque fue escrito hace casi dos mil años, el libro aún está envuelto en el misterio. La fascinación que lo rodea es tan grande que, a pesar de que el libro es completamente incomprensible para nuestra generación sin una interpretación adecuada, millones de personas intentan diligentemente explorar sus secretos.

Shamati 173 ¿Por qué decimos «Lejaim»?

Lo escuché durante una comida de Shabat, Parashat Ajaréi-Kedoshim, día 23 del Conteo de Ómer; 7 de mayo de 1949

Él dijo respecto al Lejaim (“por la Vida”); expresión que se dice cuando se bebe vino, nuestros sabios dijeron: “Viento y vida de acuerdo con los sabios y sus discípulos”. Esto,  supuestamente, nos deja perplejos. ¿Por qué es precisamente con respecto a nuestros sabios, y respecto a los ignorantes no?

Resulta que al decir Lejaim se está haciendo referencia a la “vida superior”. Cuando bebemos vino, debemos recordar que el vino alude al vino de la Torá; nos recuerda que debemos atraer la Luz de la Torá, llamada vida. Sin embargo, nuestros sabios denominan a la vida corporal como: “los malvados son llamados muertos en vida”.

Por lo tanto, son justamente nuestros sabios los que pueden decir “vino y vida”. Quiere decir que ellos son los únicos que están calificados para atraer la vida espiritual. En cambio, las personas ignorantes no tienen los medios con los cuales atraerla (y quizás, “de acuerdo con nuestros sabios” signifique “de acuerdo a la opinión de nuestros sabios”. Es decir,  que la vida, lo que ellos denominan “vida” se refiere a la vida espiritual).

El mundo fue Creado para Mí

Capítulo 6 del libro «Abriendo el Zóhar»

Aquel que anula, lo hace desde su propio defecto

Talmud Babilónico, Kidushin 70, 72

 

No es casualidad que hayamos sido creados como criaturas que perciben la realidad como si ésta fuera dividida en dos partes – yo y lo que está por fuera de mí. Si nuestra percepción fuera solamente interna, no podríamos jamás elevarnos sobre nuestro ego hacia el atributo de amor y otorgamiento. Nos quedaríamos estancados en un solo sitio, dando vueltas alrededor de nuestro propio rabo.

He aquí un ejemplo: cada uno de nosotros tenemos tendencias egoístas como dominio y soberbia, de algún nivel. Cuando se trata de nosotros, no nos percatamos de estas tendencias, pero cuando vemos a otros actuando desde ese impulso de dominar o de soberbia, generalmente nos indigna mucho, y siempre tendremos algo para decir al respecto.

De un principio, llevamos el rechazo y el odio hacia los demás como algo impreso en nosotros. Esto es para permitirnos ser imparciales y definir sabiamente y por medio de la crítica, nuestra actitud respecto a estas tendencias. Nuestro ego, tal como un estricto y astuto juez, nos ayuda a investigar el mal que se revela a nuestra vista en los demás, juzgarlo con mucha precisión y profundidad, llegar a cada uno de sus detalles.

La primera percepción externa nos abre los ojos, nos permite identificar cosas malas primeramente fuera de nosotros, y sólo después comprender que en realidad todo se encuentra en nuestro interior. De esto se dice: “Aquel que anula, lo hace desde su propio defecto”. Pero estamos destinados a revelar que no es que “aquel es dominante y aquella soberbia”, etc., sino que nosotros los vemos así por nuestro deseo corrupto.

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El propósito de los deseos de la creación es de otorgar a Sus criaturas, para que puedan conocer su autenticidad y grandeza, y recibir todo el gozo y el placer que Él ha preparado para ellas,

Baal HaSulam, “Introducción al Libro del Zóhar, punto 39

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Lo dicho, el deseo es la causa que forma en nosotros la percepción de la realidad. Ahora intentaremos entender de qué partes está compuesto el deseo, por qué hemos sido creados precisamente así, y cómo podremos cambiar nuestra realidad para bien.

En el proceso, descubriremos por qué se despiertan en nosotros sentimientos como el odio y el amor por los que nos rodean, qué nos provoca alegrarnos cuando a alguien le va mal y qué nos hace envidiar al vecino cuando compra un vehículo nuevo… Y en general, si el propósito de la Creación es acercarnos al bien, ¿por qué nos parece todo el tiempo que todo va empeorando?

El Libro del Zóhar explica que, en realidad, nos encontramos en un sistema perfecto que fue creado por el Creador. Toda la materia de la Creación es deseo de recibir, y el sistema perfecto es realmente el deseo general que fue creado. Este deseo se llama también “alma general” o “alma de Adam Rishón (primer hombre)”. Pero el alma general ha sido rota por el Creador en muchas partículas. En cada uno de nosotros se encuentra sólo una partícula rota del alma general.

Antes del rompimiento, todos sentíamos este sistema como miembros de un solo cuerpo. Todo era perfecto e ilimitado, y por eso el sistema se llamaba entonces “Ein Sof” (Infinidad). En el mundo de Ein Sof están todas las partes del sistema unidas en amor y llenas de luz. Solo que el Creador proyectó sobre el sistema 125 “filtros” (ocultamientos, encubrimientos), de forma tal que ahora no es posible sentir que allí hay luz. Es como una linda imagen sobre la que se ha puesto un nailon manchado, y sobre este otro nailon con otras manchas, y otro nailon, de forma tal que la imagen original se va desvaneciendo.

Nosotros nos encontramos en la capa más exterior y no podemos sentir en absoluto las capas anteriores, y por eso es que el contacto entre nosotros está completamente desbaratado. En vez de sentir el amor que nos conecta al mundo de Ein Sof, hay entre nosotros odio y rechazo. No sentimos la conexión general entre nosotros, estamos desconectados y separados.

El Creador desea que volvamos por nuestros propios medios por todos esos filtros al estado bueno e iluminado, al mundo de Ein Sof. Este es el plan de desarrollo de la Creación, y está dividido en tres estados:

  • Estado A – el estado primario (mundo de Ein Sof)
  • Estado B – el estado del rompimiento (este mundo)
  • Estado C – el estado perfecto que debemos crear nosotros mismos (regreso al mundo de Ein Sof)

Esto es muy parecido a lo que hacemos con nuestros niños – dibujamos una imagen, la cortamos en partes, y entonces se las damos para que compongan el rompecabezas. Ese proceso de armar desarrolla al niño.

Como resultado del rompimiento, en nuestro mundo, el deseo (el “Kli” – vasija) de cada persona se divide en dos partes principales:

  • Kelim (plural de vasija) internos – raíz, alma y cuerpo
  • Kelim externos – vestimenta y palacio (templo)

Yo siento mis Kelim internos como mi propio “yo”, y por eso me preocupo por ellos. Los Kelim externos los percibo como extraños, o sea que no me pertenecen. Los Kelim internos y los externos son opuestos unos a otros, y por eso, cuanto más amo mis Kelim internos, más odio mis Kelim externos.

¿Por qué? Porque entre estos dos tipos de Kelim pasa el “límite del rompimiento” – como una división que me provoca mirar hacia afuera sólo pensando “¿qué puedo llevarme de allí para beneficiarme a mí mismo?, ¿qué recibo de esto?” Esta división me obliga a referirme a los demás de manera egoísta, desde el deseo de explotarlos.

Yo siempre evalúo mi estado según la diferencia entre mí y todo el mundo. Y por eso – aunque pareciera raro y sorprendente – cuanto más mal haya en el mundo, mejor me sentiré, con la condición de que esto no sea un peligro para mi seguridad personal.

Yo no puedo tolerar el llenado en los Kelim exteriores. Yo no puedo permanecer indiferente ante los demás o comportarme como si no me importara de ellos; y el éxito de los demás me duele demasiado, realmente me devasta. Todo el tiempo hago comparaciones.

Por ejemplo, si yo gano 2,000 dólares al mes y los que me rodean ganan 1,000 dólares al mes, siento una gran satisfacción. Pero si alguien ganara 4,000 dólares al mes – sentiría una gran desilusión. No puedo desconectarme de este pensamiento y contentarme con lo que tengo, porque es muy importante para mí que los demás tengan menos.

No podemos, simplemente, ignorar estos Kelim externos, porque nosotros sí los sentimos como nuestros. Sería comprensible si no hubiera entre nosotros una conexión, pero el rompimiento creó entre nosotros una conexión negativa, que aunque no hagamos nada malo uno al otro, la fuerza del rompimiento nos convierte, en realidad, en enemigos.

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Lo semejante en todas las creaturas del mundo es que cada uno de nosotros está a punto de explotar a cada una de las creaturas para su beneficio personal, por todos los medios que están a nuestro alcance, y sin considerar absolutamente que uno está por construir- se sobre la destrucción de otro.

Baal HaSulam, artículo “Paz en el mundo”

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La comprensión de cómo marchan estas cosas es muy importante, porque nos sirve de herramienta para el cambio, como palanca para el desarrollo. Veremos otros ejemplos, que justamente por ser tan extremos, podremos mediante ellos, enfatizar la comprensión del asunto.

El terrorista que planeó la explosión de las torres gemelas, después de enterarse del resultado de sus actos, siente más o menos algo así: “¿Sólo murieron 3,000 personas? Qué pena que no fueron más. ¡Y se lo merecen, estos americanos!” ¿Qué le sucedió? Él vació todos sus Kelim exteriores, y se lleno internamente de una gran ganancia, de celebración.

Todas las personas hostiles en la humanidad actuaron desde un impulso interior de crear una diferencia entre sus Kelim internos y los externos. La Alemania nazi, por ejemplo, no se hubiera podido contentar con la realización del alto potencial humano del pueblo alemán de crear una nación fructífera por sí misma. En absoluto. Se creó en ella un impulso de estar por encima de los demás, dominarlos, destruirlos. Sólo así se sentía realmente grande.

El egoísmo del individuo siente que matar al otro, quemarlo, explotarlo, dominarlo, es un placer para él. Éste es el resultado de la fuerza del rompimiento – el individuo se hace daño a sí mismo, a sus Kelim externos, pero no lo sabe. Cuando más tarde descubra que todo el mal que trató de hacer a los demás fue, en realidad, un mal que se provocó a sí mismo, se despertarán en él fuertes dolores y desilusiones. Pero precisamente estos dolores y desilusiones son los que le ayudarán a realizar la verdadera corrección.

No acostumbramos a hablar de estas cosas y tendemos a ocultarlas, pero es algo muy evidente a nivel político. Incluso hemos inventado un nombre honorable para el mundo de la mentira – Diplomacia. Cada lado anhela dominar al otro, pero al no tener alternativa, crean una alianza.

En la sociedad humana, hemos construido diversos sistemas que nos permiten vivir mínimos choques entre los Kelim internos y los externos de cada uno de nosotros, porque comprendemos que de no ser así, nos haremos daño. Servicio social, sistemas de asistencia y apoyo de los necesitados, y demás. Todos tememos que el día de mañana también nosotros estemos en ese estado, y por eso preferimos prevenir el golpe.

El odio entre Kelim internos y Kelim externos es un fenómeno humano, que no existe entre los animales. Un lobo que devora un ciervo, por ejemplo, no odia al ciervo ni este odia al lobo. El lobo ve al ciervo como alimento. Naturalmente, éste se le opone, pero no hay entre ellos odio. La naturaleza los maneja a los dos de manera perfecta. Si no hubiera entre nosotros ninguna conexión, no podríamos descubrir la razón de la maldad en nuestra vida. Gracias a ello descubrimos que la conexión entre nosotros es mala, y podemos convertirla en buena.

Observemos el estado de la humanidad en nuestros días – anteriormente, las relaciones entre los países eran bastante flojas, y cada país se conectaba únicamente con algunos países. Cuando estábamos lejos unos de otros, no había realmente una relación, y por eso el mal no era tan expuesto. Pero con el tiempo, el mundo se convirtió en global, así como una pequeña aldea, y de pronto todos están conectados a todos, influyendo a todos. No hay donde escapar, no tenemos otro planeta… y por eso se revela el odio entre nosotros. Precisamente este odio es el que nos obligará a corregir las relaciones entre nosotros.

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A pesar de que, en realidad, vemos todo frente a nosotros, de todas formas, toda persona inteligente sabe claramente, que todo lo que se nos proyecta está únicamente en el interior de nuestra mente.

Baal HaSulam, “Prefacio al Libro del Zóhar”

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Ahora, cuando la imagen de las relaciones entre nosotros y el prójimo es un poco más clara, continuemos. Como ya se ha mencionado, la fuerza que divide la imagen de nuestra realidad en dos partes, interna y externa, es la fuerza del rompimiento.

Después del rompimiento, la parte de nuestro deseo (nuestros Kelim exteriores, “Vestimenta” y “Palacio”), ya no es percibida como nuestra. Es similar a una persona que le han inyectado anestesia local a su pierna, y mientras se la amputan, se ríe, habla y se comporta como si su vida fuera normal, como si no le estuviera sucediendo nada, porque no siente nada.

En estas partes del deseo, “vestimentas y palacios”, en realidad sentimos todo lo que no es nosotros, es decir – el mundo exterior. Hay a nuestro alrededor personas y un gran mundo, procesos que suceden y en realidad, todos estos son parte de nuestro deseo.

Nosotros vivimos en una película de largometraje, en el que se nos proyectan nuestros deseos a nuestros ojos. ¿Qué determina cual será la imagen que se nos proyectará ahora en la película? Las Reshimot (listas – reminiscencias, registros)

– datos informativos en los que se define el plan personal de desarrollo de cada uno de nosotros.

Hagamos un poco de orden. La realidad está compuesta de tres componentes:

  • La Luz, la fuerza de amor y entrega (el Creador)
  • El deseo de recibir (el creado)
  • Las Reshimot (el plan de desarrollo del creado)

En principio el Creador crea al creado como deseo de recibir, deseo de gozar. Luego el Creador rompe el deseo en una parte interna (raíz, alma y cuerpo) y en una parte externa (vestimenta y palacio), y se crea la sensación egoísta de “Yo y el mundo”.

Dentro del deseo se oculta el plan de desarrollo del individuo, y éste está compuesto de Reshimot. Cada uno de estos Reshimó (singular de Reshimot) define cierto estado que el creado debe pasar hasta que llegue la corrección del rompimiento – entonces se equiparará al Creador en sus cualidades y cumplirá la Meta de la Creación.

Volvemos a la película. Lo que yo veo ahora es la realización del Reshimó que siento en mis cinco partes del deseo. Y fuera de esto no hay nada más.

En cada momento, se despiertan nuevas Reshimot dentro de mi deseo y me provocan nuevos entusiasmos. Esto significa que yo veo otro mundo de inmediato. Toda mi vida, toda la realidad, son Reshimot que pasan por mí y se cristalizan. La Luz obra en mí, en mi deseo – a través del cual comienzan las Reshimot a pasar en cadena como una película de cine.

 

Yo siento que ésta es mi vida, la cual yo vivo. Pero, ¿soy realmente “yo” quién “la” vive? Si miro unos años hacia atrás, ¿puedo creer que ése era yo? Me parece como si una película hubiera pasado por mí. Muchas personas sienten esto – como si la vida hubiera pasado a través de ellos como en un sueño, que no han sido ellos los que actuaban, no fueron ellos los que hicieron, no fueron ellos los que pasaron por eso… Hubo un rayo de luz, una película fue transmitida y yo hice en ella mi papel.

El Zóhar explica que no hay nada más fuera de Reshimot, Luz y deseo. Cada Reshimó que pasa por nosotros divide el deseo en dos: interno y externo, y nosotros nos sentimos a nosotros mismos en esta película y algo más que nos parece que está por fuera de nosotros – árboles, sol, luna, personas. Traemos hijos al mundo, estamos en el trabajo… siempre estamos “nosotros” y algo más. ¿Qué? La sensación de la realidad que está dividida en dos nos da, eventualmente, la oportunidad de conocer que fuera de nosotros existe otra fuerza – la Luz, el Creador – y ésta nos obliga a buscarlo.

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Todos los mundos superiores e inferiores están incluidos en el hombre.

Baal HaSulam, “Introducción a la Apertura de la Sabiduría de la Cabalá”, punto 1

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El Libro del Zóhar es oculto en el sentido de que las personas no saben cómo leer y entender lo escrito en él, dado a que la clave de la lectura pasa a través de la percepción de la realidad. El Zóhar nos exige comprender que la realidad que nosotros sentimos ocurre en nuestro interior, y no fuera de nosotros.

También al mundo superior, al cual nos dirige el Zóhar, lo sentiremos en nuestro interior. No tenemos que buscar la salida al mundo superior más allá del horizonte, sino en el cambio de nuestras cualidades interiores.

El Zóhar habla de la realidad que se encuentra “por encima” de lo que sentimos en este momento. “Encima” del tiempo, del movimiento y del sitio. Esta realidad exterior que se nos describe y nos parece como externa – no está. Todo se encuentra dentro de nuestro deseo. Todos los fenómenos, las sensaciones del pasado, el presente y el futuro se proyectan en nuestro interior. La historia es un proceso que nosotros nos describimos como algo que sucedió en tiempo pasado, pero la realidad es que no hay un tiempo, no hay un movimiento y no hay un sitio ficticio. Hay sólo un lugar en el que ocurre todo – el deseo.

Naturalmente, las distintas partes de nuestro deseo (interno y externo, yo y el prójimo) se chocan entre sí. El Libro del Zóhar nos ayuda a corregir la relación entre ellos, a unir entre ellos hasta que se conviertan en uno, y no sintamos diferencia entre ellos. Este es el cambio esperado en la percepción de la realidad. Así descubrimos aquí y ahora el mundo superior, que se denomina también “próximo mundo”.

No es que nosotros nos preparamos aquí y luego llegaremos a algún sitio diferente. Cuanto más amor revelamos respecto al prójimo en vez de odio, precisamente en la misma medida comenzamos a sentir el estado que se llama “mundo superior” o “próximo mundo”. Todos los mundos existen aquí, en la relación entre nosotros y entre lo que nos parece ahora como fuera de nosotros, alejado de nosotros.

Los deseos que me parecen como prójimo se dividen en varios círculos en relación a nuestro ego. En el círculo más próximo se encuentra la familia, los parientes y los amigos. En el próximo círculo se encuentran las personas que nos son útiles y nos hace bien que existan, como médicos. Luego están aquellos que sólo queremos usarlos, dañarlos, pero que queden en vida. Y en el círculo más alejado se encuentran las personas que odiamos realmente e incluso estamos dispuestos a matarlos. Pero todos son deseos nuestros… cuando los unamos a nosotros nuevamente, pasaremos a ser el alma general que el Creador creó, volveremos al mundo de Ein-Sof. Esta es la patente que se define con la expresión: “El mundo fue creado para mí”.

Es importante enfatizar que el proceso de corrección de la percepción de la realidad no es para realizar de manera artificial. Si mañana mi vecino me grita, no le voy a responder: “¿Qué gritas?, no eres más que mi deseo”… no es un simple deseo superficial de “hacia adentro en vez de hacia afuera” – se trata de una gran y profunda revolución. Para realizarla necesitamos del Libro del Zóhar que nos ayude a construir en nuestro interior la nueva percepción, y de una sociedad de personas que nos apoye en el proceso de la corrección.

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El secreto de los secretos, es entregado a los sabios de corazón.

Zóhar para todos, Parashat Lej Lejá, punto 96

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